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EL BREXIT PROVOCÓ GRAVES CONSECUENCIAS AL REINO UNIDO Y PROBLEMAS A LA UNIÓN EUROPEA

Martes 8 de diciembre de 2020 por CEPRID

Redacción SIEMPRE

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Los ingleses aún sueñan con el poder imperial. De alguna manera se consideran fuera de Europa y sus pueblos, como si fueran tan diferentes por haber nacido y crecido en una isla; sin embargo, aún tienen pretensiones de dominación como ocurre con Escocia e Irlanda, a pesar de su independencia-dependencia política más que económica, y unas cuantas islas dispersas en diferentes mares y océanos. De hecho, los ingleses, en algún porcentaje significativo, teorizan y practican el antieuropeismo que, al final, condujo al Brexit que, hasta estos momentos deja secuelas negativas económicas, sociales, políticas.

El divorcio entre Gran Bretaña y la Unión Europea se debe, en gran medida, al irresponsable Primer Ministro David Cameron de las filas laboristas, quien se comprometió convocar a un referéndum, sobre la permanencia o no del Reino Unido dentro de la Unión Europea. Fue una jugada que la perdió Cameron ya que en esos tiempos había divisionismos y problemas en el interior del Partido Laborista. La consecuencia inmediata fue que Cameron dejó de ser Primer Ministro, a la vez que cedió el cargo al Partido Conservador (derecha radical-tories), que gobierna en pleno Brexit, sin que aún concluyan las negociaciones.  El Reino Unido, Gran Bretaña o Inglaterra, por sus características socio-económicas y políticas, se mantuvo lejos de los procesos integracionistas que se planificaban y ejecutaban, paulatinamente, en Europa que, ya en 1957, firmaba el Tratado de Roma, en otro intento de integración, pues al Reino Unido solo le interesaba algún tipo de acuerdo comercial, por lo que impulsaba una asociación de libre comercio que no alanzó mayores logros. Mejor se diría que fue un fracaso, mientras Europa avanzaba en los intentos de integración multipropósitos.

Frente a algunos éxitos económicos alcanzados por Europa, Gran Bretaña pensaba en sus fracasos y regresaba su mirada hacia el Continente que gozaba de algunos índices de crecimiento, después de las crisis ocurridas desde el fin de la II Guerra Mundial. Sólo entonces, el Reino Unido se decidió por ingresar en la Unión Europea, hecho que ocurrió en el año de 1961, pero no fue aceptado su ingreso de manera inmediata, debido al veto de Francia que "no deseaba compartir el liderazgo europeo del que disfrutaba junto a Alemania" Sólo en 1973, el Reino Unido obtuvo su incorporación plena al proceso europeo, aunque a muchos políticos y vastos sectores del pueblo les disgustaba la integración con Europa, ya que, sostenidamente, mantenían el antieuropeismo.

Ya como miembro de pleno derecho en la comunidad europea, el Reino Unido nunca estuvo dispuesto a aportar económicamente a la organización, pues la Primera Ministra ultraconservadora Margaret Thatcher, luchó con éxito por reducir sus aportaciones al presupuesto común, gracias al llamado "cheque británico". "Fue paladín de la ampliación al Este, como forma de diluir en un mayor espacio geográfico las posibilidades de profundizar en la integración. En cuanto a la moneda única, eligió mantenerse fuera. Asimismo, se ha opuesto tradicionalmente a las escasas políticas sociales puestas en marcha a nivel europeo y se ha mantenido fuera del área de Schengen" sostiene el analista Álvaro Anchuelo Crego, en Notario del Siglo XXI.

Ni los rescates bancarios y soberanos, ni la falta de crecimiento, ni la crisis migratoria, han contribuido a mejorar la popularidad de la idea europea. De este caldo de cultivo se han aprovechado los grupos antieuropeistas, para lograr su objetivo fundamental: Sacar a Inglaterra de la UE, aunque en el referéndum hayan obtenido apenas una simple mayoría.

Según Anchuelo, "han formado en las filas de la campaña favorable al Brexit el UKIP, el poderoso grupo euroescéptico del partido conservador, así como algunos laboristas (cuyo partido hizo campaña débilmente a favor de la permanencia). Han desempeñado un papel decisivo influyentes medios de comunicación, como los tabloides (periódicos sensacionalistas) de gran difusión popular, con su constante apelación a los bajos instintos xenófobos de la Inglaterra profunda. No obstante, que una decisión sea mayoritaria no implica necesariamente que sea acertada, como los hechos están demostrando", decía el periodista español Álvaro Anchuelo Crego, en Notario del Siglo XXI.

Durante su permanencia en la Unión Europea, el Reino Unido ha obtenido grandes beneficios económicos; pero también ha recibido el respaldo para mantener las obsoletas posesiones coloniales en Gibraltar y las Malvinas argentinas, por ejemplo.

Es el Reino Unido el que más consecuencias negativas soporta luego de su separación de la UE que, también sufrirá algunos prejuicios, pero en menor cantidad y calidad. Así, podría perder hasta un 10% de sus exportaciones o quizá tenga menos inversiones que podrían afectar la economía y en especial las inversiones en algún sector.

"El más preocupante efecto negativo del Brexit para el continente es el riesgo de contagio (que siembra dudas sobre el futuro del proyecto de integración europea). Ya existían algunas incertidumbres sobre el futuro del euro, que a partir de ahora pueden extenderse, en forma de crisis de confianza en la propia Unión. En consecuencia, la Unión Europea tendrá claros incentivos a la dureza en las negociaciones con el Reino Unido, como forma de evitar que su caso se convierta en un precedente a imitar por otros países miembros. Otro efecto a tener en cuenta será el cambio en el equilibrio de poderes dentro de la Unión Europea. El reflejo institucional de la salida británica (en el Parlamento Europeo, la Comisión, el Consejo...) reforzará la ya demasiado evidente hegemonía germana.

Aunque suponga un triste consuelo en medio de este estropicio, será el Reino Unido el que sufra unos efectos económicos negativos más claros. "El Brexit ha generado una enorme incertidumbre... Las tensiones independentistas en Escocia e Irlanda del Norte se han reavivado, poniendo en serio riesgo la integridad territorial. Los efectos de un grado de incertidumbre tan alto sobre la inversión (tanto doméstica como extranjera) y el consumo no serán despreciables. Las consecuencias más rápidas y espectaculares han sido las puestas de manifiesto en los mercados financieros: la libra se ha hundido a mínimos de treinta años, la Bolsa se ha desplomado, las agencias de calificación han revisado a la baja el rating..., sostiene Anchuelo. Por otra parte, un importante sector de la economía derivada de inversiones extra continentales, generalmente, ingresa por Inglaterra para pasar a la UE, lo que significa que la libra esterlina podría sufrir depreciaciones ya que las ganancias inglesas serán menores debido a las transacciones en euros o en dólares.

Frente a estos evidentes perjuicios económicos del Brexit, que sus promotores negaron y ridiculizaron durante la campaña como el "Proyecto del miedo", las supuestas ventajas prometidas, no parece que vayan a materializarse.

"El ahorro de dejar de contribuir al presupuesto común de la Unión Europea es realmente muy pequeño. Cada país aporta a ese presupuesto aproximadamente un 1% de su renta nacional. A lo que el Reino Unido aporta (cifra en la que se suele centrar el debate) hay que restar lo que recibe, en forma de fondos agrarios y regionales (sobre todo en Escocia, Gales e Irlanda del Norte). Por otro lado, el llamado "cheque británico" garantiza que a este país se le devuelvan dos tercios del saldo neto negativo resultante. Hechos estos ajustes, la cifra final equivale a alrededor del 0.3% del PIB, conforme con el análisis de Notario del Siglo XXI.

Respecto al control de la inmigración, ésta incluye personas (a menudo jóvenes y cualificadas) que la economía británica necesita. No quitan puestos de trabajo a los nativos, pues el paro era inexistente (del 5%). Por otro lado, el grado de control para regular los movimientos migratorios que ahora logre el Reino Unido dependerá del tipo de nueva relación que establezca con la Unión Europea. Probablemente, respetar el principio de libre circulación de las personas sea un requisito indispensable para acceder al Mercado Único. No en vano, se trata de uno de sus componentes esenciales, junto a la libre circulación de bienes, servicios y capitales.

La recuperación de la soberanía legislativa y el acceso al Mercado Único son objetivos contradictorios. No es posible lograr ambos al mismo tiempo. Cuanto mayor sea el acceso al Mercado Único, más serán las normas comunitarias a cumplir, de forma que se compita en igualdad de condiciones y se respeten los estándares europeos. El cambio fundamental residirá en que los británicos tendrán que cumplir una legislación europea en cuya formulación habrán dejado de participar. Curiosa forma de ganar soberanía, como puede verse. Entre las consecuencias del Brexit; es decir la salida del Reino Unido de la Unión Europea supone cambios a nivel político, económico y social para ese reino. "El Brexit no solo afecta a los ciudadanos británicos: también tiene implicaciones para los ciudadanos comunitarios que viven y trabajan en el Reino Unido", expresa el analista Mike Kemp  Getty, en Junior Report

La Unión Europea se preocupó de la integración, y colaboración en diversos niveles como la investigación científica, la preocupación por el medio ambiente y el calentamiento global, la búsqueda de integración en los sistemas educativos iniciales, medios y superiores. "Sin embargo, el Reino Unido mantuvo ciertas condiciones especiales: recuperaba parte de las aportaciones que hacía a la Unión Europea a través del llamado "Cheque británico", mantenía la libra esterlina como moneda porque nunca aceptó el euro y no formaba parte del tratado schengen (que permite la libre circulación para los ciudadanos de la Unión Europea). También hay que considera que, al dejar de ser un país miembro, el Reino Unido ya no es más un miembro activo de valiosas instituciones y tampoco participa en la toma de decisiones que afectan a millones de personas en el continente. La salida de la Unión Europea también permitirá al Reino Unido recuperar la parte del presupuesto destinada a las políticas comunitarias. Ese ha sido uno de los argumentos principales de los partidarios del Brexit.

Los británicos dejarán de contribuir al presupuesto europeo, pero también perderán sus privilegios comerciales: a partir del Brexit,  el Reino Unido será un país extranjero y sus empresas tendrán que pagar más impuestos y aranceles para hacer negocios con las empresas de la UE. Junior report, sobre la base de estudios técnicos de la problemática económica de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, señala que el plan del Primer Ministro, Boris Johnson, define la cantidad que el Reino Unido debe pagar como compensación por abandonar la Unión Europea, teniendo en cuenta los beneficios adquiridos durante casi 50 años como país miembro. Se calcula que serían unos 45.000 millones de euros. Por otro lado, los ciudadanos británicos que viven y trabajan en la UE mantendrán los mismos derechos, igual que los ciudadanos europeos en el Reino Unido. Estos aspectos ya estaban incluidos en el acuerdo negociado por Theresa May en 2018. La principal diferencia es cómo se gestionará la frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, una de las cuatro regiones del Reino Unido. Este es uno de los aspectos más importantes y delicados del Brexit, para evitar que resurja el conflicto armado que afectó a ambos países durante la segunda mitad del siglo XX.

La nueva propuesta también marca distancias en la relación entre el Reino Unido y la Unión Europea. Es un reflejo de la nueva política conservadora de Johnson, conocido por su posición euroescéptica y su defensa del "Brexit duro": salir de la Unión Europea, aunque sea sin las condiciones acordadas.

Para Jaume Masdeu, la Unión Europea ha conseguido evitar la tormenta perfecta que se avecinaba para después del verano, cuando podían confluir dos negociaciones envenenadas: la del plan de recuperación y los presupuestos y la del Brexit. Los 27 que conforman la UE, han cerrado un elemento clave, el más decisivo y el que más los dividía internamente, y ahora afrontan reforzados la recta final de un Brexit con fecha de ejecución a la vista, el 1 de enero del 2021, y las conversaciones estancadas.

No todo va bien ni para el Reino Unido ni para la UE que mantiene un cierto temor de que Londres no tenga la tentación de camuflar el impacto del Brexit en la Covid-19. "Que intenten que las consecuencias del no acuerdo desaparezcan en las consecuencias de la pandemia", indican fuentes europeas.

Se dijo que "Europa ha cumplido con los presupuestos y el innovador fondo de recuperación. El Brexit impactará en nuestras economías y por ello los 27 también han acordado una reserva presupuestaria para el Brexit. Más de cuatro años después de que el Reino Unido votara salir, las negociaciones sobre la relación de futuro aún están desarrollándose", escribió en Twitter el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, después de entrevistarse con su negociador Michel Barnier.

Barnier se refirió a la reserva de 5.000 millones de euros incluida en los presupuestos de la UE para afrontar el impacto de la salida del Reino Unido, especialmente si se va sin acuerdo sobre la relación futura. Unos fondos destinados a los países más afectados, como Irlanda. Pero también añade una referencia a las larguísimas negociaciones con Londres, justo cuando Barnier ha denunciado la parálisis en dos áreas clave: el l evel playing field, es decir, las condiciones equitativas para que los productos británicos no entren con ventaja en el mercado europeo, y la pesca. "El tiempo para las respuestas está agotándose rápidamente", dijo Barnier al terminar la última ronda negociadora y se permitió dedicar a los británicos una frase de Saint-Exupéry: "Negociar no es solo mirarse o hablar. Es mirar juntos en la misma dirección".

Es importante destacar que "el aspecto clave para la Unión Europea, es garantizar que el Reino Unido no socave la normativa europea en medio ambiente, derechos de los trabajadores y ayudas de Estado, las posiciones siguen muy alejadas. Bruselas ya no exige que Londres acepte el régimen de ayudas de Estado de la UE, incluyendo la intervención del TJUE, pero quiere un acercamiento de la legislación británica a la europea, y en estos momentos, el Reino Unido no la tiene aún definida. "Queremos comerciar con el Reino Unido sin aranceles ni cuotas, pero también sin competencia desleal", avisó Barnier. Además, para la UE es esencial que también haya un acuerdo que permita a sus barcos faenar en aguas británicas. Aunque el sector pesquero supone menos del 1% al PIB de la Unión Europea y un 0,1% del Reino Unido, su peso político es mayor. Se busca una alternativa entre el mantenimiento de las cuotas actuales que exige la UE y el que se note el cambio que pide el Gobierno de Londres.

La pesca es también una de las líneas rojas marcadas por el primer ministro británico, Boris Johnson, que quiere que se evidencie la diferencia respecto a la situación actual. Y en ello insiste su negociador en jefe, David Frost: "Siempre hemos dejado claro que nuestros principios en estas áreas (ayudas de Estado y pesca) no son simples posiciones negociadoras, sino expresiones de la realidad que nosotros seremos un país completamente libre al final del periodo de transición". Refiriéndose al Brexit la española Marta López afirma que, en la práctica, ni ciudadanos ni empresas van a notar nada. Una vez se haga efectivo el ’brexit’ entra en vigor un periodo de transición hasta el 31 de diciembre del 2020 durante el que las relaciones con la UE seguirán como hasta ahora mientras las dos partes negocian una nueva relación comercial. Será al acabar este período de transición, que es prorrogable, cuando las relaciones cambiarán.

El Reino Unido abandona las instituciones comunitarias el 31 de enero y tampoco participará en la toma de decisiones a partir de ahora. Mantiene sin embargo su contribución financiera pactada en el marco presupuestario (2014-2020) y se beneficiará del retorno en fondos estructurales y de la Política Agraria Común. El objetivo del periodo transitorio es evitar una ruptura brutal y dar tiempo a negociar una nueva relación comercial entre Londres y la UE, negociación que se vislumbra difícil. El periodo de transición puede ser prorrogable una vez y de común acuerdo hasta diciembre del 2022 como máximo.

Concluidas las negociaciones, los ciudadanos europeos deben registrarse como residentes en un sistema de registro y tienen de plazo hasta junio del 2021. Aquellos que lleven cinco años de residencia continuada recibirán el estatus de asentado (o residencia permanente). Los que llevan menos de cinco años recibirán el estatus de preasentado (o residencia semipermanente) y podrán solicitar el estatus de asentado cuando cumplan los cinco años. Los que se instalen antes del 31 de diciembre de este año -cuando acaba el período de transición-tendrán las mismas condiciones que los que están allí en la actualidad y por lo tanto tendrán que registrarse como residentes antes del 21 de junio de 2021.

En lo que respecta a estudiantes que se matriculen en grados y posgrados en el Reino Unido antes de diciembre del 2020 tendrán las mismas tasas y financiación pública que los británicos hasta finalizar sus estudios. Además, se mantienen los programas de movilidad Erasmus para estudiantes y profesores hasta el curso 2020-2021 y se mantiene el reconocimiento de títulos universitarios oficiales.

La salida del Reino Unido de la Unión Europea no será un asunto fácil para nadie, pero será mucho más difícil y perjudicial para los ingleses por la cantidad de temas trascendentes que se deben discutir en economía, finanzas, inversiones, empresas públicas y privadas, asuntos legales comunitarios, estructura de un nuevo parlamento europeo y de otros organismos sin ingleses, los derechos de los ciudadanos para transitar libremente por Europa excepto por el Reino Unido que, inclusive podrá firmar tratados internacionales, sin  comprometer a la Unión Europea, ni afectar a sus intereses.

Hasta ahora, el Reino Unido incumple con sus compromisos contraídos con la Unión Europea. La canciller Angela Merkel dijo que las negociaciones han avanzado poco y que un "brexit" sin acuerdo afectaría duramente a una economía ya dañada por el coronavirus. La presidencia rotatoria de la Unión Europea quedó a partir de julio en manos de Alemania. Su canciller, Angela Merkel, aprovechó un discurso en el Parlamento alemán para lanzar una advertencia sobre el "brexit", señalando que existe un riesgo real de que no haya acuerdo, un escenario que debilitaría aún más una economía ya muy golpeada por la pandemia del coronavirus.

"Continuaré abogando por una buena solución, pero nosotros, en la UE, debemos prepararnos en caso de que no se concluya un acuerdo", declaró la canciller. El "brexit" y el coronavirus serán, sin duda, dos de los temas que ocupen la agenda de Merkel durante los seis meses que durará su presidencia de la UE. "En una situación extraordinaria, necesitamos soluciones especiales para que Europa pueda salir reforzada de esta crisis extraordinaria", señaló Merkel.

"Para decirlo en términos cautelosos, los avances en las conversaciones han sido muy limitados", añadió la líder alemana. "Hemos acordado con Reino Unido acelerar las negociaciones para llegar a un acuerdo en el otoño, que debería ser ratificado a fines de año", agregó. Reino Unido dejó el bloque el 31 de enero. El período de transición, en el cual permanece en el mercado interno de la UE, expira el 31 de diciembre. En este lapso, el plan es negociar una salida que no afecte a las economías de ambas partes.

El Reino Unido, desde hace mucho tiempo dejó de ser una potencia mundial. Ahora se aferra a Estados Unidos que tampoco es ya un impero invencible y o una potencia unipolar. Gran Bretaña por si misma y luego por el Covid 19 ha soportado una recesión con caída del 20,4% del PIB en el segundo trimestre,

El responsable de estadísticas de la ONS, Jonathan Athow, dijo que la recesión provocada por la pandemia del coronavirus ha llevado a una caída "récord" del PIB para un trimestre. "La economía empezó a repuntar en junio con la reapertura de tiendas, con las fábricas que empezaron la producción y el sector de la construcción inició la recuperación", añadió.

Reino Unido y la UE iniciaron conversaciones sobre su relación posbrexit, con la voluntad común de avanzar para evitar un "no deal" ("no acuerdo") potencialmente desastroso. Si eso no ocurre, las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), con sus elevados aranceles y controles aduaneros, se aplicarían a las relaciones comerciales entre los dos socios; pero los ingleses incumplen acuerdos y pactos previos. Por ejemplo, la Unión Europea ha exigido al Reino Unido retirar la ley de Mercado Interno con la que pretende modificar las normas acordadas en el Brexit relativas a la circulación de bienes entre el norte de Irlanda y la isla de Gran Bretaña. Bruselas considera que la legislación es contraria al Acuerdo de Viernes Santo y que «pone en riesgo la paz en Irlanda». Todo parece indicar que las buenas intenciones para ejecutar negociaciones dialogadas para limitar las afectaciones como consecuencia del Brexit, en muchos aspectos quedarán solo en "buenas intenciones", debido a intransigencias del Reino Unido e incumplimientos continuos de acuerdos previos.

NAIZ, a mediados de septiembre informaba que la Comisión Europea para Relaciones Interinstitucionales, por intermedio de su vicepresidente Maros Sefcovic, ha exigido al Reino Unido que retire antes de final de mes la ley con la que quiere modificar la salvaguarda acordada para el norte de Irlanda, que a sus ojos pone en riesgo el acuerdo de paz en la región.

«La Unión Europea no acepta el argumento de que el espíritu de la legislación es proteger el Acuerdo de Viernes Santo. De hecho, considera que hace exactamente lo contrario», ha indicado Sefcovic en un comunicado tras la reunión en Londres del comité conjunto para evaluar el cumplimiento de los acuerdos sobre el Brexit alcanzados hasta ahora. Sefcovic ha advertido de que los planes del Gobierno británico han «dañado seriamente la confianza» entre el Reino Unido y la Unión Europea, que continúan negociando un pacto que detalle su futura relación una vez concluya el periodo de transición del Brexit, el 31 de diciembre.

«Depende ahora del Gobierno británico restablecer esa confianza», ha agregado el vicepresidente de la CE, que urge a Londres a retirar la legislación que ha comenzado a tramitar esta semana, «a la mayor brevedad posible y en cualquier caso antes de fin de mes». Ha alertado asimismo de que la Unión Europea no dudará en poner en marcha los mecanismos que prevé el acuerdo firmado con Reino Unido el pasado octubre para lidiar con «violaciones de las obligaciones legales» que establece ese texto.

El proyecto de ley de Mercado Interno del Ejecutivo británico prevé modificar algunas de las normas relativas a la circulación de bienes entre el norte de Irlanda y Gran Bretaña, diseñadas para poder mantener abierta la aduana entre ambos lados de la frontera irlandesa, una vez el territorio británico haya quedado fuera de la unión aduanera europea. Bruselas ha remarcado que ninguna de las dos partes puede «cambiar unilateralmente, aclarar, enmendar, interpretar, menospreciar o aplicar de manera arbitraria» el pacto de divorcio, que entró en vigor el pasado 1 de febrero. El ministro británico para el norte de Irlanda, Brandon Lewis, ha admitido esta semana que esa modificación unilateral de las condiciones pactadas «viola el derecho internacional», aunque lo hace, adujo, «de una forma muy específica y limitada».

Lo cierto es que la UE está harta de los incumplimientos ingleses. El periodista Emilio Ordiz decía que el principal problema es que "Reino Unido ha dañado gravemente la confianza entre la UE y el Reino Unido. Ahora le toca al gobierno del Reino Unido restablecer esa confianza". La Unión Europea se ha hartado, y ya muestra ese hartazgo incluso en los comunicados. Ya no se va a andar con medias tintas y amenaza al Gobierno británico con llevarle a los tribunales si el primer ministro Boris Johnson acaba por incumplir el acuerdo del ’brexit’ vulnerando, además, el Derecho Internacional.

"El acuerdo de retirada contiene una serie de mecanismos y recursos legales para abordar las violaciones de las obligaciones legales contenidas en el texto, que la Unión Europea no dudará en utilizar", expresa el comunicado de la Comisión Europea. Boris Johnson el Primer Ministro Conservador del Reino Unido, incumple los acuerdos, propone una ley contra Irlanda, desató la tormenta y el caos al dividir, inclusive, a su partido

Vale recordar este pensamiento: " ...y una vez que la tormenta termine, no recordarás como lo lograste, como sobreviviste. Ni siquiera estarás seguro que la tormenta ha terminado realmente.

Pero una cosa si es segura, cuando salgas de esa tormenta, no serás la misma persona que entró en ella. De eso trata esta tormenta», decía Haruki Murakami, escritor y traductor japonés


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