CEPRID

Ajuste monetario en Venezuela: necesario, pero ¿es socialista?

Domingo 31 de enero de 2010 por CEPRID

Gregory Wilpert

Correo del Orinoco

Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) por María Valdés

Hay pocas dudas, incluso entre algunos líderes de la oposición (que normalmente se oponen a cualquier cosa que hace el gobierno), respecto a que el reciente ajuste monetario del bolívar era económicamente necesario. Es una cuestión de matemáticas básicas darse cuenta de que si el promedio de la inflación promedio se sitúa en el 22% entre 2005 y 2009 y cada bolívar ha perdido alrededor del 72% de su poder adquisitivo desde el último ajuste monetario, mantener el tipo de cambio en el mismo nivel durante todo este período ha provocado que las importaciones de productos sean cada vez más baratas y las exportaciones cada vez más caras. Como resultado, la producción nacional no fue subsidiada y las exportaciones no podían competir en los mercados internacionales. El tipo de cambio bajo también subvencionaba innecesariamente las innumerables importaciones de las clases media y alta.

En otras palabras, si Venezuela quiere diversificar su economía y exportar otros productos aparte del petróleo, un ajuste del tipo de cambio de la moneda era absolutamente necesario. Las medidas de acompañamiento económico para crear fondos para subsidiar la producción serán de gran ayuda en el esfuerzo de sustitución de importaciones.

El temor es comprensible, ya que este ajuste significará que habrá más inflación y por lo tanto menos poder adquisitivo, que en teoría iría en contra del principio socialista de mejorar el nivel de vida de la población. Sin embargo, el presidente Chávez tiene razón al señalar que la mayoría de los precios en Venezuela se han ajustado a la pérdida del valor del bolívar, aunque los productos se importen al tipo de cambio oficial. El precio de las mercancías importadas, tales como automóviles, electrónica, licores, etc, ha aumentado con la inflación y el tipo de cambio paralelo, y no con el tipo de cambio oficial. Para la mayoría de los bienes importados, el ajuste del tipo de cambio sólo representa una reducción de los márgenes de beneficio - si los importadores no ajustan sus precios en consecuencia - y no un impulso inflacionario razonable, como sostiene la oposición.

Para controlar la inflación, el gobierno tal vez debería haber congelado temporalmente los precios en lugar de emitir advertencias vagas a las empresas. Los controles temporales de precios podrían haber roto la espiral inflacionaria en Venezuela, al tiempo que el nuevo tipo de cambio suponía una mejor oportunidad de ayudar a la producción nacional.

Lamentablemente, si el gobierno gasta todos los nuevos bolívares que implica el nuevo tipo de cambio (ya que ahora con cada dólar del petróleo gana 4,3 bolívares en lugar de los 2,15 de antes) la oferta monetaria aumentará, lo que podría reducir la inflación más debido al aumento de la la moneda en circulación que al correspondiente aumento de mercancías dentro de la economía. Si el gobierno quiere mantener la inflación baja, tendría que resistir la tentación de las elecciones dentro de un año para pasar la totalidad de sus nuevos ingresos al país. En su lugar, no debería aumentar significativamente sus gastos de Bolívares y debe utilizar los recursos nuevos, principalmente en dólares, para las importaciones de bienes que no pueden ser producidos en Venezuela. Mantener baja la inflación mientras trata de sacar a la economía de una recesión es una tarea muy difícil. El gobierno está entre la espada y la pared y sólo pueden maniobrar con la ayuda de medidas poco ortodoxas. Una de esas medidas podría ser la mencionada anteriormente: el control temporal de precios, que tiene su propio peligro de escasez.

Otra medida - económicamente más democrática y más socialista, por lo tanto - sería la de abandonar el dilema entre el Estado y la fijación de precios de precios de mercado por precios negociados en forma cooperativa entre los consumidores y productores, entre las comunidades y las fábricas. Este proyecto a largo plazo representaría un paso real hacia el socialismo participativo del Siglo XXI.

Gregory Wilpert representa a la Fundación Rosa Luxemburgo en Venezuela y es un miembro del colectivo VenezuelAnalysis.com.


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