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Venezuela.- Sobre el resultado de las elecciones parlamentarias: un primer análisis

Martes 8 de diciembre de 2020 por CEPRID

Misión Verdad

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En la madrugada de este lunes 7 de diciembre, las autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela dieron a conocer un primer parte de los resultados de las elecciones parlamentarias efectuadas este domingo, el cual arroja los datos esenciales que saldaron esta importante justa electoral en el país.

El primer boletín del ente electoral indicó que con el 82,35% de transmisión de las actas y 5 millones 264 mil 104 votos escrutados, se contabilizó una participación de 31% de las y los electores inscrito. En esta contienda electoral el Gran Polo Patriótico (GPP, alianza que agrupa al Partido Socialista Unido de Venezuela -PSUV- y otros partidos del chavismo) obtuvo 3 millones 558 mil 320 votos (un 67,6% del total).

Entretanto, la Alianza Democrática, conformada por los partidos opositores Acción Democrática (AD), Copei, Cambiemos Movimiento Ciudadano (CMC), Avanzada Progresista (AP) y El Cambio (partido de Javier Bertucci), sacó 944 mil 665 votos, equivalente al 17,95% del total. La coalición Venezuela Unida, alianza conformada por el partido Primero Venezuela (PV, escisión de Primero Justicia), Voluntad Popular (VP) y Venezuela Unida, obtuvo 220 mil 502 votos (4,19% del total). También tuvo lugar el caso del Partido Comunista de Venezuela (PCV) y la Alternativa Popular Revolucionaria (APR), un episodio de división de un fragmento del GPP, por quienes votaron 143 mil 917 electores (2,73%). De mantenerse las tendencias arrojadas y luego de culminarse el proceso de totalización, la coalición GPP podría alcanzar una mayoría superior a dos tercios en escaños parlamentarios, lo que revestiría en una victoria indiscutida para el chavismo, cerrando con ello el precedente ciclo político de la saliente Asamblea Nacional (AN).

En efecto, a las 8 a.m. de este lunes el CNE arrojó nuevos datos y en ellos los votos del GPP alcanzaron los 4 millones 82 mil 83, lo que representa un 68.94% del total.

PRINCIPALES ELEMENTOS DE ANÁLISIS ELECTORAL

La participación en la elección de este 6 de diciembre puede definirse en términos meramente matemáticos y comparativos, como baja, con respecto al nivel de otras elecciones en Venezuela. Sin embargo, las elecciones parlamentarias con participación más baja en el ciclo chavista de la política venezolana es la de 2005, con 25,3%, cifra evidentemente superada este 6 de diciembre.

No obstante, el nivel registrado de participación tiene un valor más allá de lo matemático. Para las instituciones venezolanas, este resultado adquiere un valor simbólico y emblemático por el contexto que atraviesa el país.

La consistencia del bloqueo económico contra la República Bolivariana; detonante de un descontento económico generalizado; el daño a los servicios públicos del país; la caída en el inventario nacional de combustibles, que afecta severamente la movilidad y se suma al contexto de pandemia; la migración fuera del país estimada en millones de inscritos en el registro electoral; así como el llamado a la abstención que hicieran algunos voceros importantes de la oposición venezolana (del sector ultra y alineado visiblemente a Estados Unidos) y que claramente calaron entre parte del electorado, son, simultáneamente, factores de gran peso que incidieron en este índice de participación. De ahí que la participación registrada contiene un significado en el cual un segmento importante de la población mantuvo una clara posición de resistencia a los factores generadores de apatía y abstención. Se trata de un grupo pluriverso del país que no cedió a las acciones de «máxima presión» foránea, y ello hace de estas cifras significativas y satisfactorias más allá de lo meramente matemático.

Para el sistema político de Venezuela no reviste mayor significado el resultado estadístico en participación para efectos del ejercicio y legalidad de la nueva AN. No hay cifras referidas en la Constitución nacional que indiquen un factor de legitimidad, y ello implica que el próximo parlamento estará habilitado para ejercer.

Aunque los señalamientos a las elecciones refieran a la palabra «legitimidad», lo cierto es que el antichavismo venezolano y extranjero que promueve este falso dilema es el mismo que promovió la «presidencia interina» de Juan Guaidó sin un solo voto electoral y plenamente fuera de la Constitución venezolana.

De ahí que las instituciones venezolanas no cederán ante estos falsos dilemas, mucho menos cuando el ejercicio del voto de quienes no se abstuvieron han habilitado ahora las vías políticas para reinstitucionalizar el Parlamento y superar el prolongado encallo político que carcome al país.

Quizá el éxito más importante saldado en esta contienda electoral es precisamente la organización y feliz término de la misma. A expensas de una clara presión contra el país, proveniente desde Estados Unidos y la Unión Europea (UE), las elecciones se realizaron bajo muchos señalamientos de desconocimiento, se propuso su dilación fuera del lapso constitucional que rige al periodo parlamentario y se apuntaron contra Miraflores todas las presiones, criminalizando al país por organizar las elecciones.

Ahora todo este andamiaje quedó avasallado por la jornada de ayer. El país gana en recuperación desde adentro, de su institucionalidad y estabilidad política cerrando el nefasto ciclo parlamentario que precede, por haber sido funcional acorde a una agenda de intento de destrucción del poder público venezolano durante estos cinco años.

El país superó todos los nudos críticos de «máxima presión» orquestada por la ahora saliente Administración Trump, lo cual implica que la elección puso un punto y aparte al periodo de asedio más duro que ha sufrido el país en su historia republicana de más de 200 años.

No se había conocido en Venezuela que una hoja de ruta destituyente de los poderes nacionales adquiriera la consistencia que tuvieron los esfuerzos del gobierno estadounidense y sus aliados en desmembrar al país. Ahora han fracasado.

Por otro lado, el presidente Nicolás Maduro, quien había puesto su cargo a la orden al final de la campaña y quien convirtió a las parlamentarias en un plebiscito al señalar que dejaría su cargo si la oposición ganaba, resultó legitimado por el resultado y se alzó, nuevamente, como la figura política y electoralmente más sólida del país. En términos estrictamente simbólicos, el 2020 termina para Venezuela como el año en que Trump prometió sacar a Maduro del cargo, pero es Trump quien se va.

SOBRE LOS RESULTADOS ELECTORALES

El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) como principal fuerza del GPP se ha alzado con una mayoría clara y consistente sobre las demás organizaciones políticas, cerrando el año 2020 con el evento político más importante para el país en victoria electoral y con la aspiración de alinear al Parlamento a la estabilidad nacional al iniciarse el próximo año.

Ello implica nuevas posibilidades para el chavismo en el ejercicio de la gobernanza, en un nuevo cuadro de realidades que claramente se distancian de las de enero de 2016. El chavismo igualmente continuó en la senda electoral victoriosa y suma una nueva conquista al ciclo electoral iniciado desde 2017 con la elección de la Asamblea Nacional Constituyente ese año y los cargos logrados por mayoría abrumadora en gobernaciones, alcaldías, y luego en la propia presidencia en 2018. Esta elección dejó datos electoralmente relevantes. El primero de ellos es el surgimiento de nuevas fuerzas opositoras, con partidos noveles, que se estrenaron en la política nacional ganando curules en el Parlamento.

Varios de estos partidos, aunque provienen de divisiones de otras organizaciones antichavistas, han asumido en lo electoral el rol de capitalizar los espacios que los abstencionistas han dejado cautivos. Se han propuesto a liderar a opositores en descontento y políticamente huérfanos, y han previsto incorporarse a la AN en coincidencia con el chavismo en algunos puntos básicos, como el rechazo al bloqueo económico y a las amenazas militares contra el país.

La oposición tiene también el regreso de AD y Copei haciendo presencia como fuerza política electoral. Quedó registrado: AD con 419 mil 88 votos para un 7.08%, siendo el partido del llamado G4 que más se ha mantenido en el ruedo electoral sosteniendo su capital político. Entretanto, Copei con 170 mil 589 votos, para un 2.88%.

Esta jornada electoral tuvo un nuevo hito: el decepcionante saldo para el PCV, con apenas 2,74% de los votos, logrando incluso menos votos que Copei. El PCV alineó bajo su tarjeta a la alianza llamada APR y se disponía a quebrar al chavismo oficial desde la izquierda. Pero su separación del GPP solo expuso la dimensión real de su volumen de seguidores.

Incluso, los electores del PCV podrían ser menos que los 162 mil votantes contabilizados, dado que en la APR participaron alas disidentes de Tupamaros y PPT. Todo ello supone la tesis muchas veces afirmada, incluso por el propio diputado electo Diosdado Cabello, que los votos históricos del PCV provenían de chavistas que les votaban por simpatías, pero no por militancia.

El PCV demostró, ahora en cifras, que pudo conseguir más curules si seguía en alianza con el GPP. Queda registrado también que es falsa la creencia de la ruptura de la polarización, menos desde la izquierda. También queda en evidencia que las sediciones electorales desde el chavismo están condenadas al fracaso.

Asimismo, el PCV demostró no tener «orgánica», lo que se entiende en Venezuela como trabajo político de base. Su campaña tampoco tuvo una oferta electoral sólida, no tuvo un relato consistente, estuvo centrada en el victimismo y con el fin de atizar al descontento social a su favor, desviaron sus narrativas a un férreo ataque a la dirigencia del PSUV y un estigma de sus seguidores a los chavistas.

Todo devino en un resultado pobre, que se suponía sería mayor, esto dado por la buena rotación de sus consignas y campaña en las redes sociales por algunas cuentas chavistas con muchos seguidores, electoralmente disidentes, quienes les dieron mucha presencia. Pero el resultado real frente a lo previsto en lo digital terminó siendo abismal, replicándose el fenómeno de Eduardo Samán disputando la Alcaldía de Caracas en disidencia y con apoyo del PCV y PPT en 2017.

EL NUEVO CICLO PARLAMENTARIO

La nueva AN se abre paso en la política venezolana dando lugar a un nuevo espacio de distensión nacional. Tendrá ahora entre sus principales desafíos el regreso al primer espacio de debate del país, el Hemiciclo, y de esa manera comenzar a retomar su lugar entre los poderes nacionales.

Sin embargo, para Venezuela se abren nuevos desafíos. El primero de ellos será el de emprender nuevas luchas en el frente externo para degradar la aplicación del férreo bloqueo económico contra el país, principal nudo crítico en el clima nacional.

Otro reto importante para la nueva AN será el de socavar la pretendida continuidad artificial y espuria de Juan Guaidó y su séquito de diputados, quienes con auspicio estadounidense pretenderán sostenerse de manera indefinida y fuera del lapso constitucional como una «AN legítima», apoyada esencialmente sobre la base estadounidense. Este punto será para los agresores de Venezuela una pieza claramente instrumental, y tema para un análisis más profundo.


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