David Rodrigo García Colín Carrillo
Dialéctica en el Caos, Fractales y
Razón Dorada
Tres de las
más grandes revoluciones científicas del siglo XX –la Teoría de la relatividad,
la física cuántica y la teoría del Caos- han fortalecido, cada una a su manera,
la concepción filosófica de la naturaleza sostenida por Engels
en su obra Dialéctica de la naturaleza. Se trata de la concepción del
mundo con la cual Marx realizó el estudio más serio acerca de la dinámica del
capitalismo. El materialismo dialéctico no es sólo un método de análisis para
estudiar al capitalismo, sino, como señalaba Engels,
una concepción general del mundo: la naturaleza, el pensamiento y la sociedad
que encuentra sus raíces en el maravilloso pensamiento del antiguo filósofo
griego Heráclito y en el método dialéctico de Hegel.
En Razón y revolución Ted Grant y Alan Woods han puesto al día la obra de Engels, en mi texto “El materialismo dialéctico y la
ciencia”, siguiendo la estela dejada por Ted Grant y
Alan Woods, he tratado de mostrar cómo estas revoluciones científicas muestran
un universo en constante cambio y movimiento, a través de contradicciones y con
un desarrollo de complejidad creciente. En este texto pretendo concentrarme en
la teoría del Caos, los fractales y el llamado “número dorado”; temas todos
vinculados y que, además de interesantes y apasionantes, muestran la estructura
contradictoria de la naturaleza y -especialmente el número áureo- parecen
señalar la auto-organización de la naturaleza y la estructura subyacente
espiral oculta en muchas estructuras (incluidas las fractales). Para ilustrar
el texto me he auxiliado - además de literatura de divulgación científica- de
imágenes, ilustraciones y videos obtenidos del internet a las cuales les debo
el lado gráfico de este trabajo. Espero que el tema resulte tan interesante
para el lector como lo es para mí.
Teoría del
Caos
La Teoría del Caos -desarrollada en
los años sesenta en los trabajos de los científicos soviéticos A. Kolmogorov, V. Arnold; S. Smale y E. Lorenz en EUA; D. Ruelle y R, Thom en
Francia-señala que la dinámica de los fenómenos complejos –fenómenos que
involucran más de tres variables- no se pueden describir y entender con la
matemática euclidiana (es decir, con reglas, escuadras y compases), ni con la
mecánica de Newton. Fenómenos como el movimiento pendular, el flujo turbulento,
la dinámica del mundo subatómico, los ruidos de fondo, el goteo azaroso en la
bañera, etc. son fenómenos que combinan el caos y el orden; son impredecibles
pero, al mismo tiempo están determinados. El “azar” y el orden están
dialécticamente vinculados.
Esta maravillosa teoría nos enseña
que el movimiento lineal y predecible se transforma más allá de cierto punto en
un movimiento caótico e impredecible y que, si bien, es imposible determinar el
comportamiento de cada partícula que conforma el movimiento caótico, es
perfectamente posible predecir la estructura subyacente del Caos como un
sistema. Pero esto no es todo: el Caos hace posible el surgimiento de nuevos
órdenes lineales que expresan una nueva etapa del desarrollo. Se trata del
replanteamiento inconsciente en términos de la ciencia moderna de una
concepción dialéctica del mundo.
Tenemos en esta teoría todas las
llamadas “leyes de la dialéctica”: Unidad y lucha de contrarios, paso de lo
cuantitativo a cualitativo y viceversa, y negación de la negación.
Ejemplifiquemos concretamente esta idea con el asombroso patrón de desarrollo
–“Diagrama de bifurcación”-descubierto por R. May en
la década de los setentas en la dinámica de población de algunos animales,
insectos y bacterias. R. May encontró que cuando
algunos crustáceos tenían una tasa de reproducción menor a 0.6 la población
desaparece al cabo de pocos años; en este caso la tasa es menor a la capacidad
de la especie para compensar los especímenes que mueren. Cuando la tasa de
población es superior a 0.6 y hasta una tasa de 2.7, la población aumenta
progresivamente quedando estabilizada en una cantidad determinada. Estamos ante
el comportamiento de un patrón perfectamente predecible y lineal. Pero con una
tasa de crecimiento mayor a 3 el patrón lineal se bifurca en dos cifras que se
alternan cada año; para una tasa mayor a 3.45 la tasa población se bifurca en 4
cifras que se alternan; en 3.569 la tasa vuelve a bifurcarse en ocho cifras, en
3.56 tenemos 16 cifras y así sucesivamente con cada pequeño digito que
alteremos. En este punto nos encontramos al borde del Caos, la dinámica es tan
inestable que cualquier pequeño cambio provocará un salto de estado. Lorenz se refirió al pequeño cambio que provoca el caos
como “El efecto mariposa”. En dialéctica se le llama transición de cantidad a
calidad. Así en 3.56999 entramos en una fase caótica de la dinámica
poblacional: ya es imposible determinar un número exacto para la población la
cual varía caóticamente dentro de cifras en un rango que la vez está
determinado. Abajo la gráfica que representa esta fascinante dinámica.
En esta gráfica podemos observar que
dentro del periodo caótico del desarrollo podemos encontrar pequeñas franjas
blancas que son “ventanas de orden dentro del Caos”, es decir, tasas en donde
la dinámica de población vuelve a ser lineal y ordenada describiendo en pequeña
escala el patrón ya descrito: se estabiliza, se bifurca y que se vuelve a
bifurcar hasta dar lugar a un nuevo caos. El orden genera caos, el caos tiene
un orden y genera nuevos órdenes. Este, por supuesto, no es el único patrón que
describe el paso del orden al caos. Las formas obedecen al tipo de dinámica
estudiada, así se conocen transiciones “casi periódicas”, “cascadas subarmónicas”, “intermitencias”, etc.
Estos patrones no son exclusivos de
la dinámica poblacional. Se han encontrado patrones equivalentes en los ritmos
cardiacos cuando se vuelven inestables en las arritmias y caóticos en los
ataques cardiacos; los estados mentales, el patrón del encefalograma parece ser
más caótico y fractal mientras la persona está más alerta. ¡La consciencia
humana sería imposible sin el caos y la contradicción! Es posible que esta
dinámica se manifieste también en los ciclos económicos que pasan de estables a
inestables durante las crisis capitalistas. Ya Marx había señalado que la
dinámica del capitalismo no es lineal, es contradictoria y está llena de
inestabilidades y caos intrínseco.
La
dialéctica de los fractales
Hemos señalado que el Caos tiene un
orden que depende del sistema caótico de que se trate. Hemos observado, en el
caso de la dinámica poblacional, que en el caos se encuentran ventanas de orden
que repiten la estructura inicial en pequeña escala. Esas pequeñas ventanas de
orden dentro del caos pueden ampliarse cuantas veces se quiera encontrando los
mismo patrones una y otra vez. El caos tiene una estructura fractal: una
estructura geométrica no lineal autosimilar; repite
la misma estructura a cualquier escala que la miremos. El orden del caos se
puede representar por fractales, estructuras contradictorias, son un verdadero
asalto a la lógica formal, verdaderos “monstruos matemáticos”. Para explicar
hasta que punto estas estructuras son dialécticas veamos algunos de los fractales
más famosos y conocidos.
En 1828 el botánico ingles Robert
Brown describió en curioso movimiento en zigzag que se conoce en la actualidad
como “movimiento browniano”. Una partícula de polen suspendida en agua o en
polvo suspendido en el aire (suspensión coloidal) describe este asombroso
movimiento irregular. Si trazamos los puntos por los que pasa una mota de polvo
por el espacio en un momento determinado (1 minuto por ejemplo) y unimos los
puntos de manera imaginaria, obtendremos una estructura en zigzag como la de la
imagen de abajo. Si nos preguntamos qué paso entre el punto 1 y 2 representado
en nuestro dibujo por una recta, trazando el movimiento con puntos en un
inérvalo de tiempo más corto (por ejemplo 1 segundo) obtendremos, en ese nuevo
intervalo, otra estructura en zigzag similar a la antes mencionada. El fenómeno
se repite hasta el infinito para tiempos más cortos. Se trata de un fractal
porque la estructura se repite en diversos intervalos de tiempo. El movimiento
browniano nos obliga a aceptar que la mota de polvo está en un tiempo finito en
infinitos puntos. ¡Un movimiento infinito en un tiempo finito! Este tipo de
contradicciones ya habían sido expresadas en las paradojas de Zenón, solo que
Zenón las exponía para demostrar que el movimiento es contradictorio y, por
tanto, no debía existir como señalaba su maestro Parménides
(precursor de la lógica formal). La única manera de resolver las
contradicciones de Zenón es aceptando la contradicción misma.
Otro de los
fractales más antiguos y “sencillos” es el ideado y, al mismo tiempo,
descubierto por Cantor en 1883. Se trata de un monstruo matemático que ni el
mismo Cantor creía que pudiera existir: se trata de una estructura autosimilar (fractal) que tiene infinitos puntos pero cuya
longitud tiende a cero. Es difícil concebir algo así. En la escuela nos
enseñaron que la recta se define como la suma de los puntos, la lógica formal
nos señala que mientras una línea contenga más puntos su longitud será mayor.
Se dice que el polvo de Cantor es más que una colección de puntos pero menos
que una línea. Por un lado Cantor compuso este fractal, pero al mismo tiempo,
estaba descubriendo, sin saberlo, la estructura fractal de fenómenos como los
finísimos anillos de Saturno, las fluctuaciones del precio del algodón, hasta
las variaciones del nivel del río Nilo durante los últimos dos mil años1.
Posteriormente
el matemático sueco H. Koch construyó en 1904 una curva infinitamente irregular
conocida como “curva de Koch”. La estructura es asombrosa porque es finita (por
ejemplo cabe en una hoja de papel) pero es infinita al mismo tiempo. Si intentamos
medir el perímetro de esta curva encontraremos una cifra aproximada; pero si
observamos con lupa observaremos irregularidades o protuberancias que no
habíamos medido, utilizando un instrumento de medición más fino obtendremos una
nueva aproximación y así, hasta el infinito. La dimensión de esta curva es
fraccional (dimensión Hausdorff), lo que quiere decir
que se aproxima a un número sin llegar nunca a él. La curva de Koch está lejos
de ser una simple curiosidad para entretenerse de la misma forma en que los
niños ocupan el tiempo hurgando su nariz. El perímetro de nubes, continentes,
grietas, fallas, la membrana celular, la membrana nasal, etc. son tan
irregulares y contradictorios como la increíble curva de Koch.
La
“empaquetadura de Sierpinski” descrita por el
matemático polaco Waclaw Sierpinski
en 1916, por ejemplo, es un triángulo equilátero infinitamente agujereado con
espacios en blanco -en forma de triángulo invertido inserto- en el triángulo
negro inicial; se repite, sucesivamente, el proceso de “agujereado” con los 4
triángulos negros que resultan en cada operación. El resultado es una
estructura cuya suma de los perímetros de los triángulos negros es infinito,
mientras que su área tiende a cero. Nuevamente se desafía a la lógica formal
puesto que en la matemática euclidiana el área aumenta en proporción al
perímetro. Aquí tenemos lo contrario. A este tipo de área se le conoce como
área Sierpinski.
La versión
tridimensional de este monstruo es la “esponja de Menger”
pirámide infinitamente agujereada con espacios piramidales. Fue compuesta por
el matemático vienés Karl Menger en 1926, cuando
investigaba la “dimensión topológica” (matemática no euclidiana). El área
superficial de la pirámide es infinita mientras que el volumen tiende a cero.
El cerebro tiene volumen “Menger”, la Torre Eiffel es
una versión tosca del mismo fractal. Los átomos, por ejemplo, parecen estar al
borde de la no existencia y, al mismo tiempo, son uno de los niveles básicos de
la existencia. De acuerdo a los maravillosos programas sobre ciencia de Enrique
Ganem, para imaginar la evanescente existencia del
átomo podemos hacer la siguiente representación mental: si el átomo de
hidrógeno fuera del tamaño de la Ciudad de México el núcleo de protones sería
del tamaño aproximado de la plancha del Zócalo, los protones serían del tamaño
de un bolón de Básquet Bol; y el electrón sería del tamaño del punto de una “i”
situada a las afueras de la Ciudad, protón que está y no está: se mueve a
kilómetro y medio por segundo dentro de su nivel de energía en un movimiento
azaroso pero determinado por la constante Plank. Así
de contradictoria es la dialéctica entre el ser y no ser.
Observemos un
fascinante viaje al interior de una esponja de Menger.
Se entiende por qué se usan las dimensiones fractales para los efectos
especiales de las películas de Hollywood.
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=bO9ugnn8DbE
Durante mucho
tiempo los fractales no fueron considerados más que como “casos patológicos” o
curiosidades sin interés; no fue sino hasta el desarrollo de los procesadores
en los años sesenta y setenta que los científicos pudieron construir
estructuras que implicaban una sucesión infinita de operaciones matemáticas
encontrando, con ello, patrones fractales asombrosos. Terminemos la exposición
de fractales con el que generó, a finales de los años setenta, Benoit Mandelbrot, ingeniero de
la IBM, estudiando las propiedades de los Conjuntos de Julia; se trata de uno
de los fractales más asombrosos conocidos. El fractal de Mandelbrot
es un fractal mucho más complejo que los fractales “lineales” que se repiten a
sí mismos hasta el infinito. Se trata de un fractal irregular porque las
estructuras infinitas que contiene se repiten hasta cierto punto y dan origen a
nuevas estructuras y patrones infinitos que, al mismo tiempo, siguen
conteniendo de forma subordinada, en alguna de sus infinitas protuberancias, al
fractal original. En dialéctica a esto se le conoce como “negación de la
negación”.
El siguiente
video es un fascinante viaje al interior del fractal de Mandelbrot.
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=G_GBwuYuOOs
La estructura fractal de Mandelbrot aparece como un microcosmos infinito encerrado
en la curiosa figura del “muñeco de nieve”. Sugiere la estructura fractal del
cosmos, mismo que contiene infinitas estructuras en infinitos niveles: cúmulos
de galaxias, galaxias, sistemas estelares, cuerpos celestes, continentes,
cordilleras, cuerpos, moléculas, átomos, protones, quarks, neutrinos, etc. La
comparación no es forzada puesto que las galaxias mismas tienen una estructura
fractal2. Sorprendentemente la mayor parte de las estructuras del
universo son fractales, por la sencilla razón de que el universo es complejo y
contradictorio, desde lo más simple y prosaico hasta lo más sobrecogedor: los
árboles, las brócolis, las coles, las nubes, las montañas, las venas, las
arterias, las células, los continentes, las galaxias, la convección térmica,
los ojos de las libélulas, el flujo de líquidos y gases, la dinámica de la
población, el clima, la música de Beethoven, etc. Los científicos siguen
buscando “atractores extraños” o tendencias
subyacentes en fenómenos que a primera vista parecen no obedecer a leyes. Engels y Marx, después de todo, se han de estar riendo en
sus tumbas. El conocimiento de Caos promete al ser humano la posibilidad de
controlar fenómenos complejos. Las perspectivas son asombrosas. Por lo menos la
matemática fractal ya se utiliza en los efectos especiales de películas como
“El señor de los anillos”. En lugar de que los dibujantes se dediquen a diseñar
cada montaña y grieta por separado, utilizan la matemática fractal para generar
patrones automáticos que copien a montañas, cuevas, etc.
El número
áureo
Observemos el patrón “ramal” que se
dibuja en la gráfica poblacional que expusimos cuando explicamos la teoría del
caos.
Además de ser un
fractal se observa que existe determinada proporción entre las ramas mayores y
menores del dibujo. Así mismo en el patrón de “células de Bernard” que se
genera en la convección térmica (en donde se generan patrones celulares en
fractal) se oculta la misma proporción. Se trata del mismo patrón oculto en los
ojos multifacéticos de la libélula, en sus alas, en los pétalos de una
margarita, en las elipses de una piña, las espirales del girasol, en las
proporciones del cuerpo humano, en la Venus de Milo,
el rostro de la Mona Lisa, el Vitrubio de Da Vinci, El Partenón…. Y la música
de Debussy. A esta proporción en el arte se le conoce como “razón dorada”,
“número áureo”, “razón divina”. Es interesante, además de todo, porque expresa
una de las formas en las cuales la naturaleza se “auto-organiza” mostrando el
desarrollo espiral que desde Hegel ha sido el esquema clásico para explicar el
desarrollo dialéctico. Pero antes de explicar en qué consiste, partamos de una
comiquísima explicación gráfica que hemos encontrado en internet: con perdón
del lector expliquemos el número áureo a partir de las proporciones corporales
de Britney Spears.
Si dividimos la
altura de esta mujer entre la distancia de su centro de gravedad -que está en
su ombligo- el piso obtenemos 1.69. Si dividimos el ancho de su ojo entre el
espacio entre sus ojos obtenemos 1.62. Si medimos el largo de su rostro entre
la distancia de su iris a su barbilla obtenemos 1.66. El resultado se repite
con la relación entre otras proporciones. No se trata de una proporción
privativa de Spears sino de las proporciones del
cuerpo humano.
Es posible, no obstante, que el
resultado contenga algo de arbitrariedad. Los matemáticos saben que es posible
obtener cualquier cifra que uno quiera de cualquier fenómeno que se quiera,
siempre que se encuentre la operación adecuada. De esto se han aprovechado
charlatanes para encontrar supuestos patrones místicos en la biblia, en las
predicciones de Nostradamus y otras estupideces por
el estilo. Sin embargo el número áureo no es el caso y la razón para ello no es
para nada mística sino bastante materialista. La proporción no es forzada –por
lo menos no del todo- sino que expresa la estructura formal de muchos procesos
y objetos de la naturaleza.
Empecemos señalando que el número dorado se obtiene de la sucesión numérica
conocida como sucesión de Fibonacci en referencia al
matemático italiano de finales de la Edad Media que la descubrió (mucho antes
había sido descubierta por matemáticos indios en el 200 a.C.).
0,1,1,2,3,5,8,13,21,34,55,89, 144
→
Es fácil percatarse de que la
sucesión se obtiene sumando los dos últimos números de la serie para obtener el
subsecuente. Conforme avanzamos en la serie y dividimos cualquier número
posterior entre el anterior nos vamos acercando a un número fraccional que
también es una dimensión fractal: 1.61803… el número áureo. Lo interesante de
esta dimensión es que subyace a muchas estructuras naturales y artificiales. En
las proporciones relativas de los huesos que conforman las falanges, la mano,
el brazo, las piernas, el rostro.
El número
áureo en la naturaleza
En el número de
espirales del girasol (los números son parte de la sucesión de Fibonacci), el número de pétalos de una margarita, la
estructura de los caracoles, los cuernos de algunos animales, algunos
fractales, etc.
El siguiente video es una breve pero
hermosa exposición de este hecho. Desde el punto de vista de una perspectiva
dialéctica llama mucho la atención que la “razón dorada” exprese la dinámica
propia de las espirales que expresan gráficamente el desarrollo dialéctico,
progresivo pero contradictorio. Es necesario aclarar, no obstante, que la razón
dorada no agota la infinita variedad de patrones matemáticos que se encuentran
en la naturaleza. No existe un solo fractal que agote la estructura del
universo, sino infinitas formas y patrones. Sin embargo si algo revela el
“número dorado” es que la naturaleza se organiza en patrones complejos y no
lineales. La razón de ello estriba en las leyes subyacentes de la naturaleza. Así,
por ejemplo, los cristales suelen organizarse de acuerdo con este patrón porque
la fuerza electromagnética que mantiene unidos a los cristales de hielo tiende
a acomodar a las moléculas en modelos que optimizan el espacio… y la razón
dorada es una de las maneras más eficientes para ello. El polen de los
girasoles tiende a organizarse de esta manera porque la selección natural
favoreció a aquellas plantas que concentraran la mayor cantidad de polen en el
menor espacio posible y mantienen más posibilidades de sobrevivir. Lo mismo
sucede con las celdas que componen los ojos de algunos insectos y las celdillas
de los panales, etc. No existe nada misterioso ni místico en ello. En todo caso
nos muestra la increíble complejidad y auto-organización de la naturaleza. Hay
intérpretes, sin embargo, que hablan de “la razón divina” sería la firma de
Dios en su creación, un mensaje oculto de la existencia de una “inteligencia
superior”; pero esta interpretación demuestra que algunas personas carecen de
“inteligencia superior”.
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=YCG6or7sZgA
Ya Leonardo y otros artistas del
renacimiento conocían la “divina proporción” que aplicaba de manera consciente
en sus obras. Pero otros artistas han expresado este patrón sin saberlo. Si el
arte es una expresión de la naturaleza y la sociedad no es casualidad que
exprese frecuentemente los mismos patrones que son tomados, muchas veces, como
referentes de belleza, armonía y proporción
Notas
1. Talanquer,
Vicente; Fractus, fracta,
fractal, p. 26.
2. Sametband, José M; Entre el orden y el caos, p.
98.
Bibliografía:
Braun, Elieser;
Caos, Fractales y cosas raras, Fondo de Cultura Económica, Colección la Ciencia
para todos, México, 1996.
Engels, F. Dialéctica de la naturaleza,
Grijalbo, México, 1981.
Grant, Ted; Woods, Alan, Razón y revolución,
Fundación Federico Engels, España. 2002.
Hegel, G. W. Filosofía de la Lógica, Claridad, Buenos Aires, 2006.
Sametband, Moisé, J; Entre
el orden y el caos. La complejidad, Fondo de Cultura Económica, Colección la
ciencia para todos, México, 1999.
Talanquer, Vicente; Fractus,
fracta, fractal. Fractales de laberintos y espejos,
Fondo de Cultura Económica, colección la ciencia para todos, 1996.
Octubre de 2011
Fuente: elmilitante