John D. Bernal
Nuevas perspectivas
para el desarrollo de la ciencia y de la tegnología
en el siglo XX
Toda
respuesta a la pregunta “¿Cuáles son los aspectos a corto y largo plazo de la
ciencia fundamental?”, para que sea de un interés práctico debe tener en cuenta
el mundo actual, ya que son
principalmente estos aspectos los que se hayan condicionados, como puede
verse ahora, por el papel que la ciencia desempeña en la guerra fría. Las
ciencia físicas, en particular la física y la electrónica, han sido desarrolladas
esencialmente para objetivos militares y no sólo porque sean utilizadas en la
guerra real, sino también porque la misma preparación de la guerra condiciona
las características de las ciencias implicadas en esta preparación, tales como,
por ejemplo, los sistemas de detención como el radar y los sistemas de
dirección correspondientes que ponen en juego a la vez la electrónica y los
ordenadores.
La
investigación espacial no interesa tanto a la estructura del medio interestelar
como el estudio de las ramas orbitales que puedan destruir varias ciudades y
por las contramedidas correspondientes.
El
resto de la ciencia está igualmente implicado: la química produciendo armas
mortíferas como el napalm y los escalofriantes
destructores de cosechas, y la biología produciendo nuevas bacterias
insensibles a los antibióticos. Las ciencias sociales no se hayan tampoco
exentas. No sólo se emplean directamente en la guerra psicológica, sino también intentan pervertir la base de la
moralidad humana difundiendo la tesis de la necesidad de la permanencia de la
guerra (Iron Mountain), de
la imposibilidad de la paz y del carácter peligrosos
de ésta.
Con
esto en el espíritu es posible predecir con razonable precisión el progreso de
la ciencia a corto plazo lo mismo que a largo plazo, pero todavía no a muy
largo plazo, es decir, de treinta a sesenta años. Se puede decir que el
progreso a corto plazo está determinado por la extrapolación de las tendencias
existentes, sin implicar necesariamente descubrimientos radicalmente nuevos,
tales como el principio de la luz coherente (principio del laser).
Esta extrapolación supone innovaciones basadas en los principios existentes,
como se produce para los ordenadores, hallándose la novedad en este caso en las
matemáticas combinatorias y no en la física. Las innovaciones no contradicen
ninguna nueva invención, sino más bien el empleo de invenciones conocidas y,
según el uso que se hace, son reveladas por las necesidades reales. Piden,
pues, no una verdadera ingeniosidad, sino más bien la habilidad de resolver
problemas. Tales son los instrumentos empleados en la automatización y los
sistemas elaborados en la dirección electrónica. Es de esta forma como las
necesidades militares darán el impulso al desarrollo de los sistemas de navegación
en el espacio, que no representan necesariamente un avance cualquiera en la comprehensión científica.
Durante
el estudio, sin embargo, se descubrirán efectos y propiedades de materiales
enteramente nuevos, cuyo resultado podrá ser nuevos y verdaderos adelantos de
la ciencia, tales como, por ejemplo, los desarrollos en superconductividad y
otros efectos electrónicos a muy baja temperatura que ponen en consideración
fenómenos quánticos. El desarrollo ulterior de tales propiedades puede ser un
proceso directo que, si se le emplea, puede conducir a nuevos descubrimientos.
Se trata entonces de descubrimientos fortuitos, pero no premeditados.
Se
puede citar como ejemplo mi descubrimiento en 1928, de acuerdo con Kapitza, del método de tratamiento por zona fundida. Kapitza necesitaba un cristal de bismuto muy puro y se
dirigió a mi. Encontré un medio de producirlo e
incidentalmente encontré y empleé el método muy útil y extremadamente potente
de la zona fundida. No pensaba, sin embargo, utilizarlo como método general por
razones que parecían sin réplica en aquella época. Kapitza
sólo quería estudiar el efecto (raro) de Haas von Aphen, que se produce
solamente a temperaturas vecinas del cero absoluto y que, por consiguiente,
tenia poca suerte de ser utilizado con frecuencia.
No me
vino a la idea que había encontrado un método general de purificación que sería
la base de una industria totalmente nueva, la de los semiconductores puros o
ligeramente impuros, base de la industria moderna de transistores. Así, el descubrimiento
permaneció descuidado todavía durante veinte años. Sabía qué se podía hacer,
pero ignoraba que alguien lo necesitara. He aquí precisamente un ejemplo de
descubrimiento fortuito de los que podría citar muchos relacionados con mi
experiencia personal.
Esto ha
debido ocurrir muchas veces en el progreso de la física y debería tenerse en
cuenta en su enseñanza. Por ejemplo, el invento del microscopio con contraste
de fase, los biólogos no sabían que podía existir, los físicos no sabían que se
necesitaba. Era simplemente necesario conseguir que físicos y biólogos se
encontrasen. La historia de la ciencia está llena de centenares de millares de
ejemplos como éste, de ocasiones evidentemente malogradas, que deberían ser
señaladas otorgándoles una mala puntuación. No basta con alabar los
descubrimientos afortunados; también deberían ser censurados con toda claridad
los descubrimientos malogrados.
Los
adelantos importantes de la ciencia no se limitan de ninguna manera la física.
Uno de ellos, en química, que será seguramente desarrollado en los próximos
decenios, es el del mecanismo de las transformaciones catalíticas, ya sea con
los catalizadores cristalinos o con aquellos que he caracterizado como
moléculas cristalizadas o enzimas y que pueden ser naturales o sintéticos. El
mecanismo puede ser la sujeción de la molécula de parida, primero de una
bastante suelta, pero según una orientación bien determinada. Esto se produce
gracias a la ayuda de una molécula co-enzima
portadora de una energía menos específica y finalmente liberada bajo la forma
de una molécula transformada. La velocidad con que se produce esto podría
distinguir enzimas proteínicas de los catalizadores inorgánicos, estos últimos
de partida. Tales progresos conducirán a enormes desarrollos en química de
síntesis. Esto no exige necesariamente se estudiados experimentalmente, pero
debería ser verificado por la experiencia. Una buena aproximación por un modelo
en teoría quántica puede ser justo, lo que es necesario.
Tales
progresos podrían revolucionar a la vez la química y la bioquímica y podrían
muy bien ser combinados con estudios tales como los de Lwoff
y Monod. Así se podría poner el acento de manera
práctica sobre la unidad de todas las ciencias y eso tendrá grandes
repercusiones en medicina y en agricultura.
Los
otros progresos, los más probables son relativos a estos sistemas donde no se
trata tanto de mecanismos como de relaciones, el análisis de las funciones del
cerebro, por ejemplo, por medio de analogías con los círculos ordenadores y la
relación con los estudios de comportamiento y la etología (ciencia de las
costumbres).
Las
implicaciones totales de estos progresos penetran forzosamente en las esferas
económicas y políticas, y para salvar su innocuidad
deberían permanecer absolutamente fuera de las influencias militares y
financieras. Todos los ejemplos que he mencionado en esta breve exposición
muestran la importancia de las estructuras a escala molecular o a escala
funcional.
J.D.Bernal, (1901-1971) científico irlandés, profesor de física
en Birkbeck Collage, de
Obras: Historia Social de