CEPRID

Palestina: Un cuento de dos Richards

Domingo 21 de marzo de 2010 por CEPRID

Nadia Hijab

Agence Global

Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) por María Valdés

Provienen de partes opuestas del globo, pero tienen mucho en común: son judíos, expertos y apasionados defensores de la legalidad internacional golpeando por igual a Israel y a la Autoridad Palestina. El futuro de la ley de la guerra se encuentra en el corazón de las campañas en su contra.

Richard Goldstone, cuyo prestigio internacional se consolidó como fiscal jefe en los tribunales para Yugoslavia y Ruanda, ha sido despedazado por Israel y sus aliados desde que su equipo presentó el informe sobre la guerra de Gaza, solicitado por el Consejo de Derechos Humanos de las ONU en septiembre de 2009. La corriente constante de insultos (el informe está “lleno de mentiras” y “ha utilizado su condición de judío para poner en peligro la seguridad de Israel”, son algunos de los ataques más leves) también se ha dirigido a su familia.

Richard Falk, profesor emérito de la Universidad de Princeton y Relator Especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados desde 1967, ha sido atacado por Israel durante años. Pero ahora, en un nuevo giro, está siendo vilipendiado por la Autoridad Palestina de una forma mucho más cruel. Desde la AP se le ha sugerido que renuncie indicando que Israel no le va a permitir hacer su trabajo. Esta debería ser una razón más para defenderlo.

La AP ha pedido al Consejo de Derechos Humanos que no aborde el informe Falk el 22 de marzo y lo aplace hasta junio, lo que el consejo ha hecho. El representante de la AP ante la ONU en Ginebra insiste, simplemente, que el informe Falk no es importante para el orden del día y que, al mismo tiempo, la AP tiene “muchas reservas” sobre el mismo. Las verdaderas razones son que a la AP no le gusta la mención a Hamás en el informe Falk y sus críticas anteriores, cuando la AP trató de “aplazar” el informe Goldstone, en septiembre, bajo presión de Israel y EEUU. La protesta entre los palestinos revocó esta decisión. Los ataques a Falk y Goldstone son difíciles de soportar. Rasgan el tejido mismo de la ley internacional y los mecanismos establecidos para mantenerla. El consejo de Derechos Humanos ha dado un paso en una pendiente resbaladiza al acordar posponer el informe Falk. En lugar a escuchar a la Autoridad Palestina (y Egipto), el consejo debería haber acompañado a su Relator Especial. Si lo que la AP no quiere a Falk en sus funciones, por el relieve de sus informes, el sistema de relatores especiales independientes se vería perjudicado, al igual que lo haría si el Consejo cediese a la presión americana o israelí.

Socavar también el informe Goldstone sería un golpe igual de duro para el sistema de derechos humanos. Varios informes anteriores han pedido la aplicación del derecho internacional en el conflicto árabe-israelí, incluida la Corte Internacional de Justicia, sobre la ilegalidad del muro de separación de Israel en la Ribera Occidental (Cisjordania). Pero el informe Goldstone se ha publicado en un momento en que la gente está dispuesta a escuchar, y eso es por lo que Israel está luchando con tanta ferocidad y en tantos frentes.

En uno de esos frentes, Israel está tratando de cambiar el propio derecho internacional, como revela el defensor de los derechos humanos israelí Jeff Halper, en su importante artículo “La segunda batalla de Gaza”. Halper identifica las figuras israelíes que lideran la campaña para modificar el derecho internacional en las formas que les permiten –y por extensión a otros estados que participan en las “guerras contra el terrorismo”- promover eficazmente la guerra contra los pueblos mientras se elimina la legitimidad y protección de que disfrutan sus enemigos no estatales.

Nadie es más consciente que los palestinos respecto al peligro que corre el derecho internacional. Los defensores de los derechos humanos han actuado como un grupo para apoyar la aplicación del informe Goldstone y para proteger a Falk y su informe.

El mes pasado, 11 grupos de derechos humanos palestinos escribieron a la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Navi Pillay, expresando su consternación por las acciones de la AP contra Falk. Sus informes han proporcionado “poderosos instrumentos para defender los derechos del pueblo palestino”, dijeron, instando a Pillay a garantizar que Falk pueda disfrutar del más alto nivel de apoyo en su oficina. También le pidieron reforzar la independencia de los relatores especiales de los estados miembros de la ONU a fin de proteger la propia credibilidad de la ONU.

Más recientemente, 19 grupos palestinos escribieron al presidente de la AP, Mahmoud Abbas, criticando el tratamiento a Falk y señalando las repercusiones para los derechos humanos de los palestinos, internacionalmente reconocidos.

Si los ataques a los dos Richards tienen éxito, la causa palestina sufrirá y el mundo será peor y más peligroso, en el que el poder de los fuertes está legalmente autorizado para prevalecer sobre los derechos de los débiles.

Nadia Hijab es analista independiente y directiva del Instituto de Estudios Palesinos.


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