Jean Piaget, psicopedagogía y la dialéctica del pensamiento

 

Armando Rodríguez



 

Para la ciencia ha sido un verdadero desafío indagar en el estudio de los procesos que ocurren en la mente de los seres humanos. Miles de años de desarrollo evolutivo han convertido al cerebro en un órgano extremadamente complejo.  ¿Cómo es que nuestra mente opera para recibir, ordenar y asimilar el mundo exterior? Esta pregunta ha sido respondida desde distintos enfoques psicológicos que van desde la intrépida teoría Freudiana hasta la mecánica teoría conductista. Pero fue el suizo jean Piaget quien desarrolló una de las teorías más completas que intentan dar explicación a estos procesos. Su teoría sobre el aprendizaje de los niños es estudiada y considerada, junto con la perspectiva socio-cultural de Vigotsky, pilar fundamental en el estudio de la pedagogía de nuestros días.

 

Piaget fue un hombre de ciencia, al momento de su muerte en 1980 había escrito más de 40 libros y más de 100 artículos; su pasión por el estudio del psicoanálisis, la filosofía, la psicología y finalmente la pedagogía, a la cual dedicó gran parte de su vida, lo llevó a estudiar el desarrollo psicológico de sus propios hijos.

 

Materialismo moderno y psicología

 

Durante la segunda mitad del siglo XIX Marx y Engels desarrollaron la concepción dialéctica de la historia, la naturaleza y la conciencia humana. Establecieron que los procesos en el universo no siguen una línea recta sino que se desarrollan y evolucionan a partir de las contradicciones inherentes a esos procesos a partir de saltos cualitativos.

 

Marx y Engels establecieron las leyes generales que rigen la historia y la naturaleza. Esto significó un colosal avance para el pensamiento humano pero no evidentemente no describieron cada uno de los procesos en el universo. En la época en que este par de grandes pensadores desarrollaron sus ideas –mediados del siglo XIX–, la ciencia ya había tenido avances importantes, pero fue el descubrimiento de la célula, la ley de la conservación de la energía y la teoría de la evolución de Darwin –influidos por la filosofía Feuerbachiana– lo que proporcionó las bases para el desarrollo del materialismo moderno: el materialismo dialéctico.

 

Pero la confirmación de la filosofía marxista vendría dada con la entrada del siglo XX y los increíbles pasos adelante de la industria. Cada nuevo éxito de la ciencia, cada nuevo descubrimiento evidenciaba el comportamiento dialectico de los procesos naturales. El desarrollo de la ciencia trascendería al estudio detallado de la psique. La psicología como ciencia también sufriría un fuerte impulso con la difusión de diversas escuelas las cuales intentaban dar una mejor explicación de los procesos desarrollados a nivel de la mente humana.

 

Fue así que en la mitad de siglo XIX Jean Piaget desarrolló su teoría cognitiva del aprendizaje. Piaget nació en suiza en 1890 y consagró toda su vida a la ciencia. Biólogo de carrera, desde niño se interesó en la mecánica, los pájaros, los fósiles y las conchas de mar. Siendo apenas un niño, con 10 años de edad, realizó su primer estudio científico acerca de un tipo de gorrión albino. Ya en su adolescencia colaboró con el director del museo de historia natural de su ciudad, lo que le llevo a ser propuesto como especialista en moluscos en otro museo, idea que tuvo que rechazar debido a que aún se encontraba aún cursando la escuela.

 

El desarrollo Cognitivo del Pensamiento

 

La materia existe fuera e independientemente de nosotros, podemos asimilarlo y ser parte de su transformación. Esta es básicamente la premisa con la que Piaget comienza a desarrollar su estudio. Para él, el conocimiento del mundo exterior es un proceso esencialmente social. La pregunta es ¿Cómo es que asimilamos esa realidad objetiva desde los primeros días de nuestra vida? Su formación como biólogo y su estudio sobre las teorías de Darwin, lo llevó a concluir que las especies heredan dos funciones invariantes, que son la asimilación y la adaptación. Según Piaget, la búsqueda en las personas por asimilar el mundo y adaptarse a nuevas circunstancias lleva a un estado de equilibro. Este estado sin embargo es temporal ya que el proceso contradictorio entre la asimilación y la adaptación al medio natural ocurre permanentemente llevando a estados superiores de equilibrio.

 

Para Piaget los seres humanos nacemos con la tendencia a organizar nuestros procesos de pensamiento con base en lo que él llama esquemas, un término clave en la teoría piagetana. Los esquemas son estructuras psicológicas que nos permiten comprender y relacionarnos con el mundo.

 

Nuestros primeros esquemas son básicos pero se van haciendo más complejos conforme la información que adquirimos del mundo exterior se va ampliando. Por ejemplo, en los primeros días de vida un bebé desarrolla un esquema muy sencillo para tomar un objeto y otro esquema distinto para observarlo, sin embargo es incapaz de realizar ambas acciones a la vez. Solo en un momento dado, debido a la tendencia natural explicada por Piaget a adaptarnos al medio, estos esquemas separados se reorganizan en uno solo más complejo que hace que el bebe pueda observar y tomar un objeto como un proceso único. Luego a estos dos esquemas unidos en unos solo –observar y tomar un objeto– podría unírsele otro que consistiría en beber un líquido por medio de un popote, etc.

 

Para adaptarse al medio cada vez más complejo las personas utilizan los esquemas que ya poseen en la medida en que éstos le funcionan, pero puede modificarlos y aumentarlos. Cuando nos enfrentamos a una nueva situación podemos ser capaces de desarrollar esquemas más complejos. Este proceso dialéctico de asimilación y adaptación al medio es, en cierta medida, una constante a lo largo de nuestra vida.

 

Estos procesos son más evidentes en situaciones donde nuestros esquemas chocan con alguna circunstancia nueva e inesperada: bien podemos caer en un estado de parálisis o bien adaptar nuestros esquemas a la nueva situación y salir avante. El que los individuos no respondan de la misma manera ante situaciones similares se explica por el hecho de que el aprendizaje no implica una relación abstracta entre los objetos externos y nuestra mente, sino implica ante todo, un proceso social más rico y complejo. 

 

Somos entonces, según Piaget, capaces de conocer la realidad desarrollando ciertas estructuras psicológicas –llamadas  esquemas–, pero el medio ambiente nos enfrenta a modificarlos y desarrollarlos permanentemente, de esta manera existe una relación contradictoria entre la realidad y nuestro pensamiento, siendo las relaciones sociales el puente entre ambos.

 

Las cuatro etapas del desarrollo cognoscitivo de Piaget

 



Piaget desarrolló una teoría extraordinariamente completa que explica el desarrollo cognoscitivo de los niños basada en cuatro etapas: sensoriomotora, preoperacional, de las operaciones concretas (u operacional concreta) y de las operaciones formales (u operación formal). Piaget sostenía que todos atravesábamos estas etapas en ese orden y estableció un rango de edad para cada etapa aunque el tiempo de una persona a otra puede variar.

 

El desarrollo por etapas de Piaget es un tema que aún se debate. Por un lado algunos psicólogos consideran la teoría cognoscitiva de Piaget algo rígida en ciertos aspectos, pero psicólogos piagetanos han intentado demostrar la veracidad de esta teoría incluso a partir de estudios neurológicos avanzados.

Piaget explica que a temprana edad, desde el nacimiento hasta los dos años aproximadamente, el pensamiento del niño se asocia con funciones básicas como escuchar, ver, mover, tocar, etc. Esta es la primera etapa conocida como sensoriomotora.

 

En esta etapa el niño es capaz de desarrollar el sentido de la perdurabilidad de los objetos. Comprende que el juguete que se le ha apartado de su vista existe más allá de que él no lo pueda ver. Pero la conquista principal en este lapso consiste en el hecho de que el niño desarrolla esquemas de acción a partir de un ejercicio de ensayo y error. En un principio solo puede mover, tocar o sujetar, pero en cierto momento el niño es capaz de dirigir conscientemente su mano con el objetivo de alcanzar un juguete. Aunque el niño en esta fase es incluso capaz de revertir sus acciones  –colocar el juguete en el lugar donde inicialmente se encontraba–, imaginar la reversión de las acciones lleva mucho tiempo más.

 

En la segunda etapa de desarrollo, aproximadamente de los dos a los siete años, los niños son capaces de interiorizar su pensamiento, es decir, realizar acciones en forma mental más que física. Durante esta etapa, conocida como preoperacional, el niño es capaz de llevarse un vaso a la boca o un peine al cabello; este hecho demuestra que ha comprendido las funciones de un objeto determinado.

 

Piaget explica que en esta fase el niño comienza a pensar antes de actuar, esto se debe a que empieza a desarrollar esquemas basados en símbolos; con la imagen de un triciclo o con la palabra “triciclo”, el niño es capaz de imaginar un triciclo real.

 

Esta habilidad de operar con esquemas simbólicos adquiere sus consecuencias más importantes en el lenguaje. De hecho en esta fase los niños aumentan su vocabulario de 200 a unas 2000 palabras, y con ello su capacidad para estructurar mejor sus expresiones. La socialización de los niños juega un papel central en los cambios operados en el aprendizaje de los niños preoperacionales; es justo en esta etapa cuando los niños comienzan a asistir a la escuela y a relacionarse con otros niños. Sin esta socialización tal desarrollo en el aprendizaje sería imposible. Pero aunque la etapa preoperacional representa un salto importante, los niños en esta fase aún son incapaces de pensar de manera abstracta.

 

La tercera etapa descrita por Piaget es la de las operaciones concretas, que abarca desde los siete a los once años. Aquí se desarrolla un pensamiento más activo en los niños. La conquista principal en esta fase consiste en que los niños comprenden la ley de la conservación de la materia. Son capaces de entender que los elementos pueden ser cambiados o transformados y aún así conservan muchos de sus rasgos originales; los niños también comprenden que estos cambios pueden ser revertidos. De esta manera un niño comprende que dos recipientes con formas distintas –uno delgado y lago y otro ancho y corto– pueden contener la misma cantidad de agua, o que el sol y la luna no son realmente del tamaño de una moneda. En la fase de las operaciones concretas  los niños manejan las operaciones como la de identidad, clasificación, seriación,  reversibilidad y compensación, sin embargo aun aquí no son capaces de razonar sobre problemas hipotéticos y abstractos que impliquen la coordinación de muchos hechos a la vez.

 

En la última etapa, llamada de las operaciones formales, que va desde los 11 años en adelante, las personas son capaces de pensar hipotéticamente y plantear distintos escenarios; su capacidad de abstracción se desarrolla de manera considerable. En esta etapa el pensamiento opera no en lo que es sino en lo que puede ser. Dentro de esta etapa muchos psicopedagogos debaten sobre la posibilidad de que todas las personas, sin excepción, accedan a este nivel.

 

En las tres primeras etapas de desarrollo, el aprendizaje está estrechamente unido al mundo físico, a lo concreto. La fase de las operaciones formales depende más bien de la práctica y la experiencia. Incluso Piaget sostenía que la mayoría de los adultos se basaban en el pensamiento de las acciones concretas y que solo en algunos casos, ahí donde los intereses y la experiencia se los permitía, trascendían al nivel del pensamiento de las operaciones formales.

 

Aunque está en debate quienes y a partir de qué condiciones alcanzan la cuarta etapa explicada por Piaget o tal cual aspecto de su teoría –situación normal en todo caso debido a lo enormemente complejo del tema y lo desarrollado de su teoría–, lo que es cierto es que sus ideas revolucionaron el estudio de la mente humana, particularmente en sus primeras etapas.  La teoría de Piaget y la de Vigotsky son prácticamente dos caras de la misma moneda aunque este último tomó el materialismo histórico como base de toda su teoría.

 

Más de medio siglo después Jean Piaget es considerado uno de los más grandes científicos del siglo XX. La teoría cognitiva del conocimiento es tan importante para la psicología como la teoría de la relatividad para la física moderna.

 

Pese a la profundización en el estudio de la psicología, las ideas fundamentales de Piaget se mantienen vigentes. Algunos investigadores en este terreno han llegado a la conclusión de que finalmente parece ser que los niños eran más inteligentes de lo que Piaget propuso. Si esto fuera así –tesis que aún se mantienen en debate–, lo que está claro a final de cuentas es que la idea central de Piaget radica en el hecho de establecer que  los hombres no tienen límites intelectuales, y que aunque sus conocimientos se desarrollan a partir de procesos internos, esto sería imposible sin el medio externo.

 

Una sociedad sin clases sociales, basada en la igualdad y la fraternidad, establecerá las condiciones para que cada individuo desarrolle y explote su capacidad intelectual a niveles insospechados. Los Einstein y los Mozart bajo una sociedad socialista no serían la excepción, sino la regla.

 

Septiembre 2010

 

Fuente: elmilitante.org