CEPRID

La memoria de los pueblos contra la memoria de los computadores del terror

Sábado 20 de septiembre de 2008 por CEPRID

Manuel Rozental y Simone Bruno

Alai

Los computadores del abatido Raúl Reyes se han vuelto como el bolso de Mary Poppins, de los cuales se puede sacar cualquier prueba que se necesite contra quien sea y en el momento oportuno. Ahora le tocó el turno al economista Héctor Mondragón, quien ha sido falsamente señalado de tener vínculos con las FARC.

La guerra colombiana es una estrategia de dominación, que justifica y confunde intencionalmente resistencias democráticas con resistencias armadas, terrorismo con lucha social y justicia social con amenaza para el orden institucional, con el único propósito de eliminar las primeras identificándolas con las segundas. Como hemos intentado explicar por este mismo medio http://alainet.org/active/25910, el Modelo Colombia se dirige contra movimientos sociales y se exporta activamente. http://www.nasaacin.org/noticias.htm?x=6406

La paz tiene que parecer alcanzable pero nunca lo será hasta que el enemigo no sea acabado definitivamente y enemigos son todos los que no están de acuerdo con la clase dominante. Solo luego de que habrá paz, la situación de todos los colombianos se mejorará mágicamente. Esto es el postulado uribista: la causa de todos los males es la guerrilla y guerrilla son todos los que no sean uribistas.

En nombre de esta paz utópica, que se alcanza con muerte y la eliminación física, todo se justifica; así, mientras en todo el continente soplan vientos de cambios, en Colombia soplan los mismos vientos de guerra de siempre.

La historia se transforma en experiencia si la examinamos de manera cuidadosa repasando los hechos para aprender lecciones. Ese repaso, ese camino hacia atrás se hace a través de la memoria, de las múltiples memorias que, tejidas desde la reflexión, se convierten en historia. Pero la historia no es un terreno neutro y eso se sabe porque no es la misma la de los vencedores que la de los vencidos, la de los opresores que la de los oprimidos. Quien gana es quien hace la historia simultáneamente negándole ese derecho a quienes quedamos sometidos a la historia oficial. La experiencia enseña a los pueblos a ir tejiendo pacientemente y en contravía de la versión que se impone desde el poder, a desarrollar su verdad. Solamente en la medida en que los sometidos hacen memoria, van tejiendo su propia versión y la convierten en propuesta, en proceso de transformación, en alternativa, se supera el sometimiento. Los seres humanos nos organizamos y recordamos para hacer historia. Si no levantamos la historia que nos merecemos, terminamos sometidos a la que nos imponen para beneficio de los opresores. Cuando los pueblos tienen memoria tejida en historia transformada en experiencia para caminar, se pone en evidencia el conflicto que confronta al orden establecido y su versión oficial con la vocación de los pueblos por vivir en libertad a su manera.

A través de la propaganda, que confunde, engaña, convence, de instituciones que establecen las reglas del juego del establecimiento y del terror y la fuerza, se somete, desde hace 516 años, a los pueblos en las diferentes fases del capitalismo. Un orden social que se basa en la acumulación egoísta de unos pocos que se han apropiado del trabajo y de la vida de los pueblos y de las tierras, territorios y bienes de la naturaleza y sus riquezas para convertirlos en mercancías que generan ganancias para los dueños del capital y terminan transformadas en basuras. Todo existe para ser explotado, expropiado y finalmente excluido y exterminado para que la acumulación del capital continúe. El consenso y la coerción se combinan para imponer y establecer esta historia de despojo e inequidad.

El capital debe evitar que la memoria de los pueblos se teja y se convierta en alternativa. Si esto llegara a suceder, los caminos de los pueblos se convertirán en alternativas y el conflicto en el camino de la transformación. El capital debe evitar que los pueblos caminen su historia. El capital debe imponer su versión por todas las vías a su alcance y lo sabe.

Una de las estrategias más poderosas para lograr este objetivo es la de desplazar el conflicto del terreno del debate de las ideas y de la movilización conciente de pueblos por causas justas, al terreno de la fuerza, de los dogmatismos, del dualismo amigo-enemigo. De manera activa, desde su propia fundación, el capital transforma por la vía de la propaganda a sus contrincantes en terroristas, en monstruos destructivos que deben ser aplastados por la fuerza por el “bien” de la sociedad establecida. El terror de los habitantes los moviliza a favor del régimen o los aplasta en la inmovilidad. Quien controle el terror, hace la historia y defiende el orden de la acumulación. Empujar a los pueblos a la violencia para defenderse de modo que puedan señalarse como violentos para aplastarlos es una vieja estrategia del capital que ha ido refinando, sofisticando y tecnificando. La trampa consiste en impedir la movilización y el debate de posiciones y verdades que pongan en evidencia el conflicto que desafía al orden injusto, imponiendo desde el poder el terror y la guerra que generen terror y guerra para justificar su uso y aplastar cualquier desafío. La guerra y el terror le sirven al capital. Colombia es un experimento ejemplar de esta historia que se hace a sangre y fuego para que los pueblos no podamos encontrar la libertad, nuestras memorias y experiencias y la historia que necesitamos. Esta dinámica nos permite entender el surgimiento recurrente de ejércitos insurgentes, el aplastamiento de procesos populares acusados de terroristas, la represión constante, la alianza de políticos, corporaciones, gobiernos, ejércitos, escuadrones de la muerte y medios de comunicación para imponer, por la vía del terror y la confusión, el orden del despojo y convertirlo en normal.

En este contexto, para los intereses del capital transnacional y globalizado, las FARC pasan de ser una amenaza de insurgencia popular a convertirse en un instrumento de terror al servicio del capital. Este es el propósito que pretenden imponerle desde el poder. Cada acción de las FARC debe servir para legitimar el uso de la fuerza y movilizar el respaldo popular. Pero además, hay que fabricar con la propaganda, unas FARC globales, terroristas, amenazantes y vinculadas con cualquiera que pretenda desafiar el orden, denunciar sus abusos, señalar la opresión y difamar el camino de alternativas diversas para la vida. En este contexto, las FARC de la propaganda, como instrumento desde el poder global, son la realidad distorsionada de terror para la consolidación del poder transnacional. Las FARC servirán al orden si ya no son amenaza al establecimiento sino instrumento para judicializar, difamar, legitimar el uso de la fuerza y atacar a quienes desafíen su poder de despojo.

Es evidente que estamos ante una estrategia muy bien preparada para globalizar a las FARC y explotarla en la guerra contra el terrorismo. En este interés no tendría sentido derrotarla militarmente en Colombia. Igual que Al-Qaeda, las FARC del capital corporativo sirven para actuar en todas partes, señalar a cualquiera y mezclar culpables e inocentes. Las FARC se transforman desde Colombia por acción mediática-policial en instrumento de la agenda transnacional globalizante. La memoria de los pueblos es aplastada por la memoria manipulada de computadores al servicio del capital transnacional.

La evidencia de esto se acumula. En las últimas semanas las campañas de difamación se han intensificado, se señalan vínculos de las FARC con el gabinete del Presidente brasileño Lula, Luis Ignacio da Silva, sindicatos, ONGs y toda la solidaridad canadiense y europea, el gobierno nicaragüense, el partido de la Rifondazione Comunista en Italia, el gobierno de Evo Morales en Bolivia, el recién electo Presidente Lugo de Paraguay, activistas españoles y ecuatorianos. Se aplica una conocida y refinada estrategia: se establecen las FARC como terroristas por sus propias acciones y por las tergiversaciones, "falsos positivos" (1) y distorsiones de la propaganda. Se genera temor y rechazo y se señala a cualquiera, sea o no de las FARC, como colaborador y simpatizante con el fin de movilizar la opinión y el poder en contra de la resistencia, la memoria y los derechos de los pueblos. Se desplaza la confrontación política ideológica al terreno del terror y de la fuerza a través de señalamientos. Se crea un mal absoluto y todos los que se oponen al sistema se adscriben a este mal. Las instituciones jurídicas se ponen al servicio de la persecución.

En esta red ha sido enredado hace poco un amigo.

Héctor Mondragón es un ser humano excepcional: un tejedor de memorias, un maestro forjador de conciencias y de caminos. Ha dedicado su vida a hilar desde las experiencias de los pueblos y desde develar las estrategias de opresión, verdades que convocan la memoria, fomentan la conciencia e invitan a transformar la realidad del sometimiento a la dignidad. Este maestro de sabiduría, humilde y comprometido, siempre dispuesto a enfrentar el odio con la verdad, la injusticia con la consciencia y la arbitrariedad de la fuerza con argumentos e ideas, es una verdadera amenaza para el orden de propaganda, explotación y terror que se impone en y desde Colombia, precisamente porque simboliza la lucha contra el terror, la propaganda y la explotación. Todos los que trabajamos el tema de Colombia hemos aprendido mucho y debemos mucho a Héctor Mondragón, por esto nos ofende y duele vernos obligados a defender una vida de coherencia y dignidad que él mismo expresa en su palabra contundente y transparente ante señalamientos criminales de un orden perverso que se sustentan en el engaño y la intención infame: la de ensuciar su nombre para difamar y destruir el camino que está ayudando a forjar con los despojados. A Héctor Mondragón y a los pueblos conscientes, el régimen les tiene terror, porque la verdad y la memoria son amenazas incontenibles.

Héctor, además de tener una visión amplia, histórica y analítica del país es una persona que impresiona por su simplicidad, por su disponibilidad y su compromiso con los otros. En su caso basta con que se lean sus escritos y con que se recuerden sus actos y palabras desde todos los procesos y movimientos sociales en Colombia y el mundo para sustentar esta verdad incuestionable: Héctor Mondragón no es un terrorista ni tiene vínculos con terroristas. Esto es mentira. No hablemos de Héctor Mondragón. Hablemos de la estrategia de terror y difamación aplicada contra Héctor y contra la dignidad y justicia de la lucha de los pueblos:

El 29 de agosto en un artículo publicado por el diario El Tiempo titulado: Rastrean giros de sindicatos de Canadá a la ONG Fensuagro que habrían terminado en las FARC se encuentra la siguiente afirmación: “Y en un correo del 2 de abril del 2006, ’Reyes’ le escribe a un hombre identificado como Héctor Mondragón: "Quiero presentarle a la camarada Liliany (...) ella trabaja conmigo y al mismo tiempo presta asesoría a Fensuagro (Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria) en su trabajo de relaciones internacionales. Naturalmente se trata de una camarada de absoluta confianza".

El correo de Reyes, según el reportaje, habría sido encontrado en los computadores del mismo Reyes, los que validó la Interpol y que son el “cerebro” permanente del régimen para globalizar a las FARC. Señalar a personas como Héctor Mondragón y a quienes no son terroristas sino luchadores sociales es su propósito fundamental. Propósito que será validado capturando de vez en cuando auténticos terroristas para fabricar credibilidad. “Si unos son culpables, los demás deben serlo”. De esto nos quieren convencer. Ahora se universalizan los "falsos positivos" y la paranoia. Las FARC, de ser un “ejército de bandidos” prácticamente derrotado, según el propio Gobierno, pasará a ser un poder perverso con presencia en tu barrio, en tu banco, en tu sindicato. Las FARC están en todas partes, en todo el mundo y son demonios. Cada sindicato, cada esfuerzo solidario, cada movimiento y persona que quieran desmovilizar y perseguir tendrá vínculos con las FARC. Así aparecerá en la memoria de los computadores.

Estos mismos computadores se han vuelto como el bolso de Mary Poppins, de los cuales se puede sacar cualquier prueba que se necesite contra quien sea. Pruebas que además mágicamente se filtran a la prensa en los momentos más oportunos.

El gobierno Uribe está involucrado en un número cada vez mayor de escándalos, cada uno de ellos sería suficiente para su caída. Parapolítica, cohecho de parlamentarios que aprobaron su reelección, falsas acusaciones y complot con paramilitares contra la Corte Suprema de Justicia, además del interés de la Corte Penal Internacional en abrir una investigación formal sobre Colombia. Frente a todo esto la reacción presidencial es como la de aquellos jugadores de Blackjack que después de haber perdido una vez doblan la apuesta la vez siguiente en el intento de recuperar, arriesgando, para llegar al punto en el que ya no hay nada más para apostar. En esta misma lógica el presidente nunca se defiende de las acusaciones sino que se lanza cada vez en nuevos ataques, esto, hasta que habrá gastado toda su popularidad.

El artículo en el cual se acusa irresponsablemente a Héctor, en un país en donde señalamientos y amenazas de muerte van de la mano, es firmado por la “unidad investigativa” de “El Tiempo”, cosa que por sí misma, explica porqué este periódico, además de ser el que más recursos tiene, no ha sido capaz de sacar a la luz ninguno de los escándalos en los cuales el gobierno del presidente Uribe se está ahogando. La revista Semana, el diario “el Espectador”, los noticieros de Canal 1 y hasta la revista Cambio han contribuido a que el país conozca la realidad de un gobierno cuyos integrantes están involucrados en los peores escándalos de la historia del país. En cambio, El Tiempo y su “unidad investigativa”, se limitan a reportar el contenido del bolso de Mary Poppins, y a arriesgar la vida de los ciudadanos.

En defensa de Héctor Mondragón hablan los comentarios de aquellos que, como los indígenas Nasa, han podido trabajar con él: “El que “Reyes” le haya escrito a Héctor Mondragón esta nota, o que se haya comunicado con él es falso. Esta es una invención perversa, mal intencionada y por ello mismo constituye un señalamiento criminal que busca ensuciar el buen nombre, la transparencia incomparable, la honestidad incuestionable de un maestro y compañero que merece todo el reconocimiento, respeto y afecto de quienes lo conocemos y venimos aprendiendo de él y con él desde hace muchos años. Tan bien lo conocemos y tan seguros estamos que podemos ser contundentes y definitivos en denunciar esta farsa repugnante y llamar a todas y todos los que lo conocen a hacer lo mismo.[…] Tendría que ser otro Héctor Mondragón el que recibiera esa nota, no el investigador, el asesor de procesos campesinos indígenas y populares en todo el continente y buena parte del mundo. El Héctor Mondragón que ha dado conferencias sólidamente documentadas, escrito textos invaluables e impecables por su fuerza, claridad y respaldo en la verdad, acompañado procesos y pueblos arriesgando su vida y entregando todo de sí por la verdad y la justicia, no recibió ese correo. Héctor Mondragón ha sido víctima de un señalamiento que busca difamarlo y silenciarlo.[…] Así como siempre hemos contado con Héctor para que nos enseñe y acompañe, hoy lo acompañamos y reclamamos que una sola voz firme y contundente se levante frente al terror y la falsedad”.

O como Justin Podur, canadiense, cooperante internacional y escritor, que tiene la suerte de traducir los textos de Héctor al inglés: “estas son las apelaciones desesperadas de un régimen criminal. El intento de desviar la atención de sus propios crímenes inventando crímenes de los otros. El conocimiento que tengo de Colombia llega a través de algunas personas, entre estos hay alguien que es un verdadero héroe para mí, el economista colombiano Héctor Mondragón. El es el mejor tipo de pacifista, uno que lo practica sobre si mismo, aun si esto es increíblemente difícil. […] Si el régimen persigue Héctor Mondragón, esto no es por razones conectadas con la recolección de fondos de las FARC, es por las mismas razones de siempre: destruir cada fuerza y organización social, incluyendo – o de pronto especialmente- las políticas y pacíficas que se oponen al saqueo del país”.

Héctor ha sido amenazado continuamente en su vida, ha tenido que salir del país, ha sido torturado por agentes del Estado en su juventud, pero el Estado no aparece para ayudarlo en su lucha o para reparar sus culpas, sino para señalarlo, para poner en riesgo una vez más su vida.

El señalamiento contra Héctor fabricada en la memoria del régimen del capital transnacional, transmitida a través la manipulada memoria de los computadores, es un anuncio de lo que avanza. Nadie está a salvo. La intención es el terror para someter. Si Héctor puede ser condenado, cualquiera es vulnerable. La lucha es entre la memoria que ha ayudado a tejer Héctor, la de los pueblos, la de la resistencia, la de las verdaderas estrategias, intenciones y trampas del opresor y la manipulada, falsificada y fabricada que se sirve de estratagemas sofisticadas para imponer una historia que nos lleva al fin de la historia. Defender a Héctor Mondragón es, por estas razones, defender nuestro derecho como pueblos a tener memoria y a hacer por fin realidad, nuestra libertad.

Nota:

(1) Falsos atentados montados por el ejército colombiano con el fin de mostrar resultados "positivos" ante el país.


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