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LA TÉTRICA CIA CUMPLE 70 AÑOS DE MAGNICIDIOS Y CRÍMENES SIN CASTIGO

Martes 15 de marzo de 2016 por CEPRID

COMITÉ INDEPENDENCIA Y SOBERANÍA PARA AMÉRICA LATINA (CISPAL)

CEPRID

En realidad fue fundada por el presidente Truman, el mismo que ordenó se lanzaran las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Oficialmente la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, (CIA, por sus siglas en inglés) nació el 18 de septiembre de 1947 sobre el regazo del Grupo Central de Inteligencia creado el 20 de enero de 1946. Desde esta fecha han pasado 70 años, durante los cuales la agencia de espionaje y contraespionaje de Estados Unidos se ha convertido en la agencia más terrorífica, tétrica y todopoderosa del imperio para cometer magnicidios, propiciar golpes de Estado y cometer toda clase de crímenes que han quedado sin castigo, pues la impunidad de sus acciones directas o clandestinas ha sido y es su más grande y mejor tapadera.

El poder de la CIA es extraordinario porque proviene de las clases dominantes, de la autodenominada “raza superior”, la anglosajona que cree que por mandato divino debe cumplir el “destino manifiesto” para gobernar al mundo que, según ella, está mayoritariamente habitado por razas inferiores: asiáticos, indígenas, negros y el mestizaje que es universal. Todas esas razas son incapaces para crear y formar gobiernos que administren los recursos naturales, las riquezas de la tierra. Sólo la “raza superior” puede hacerlo porque, además, es dueña de los más poderosos complejos industriales-militares, farmacéuticos, hidrocarburíferos, petroquímicos, de las más grandes corporaciones transnacionales y multinacionales, de las financieras y bancos, muchos de ellos especializados en “lavar dinero” proveniente del narcotráfico.

Del poder económico más grande del mundo proviene el poder de la CIA que fue creada, precisamente, para proteger y salvaguardar los negocios e intereses del imperio que son los mismos de los dueños de los dólares, de los amos del capitalismo mundial. La CIA es el brazo clandestino de la “raza superior” sedienta de ejercer el dominio total sobre el planeta. La CIA es el brazo ejecutor de esa política de dominación que hiere y atenta a la dignidad de los pueblos y naciones, que ofende a los derechos esenciales del hombre, que viola los principios del derecho internacional y que hace escarnio del principio de la libre autodeterminación, soberanía e independencia de los Estados.

En sus 70 años de existencia, la CIA sólo es controlada por los miembros de la “clase superior” a través del rol que desempeñan como parte integrante de la élite en el poder. “La CIA es el elemento principal en un gobierno invisible dentro del poder ejecutivo…”, sostenía G. William Domhoff en su obra: ¿“Quién gobierna Estados Unidos”?

Los periodistas estadounidenses Wise y Ros consideraron que la CIA era la agencia que ejecutaba las políticas de Estadios Unidos en la Guerra Fría y desintegrada la Unión Soviética, aún continúa con ese objetivo para “controlar a los comunistas” que aún quedan en la ex URSS y en los países de Europa del Este y en el resto delo mundo. El anticomunismo es propio de la CIA porque es propio de las clases dominantes o “superiores”.

La CIA “es el núcleo de una organización que incluye otros servicios de información, así como grandes empresas, fundaciones caritativas, escuelas secundarias y algunas universidades e institutos universitarios. Ese “gobierno invisible” estuvo encabezado por el “Special Group” o el “54/12 Group” o “Grupo Central de Inteligencia” que se encargaba de trazar la política de espionaje. El Special Group, con su cuartel general en el “Situation Room” (Cuarto de la Situación), en las profundidades de los sótanos de la Casa Blanca, no incluye ni siquiera al Vicepresidente…” afirmaba William Domhoff en su obra: ¿“Quién gobierna Estados Unidos”? Ese Grupo Especial estuvo y está integrado por personalidades que representan a la “clase superior” y a las élites del poder económico y político.

Ese Grupo, fue reconstituido en 1956, en calidad de subcomité interministerial del SNC. Su principal objetivo fue “dirigir desde el punto de vista político y aprobar las operaciones secretas del “aparato de inteligencia”, y resaltar también un análisis general de esa actividad en interés de Estados Unidos. En la época del presidente Eisenhower , el Grupo Especial fue rebautizado como Grupo 54/12 y más tarde, en 1964, se le dio el nombre de “Comité 303. A partir de 1970 este grupo empezó a conocerse como “Grupo 40”. Su nombre variaba con la llegada de una nueva administración o cuando de repente, la opinión pública conocía de la existencia de esta organización supersecreta”, sostenía Domhoff.

A mediados de la década de los 70, el “Comité 40” fue transformado en un nuevo Comité denominado Grupo Consultivo. Este cambio se debió a que el famoso “Comité 40” ya había sido descubierto por la opinión pública estadounidense e internacional y condenado por su participación en una serie de actividades delictivas de la CIA.

Cualquiera que sea el nombre del “Comité 40”, tenme un preponderante papel dentro de los organismos de inteligencia USA ya que le “corresponde efectuar el control de los programas de las operaciones secretas, examinaba sus objetivos, definía si los métodos y vías trazadas garantizarían el éxito de las misiones planteadas, valoraba el grado de probabilidades de alcanzar el triunfo, al m ismo tiempo decidía si estas misiones tenían un “carácter aceptable” y si se correspondían con los intereses nacionales” según el autor anotado.

A demás, el especial groe alcanzo un extraordinario poder de decisión en la política exterior del Gobierno Federal, puesto que por su control pasaban las asignaciones para la operaciones secretas de la CIA en el extranjero, fondos de carácter reservado (Top Secret) que jamás debían estas bajo el control de ningún organismo, ni siquiera del Congreso de Estados Unidos.-ñ La CIA siempre dispuso de cuantiosos recursos económicos en dólares que cambiados en mercados negros de los países “enemigos” servían precisamente para desestabilizarlos, socavar sus sistemas de gobierno y derrocarlos mediante cruentos golpes de Estado con sus peones o cómplices que eran las fuerzas armadas de los países agredidos.

Desde su fundación, la Agencia Central de Inteligencia ha sido dirigida por miembros de la llamada clase superior de los Estado Unidos, y por los nombrados para conformar las elites gobernantes que no necesariamente pertenecen a la clase superior, peo que se identifican con ella por la ideología que asumen y por ser obsecuentes servidores de esa clase.

El primer director de la CIA fue el Contralmirante Roscoe H. Hillenkoetter. El segundo fue el General Walter Beddell Smith, ex jefe de Estado mayor del General Eisenhower y ex embajador en la Unión Soviética. Luego vinieron Allen Dulles, hermano de John Foster Dulles. Allen había sido figura prominente de la CIA desde su fundación y destacado agente de la OSS, asentado en Suiza durante la II Guerra Mundial y fue Director de una corporación bancaria.

Kennedy nombró a John McCone, un católico multimillonario de los Angeles como director de la CIA y el presidente Johnson designó director de la Agencia al Almirante retirado William Raborn, quien fue Vicepresidente de Aerojet General Corporation de Los Angeles. Entre otros destacados directores de la CIA, esta George Bush, quien llegó a ser Presidente de los Estados Unidos.

Los directivos de la CIA siempre han estado vinculados a las grandes empresas y consorcios norteamericanos; en consecuencia, siempre usaban a la CIA para defender sus intereses. Frank Wisner, Subdirector de la Agencia, fue millonario y accionista de “Carter, Ledyard & Milburn”, una compañía de abogados de Wall Street y de esa misma firma salió William Jackson, otro subdirector, accionista de muchas empresas industriales, bancarias y financieras McDonnell, presidente de “Manufactures Capital Corporation” y Walter Wolf, vicepresidente de dos bancos neoyorquinos fueron subdirectores de la CIA. Robert Amory, miembro de la directiva de la “United Fruit” estuvo al frente del directorio de inteligencia. Loftus Becker y su suplente trabajaban en Wall Street, en la “Cahill, Gordon, Reindel & Oil Company”, John McCone tenía acciones en la “Standard Oil of California” por un millón de dólares y fue director de la CIA.

La dirección de la CIA mantiene estrechos contactos con el Council of Business, cuyos miembros son propietarios de algunas de las corporaciones más importantes de loa Estados Unidos y representantes de los Rockefeller, los Rothschild, los Mellon, los Whitney y otros según Domhoff.

Otros directores de la CIA, vinculados a las grandes empresas y capitales norteamericanos, fueron WilliamCasey que poseía una fortuna superior a los 9.6 millones de dólares o William Webster, un fanático de la doctrina de la seguridad nacional y de los designios neoglobalistas de Estados Unidos y Richard Helms, diplomático y antes que nada hombre de negocios vinculado a los interese de la clase superior.

La CIA está bajo órdenes directas de la Casa Blanca y del Presidente de Estados Unidos. Siempre en su calidad de miembro de la clase superior y dirigente de la élite en el poder, el presidente, en ocasiones, desconoce de los pasos, operaciones o actividades de CIA que hayan sido decididos previamente por NSC o el Special Group. La CIA no puede ser o autoproclamarse como “un gobierno invisible” o como una especie de Estado dentro del Estado, porque esa situación es tan solo un mito difundido por la propaganda ya que, en su esencia, es una arma secreta, mortal, subversiva y desestabilizadora de los Estados Unidos; es decir de la clase superior y, por tanto, “la CIA actúa bajo dirección aparente del Presidente de los Estados Unidos o del Consejo de Seguridad Nacional. Sin embargo, la CIA ejecuta acciones especiales, casi siempre con el victo bueno del Presidente según de afirmaba en la guía especial de los Estados Unidos. El New York Times Magazine4 escribía: “Todos los directores de la CIA están protegidos por los presidentes a los que sirven. Ningún director de la CIA puede desobedecer las instrucciones del Presidente…”; sin embargo, la CIA realiza operaciones clandestinas bajo órdenes del NSC que no siempre son informadas al Presidente.

El gobierno invisible

Pero el “gobierno invisible” existe y está conformado por los magnates y multimillonarios que son los que realmente gobiernan a los Estadas Unidos y, si por contradicciones propias de clase, un presidente llega a ser indeseable o resulta alguna especie de peligro para los interese de la clase superior, simplemente lo eliminan como ocurrió con Kennedy o permiten que sea destituido como en el caso de Nixon.

Cierto que la CIA recibe ordenes del presidente, pero directamente está controlada por la clase superior y las fuerzas de elite en el poder.

Cualquier análisis de las intrigas y actividades de la CIA concluirá que es una Agencia encargada de cumplir el rol de guardián de la clase superior que es la que la controla por intermedio de sus representantes. Por eso, la misión básica de la CIA es ejecutar todas las acciones ilegales, encubiertas, clandestinas, directas, indirectas o públicas -en países débiles o con gobiernos complacientes o serviles a Estados Unidos, manipulados también para defender y salvaguardar los intereses expresos o manifiestos de la clase gobernante o de la élite en el poder.

Esta situación ha conducido a relievar las actividades de la CIA, como sinónimo de heroísmo al estilo de Hollywood, a la vez que ha sido coronada con aureolas de misterio y guardados secretos de sus acciones criminales e intervencionistas en América Latina, el Caribe, en África, Asia y Europa.

G. William Domhoff, en su obra: “Quién gobierna Estados Unidos”, con el propósito de demostrar el control que ejerce la clase superior, que conforma el gobierno invisible de Estados Unidos y que actúa sobre la CIA, se refiere a los cohetes nucleares instalados por la Unión Soviética en Cuba en 1962. Naturalmente que el “descubrimiento heroico” de esos cohetes es atribuido a la CIA.

El autor mencionado afirma que el círculo más íntimo de la élite en el poder durante la administración Kennedy, que se reunió para decidir el qué hacer durante la crisis de Octubre, fue el mismo que se había reunido para decidir la invasión a Cuba que se efectuó por Playa Girón. Ese fue un monumental fracaso de la CIA que, aparentemente, se ocultó a Kennedy en los primeros instantes de la derrotada invasión.

Politólogos, sociólogos y otros analistas sostienen que la clase superior de Estados Unidos es la clase de los multimillonarios que constan en la lista anual de la publicación especializada Social Register.

Si esta clase social, económica y política es la ejerce control sobre la CIA, fácil es deducir que esa agencia del crimen terror y muerte, defenderá los intereses de esa clase que ha llegado a convertirse en el verdadero e invisible gobierno de Estados Unidos; en otras palabras, un poder real, concreto y efectivo dentro del poder que ejerce el Gobierno Federal, aparentemente, compartido por el Congreso.

“La relación entre los conceptos de “clase gobernante” y “élite del poder” es perfectamente clara, pero es cierto así mismo que puede producirse confusión al respecto, a menos que se los compare y se los contraponga. Repitámoslo: la clase gobernante se refiere a la clase superior que posee una cantidad desproporcionada de la riqueza del país, recibe una parte desproporcionada del ingreso anual del país, y proporciona una cantidad desproporcionada de miembros a los cargos del gobierno. Sin embargo, puede ocurrir que algunos de los miembros de este grupo no se ocupen de otra cosa que de criar caballos, asistir a las carreras de galgos o codearse con la nata de la colonia extranjera. La “elite del poder”, por otra parte comprende a todos aquellos que ocupan cargos de mando en instituciones controladas por miembros de la clase superior (gobernante). Todo miembro de la elite del poder podrá pertenecer o no a la clase superior. Lo importante es si la institución a la que sirve está o no regida por miembros de dicha clase…” según el autor señalado.

La cita que se transcribe demuestra que para ser miembro de la clase superior estadounidense se requiere ser hombre de empresa, controlar las industrias o las financieras, los sistemas de producción y los mercados, los bancos y comercios de importación y exportación; y en especial, controlar el complejo industrial-militar o poseer las compañías escogidas por el Departamento de Defensa, para fabricar y producir todo tipo de armas. Naturalmente que el Pentágono está bajo el control de la misma clase superior.

Esta clase gobierna al ejecutivo y al legislativo, a los militares, políticos, diplomáticos, abogados, periodistas y es propietaria o accionista de las principales cadenas de radio y televisión, de las agencias trasnacionales de prensa y de los más influyentes periódicos y revistas y espectáculos de entretenimiento. Es la clase que ejerce férreo control sobre la “comunidad de inteligencia” y en especial sobre la CIA. Un ejemplo de ese tipo de hombre de empresa es el actual candidato republicano a la Casa Blanca Donald Trump.

La clase superior es el verdadero gobierno de los Estados Unidos y, es esa clase bucanera o pirata la que depreda los recursos humanos y naturales en todo el mundo sometido a sus designios, ya sea por el consentimiento de sus gobernantes corruptos que se rindieron ante el dios dólar o por la fuerza de los cañones o las intrigas criminales de la CIA.

Los documentos secretos -hechos públicos por orden de la Casa Blanca o del Congreso- llegaron a revelar parte de las intrigas criminales de la CIA en América Latina y en algunas regiones del mundo. Muchos políticos considerados indeseables por Estados Unidos han sido cobardemente asesinados, varios gobiernos no obedientes a los dictados de Estados Unidos o que han sido considerados peligrosos para sus intereses; es decir para los negocios de los magnates de la industria el comercio y las finanzas, han sido derrocados luego de recibir órdenes secretas del Consejo de Seguridad, -hoy NSC- de los Estados Unidos, ejecutadas bajo la denominación genérica de “operaciones secretas”.

“Operaciones Secretas” puede definirse a lo que “abarca todo tipo de actividad que lleve a efecto o apruebe el gobierno de Estados Unidos contra Estados o grupos de Estados “enemigos” de modo que no se sepa que el gobierno de Estados Unidos es el promotor, y la responsabilidad por la cual, en el caso de que se denuncie, éste pueda negar verosímilmente hasta el fin. Las operaciones secretas preventivas (sabotajes, destrucciones, etc.) labor subversiva contra otros países, en particular la ayuda a la resistencia clandestina y el apoyo a los grupos anticomunistas en los países del “Mundo Libre” que están bajo amenaza…” según se decía en el libro Una Vez Más acerca de la CIA editado por Prensa Novosti.

Nadie puede si quiera sospechar que el gobierno de Estados Unidos dictó las órdenes pertinentes, aprobó los planes y dijo: Ejecútese, y nadie puede, jamás, afirmar ni probar que los Estados Unidos y su gobierno conocieron de esos planes. Esta es la premisa básica de las “operaciones secretas” y bajo ellas la primera potencia mundial se ha ensañado contra America Latina, y buena parte Asia África y Oceanía.

Bajo responsabilidad de la CIA y de su Directorio de Inteligencia está el procesar datos e informaciones proveniente de fuentes públicas o abiertas o de la remitidas por sus agentes desde diferentes partes del mundo y en espacial desde las zonas en conflicto y mucho más si esos conflictos podrían, eventualmente, desembocar en potenciales peligros para los intereses estadounidenses que no son otros que los interese económicos de la clase superior. Este es el principio rector que ha justificado el desenfadado y cínico intervencionismo yanqui en todo el mundo y no la tan propagandizada defensa de los derechos humanos, la libertad y la democracia. Al fin “the business are business”, y la CIA hace su negocio redondo por la complicidad de las llamadas clases dominantes elitarias y gobernantes enquistadas en el poder, mayoritariamente con el voto del pueblo.

Para cumplir con los designios de dominación mundial, la CIA ejecuta diversidad de acciones como la elaboración del “National Intelligence Daily” que es un boletín con un tiraje diario que oscila entre 60 y 200 ejemplares debidamente numerados con información sintética que contiene el registro de los principales acontecimiento políticos y económicos ocurridos en el mundo.

Quizá el departamento de mayor relieve y trascendencia de la CIA sea el denominado Directorio de Operaciones que es el encargado de reclutar agentes en el extranjero y en el interior de Estados Unido. Este directorio es el que mantiene contacto directo con todos los agentes a través de la recepción permanente de informaciones y en base a ellas resuelve las tareas de espionaje y contraespionaje y la ejecución de las tétricas operaciones secretas que asuelan a buena parte del mundo, con mayor poder de destrucción que las siete plagas de Egipto.

El Directorio de Operaciones funciona sobre la base de seis divisiones territoriales diseñadas para actuar en todo el planeta. Los comunistas, los socialistas, los revolucionarios, y toda clase subversivos son y serán los enemigos de la CIA a los que debe aniquilar al precio que sea necesario.

El Directorio de Operaciones actúa con varias direcciones funcionales dedicadas al contra espionaje, a operaciones secretas, servicios técnico-operativos, información y contra información.

Diez mil agentes

Para la ejecución de estas actividades, el Directorio cuenta con unos diez mil agentes especializados en cada área. Se calcula que por lo menos cuatro mil de ellos realizan el trabajo sucio en diversos países de los cinco continentes de manera encubierta y clandestina, a fin de obtener resultados en la planificación, desarrollo y ejecución de las operaciones secretas que, en realidad, son operaciones subversivas y desestabilizadoras.

Es una falacia difundida por Estados Unidos el considerar que la CIA actúa a espaldas de la Casa Blanca, del Departamento de Estado o del Congreso que pretende condenar las operaciones secretas de la Agencia en cada ocasión en que la opinión pública expresa su repudio a las operaciones que, en realidad, son crímenes de lesa humanidad y brutal intervencionismo perpetrados contra pueblos estados y naciones.

CONTRAINJERENCIA difundió un análisis sobre los 70 años de la CIA en el que afirmaba que “diferentes hechos han marcado la historia del ente que ha servido para espiar no solo a los demás países, sino a personalidades políticas dentro de EE.UU.

Sin duda alguna el mayor fracaso en su historia, fue haber recibido una cucharada de su propia medicina de manos de la Unión Soviética (URSS), cuando se infiltró un agente de ésta, George Koval, en lo que se conoce “Proyecto Manhattan entre 1939 y 1949”, del que dio detalles a su gobierno del plan nuclear estadounidense que se llevaba a cabo durante la presidencia de Harry Truman.

En 1945, la agencia recibió un escudo en la embajada estadounidense en Moscú, con el que se realizaron varias escuchas por casi ocho años.

Truman fue burlado en 1949 al recibir documentos que no coincidían acerca de la bomba nuclear que construía la URSS.

En 1953, la CIA estuvo detrás del golpe de Estado en Irán de la mano de Reino Unido, causando la caída del primer ministro Mohammed Mosaddeq, quien fuese elegido de forma democrática.

Motivados por establecer un control petrolero sobre la nación islamita, la CIA ocasionó tal situación a través de sobornos a políticos y administrativos iraníes, para dar paso a una monarquía autoritaria que encabezó el sha Mohammad Reza Pahlavi.

En 1954, se vivió un episodio similar en América Latina cuando Jacob Arbenz, presidente democrático de Guatemala, fuese derrocado por considerarlo “comunista”.

Arbenz, quien impulsó importantes infraestructuras para la época, reformas sociales como la ley agraria pagó un alto precio por oponerse a los intereses de la United Fruit Company.

El entonces presidente guatemalteco fue acusado de servir a los soviéticos a través de documentos forjados por la agencia norteamericana, conocido como operación PBHistory.

El triunfo de la Revolución Cubana fue otro argumento para intentar intervenir en una nueva nación latinoamericana.

Varias versiones aseveran que la CIA intentó asesinar al Comandante Fidel Castro, utilizando cigarros envenenados, ostras explosivas, trajes de baño, pagarle a mujeres para que lo envenenaran y cientos de formas diferentes para alcanzar sus fines.

Pero fue en 1961, cuando bajo el tutelaje de la agencia de espionaje y la mirada complaciente del impulsor del bloqueo económico contra la mayor de las Antillas, John F. Kennedy, se llevó a cabo una conspiración contra la Revolución cubana, en una operación en Bahía de Cochinos, que resultó infructuosa dada la rápida respuesta del pueblo cubano.

Meses antes, Kennedy autorizó y con participación de la CIA, se realizaron esfuerzos para derrocar al presidente de Vietnam del Sur, Ngo Dinh Diem.

De acuerdo a una publicación de The Washington Post, el organismo norteamericano estuvo detrás del golpe de Estado en Chile, contra su presidente, Salvador Allende, quien fue vinculado con el comunismo por llevar a cabo una serie de reformas sociales.

La operación de la CIA para buscar la caída de Allende, estuvo encabezada por William Broe, director de la División Latinoamericana del ente en 1970, lo que trajo como consecuencia una dictadura militar liderada por Augusto Pinochet desde 1973 hasta 1991.

Se estima que el régimen militar de Pinochet dejó más de tres mil muertos, cifras de desaparecidos y torturados que aún se desconocen a 25 años de su caída.

En los 70 otro escándalo arropó a la CIA, en esa oportunidad en su propio país. Muchos conocen el caso de espionaje conocido como “Watergate” en el que se vio envuelto el expresidente Richard Nixon, involucrado en sobornos y chantajes a distintas personalidades del mundo político estadounidense y fuera de éste, quien buscaba su reelección.

En 1972 la CIA y la Oficina Federal de Investigaciones (FBI por su sigla en inglés) estuvieron involucradas en el escándalo, lo que causaría la dimisión de Nixon dos años más tarde, meses antes de que culminara su gestión.

A inicios de los 80, Irán vuelve a formar parte de las sombras de la CIA, cuando se dio a conocer la venta de armas a ese país, como apoyo en la guerra que sostuvo éste con Irak.

En esa misma década, la agencia estadounidense se vio involucrada en lo que se conoce como “las contras” en Nicaragua, para derrocar el proceso sandinista en ese país, que había logrado combatir la dictadura de Anastasio Somoza.

En 1984, quedó demostrado que la CIA bajo el auspicio del entonces presidente de EE.UU., Ronald Reegan, introducía armas, entrenaba y financiaba a los “Contras” de extrema derecha en la nación centroamericana (Resistencia Nicaragüense) y que carga en su historial crímenes de lesa humanidad, tortura y reclutamiento forzoso.

Tras la disolución de la URSS, la CIA se propuso utilizar el narcotráfico como excusa no solo para espiar sino para realizar ataques directos contra otros países, como lo fue el caso de Perú en 2001, cuando derribó un avión de una familia de evangelistas, a quienes vincularon sin pruebas al tráfico de drogas.

Ese mismo año la CIA habría participado en casos de tortura por los hechos terroristas de World Trade Center en Nueva York y el Pentágono en Washington, por los que fueron vinculados años después, el expresidente de EE.UU., George W. Bush y la exsecretaria de Estado, Condolezza Rice.

Su fracaso más reciente, sin duda alguna es el del exagente de la Agencia Nacional de Seguridad de EE.UU (NSA), Edward Snowden, quien desde 2013 ha revelado una serie de documentos de la CIA en los que se demuestra las políticas arbitrarias de la agencia.

Snowden dio a conocer los programas “Xkeyscore”, “Tempora” y “Prims”, utilizados por la inteligencia norteamericana para espiar a ciudadanos comunes. Asimismo, el portal Wikileaks, ha burlado la seguridad de la CIA para dar a conocer sus documentos secretos, según informaba Telesur.

OPIO Y COCAÍNA CONVIERTEN A LA CIA EN LA MAYOR TRANSNACIONAL DE LA DROGA

Dan risa las coordinaciones internacionales promovidas por el imperio, contra el narcotráfico. Los lacayos, incluidos algunos llamados progresistas, participan activamente y le dan entrada a la DEA que controla la vigilancia y represión en muchos países. Ni una sola vez se denuncia o detecta el cómo está involucrada la mafia de la CIA, aunque todos saben que controla la mayor parte del tráfico.

HISPAN TV afirmaba que tras tres décadas de guerras, Afganistán sería un Estado fallido y corrupto que apenas rebasa los límites de su capital, Kabul.

En este país, la inseguridad generalizada ha dado alas al negocio de la seguridad privada que emplearía a unos 43.000 hombres (casi 9.000 civiles habrían muerto entre el 2007 y el 2010 según refleja el informe anual de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán, (Unama).

Además, de los más de 60.000 millones de euros de ayuda económica llegados del exterior desde 2002, sólo un 12 % se habría invertido en mejorar la vida de una población (con un 42% por debajo del umbral de la pobreza y un 33% en serio riesgo de hambruna), sirviendo el resto para alimentar la corrupción o financiar los ejércitos privados (según una información de The Wall Street Journal que cita como fuente a funcionarios afganos y estadounidenses anónimos, “funcionarios afganos de alta jerarquía habrían evadido desde 2006 más de 3.000 millones de dólares a refugios financieros en el exterior”).

Respecto al cultivo del opio, según el Bureau de Drogas y Crímenes de la ONU, con la llegada de EEUU se habría incrementado de forma considerable el cultivo de la adormidera, pues en el 2007, el 93% de los opiáceos del mercado mundial procedían de Afganistán y en la actualidad, la superficie de tierra dedicada a la producción de opio en territorio afgano superaría al del cultivo de la coca en América Latina, siendo el opio y la coca las principales fuentes de financiación de una CIA convertida en la mayor trasnacional de la droga. Así, desde 2004 un billón de dólares del tráfico de opio habría sido utilizado para financiar la guerra en todos los frentes, aunque hay que resaltar que los ingresos por opio de los talibanes sólo representan el 5% del montante total que genera el negocio, siendo en su mayoría blanqueado en Wall Street por organizaciones pantalla vinculadas a la CIA y al expresidente afgano Karzai, devenido en “Capo del opio”. Sin embargo, tras el final de la era Karzai luego de las elecciones presidenciales afganas del 2014, asistiremos a la formación de un Gobierno de Coalición entre pastunes y talibanes que contaría con la tutela y supervisión de EEUU para así asegurar su presencia en un país considerado por el Alto Mando de EEUU “como pieza geoestratégica vital en el rompecabezas del Oriente Medio”, (reconvertida ahora en misión de entrenamiento y asesoramiento de las Fuerzas de Seguridad afganas y adelgazada hasta los 12.000 integrantes), dentro de la estrategia de EEUU de implementar la teoría del “caos constructivo” en Oriente Medio y terminar por desestabilizar el gobierno paquistaní de Hussain.

¿Golpe de mano contra Hussain?

Aunque los talibanes han sido expulsados de algunas zonas de su bastión del sur de Afganistán, los combatientes del grupo insurgente afgano Haqqani (afín a los talibán), siguen cometiendo ataques transfronterizos desde sus bases paquistaníes situadas en la frontera oriental con Afganistán. Así, según un.org, Sirajuddin Jallaloudine Haqqani sería uno de los líderes más prominentes e influyentes, de la red Haqqani, (grupo de combatientes con estrecha cooperación tanto con los talibanes como con Al-Qaida) y habría sido uno de los principales comandantes de la red desde 2004, heredero natural del carisma y la autoridad de su padre, Jalaluddin Haqqani, comandante militar de los talibanes y ministro del régimen talibán.

Por su parte, el actual Presidente de Paquistán, Mamnoon Hussain habría sido acusado por EEUU de “tibieza en la lucha contra Al-Qaeda para lograr desbaratar las redes terroristas en Pakistán y para degradar cualquier habilidad que tengan para planear y lanzar ataques terroristas internacionales”, lo que aunado con su escaso entusiasmo por “fortalecer las capacidades de contrainsurgencia de Islamabad” y su peligroso acercamiento a China hacen predecir un incierto futuro para él, por lo que no sería descartable un golpe de mano auspiciado por la CIA para lograr la balcanización de Paquistán, su debilitamiento como Estado y posterior sumisión a China, para lo que la CIA recurrirá al endémico contencioso de Cachemira que será un nuevo episodio local entre un Paquistán aliado de China y una India apoyada por Rusia, con el agravante de disponer ambos países de misiles balísticos nucleares.

El cóctel explosivo de Cachemira

Cachemira sería el paradigma perfecto de la implementación de la teoría brzezinskiniana del “caos constructivo” en la región, concepto que se basaría en la máxima atribuida al emperador romano Julio César “divide et impera”, para lograr la instauración de un campo de inestabilidad y violencia (balcanización) y originar un caos que se extendería desde Líbano, Palestina y Siria a Irak y desde Irán y Afganistán hasta Pakistán , Cachemira y Anatolia (Asia Menor) y según Fundació Solidaritat UB, Cachemira se habría convertido “en un cóctel explosivo al aunar ingredientes tan inestables como el contencioso religioso hindú-musulmán, el contencioso territorial y la guinda de los independentistas cachemires, tradicionalmente oprimidos por un Ejército Indio que tendría desplegados cerca de 300.000 soldados en Cachemira (1 soldado por cada 10 habitantes) y apoyados por ex-combatientes terroristas de Sudán, Paquistán y Afganistán, que serán liderados por el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).

Cachemira ha supuesto un enfrentamiento endémico entre Paquistán e India que la han reclamado como suya desde la independencia de los dos Estados en 1947, (los británicos prefirieron la integración de Cachemira en la India porque les ofrecía más garantías que Pakistán para salvaguardar la frontera norte de posibles ataques soviéticos o chinos), pues la región es un punto estratégico para el control de los ríos y de los pasos fronterizos además de suponer un símbolo para la construcción de las identidades nacionales de cada Estado. Por otra parte, en 1962 estalló un enfrentamiento entre India y China por el desacuerdo chino con la línea fronteriza establecida en 1914 (Línea McMahon), tras el cual China consiguió el control de la meseta de Aksai Chin amén del Glaciar de Siachen, (territorios que la India sigue reclamando como suyos), por lo que la India mantiene desde hace años una carrera armamentística con su rival y vecino Pakistán con el objetivo inequívoco de prepararse para un nuevo enfrentamiento armado.

Así, India dispondría del misil nuclear de última generación Agni V que puede transportar una ojiva nuclear a una distancia de 5.000 kilómetros mientras Paquistán contaría con el misil balístico Hatf IV, desarrollado con la ayuda de China y capaz de transportar una ojiva nuclear y alcanzar los 900 Kilómetros , con lo que en el supuesto de un nuevo enfrentamiento armado asistiríamos al primer pulso militar Rusia-China en forma de colisión nuclear restringida al aérea geográfica indio-paquistaní, no siendo descartable la posterior extensión del “caos constructivo” al territorio chino, pues el objetivo final de EEUU sería la confrontación con la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), (fundada en 2001 por los Cinco de Shanghai (China, Rusia, Kazajistán, Kirgistán, Tajikistán) más Uzbekistán) y convertida junto con los países del ALBA e Irán en el núcleo duro de la resistencia a la hegemonía mundial de Estados Unidos y Gran Bretaña, teniendo a Xinjiang como escenario para sus operaciones desestabilizadoras.

El Turquestán oriental o Xinjiang (“Nueva Frontera”), fue incorporado al imperio chino en el siglo XVIII y representa el 17% de la superficie terrestre del país y el 2% de su población) y la etnia uigur de Xinjiang (de origen turco-mongol y con un total de 8.5 millones de habitantes), conserva características étnicas e islámicas que les situarían muy próxima a sus parientes de Asia central y Turquía, por lo que sería el caldo de cultivo ideal para implementar la estrategia brzezinskiniana del “choque de civilizaciones”, consistente en lograr la balcanización de China y su confrontación con el Islam (cerca de 1.500 millones de seguidores) así como secar sus fuentes de petróleo de los países islámicos del Asia Central, pues varios de los más importantes gasoductos de China pasan por Xinjiang en procedencia de Kazajstán, Turkmenistán, Uzbekistán y Rusia, lo que explicaría la importancia estratégica de dicha provincia dentro de la estrategia brzezinskiniana de lograr la total rusodependencia energética china para en una fase posterior acabar enfrentándolas entre sí y finalmente someterlas e implementar el nuevo orden mundial bajo la égida anglo-judío-estadounidense, escribía el analista Germán Gorraiz López.

El periodista estadounidense Tim Weiner, en su libro Legado de Cenizas referido a la historia de la CIA en sus primeros sesenta años de crímenes impunes cometido en todo el mundo decía: “Los anales de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense están llenos de locuras y desventuras…Están repletos de éxitos fugaces y fracasos duraderos en el extranjero, y marcados por batallas políticas y luchas de poder en el propio territorio estadounidense…” Los éxitos de la CIA en el extranjero significan golpes de Estado, imposición de dictaduras fascistas como las que soportó el Cono Sur, magnicidios, ejecuciones extrajudiciales, desaparición forzada de personas, detenciones ilegales, torturas, tratos crueles y denigrantes, genocidios, crímenes de lesa humanidad, naturalmente cometidos por mano propia o ajena; es decir por fuerzas represivas locales que cumplen órdenes de los agentes de la criminal agencia estadounidense.


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