CEPRID

Refugiados palestinos: ¿dónde está la ira?

Lunes 10 de noviembre de 2008 por CEPRID

Hasan Afif El-Hasan

Palestine Chronicle

Traducido por María Valdés

¿Dónde está ira? ¿Dónde la caballerosidad árabe? (Nakhwa)? ¿Dónde la pasión islámica? (Rahmah)? ¿Dónde están las organizaciones árabes de derechos humanos? ¿Dónde están Abu Mazen y el resto del liderazgo palestino? La agencia de la ONU para los refugiados señala que existen aproximadamente 2.500 palestinos, mayoritariamente viudas y huérfanos, víctimas de la violencia en Iraq, languideciendo en los últimos dos años bajo tiendas de campaña en el desierto iraquí en la frontera con Siria. Estos campos de refugiados carecen de servicios básicos o equipamientos médicos y la temperatura excede los 50º C en verano y cae bajo cero en invierno. Siria y Jordania han aceptado más de dos millones de refugiados iraquíes pero niegan la entrada a los refugiados palestinos que han estado tratando de escapar de los ataques y persecuciones en Iraq. No hay espacio para los palestinos más vulnerables en ninguno de los países árabes que se extienden desde el Océano Atlántico en el oeste, a lo largo de las costas del sur del Mediterráneo hasta los límites de Persia en el este y la Península Arábiga. ¿Qué pasaría si estos refugiados fueran judíos o franceses o japoneses?

Los árabes han desarrollado la teoría de que la única forma en la que los refugiados palestinos pueden retornar a sus hogares es si se les mantiene pobres, desempleados, analfabetos y enfermos. A los responsables de diseñar las políticas árabes nunca se les ocurrió que son precisamente los palestinos -que han escapado de las trampas de la pobreza y de la miseria e invertido en su propio potencial económico y educativo- los que han mantenido la cuestión palestina viva y defendido las causas de los mismos árabes que les traicionan. Nunca se les ha ocurrido a estos mismos responsables que los sionistas han utilizado todos sus recursos materiales y humanos para modelar las políticas de las potencias occidentales y triunfar por encima de todos los árabes en su conjunto.

Los intelectuales sionistas han influido en la opinión pública occidental para que se acepte la idea de que asentar a palestinos con judíos era una buena solución moral al problema judío. Los palestinos y los intelectuales árabes identificados con la causa palestina deben trabajar duramente para rebatir hasta los argumentos de los primeros sionistas, incluido Herzl , el poeta hebreo Chaim Bialik y el novelista Joseph Berditchewski -sólo por nombrar algunos pocos- en el sentido de que no había un pueblo que habitaba Palestina [al momento de la creación del Estado israelí]. Desde una perspectiva política y humanitaria, mantener a los refugiados palestinos pobres y enfermos es un accionar contraproducente y desacertado.

Los refugiados palestinos en todos los países árabes son tratados oficialmente como personas inexistentes y estigmatizados por el común. Hasta los líderes palestinos no parecen preocuparse por los refugiados. Mientras tanto, los pueblos árabes aprendieron a tolerar las violaciones a los derechos humanos y las torturas que se les infligen, al también tolerar el sufrimiento de los refugiados palestinos, sus vecinos más vulnerables.

Después de la primera guerra árabe-israelí y de la creación de Israel, Gaza fue gobernada por Egipto y Cisjordania anexada a Transjordania. El gobierno egipcio tenía agresivos planes de desarrollo económico para Egipto, especialmente a partir de 1952, pero nunca poseyó uno para los palestinos bajo su dominio en Gaza. Lo único que les ofrecía fue la retórica de recuperar a Palestina por la fuerza. No hizo ningún esfuerzo durante su mandato para mejorar las condiciones económicas de los refugiados palestinos y residentes de Gaza. Sus habitantes no disponían de oportunidades de trabajo en Gaza ni tampoco la posibilidad de trabajar en Egipto debido a las leyes discriminatorias de ese país. Gaza tenía la segunda mayor concentración de palestinos después de Cisjordania, pero Egipto no les permitió desarrollar instituciones políticas o económicas. Estos refugiados vivían en el limbo bajo el mando militar egipcio, en campos fuertemente sobrepoblados, como mendigos que dependían de los suministros de la ONU. Egipto falló por tanto en extender la revolución económica y social árabe para ayudar a la parte más vulnerable, los refugiados palestinos.

El fallecido primer ministro del Líbano, Hariri, citado por el International Herald Tribune en diciembre de 1998, señaló: “Los palestinos [refugiados] nunca recibirán derechos económicos o civiles ni aún permisos de trabajo [en el Líbano]”. A los refugiados palestinos en el Líbano no se les permite inscribirse en los institutos de enseñanza media y por tanto, no pueden ingresar en las universidades. De acuerdo a una investigación sin publicar realizada por el Instituto para las Ciencias Aplicadas (FAFO) [FAFO, por sus siglas en inglés] de Oslo, el analfabetismo entre los refugiados palestinos varones del Líbano excede el 20%, mientras que otro 40% deserta a los 11 años de edad [de la escuela] y el desempleo excede el 65%.

Después de perder sus hogares originarios y encontrar refugio en nuevos lugares, los refugiados palestinos se volvieron dependientes de la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados, para satisfacer sus necesidades básicas, de servicios y de algo de empleo. La ACNUR es una organización humanitaria y no proporciona protección y otras garantías políticas.

Los pueblos de Islandia y Suecia tienen mejores sentimientos y más compasión hacia los refugiados palestinos que sus hermanos árabes y musulmanes. Treinta mujeres y niños palestinos que viven en los campos de refugiados en la frontera siria-iraquí están “destinados a partir para asentarse en Islandia” y “Suecia acordó acoger a 155”, de acuerdo a lo reseñado por los medios informativos. La comunidad palestina en Iraq, que contaba con más de 34.000 miembros antes de que Estados Unidos trajera la democracia (léase anarquía) a Iraq, se ha visto reducida a unos cuantos miles que viven bajo identidades falsas para escapar de la persecución de los iraquíes y poder permanecer vivos. Resulta triste que los refugiados hayan sido tratados como personas socialmente inferiores y discriminados por los gobiernos y las comunidades anfitrionas. Esta situación creo divisiones y animosidad entre refugiados y no refugiados. ¿Se ha convertido la ausencia de compasión hacia los débiles y los más pobres de entre los árabes, junto a las conductas ásperas e inhumanas, en marca distintiva de estos pueblos y de sus regímenes? ¡La respuesta es sí y tenemos ejemplos que lo prueban!

Los árabes han reproducido de manera exacta la conducta inhumana de los colonialistas. Sus estados han cooperado con Israel en cometer crímenes que pueden ser considerados como genocidio contra los palestinos en Gaza. Los estados árabes apoyan el severo bloqueo a la Franja, en donde muchos de sus habitantes mueren cada día debido a la falta de medicinas y alimentos. Es irónico que los únicos que desafiaron el bloqueo fueran activistas occidentales y judíos que viajaron a la Franja en botes desde Chipre.

En 1982, Ariel Sharon, el entonces despiadado comandante militar israelí, fue responsable de los más espantosos y abominables crímenes de guerra contra los refugiados palestinos en el Líbano. Pero la masacre fue llevada a cabo por unidades de las Falanges Árabes Libanesas y miles de refugiados palestinos, incluyendo mujeres y niños, fueron asesinados brutalmente en los campos de Sabra, Shatila, Tel al-Za’atar y Dbayyeh.

Los árabes perdieron sus almas y conciencia cuando aceptaron torturar a viudas y huérfanos inocentes en el desierto solo por ser refugiados palestinos. No resulta extraño que los sistemas de justicia del mundo árabe sean universalmente identificados con la tortura y los abusos a los derechos humanos. La más terrible de las amenazas a un prisionero bajo custodia estadounidense, aún en la infame base de Guantánamo, es la de enviarlo de vuelta a un país árabe para ser investigado. Hace solo una semana, Abu Mazin aseguró a los refugiados palestinos en el Líbano que ellos estarían “entre aquellos que retornarán a su tierra [en Israel]”, una retórica que han estado escuchando durante los últimos 60 años. También expresó satisfacción por sus condiciones en el Líbano, aún cuando [existen] “95 tipos diferentes de trabajos que los refugiados palestinos del Líbano tienen prohíbido asumir por ley”. Abu Mazin y todos los líderes árabes no tienen ninguna credibilidad cuando hablan de Palestina mientras que huérfanos y viudas languidecen en el desierto iraquí y los niños de Gaza se van a la cama hambrientos y sin un futuro que esperar.

Hasan Afif El-Hsan es analista político nacido en Nablus (Palestina)


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