La "sexta extinción" y el futuro de la vida en el planeta Tierra
Orpheus Reed
Por
muchos años, los científicos y grupos ambientalistas han estudiado y
vigilado el decaimiento de especies silvestres, y también han
documentado la eliminación o extinción de especies.
El
decaimiento ha aumentado dramáticamente en los últimos 100 años. Esto
se ve en muchas especies que probablemente conocemos—elefantes, leones,
simios, tigres y muchas especies de anfibios, pájaros, muchos tipos de
peces, osos polares, etc. Lo mismo está sucediendo con otras especies
que no vemos o no conocemos — como invertebrados, plantas, e incluso
microorganismos. El decaimiento en poblaciones de organismos en una
especie está estrechamente ligado a vulnerar esa especie a que se
extinga en el medio ambiente. Por ejemplo, la Unión Internacional para
la Conservación de la Naturaleza ha evaluado a 77.340 especies a nivel
mundial y ha concluido que 22.784 —más de un cuarto— están en peligro
de extinción
La
extinción es algo que se sabe por el record de los fósiles. Se calcula
que el 90% de todas las especies que han vivido en el planeta ahora
están extintas. Así que la extinción durante largos períodos de tiempo
es algo que sucede constantemente en la historia de la Tierra. La
extinción en tiempos modernos se la conoce por el record escrito de la
historia de la humanidad—especialmente de los últimos 500 años.
¿Qué es la extinción masiva?
Ha
habido mucho debate entren científicos y ahora creciente acuerdo de que
hoy la Tierra está experimentado una extinción más allá de lo normal, o
“comparable” con otros ritmos de extinción. Ahora, bajo nuestras
narices estamos atestiguando el enorme decaimiento de poblaciones de
organismos, y en unos casos su extinción, mejor dicho, en unos casos
esto está sucediendo en décadas y en otros en períodos más breves. La
foca del Caribe, la paloma pasajera, el tigre de Tasmania son algunas
de las especies que se han extinguido en los últimos 100 años.
Muchos
científicos han advertido que los niveles actuales de extinción
representan una crisis, y que nos acercamos o ya estamos en la “sexta
extinción masiva” en la historia de la Tierra.
Una
extinción masiva es cuando se da un gran aumento en la muerte de
especies de diferentes tipos (lo que los biólogos llaman “taxa” — o
unidades biológicas superiores a unidades de especies) en más de una
zona geográfica durante un período de “tiempo geológico” relativamente
breve. Un período breve de tiempo geológico no quiere decir ni años ni
siglos, sino breve en comparación con los 4,6 mil millones de años que
es la edad de la Tierra.
Las
cinco previas extinciones masiva fueron causadas por fenómenos
naturales, como el impacto de un asteroide que se considera resultó en
la extinción de los dinosaurios y buena parte de la vida hace 65
millones de años. Esa fue la última extinción en masa. Las extinciones
en masa anteriores eliminaron grandes porcentajes de la vida, se
calcula que podría variar entre un cuarto hasta el 90% de lo que
existía que pereció durante la extinción Pérmico. (Ver el artículo:
“Mass Extinction: What Causes Animal Die-offs?”, National Geographic)
La extinción actual, la sexta, no se debe a causas naturales, sino a la
actividad humana. Por tanto, no es necesaria y se la podría parar.
Tampoco se debe a la “naturaleza humana”. Hoy el principal causante es
la manera en que la sociedad humana está organizada bajo el
capitalismo, y las relaciones sociales correspondientes, la ideología y
la cultura de este sistema. La rapacidad del capitalismo moderno y su
incesante búsqueda por las ganancias a través de una feroz competencia
y el desperdicio del “crecimiento” económico sin fin, su fomento del
consumismo, su ética de “superarse” y las verdaderamente despiadadas
condiciones para amplios sectores de la humanidad que impone el
capitalismo-imperialismo están matando la vida y acelerando la amenaza
de extinción a un ritmo sumamente rápido.
La “sexta extinción” — porque importa
Un nuevo estudio publicado en junio en la revista Science Advances,
“Accelerated modern human-induced species losses: Entering the sixth
mass extinction” (La acelerada y moderna pérdida de especies provocada
por humanos: Entrando a la sexta extinción en masa), asienta más
pruebas de que es muy probable que hemos entrado en un periodo de la
sexta extinción causada por la destrucción perpetrada por seres
humanos. Esto es grave y conlleva enormes consecuencias con respecto a
la continua existencia de la gran diversidad y belleza del mundo
natural, y para la futura existencia de la humanidad.
Los
ecosistemas son redes complejas de vida que se interactúan, se
interrelacionan y son interdependientes. La extinción de especies, y la
destrucción del hábitat, así como muchas otras formas de destrucción
ambiental, pueden causar el desmoronamiento de maneras imprevisibles de
ecosistemas a medida que especies que dependen las unas de otras son
degradadas o eliminadas. Y eso puede ser una bola de nieve. El que se
vayan sumando colapsos de una serie de ecosistemas podría causar el
colapso o desmantelamiento de ecosistemas a nivel mundial. Eso es lo
que ha empezado a suceder y está acelerando.
En
comentarios ante la prensa, es muy importante que los autores del
estudio recalcaron el punto de que la existencia de diversas especies y
ecosistemas y el “servicio ecosistema” que le ofrecen a la humanidad
(alimentos y agua potable, ciclos nutrientes y la polinización de
cultivos, el control del clima y las enfermedades, y la apreciación
social de su belleza y diversidad, etc.,) todas están amenazadas por la
sexta extinción. El autor líder, Gerardo Ceballos, advirtió que la
existencia de la humanidad es lo que está en juego, agregó: “Si se
permite que esto continué, a la vida le tomará millones de años
recuperarse y nuestra propia especie probablemente se extinga pronto”.
“Entrando a la sexta extinción en masa”
Science Advances,
observa la extinción en varios tipos de organismos biológicos y
contrasta la extinción que se calcula proceder a un ritmo normal de
extinción con lo que se ve en los últimos 500 años. Los autores usan
criterios muy conservadores para tratar de eliminar cualquier cosa que
podría sobreestimar el ritmo actual de extinción en comparación con el
ritmo normal de la extinción. Hicieron eso para demostrar que aun
usando esos criterios conservadores, hay una “señal” clara de que el
ritmo de extinción actual supera al ritmo normal de extinción.
Aun
con ese enfoque, que probablemente subestima el ritmo actual de la
extinción, encontraron que el ritmo de extinción desde 1500 es de 8 a
22 veces más alto que lo normal y que desde 1900 hasta el presente los
ritmos son de 24 a 100 veces más altos. La conclusión: “Las pruebas son
irrefutables de que los ritmos de extinción recientes no tienen
precedentes en la historia de la humanidad y sumamente inusuales en la
historia de la Tierra. Nuestro análisis recalca que nuestra sociedad
global ha empezado a destruir especies de otros organismos a un ritmo
acelerando, dando inicio a un episodio de extinción en masa que no se
ha visto en 65 millones de años”.
Señales de una emergencia ambiental fuera de control en aceleramiento
Casi
a diario salen nuevos informes y artículos que detallan los daños a la
naturaleza y sobre cómo eso impacta a la humanidad. El ritmo de esos
están acelerando — en parte debido a lo mucho que se le está estudiando
y prestando atención, pero también porque la destrucción está
acelerando y ya podría irse fuera de control. Hace mucho que sonaron
las alarmas. Lo que nos hace frente es el posible colapso inminente de
la vida que conocemos en el planeta Tierra.
Estos son apenas unos pocos detalles de lo que se ha informado en las últimas semanas:
* Para subrayar la discusión sobre la extinción en masa del estudio de la revista Science Advances, otro estudio—en la revista PLOS One—se
enfocó en el 19% de la población de aves marítimas y documentó un
declive de 70% n esas especies entre 1950 y 2010. Mejor dicho, de cada
10 aves marítimas que existían en 1950, ahora solo quedan 3.
*
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, confirmó que el
período entre enero y mayo del 2015 fue el más caluroso en la historia
desde que se mantiene récords (más de 136 años). Las altas temperaturas
son indicaciones de que aumenta el calentamiento planetario debido a la
acumulación de gases causantes del efecto invernadero en la atmósfera.
Estas temperaturas más altas, debido al calentamiento planetario
causado por seres humanos, probablemente están aumentando hoy mismo
debido a la acumulación normal y periódica de agua caliente en el este
del Océano Pacífico que produce el patrón de clima conocido como “el
Niño”. (Para
más sobre esto, vea “Sixth Great Mass Extinction Begins: 2015 on Pace
to Become Hottest Year on Record”, Dahr Jamail [en inglés])
*
Las temperaturas altas han sido un factor en la terrible ola de calor
que está azotando a Pakistán y la India. Más de 1.100 personas en
Pakistán y unos 2.200 en la India han fallecido de insolación cuando
las temperaturas subieron más allá de 43° C. un señor que opera un
servicio de ambulancias en Paquistán dijo: “La mayoría de la gente que
estamos levantando ha muerto en la calle. Simplemente caen muertos. Los
cementerios están repletos”. (Ver “Pakistán: Una ola de calor mortal,
un sistema mortal”, en revcom.us)
*
Varios factores, entre ellos temperaturas por sobre lo normal, han
causado enormes incendios en Alaska. Hace poco se anunció que
actualmente hay 291 incendios. Chris Mooney, en un artículo del Washington Post,
cita un informe que afirma que “aproximadamente cada año la zona
quemada en promedio ha duplicado cada década” en Alaska entre 1980 y el
2009. Los incendios en Alaska son aún más peligrosos que en otras
partes porque en unas partes queman materia orgánica congelada en el
permahielo, lo cual puede contribuir más carbón a la atmósfera y así
acelerar el calentamiento global/cambios climáticos. Los incendios
incontrolados de Alaska están ocurriendo cuando se dan temperaturas
sumamente altas y hay una sequía que no ha impactado únicamente a
California sino a toda la costa del oeste y al oeste en general. Con
toda seguridad será una mala temporada de incendios incontrolados, y
afectará dramáticamente a la agricultura, a los peces y fauna. Los
incendios incontrolados ocurren naturalmente y a largo plazo incluso
ayudan a regenerar los bosques, pero esto no es normal.
* El New York Times
también informó sobre otro estudio que documenta que un tercio de los
más grandes acuíferos del mundo están agotados y no serán rellenados
por las lluvias. Estas fuentes de agua se encuentran en “regiones que
producen alimentos y sustentan a 2 mil millones de personas”.
¿Qué impulsa la crisis actual — y qué es la salida?
Como
señalamos en “el número especial de Revolución sobre el medio ambiente”
en revcom.us, la emergencia ambiental tiene muchas dimensiones que se
entrelazan. Cuando se averigua las causas de la destrucción, lo que
resalta es el funcionamiento del sistema capitalista en su totalidad,
impulsado por leyes de competencia y ganancias. ¿Cómo?
Las
principales razones de la extinción de las especies hoy son la
destrucción de los hábitats naturales, la introducción de especies
invasoras, la sobre-cosecha de especies, y los cambios climáticos.
No
podemos en este artículo adentrarnos en gran detalle sobre el inmenso y
horripilante retrato que esto representa, pero podemos abordar
brevemente unos ejemplos importantes:
Los
océanos se están volviendo más acidificados y más calientes debido a
los cambios climáticos causados por la energía de fósiles que es
fundamental para el capitalismo. Los arrecifes de coral, donde existe
una increíble cantidad de vida marítima, han sido arrastrados y a veces
destruidos. La existencia misma de esos arrecifes está en peligro. Una
enorme cantidad de poblaciones de peces está siendo sobre-cosechados,
barridos por enormes redes de pesca de arrastre. Ese método es
espantosamente destructivo, pero es rápido y provechoso – e
insostenible. Los enormes intereses pesqueros ya están compitiendo para
ver cuál de ellos se apoderará primero de esos “recursos” y se llevará
la mayor parte. Enormes cantidades de peces y mamíferos y otros
animales como tortugas mueren y son desechados como “subproducto”.
Supuestamente
existen reglas y reglamentos para la protección de mamíferos en el
océano. Pero todas las potencias y corporaciones capitalistas
constantemente son impulsadas para socavar esas reglas. Las explosiones
sísmicas y el tráfico de buques arruinan el sentido de comunicación de
las ballenas, causan que se vuelvan sordas y trastornan su patrón de
migración. Los derrames de petróleo eliminan la vida marítima. Esos
grandes intereses están obligados a buscar y explotar nuevas fuentes de
combustibles de fósiles — que les rinden enormes ganancias y les sirven
para dominar la vida económica y el poder estratégico. Por tanto
siempre están descartando las reglas que protegen la vida marítima.
Ya
está en curso la migración y trastornos de la vida marítima como
resultado de los cambios climáticos, el calentamiento de los océanos y
otros factores. Lo mismo está sucediendo en la tierra. Es como si
nuestro planeta, y su amplia gama de vida, están siendo sacudidos como
un globo de nieve en un experimento mortífero. Nadie sabe exactamente
cómo terminará.
Una forma clave de la destrucción de hábitats es la deforestación. El Fondo Mundial para la Naturaleza
calcula que cada año se pierde entre 119 y 150 mil kilometros cuadrados
de bosques. La deforestación se da a través de incendios, tala
indiscriminada para la agricultura, el comercio de la madera, la
extensión de ranchos y el desarrollo, y cada vez más degradación de los
bosques a través de los cambios climáticos. Se calcúla que la sequía
actual de California —causada en parte, o empeorada por los cambios
climáticos— ha causado la muerte de 12 millones de árboles.
En
el Amazonas, derriban bosques enteros para los ganaderos, el cultivo de
la soya y desarrollos diversos. Algunas especies ya han desaparecido.
Un estudio del 2012 calcula que habrá una extinción inevitable de cinco
veces más especies de las que ya han desaparecido debido a la gran
cantidad de hábitat que ya se ha destruido o degradado. Históricamente
el bosque pluvial del Amazonas es conocido por su rica diversidad.
Ahora, diversos tipos de monos, pájaros, nutria y otras especies se ven
limitadas a cada vez más pequeñas parcelas, a la vez que arrancan de
raíz a más y más plantas y árboles. Y enfurece y da asco que estén
talando a este bosque pluvial de inmensa belleza y fuente clave para
regular el clima por las ganancias. Eso está impulsado por la intensa
competencia entre las grandes potencias y corporaciones que buscan
convertir la naturaleza en mercancías antes de que lo haga el otro.
Pero para el análisis costo/beneficios del capitalismo la enorme
destrucción ecológica que eso causa, el fin de especies, no es sino una
externalidad.
En
los últimos años la destrucción del Amazonas ha disminuido, pero
persiste y podría haber un repunte. Ante problemas económicos, el
gobierno de Brasil está contemplando “un programa de desarrollo rápido”
que incluye la construcción de 20 nuevas centrales hidroeléctricas.
En
Indonesia, algunos de los mayores bosques del mundo han sido arrasados
para la industria del aceite de palma y la tala ilegal. Las especies en
peligro como el elefante del bosque, tigres raros y rinocerontes están
a punto de extinción. Esa destrucción —al igual que la destrucción en
el Amazonas, África, Asia y otras partes— está ligada a los intereses
de las gigantes corporaciones de la agroindustria y las compañías de
madera y minería capitalistas. En muchos casos es financiado y dirigido
por instituciones económicas internacionales, bancos y gobiernos
imperialistas. En el caso de Indonesia, el respaldo estadounidense y
salvajes dictaduras militares han promovido horrores indescriptibles
para la gente y la naturaleza.
La
destrucción del hábitat del bosque es también un ataque genocida contra
los pueblos indígenas y su cultura. En marzo de 2014, la Declaración
Palangkaraya de las comunidades del bosque de Kalimantan, Indonesia,
dice: “La situación que nosotros y el planeta enfrentamos es espantosa.
La crisis de la deforestación mundial persiste y recientes
investigaciones científicas indican que la pérdida de bosques está
acelerando, especialmente en países con bosques pluviales. La
destrucción no solo pone al planeta en riesgo por el calentamiento
planetario, la pérdida de la biodiversidad y de la función de los
ecosistemas, sino que también perjudica la vida cotidiana, la cultura,
nuestro propio sustento y economía y pone en peligro el futuro de
todos”.
La
destrucción de hábitats bajo el capitalismo es incesante y
generalizada. Incesante y continuamente busca nuevo crecimiento y
desarrollo —nuevas tiendas “big box”, urbanización, y proyectos
hidroeléctricos y agrícolas— sin ningún plan a largo alcance y sin
reconocimiento de los límites que impone el mundo natural.
Lo
que impulsa este proceso no es solamente la avaricia o “las
corporaciones”. La destrucción del hábitat, el saqueo de los mares y de
su vida, la amenaza al planeta entero y todos sus habitantes por los
cambios climáticos, están incrustados en la dinámica indispensable del
sistema capitalista.
Por
otro lado, todos esos intereses y potencias capitalistas están
sumamente organizados para llevar a cabo la cosecha y la producción.
Pero todos esos intereses están en manos privadas y en feroz
competencia el uno con el otro para crecer y apoderarse de lo que
puedan lo más rápido posible y convertirlo en ganancias. Están en una
contienda de te mato o me matas con todos lo demás que están haciendo
lo mismo. Existe una profunda contradicción subyacente entre el
carácter de las fuerzas de producción que son sumamente globalizadas y
organizadas, y la manera irracional e insostenible con que se lleva a
cabo eso, porque esos intereses están en manos privadas y motivados por
la competencia. Esta aguda y arraigada contradicción entre las
organizadas fuerzas de producción y la manera anárquica con que se
lleva a cabo el proceso bajo el capitalismo es la fuerza principal que
impulsa el saqueo y la destrucción del mundo natural.
Hay
que parar y poner en reverso la destrucción del hábitat y las especies,
así como todo lo demás amenazado por la sexta extinción. No es
demasiado tarde para frenar esa trayectoria y salvar los ecosistemas
del mundo, y mucha de la biodiversidad del planeta también. Pero lo que
se requiere es una lucha dramática que empiece ya y, fundamentalmente,
transformaciones revolucionarias.
Hay
una salida. En oposición al capitalismo, el socialismo que avanza hacia
el comunismo podría frenar esa destrucción y tomar medidas para
proteger a los ecosistemas y a la gente, y tomar los pasos necesarios
para permitir la recuperación del mundo natural y para que vuelva a
florecer. El socialismo no lleva incrustado nada en su esencia que le
obligaría a cumplir con leyes que le lleven a tratar a la naturaleza
como nada menos que un objeto, un “recurso” o un “premio” al que hay
que socavar y convertir en producción para la ganancia. Esto no sería
ni fácil ni mágico. Este sistema destructivo ya ha puesto en marcha, y
garantizado, mucha destrucción de especies y del ambiente
natural. Pero cuanto más dure, tanto peor serán las cosas, hasta podría
volverse catastrófica. La nueva sociedad enfrentaría difíciles opciones
y transformaciones que requerirán sacrificio y lucha. Pero la
revolución es la salida que protege tanto a la humanidad como a la
naturaleza.
La
nueva sociedad socialista guiada por ese principio planificaría un
desarrollo económico sostenible para cumplir con las necesidades de las
masas de la humanidad desde el punto de vista de ser porteros del
planeta.
*****
El saqueo de las selvas tropicales de Indonesia y Malasia
"Las
selvas tropicales de Borneo constituyen una de las maravillas del mundo
natural. Sostienen por lo menos 15.000 especies de plantas, incluyendo
más de 2.500 clases de orquídeas… Hay flores del tamaño de una silla de
playa, una de las mariposas más grandes del mundo, elefantes pigmeos,
víboras voladoras, cocodrilos enormes, una ave conocida como cálao
rinoceronte, un rinoceronte tan poco común que sólo quedan unas cuantas
decenas más en el mundo natural, y los orangutanes".
"Entre los grandes simios:
En busca de nuestros parientes más cercanos" — Paul Raffaele
Las
últimas selvas tropicales grandes sobre la tierra se encuentran a lo
largo del ecuador: en El Amazonas de Sudamérica y en Asia y África. Se
están desapareciendo rápidamente, utilizadas para leña, tumbadas y
quemadas para producir soya, carne de res, café y aceite de palma para
vender en el mercado internacional.
Indonesia,
un país de más de 17.000 islas en Asia, contiene el 10% de lo que queda
de las selvas tropicales del mundo. Las islas indonesias de Sumatra y
Borneo (divididas entre Indonesia, Malasia y Brunei) tienen una inmensa
riqueza natural y diversidad biológica. Ahí viven muchas especies
únicas como el tigre de Sumatra, elefantes de bosque y los últimos de
los orangutanes (el único simio grande en Asia). Indonesia tiene una
diversidad biológica tan rica que contiene del 10 al 16% de las plantas
de flor, aves, mamíferos, reptiles y anfibios del mundo a pesar de
tener solamente el 1,3% de la superficie de la tierra. Pero esta
diversidad está amenazada, puesto que estas tierras padecen el saqueo
por la tala y el desmonte para plantaciones de palmeras de aceite. Casi
tres cuartas partes de la selva original de Indonesia han desaparecido.
Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, al ritmo
actual casi toda la selva de Indonesia habrá desaparecido para el 2022.
La
deforestación casi ha orillado a la extinción al tigre de Sumatra; sólo
quedan unos 400 ejemplares en el mundo natural. En Borneo, el orangután
está en peligro y en Sumatra el estado de peligro es crítico. La selva
donde vive el orangután es objeto de destrucción y fragmentación, a
menudo reemplazada por grandes extensiones dedicadas al monocultivo de
palmas de aceite. Por esta pérdida de la selva, los orangutanes se
están dividiendo en grupos más reducidos lo que perjudica su
reproducción. En 1997-98 enormes incendios en la selva acabaron con
millones de hectáreas, llegando a afectar a los países vecinos por su
humo contaminante. Los que cultivan la palma de aceite a propósito
provocan estos incendios, para desmontar más tierras. De tal manera,
han exterminado hasta un tercio de la población de orangutanes de
Borneo, de decenas de miles de animales ("The oil for ape scandal"). De
continuar así, se pronostica que el orangután se podría desaparecer en
una década. Una vez que desaparezcan, no vuelven jamás.
El
orangután se evolucionó en relación con los árboles. Es increíblemente
ágil, capaz de columpiar de una rama a otra en la selva, pero es torpe
y relativamente inmóvil sobre la tierra. En la medida que se destruye
su ambiente natural, estos simios en peligro cada día más tienen que
salir de la selva a caminar sobre la tierra de los cultivos de palma de
aceite, donde son objeto de la caza y los matan "como molestias" o los
capturan y venden en el comercio de mascotas.
Si
el saqueo de la selva de Asia solo estuviera provocando el desastre
ecológico mediante la eliminación de la biodiversidad y las especies
maravillosas, eso ya sería lo suficientemente malo. Pero la tala y la
quema de la selva contribuyen mucho al calentamiento global. Se estima
que la destrucción de las selvas tropicales a nivel mundial podría
contribuir hasta el 20% de las emisiones de los gases del efecto
invernadero. Y la destrucción de la selva en Indonesia ahora libera
tanto dióxido de carbono (CO2) que ese país ya ocupa el tercer lugar de
los países que lo emiten en el mundo después de China y los Estados
Unidos. Las plantaciones de palma de aceite se desarrollan sin tomar en
cuenta las consecuencias para la naturaleza. Ahora estos cultivos hasta
tienen en la mira las turberas, muy ricas en el carbono que se
encuentra en las raíces y el suelo. Al secar, avenar y quemar estas
tierras, se genera un gran peligro por las grandes cantidades de
carbono que emiten.
Las
empresas multinacionales y bancos principales de la mayor parte del
mundo imperialista, de Suiza, Gran Bretaña, Estados Unidos, China y
otros países, están financiando directamente y lucrando con la venta de
los productos sobre la base de la destrucción de la selva. Y a un nivel
más profundo, el papel de las fuerzas armadas y gobierno
estadounidenses junto con los organismos financieros que controla, el
Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, están al centro de lo
que se puso en marcha y lo que todavía está impulsando la destrucción
de la selva.
El
gobierno y las fuerzas armadas estadounidenses entrenaron a los
sectores dominantes de las fuerzas armadas indonesias y apoyaron al
dictador Suharto cuando tomó el poder a los nacionalistas en 1965. La
CIA proporcionó a los militares indonesios listas de comunistas a que
capturar. Estados Unidos apoyó y alabó a Suharto mientras éste mataba
entre 250.000 y 750.000 izquierdistas al establecer una dictadura
brutal. El FMI estabilizó el dominio de Suharto con un préstamo de 51
millones de dólares y promovió medidas y desarrollo con el fin de abrir
a Indonesia al capital extranjero. Bajo Suharto se aceleró la
destrucción de la selva, a beneficio de las plantaciones del caucho, la
minería, industria maderera y cultivos de palma de aceite. Muchas veces
sacaron mucho provecho los familiares y compinches de Suharto. Al mismo
tiempo el ejército indonesio aplastó de manera sangrienta al pueblo de
Timor Oriental. Mataron a más de 200.000 personas a fin de aplastar una
lucha a favor de la independencia y convirtieron al Timor Oriental en
lo que su pueblo dijo era "la mayor isla-cárcel del mundo". Nada de eso
hubiera podido suceder sin el apoyo de Estados Unidos, que consideró a
Indonesia como baluarte para sus intereses en esta parte estratégica
del mundo.
Las
potencias imperialistas alabaron a Indonesia por ser una parte clave
del "milagro asiático" hasta que la economía de Asia se derrumbó en
1997. El Banco Mundial reconoció que este "milagro" de Indonesia había
sido resultado de una estrategia en la cual la selva se consideraba "un
bien que se tenía que liquidar a fin de poder apoyar su estrategia de
crecimiento, colocando a Indonesia como un líder mundial en la
exportación de los productos de las selvas tropicales". Después del
derrumbe económico, con el tiempo Suharto tuvo que dejar el poder y
Estados Unidos y el FMI impusieron nuevas "medidas de austeridad" para
obligar al gobierno indonesio a recortar programas de ayuda social y
abrir al país aún más al capital extranjero. Los préstamos y los
programas de rescate por parte de Estados Unidos, FMI y el Banco
Mundial dictaron la producción en Indonesia de más productos agrícolas
para la exportación (madera, pulpa de papel y aceite de palma) como
"salida" de la crisis económica.
Hoy,
Indonesia y Malasia producen al menos el 75% del aceite de palma a
nivel mundial y se compiten entre sí sobre el dominio del mercado. El
aceite de palma se utiliza en muchas cosas, de los helados y los
cosméticos a la margarina. Hoy, las plantaciones de palma de aceite son
la causa principal de la destrucción de la selva. El financiamiento
para éstas proviene de muchas fuentes, incluyendo el Banco Asiático de
Desarrollo, varios bancos suizos y británicos, etc. Las empresas
multinacionales como Unilever, Nestlé, Proctor & Gamble, junto con
intereses ricos de Indonesia sacan provecho de la producción del aceite
de palma.
Hoy,
especialmente con los reflectores puestos sobre la destrucción de la
selva y el cambio climático, la norma es que estas empresas y grupos
financieros imperialistas hablan de la producción "responsable" del
aceite de palma y promueven programas que dicen que "salvarán las
selvas". Pero debajo de la propaganda se halla que "lo verde" y el
capitalismo simplemente no pueden combinarse. Al contrario, como el
Banco Mundial reconoció, las selvas siguen siendo "un bien que se tenía
que liquidar". Por ejemplo, el Banco Mundial promueve su "marco
estratégico" para proteger las selvas y combatir el cambio climático.
Pero una auditoria interna del Banco Mundial demostró que la
Corporación Financiera Internacional del banco ha estado echando leña a
la destrucción de la selva, financiando las plantaciones de palma de
aceite con 200 millones de dólares a sabiendas que representaban un
gran peligro para el medio ambiente.
El
aceite de palma también se utiliza como biocombustible para reemplazar
al petróleo y el gas, con la lógica que los biocombustibles serán "más
limpios" y cuando se quemen, no producirán grandes cantidades de
dióxido de carbono. Para reducir las emisiones de gases del efecto
invernadero, la Unión Europea ordenó que para el 2020, los países
europeos suministraran al 10% del combustible para el transporte por
medio de los biocombustibles. Pero mucho de ese combustible se derivará
del aceite de palma el cual se consigue con relativa facilidad y es
relativamente barato. Como se ha demostrado, la producción del aceite
de palma en sí echa leña al cambio climático destruyendo las selvas
tropicales sin importar las consecuencias, emitiendo enormes cantidades
de dióxido de carbono.
La
destrucción de las selvas tropicales, el aniquilamiento de las
preciosas formas de vida en la selva y las emisiones en masa del
dióxido de carbono aumentan los riesgos a que nos enfrentamos en la
emergencia ambiental.
*****
Biodiversidad, zonas naturales y naturaleza
¿Por qué importa que se extingan las especies en la escala descrita en este número de Revolución? ¿Por qué importa la conservación de la biodiversidad y de las zonas naturales?
Primero,
las especies que existen son el producto de millones de años de
evolución. Cada una tiene cierta maravillosa belleza, observando su
vida y cómo se relaciona a otras especies y en qué formas cada especie
ha evolucionado. Pero una vez extinguidas, las especies se han ido para
siempre. No es cierto que los seres humanos, aunque el poder sea
arrancado de las manos de los capitalistas, puedan recrear la
biodiversidad una vez que se haya ido. Desde luego, las especies
desaparecen en el curso de la evolución de la vida. Pero la destrucción
de especies causada por el saqueo anárquico del capitalismo va a un
ritmo mucho mayor que el normal. Es difícil medir exactamente este
ritmo, pero los científicos estiman que hoy hay de cien a mil veces la
proporción normal de extinciones. Y esto es un crimen que debe de detenerse.
Segundo,
la naturaleza y las zonas naturales tienen gran importancia en relación
a las necesidades concretas del ser humano, de experimentar y de
explorar lo relativamente desconocido, de experimentar la aventura y la
soledad. La naturaleza y las zonas naturales abren para nosotros una
cierta belleza y una cierta admiración y un cierto asombro. Da una gran
alegría experimentar la naturaleza y las zonas naturales como son, sin
los efectos del desarrollo humano. Perder eso es disminuir lo que puede
representar eso de ser humano.
Tercero, la humanidad es parte de la naturaleza, y nosotros confiamos en la naturaleza para nuestra propia vida.
Los
seres humanos son producto de la evolución natural. En un sentido real,
nosotros somos parte y estamos relacionados a todas las otras cosas
vivientes. Todas las especies se originan como modificaciones
evolutivas de especies ancestrales preexistentes y así todas las
especies vivientes están relacionadas unas a otras a través de
antepasados comunes. Y nuestra propia especie humana está relacionada,
por diferentes grados de parentesco, a todas las otras especies del
planeta, sean éstas las briznas de hierba y los árboles frutales, el
oso polar, los más pequeños insectos o el gato de la familia.
El
mundo de la naturaleza se compone de ecosistemas que son redes de
formas de vida que se interactúan de manera unificada entre sí y con su
ambiente material. La destrucción de especies, especialmente especies
clave, o grupos de especies clave, afecta otras y hasta puede causar el
desenmarañamiento de la vida de un ecosistema de especies entero. No
siempre sabemos cuáles hebras, cuando tiradas, pueden causar ese
desenmarañamiento.
Otro
buen ejemplo de esta concatenación de ecosistemas que los biólogos han
descubierto es la parte que juegan las especies depredadoras, como el
lobo de la región del parque Yellowstone. Estos lobos fueron eliminados
pero han sido reintroducidos. Los estudios han demostrado que en
realidad los lobos regulan el ecosistema entero. La reintroducción del
lobo está manteniendo baja la población de venados y uapitíes que
estaban pastando excesivamente de algunos árboles. Ahora los uapitíes
están manteniéndose apartados de los árboles que bordean los arroyos
porque ahí se hacen vulnerables a ataques de lobos. El que el uapití ya
no paste tanto por los arroyuelos ha causado que los álamos, que habían
sido casi eliminados, háyanse recuperado. El que los álamos se hayan
vuelto y provean más sombra, crea sistemas fluviales más sanos y
establece mejores condiciones para que vivan y crezcan los peces. A la
vez, otras especies viven del consumo de los peces. La importancia de
las especies depredadoras en la cima de la cadena alimentaria para
mantener un ecosistema sano y relativamente balanceado, ha sido
registrada en muchos otros ecosistemas, incluyendo los océanos donde
grandes cambios negativos han resultado de la eliminación de los
depredadores por la sobrepesca y la sobrecaza. En efecto, la
eliminación de los depredadores de dicha cima puede hacer que un
ecosistema entero pierda su equilibrio y hacerlo vulnerable a la
degradación y hasta el colapso.
Un
área importante de estudio científico y trabajo de conservación por
biólogos y otros hoy son esfuerzos para “regenerar las zonas naturales”
del mundo. Esto supone esfuerzos para superar la destrucción y la
fragmentación de los hábitats con vida salvaje a través del desarrollo
y otros procesos, vinculando y conservando núcleos de zonas naturales y
corredores de animales silvestres por los cuales éstos se muevan,
sobrevivan y florezcan. Estos son esfuerzos muy importantes para
proteger nuestro mundo natural.
Nosotros
los seres humanos sobre este planeta debemos darnos cuenta que nosotros
confiamos en la naturaleza y somos dependientes de ella para
sobrevivir. El ambiente material y sus interacciones con los organismos
vivientes es la base para la vida humana: generar animales y plantas
para comida, lluvia y así agua dulce para beber, materiales para
refugio, medicinas para muchas enfermedades y dolencias, árboles y
plantas que toman el dióxido de carbono del aire y producen oxígeno
para que nosotros lo respiremos, etc. Sin los vibrantes ecosistemas
naturales que funcionan, la humanidad no existiría mucho tiempo sobre
este planeta. Que no quede duda, la destrucción y el colapso de
ecosistemas enteros puede transformar nuestro planeta en uno que podría
a llegar a ser inhabitable para los seres humanos, incluso con todo
nuestro potencial de adaptación.
Y esto es lo que está en la balanza en la emergencia ambiental que estamos enfrentando hoy.
La
emergencia ambiental se rige por la lógica del capitalismo de que la
naturaleza es sólo un instrumento que alimenta el crecimiento, una
lógica que mercantiliza la naturaleza (la convierte en un objeto de
compra-venta). Este punto de vista es terriblemente destructivo y
también deja a la humanidad empobrecida en un sentido moral. En
contraste, el método comunista para con la naturaleza ve que la
humanidad llegaría a cuidar el mundo natural y a conservar la vida
silvestre. Está basado en el método científico de entender la realidad
como un todo. Alienta una valoración de la vida natural, una alegría
ante lo desconocido y asombro de ella, un amor por su belleza y un
entusiasmo de aprender de ella todo lo que pueda enseñarnos.
Pero
este enfoque no es simplemente mejor en un sentido moral, sino es el
enfoque que la humanidad necesita para transformar nuestra relación con
la naturaleza, para poder sobrevivir y convivir con la naturaleza sobre
este planeta como parte de un mundo comunista futuro.
Fuente: Periódico Revolución
http://www.revcom.us/revolucion/numero-actual-es.html