Andrés
Rieznik y Pablo Rieznik
“
Es el mayor experimento de la historia de la ciencia,
su magnitud es abrumadora y su cometido impresiona: avanzar en la comprensión
de los secretos del origen del universo. Noticia de tapa en la prensa mundial,
la semana pasada se puso en marcha un gigantesco laboratorio, cuyo corazón es
una circunferencia de
Sorpresas te da la vida
La paradoja es sólo aparente porque desde
hace casi ochenta años y gracias fundamentalmente al descubrimiento del
astrónomo Edwin Hubble, sabemos que el universo se
encuentra en expansión, con sus diversas partes constitutivas, galaxias,
estrellas y planetas, alejándose mutuamente entre sí como los puntos en la
superficie de un globo que se infla. Por lo tanto, si retrocediéramos en el
tiempo
toda la materia del universo concentraba en una región ínfima del espacio, a
temperaturas inimaginablemente altas. “El mundo empezó como una sopa caliente,
extremadamente caliente” como cuenta un investigador al explicar el significado
del experimento en marcha (Crítica de
Estamos, por lo
tanto, frente a una gran hazaña científica: el LHC, que es el nombre en inglés
del laboratorio de marras, permite recrear el universo cuando tenía una
millonésima de una millonésima de segundo. Es decir, las condiciones de la gran
explosión inicial de donde
viene el nombre, originalmente burlón de Big Bang, o Gran Pum en castellano.
Aunque parezca sorprendente los físicos han descubierto no hace mucho lo que se
llama el “ruido de fondo” de aquel estallido bajo la forma de ondas que fueron
detectadas por medio de antenas como las que se usan para telecomunicaciones de
microondas. El debate sobre la naturaleza del instante inicial de nuestro
mundo, la ciencia lo aborda con sus propios métodos, buscando una explicación
material a un acontecimiento que aparece tan alejado del sentido común. Pero el
sentido común en estos casos no basta por aquello de que si “la apariencia de
las cosas coincidiese con su esencia, toda ciencia estaría demás” (Marx). La física del siglo XX encontró un fundamento a las
sorpresas que nos brinda el universo: a la escala del mundo de las partículas
atómicas o a la escala de las velocidades más extremas, las leyes del
movimiento no responden a las que corresponden a la experiencia del hombre en
su entorno, igualmente alejado de lo inmensamente grande como de lo
inmensamente pequeño. Si el ahora famoso “bolsón de Higgs”
no es detectado la teoría física del universo debería ser reformulada. Así
avanza la ciencia: el principio de que la fecundidad de la teoría encuentra su terrenalidad en la práctica, de que fuera de ello el
problema la verdad es pura especulación metafísica (literalmente, que está más
allá de la física); este viejo principio materialista encarna ahora en este megaexperimento, que involucra la participación de miles de
investigadores del mundo entero.
Ciencia
y algo más
Las consecuencias de los descubrimientos
que surjan del funcionamiento del LHC depende
naturalmente del proceso social que determina la aplicación de la ciencia y que
bajo el dominio del capital, puede tener, por supuesto, alcances tremendamente
destructivos. El quehacer científico no puede escapar a los límites de sus circunstancia. Los que participan de la investigación
del fascinante mundo subatómico, como los académicos de la más diversas especies, no
viven en el limbo y sus grupos y corporaciones están recorridos por numerosos
intereses asociados a los más diversos menesteres del capital: n insumos carísimos vinculados a diversas “patrias contratistas”
licencias, negocios varios, patentes, etc. ¡Si hasta el material genético está
siendo patentado como “propiedad privada”! La investigación de punta, además,
nunca es ciencia “pura”, porque es normalmente “affaire” de los servicios, se
encuentra bajo el dominio del área de “defensa” y está normalmente pensada en
términos militares o de competencia capitalista. El norteamericano León Lederman, anteriormente mencionado, acaba de señalar que
“los Estados Unidos se habían mantenido en el liderazgo indiscutido del mundo
científico desde la primera guerra mundial hasta el día de ayer....con en el
experimento del LHC hemos sido sobrepasados” (“Corriere della
Sera”, 10-9). Una repercusión del mismo tipo se produjo hace medio
siglo, cuando la entonces Unión Soviética consiguió mandar el primer satélite
artificial al espacio, el “Sputnik”, demostrando que estaba un paso más adelante que
los yanquis.
Finalmente importa
señalar que aunque no se espera ninguna aplicación inmediata de la confirmación
o no de la existencia del mentado “bolsón de Higgs”,
cuando se construye un proyecto de ingeniería de la escala del que estamos
tratando, muchas aplicaciones prácticas son desarrolladas conjuntamente, de
modo por así decirlo, lateral. Un ejemplo es la red de informática construida
en torno al LHC, llamada Grid. Es que la máquina
arrojará enormes cantidades de información que serían imposibles de ser
analizadas en las redes informáticas comunes. Y
setiembre 2008