El colapso de Mahmud Abbas
Lunes 28 de abril de 2025 por CEPRID
Thaher Saleh
Arabi21
Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) por C.P.
No fue un desliz, sino más bien un desliz nacional y moral por parte de Mahmud Abás (Abu Mazen) en sus recientes declaraciones. Lanzó un duro ataque contra la Resistencia Palestina en Gaza, liderada por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), lo que desató una ola de ira y una controversia generalizada entre el público y los usuarios de las redes sociales.
Esto ocurrió durante la apertura de la 32.ª sesión del Consejo Central Palestino (CCP), donde exigió la entrega de los israelíes cautivos de la Resistencia. Al hacerlo, utilizó un lenguaje despectivo e inapropiado contra la Resistencia, en lugar de dirigir sus acusaciones contra la entidad sionista y exigirle que cesara las masacres y los repetidos ataques contra el pueblo palestino.
En una declaración que generó una gran controversia, el Comité Central de Fatah instó al Movimiento de Resistencia Islámica, Hamás, a "dejar de guiar el destino del pueblo palestino según agendas extranjeras". El Comité Central responsabilizó a Hamás de obstruir el proceso nacional palestino, exigiéndole que acate lo que denominó las iniciativas de Mahmud Abás y se adhiera a las políticas de la Organización para la Liberación de Palestina.
Según observadores y analistas, estas declaraciones, que coinciden con la escalada de brutales ataques israelíes contra la Franja de Gaza y el agravamiento de la crisis nacional, reflejan un cambio en las prioridades políticas de la Autoridad Palestina y son un intento peligroso de trasladar la responsabilidad de la crisis a la Resistencia en lugar de enfrentar a la Ocupación.
Las declaraciones del Comité Central de Fatah son inseparables del camino que la Autoridad Palestina ha seguido durante años, en forma de coordinación de seguridad con la ocupación israelí, persecución de los combatientes de la Resistencia en Cisjordania y distorsión de la imagen de la resistencia armada en todas sus formas, bajo el pretexto de los "intereses nacionales" y la "legitimidad internacional". En un momento en que palestinos son asesinados a diario en la Franja de Gaza y sus hogares son demolidos en Cisjordania, la Autoridad Palestina prefiere dirigir sus críticas a Hamás en lugar de responsabilizar a la Ocupación de los acontecimientos actuales.
Tras la ausencia de Mahmud Abás de la escena política en esta etapa crítica y difícil que atraviesa la causa palestina desde la Nakba de 1948, Abás emerge ahora, tras más de 18 meses de silencio y complicidad, para insultar a su pueblo, justificar los crímenes de la Ocupación y defender a Netanyahu ante sus víctimas, principalmente niños y mujeres. Incluso en los últimos momentos de su carrera política, Abás insistió en oponerse a los mártires y sus familias, suspendiendo los salarios a las familias de los mártires, los heridos y los prisioneros, reforzando la coordinación de seguridad con la Ocupación a pesar de sus masacres, negándose a unirse a una posición nacional unificada y desmantelando toda forma de resistencia. Su equipo político continúa promoviendo una retórica que responsabiliza a la Resistencia del deterioro actual. Los observadores ven esto como un intento de justificar la total ineficacia y parálisis de la Autoridad Palestina, y su temor a perder la relevancia que le queda, dado el creciente papel de las facciones de la Resistencia en Gaza y Cisjordania ocupada.
Mientras las brigadas de la Resistencia en Gaza se enfrentan a la maquinaria asesina israelí, los servicios de seguridad de la Autoridad Palestina continúan persiguiendo a activistas en Yenín, Nablus y Tulkarem, arrestando a cualquiera que alce la voz en apoyo de la Resistencia o critique su actuación. Numerosos informes han revelado la complicidad de las agencias de la Autoridad Palestina al proporcionar información sobre activistas buscados a las fuerzas de ocupación y obstruir las operaciones de las facciones de la Resistencia antes de que se lleven a cabo. Esta coordinación ha sido descrita por algunos analistas como una forma de "traición funcional", ya que la Autoridad Palestina se ha convertido en un servicio de seguridad al servicio de la Ocupación a cambio de preservar su existencia y los intereses de su élite gobernante.
Considerando estas prácticas, las declaraciones del Comité Central de Fatah parecen dar una cobertura política a esta función de seguridad y establecer una ecuación peligrosa: la prioridad no es enfrentar a la Ocupación sino, más bien, controlar la calle palestina y desmantelar su frente interno, incluso si esto se produce a costa de un derramamiento de sangre palestino.
Mientras la Resistencia en Gaza propone un plan de liberación y se enfrenta a la Ocupación en circunstancias humanitarias y políticas extremadamente complejas, la Autoridad Palestina insiste en aferrarse al proyecto de un Estado bajo la Ocupación, un proyecto que ha demostrado su fracaso durante más de dos décadas. A pesar de los más de treinta años transcurridos desde el establecimiento de la AP, las negociaciones de Oslo no han conducido al establecimiento de un Estado palestino. En cambio, han provocado más asentamientos, desplazamientos, división y el afianzamiento de la Ocupación. La paradoja es evidente: mientras la sangre palestina se derrama a diario en Gaza, se arrasan tierras en Cisjordania y se profanan lugares sagrados, la Autoridad Palestina insiste en su postura inflexible hacia la Resistencia, acusándola de implementar agendas extranjeras. En realidad, está implementando la agenda de coordinación de la seguridad y una falsa legitimidad que ahora sirve a los intereses de la Ocupación más que a las aspiraciones del pueblo palestino.
En medio de los graves desafíos que enfrenta el pueblo palestino, incluyendo la guerra genocida y el desplazamiento forzado en Gaza, así como la represión en Cisjordania, las declaraciones del Comité Central de Fatah sobre agendas extranjeras y la legitimidad palestina ya no convencen a una nación que presencia de primera mano quién lucha, quién calla, quién conspira, quién es martirizado y quién firma acuerdos de coordinación de seguridad. En este contexto, surge un hecho importante: la Resistencia, con todas sus facciones, se ha convertido en la voz de la calle palestina, mientras que la Autoridad Palestina continúa su camino hacia la marginación, el declive y el colapso, hasta que la historia pase página, como otras experiencias fallidas.
CEPRID
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