EL DESORDEN CREADOR
ILYA PRIGOGINE
Las opiniones sobre la noción de tiempo son, frecuentemente, variadas y contradictorias. Un físico dirá que
ha sido introducida por
Newton y que el problema que esa noción
plantea ha sido globalmente
resuelto. Los filósofos
piensan de manera muy diferente: relacionan el tiempo con otras nociones,
como el devenir y la irreversibilidad. Para ellos,
el tiempo sigue siendo una interrogación
fundamental. Me parece que esta divergencia
de puntos de vista es la cesura
más neta dentro de la tradición intelectual occidental. Por un lado, el
pensamiento occidental ha dado nacimiento a la ciencia y, por consiguiente, al
determinismo; por otro lado, este mismo pensamiento ha aportado el humanismo,
que nos remite, más bien, hacia las ideas de responsabilidad y creatividad.
Filósofos como
Bergson o Heidegger han planteado que el tiempo no incumbe a la física, sino a
la metafísica. Para ellos, el tiempo pertenece claramente a un registro
diferente, sobre el que la ciencia no tiene nada que decir. Pero estos
pensadores disponían de menos herramientas teóricas de las que tenemos hoy.
Personalmente,
considero que el tiempo brota de lo complejo. Un ladrillo del paleolítico y un
ladrillo del siglo XIX son idénticos, pero las edificaciones de las que
formaban parte no tienen nada en común: para ver aparecer el tiempo hay que
tomar en consideración el todo.
El
no-equilibrio, fuente de estructura
Los trabajos que
he realizado hace una treintena de años han demstrado que el no-equilibrio es
generador de tiempo, de irreversibilidad y construcción. Hasta entonces,
durante el siglo XIX y gran parte del XX, los científicos se habían interesado,
sobre todo, en los estados de equilibrio. Después han comenzado ha estudiar los
estados cercanos al equilibrio. Así, han evídenciado el hecho de
que, desde el momento en que se produce un pequeño alejamiento del equilibrio
termodinámico, se observa la coexistencia de fenómenos de orden y fenómenos de
desorden. No se puede, por tanto, identificar irreversibilidad y desorden.
El alejamiento del
equilibrio nos reserva sorpresas. Nos damos cuenta de que no se puede prolongar
lo que hemos aprendido en estado de equilibrio. Descubrimos nuevas situaciones,
a veces más organizadas que cuando hay equilibrio: se trata de lo que yo llamo
puntos de bifurcación (1), soluciones a ecuaciones no lineales. Una ecuación no
lineal admite frecuentemente varias soluciones: el equilibrio o la proximidad
al equilibrio constituye una solución de esa ecuación, pero no es la única
solución.
Así, el
no-equilibrio es creador de estructuras, llamadas dísipatívas porque sólo
existen lejos del equilibrio y reclaman para sobrevivir una cierta disipación
de energía y, por tanto, el mantenimiento de una interacción con el mundo
exterior. Al igual que una ciudad que solamente existe en cuanto que funciona y
mantiene intercambios con el exterior,la estructura disipativa desaparece
cuando deja de ser "alimentada".
Ha sido muy sorprendente descubrir que, lejos del equilibrio, la materia tiene propiedades nuevas. También
asombra la variedad de los comportamientos posibles. Las reacciones químicas
oscilantes son una buena muestra de ello. Por ejemplo, el no-equilibrio
conduce, entre otras cosas, a fenómenos ondulatorios, en los que lo maravilloso
es que están gobernados por leyes extremadamente coherentes. Estas
reacciones no son patrimonio exclusivo de la Química: la hidrodinámica o la
óptica tienen sus propias particularidades.
En el
equilibrio, la materia es ciega; lejos del equilibrio la materia ve
Finalmente, las
situaciones cercanas al equilibrio están caracterizadas por un mínimo de alguna
cosa (energía, entropía, etc.), al que una reacción de pequeña amplitud
las hace retornar si se alejan un poco de él. Lejos del equilibrio, no
hay valores extremos. Las fluctuaciones ya no son amortiguadas. En
consecuencia, las reaccíones observadas lejos del equilibrio se distinguen con
más nitidez, y por tanto, son mucho más interesantes. En el equilibrio, la
materia es ciega, mientras que lejos del equilibrio la materia capta
correlaciones: la materia ve. Todo esto conduce a la paradójica conclusión de
que el no-equilibrio es fuente de estructura.
El no-equilibrio
es un interface entre ciencia pura y ciencia aplicada, aunque las
aplicaciones de estas observaciones a la tecnología estén solamente en sus
inicios. Actualmente, empieza a comprenderse que la vida es, probablemente, el
resultado de una evolución que se dirige hacia sistemas cada vez más complejos.
Es cierto que no se conoce exactamente el mecanismo que ha producido la
primeras moléculas capaces de reproducirse. La naturaleza utiliza el
no-equilibrio para sus estructuras más complejas. La vida tiene una tecnología
admirable, que muy frecuentemente no llegamos a comprender.
Pensar en términos de probabilidades, no de trayectorias
El no-equilibrio
no puede ser formalizado a través de ecuaciones deterministas. En efecto, las
bifurcaciones son numerosas y, cuando se repiten las experiencias, el camino
seguido no es siempre el mismo. Por tanto, el fenómeno es determinista entre
las bifurcaciones, pero es totalmente aleatorio en las bifurcaciones.
Entra en &directa contradicción con las leyes de Newton o de Einstein, que
niegan el indeterminismo. Evidentemente, esta contradicción me ha preocupado
mucho. ¿Cómo superarla? La actual teoría dinámica nos ofrece herramientas
particularmente interesantes al respecto. Contrariamente a lo que pensaba
Newton, ahora se sabe que los sistemas dinámicos no son todos idénticos. Se distinguen
dos tipos de sistemas, los sistemas estables y los sistemas inestables. Entre
los sistemas inestables, hay un tipo particularmente interesante, asociado con
el caos determinista. En el caos determinista, las leyes microscópicas son
deterministas pero las trayectorias toman un aspecto aleatorio, que procede de
la "sensibilidad a las condiciones iniciales": la más pequeña
variación de las condiciones iniciales implica divergencias exponenciales. En
un segundo tipo de sistemas, la inestabilidad llega a destruir las
trayectorias (sistemas no integrables de Poincaré). Una partícula ya no tiene
una trayectoria única, sino que son posibles diferentes trayectorias, cada una
de ellas sujeta a una probabilidad.
Agruparemos estos
sistemas bajo el nombre de caos. ¿Cómo
tratar este mundo inestable? En vez de pensar
en términos de trayectorias,
conviene pensar en términos de probabilidades. Entonces, se hace posible realizar predicciones para grupos de sistemas. La teoría
de caos es algo semejante a la mecánica cuántica. Es necesario estudiar en el ámbito
estadístico las funciones propias del operador de evolución (hacer su análisis
espectral correspondiente). En otros términos, la teoría del caos debe formularse
a nivel estadístico, pero esto significa que la ley de la naturaleza toma un
nuevo significado. En lugar de hablar de certidumbre, nos habla de posibilidad, de probabilidad.
La flecha del
tiempo es, simultáneamente, el elemento común del universo y el factor de
distinción entre lo estable y lo inestable, entre lo organizado y el caos. Para
ir más lejos en esta reflexión, es necesario extender los métodos de análisis
de la física cuántica, especialmente saliendo del espacio euclediano (el
espacio de Hilbert, en sentido funcional) en cuyo seno está definida. Afortunadamente,
matemáticos franceses, ante todo Laurent Schwartz, han descrito una nueva
matemática, que permite aprehender los fenómenos de caos y describirles en el
ámbito estadístico.
Pero el caos no
explica todo. La historia y la economía son inestables: presentan la apariencia
del caos, pero no obedecen a leyes deterministas subyacentes. El simple proceso
de la toma de decisión, esencial en la vida de una empresa, recurre a tantos
factores desconocidos que sería ilusorio pensar que el curso de la
historia puede modelizarse por medio de una teoría determinista.
El segundo tipo de
sistemas inestables evocados más arriba es conocido bajo la denominación de
sistemas de Poincaré. Los fenómenos de resonancia juegan en ellos un papel
fundamental, pues el acoplamiento de dos fenómenos dinámicos da lugar a nuevos
fenómenos dinámicos. Estos fenómenos pueden ser incorporados en la descripción
estadística y pueden conducir a diferencias con las leyes de la mecánica
clásica newtoniana o la mecánica cuántica. Estas diferencias se
ponen de manifiesto en los sistemas en los que se producen colisiones persistentes, como los sistemas termodinámicos. La nueva teoría demuestra
que se puede tender un puente entre
dinámica y termodinámica, entre lo reversible y lo irreversible.
La
inestabilidad no debe conducirnos al inmovilismo
Nos encontramos
en un período "bisagra" de la ciencia. Hasta
el presente, el pensamiento ponía el acento sobre la estabilidad y el equilibrio.
Ya no es así. El propio Newton sospechó la inestabilidad del mundo, pero
descartó la idea porque la encontró insoportable. Hoy, somos capaces de apartarnos de los prejuicios del pasado. Debemos integrar la idea de inestabilidad en nuestra representación del universo. La inestabilidad no debe conducir al inmovilismo. Al contrario, debemos estudiar las razones de esta inestabilidad, con el propósito de describir el mundo en su complejidad
y comenzar a reflexionar
sobre la manera de actuar
en este mundo. Karl Popper decía que existe la física de los relojes y la física de las nubes. Después de haber estudiado la física de los relojes, ahora debemos estudiar la física de las nubes.
La física clásica
estaba fundada sobre un dualismo: por un lado, el universo
tratado como un autómata; por otro lado, el ser humano. Podemos
reconciliar la descripción del universo con la creatividad humana. El tiempo ya
no separa al ser humano del universo.
NOTAS
(1) Los puntos de
bifurcación son puntos singulares que corresponden a cambios de fase en el
no-equilibrio.
* Ilya Prigogine,
Premio Nobel de Química en
1977.