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OBAMA EN SUS DOS MANDATOS INCUMPLIÓ SUS PROMESAS PERO ANTE LA ONU RATIFICÓ EL PODER MILITAR DEL IMPERIO

Viernes 4 de diciembre de 2015 por CEPRID

COMITÉ INDEPENDENCIA Y SOBERANÍA PARA AMÉRICA LATINA (CISPAL)/TRIBUNAL DIGNIDAD, SOBERANÍA, PAZ CONTRA LA GUERRA

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El Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, galardonado con el Premio Nobel de las Paz, muy pronto se convirtió en el Señor de las Guerras, y a lo largo de dos períodos de su mandato no pudo cumplir con sus promesas, pero promovió e inicio guerras como la famosa “Primavera Árabe”, patrocinó, creó, financió, entrenó al terrorismo internacional y según muchos analistas apadrinó la fundación del Estado Islámico.

Su discurso, en el 70 Aniversario en la Organización de las Naciones Unidas fue para consumo interno y un medio de la propaganda electoral en la que imperio está inmerso en su continua disputa entre republicanos y demócratas para imponer un nuevo emperador en la Casa Blanca.

Pero ese discurso fue también una demostración de cinismo imperial cuando dijo que Estados Unidos ayuda a “edificar un sistema internacional que impone un costo sobre aquellos que escogen el conflicto”, si todo el mundo sabe que el creador de conflictos políticos, económicos y militares es Estados Unidos de Norteamérica. “Durante siete décadas, conflictos terribles han reclamado innumerables víctimas” expresó, pero no dijo que Estados Unidos era el gran responsable de ocasionar millones de víctimas con cada guerra de agresión.

Los estadounidenses que hayan escuchado el discurso de Obama, quizá mediten en sus palabras, y tal vez las tomen por verdaderas e inciten a considerar otro período demócrata y una franca repulsión a los republicanos tipo Donald Trump. Hacia ese objetivo se derivó el discurso ante la ONU y, también, a esconder los fracasos de su Administración, el incumplimiento de sus promesas tanto en el ámbito de la política doméstica como en política internacional, pues Obama no pudo evitar el fenómeno de la política estadounidense llamado “la maldición del segundo mandato” que se demuestra en su pérdida de popularidad que, inclusive, pone en peligro al que resulte candidato o candidata demócrata a ocupar la Casa Blanca en el próximo período.

Dijo con marcado cinismo que los “principios internacionales ayudaron a evitar que los países más grandes impusieran nuestra voluntad sobre las naciones más pequeñas, y que hicieron progresar el surgimiento de la democracia, del desarrollo y de la libertad individual en cada continente”. Agregó que este progreso es real. Se puede documentar en vidas salvadas, y en acuerdos forjados, y en enfermedades conquistadas, y en bocas alimentadas. Vemos cómo la caída de dictadores y Estados frágiles crean terreno fértil para conflictos, y obligan a hombres, mujeres y niños inocentes a salir de sus fronteras a gran escala. Redes brutales de terror han llenado el vacío”. Obama calló lo fundamental: el terrorismo creado por ellos y sus aliados de la UE obligó a millones de personas a emigrar a otros países, principalmente de Europa que las rechazan, lo mismo que ocurre en Estados Unidos.

Estados Unidos es el imperio responsable, junto a sus aliados europeos, de la crisis migratoria que se convirtió en una crisis humanitaria que afecta a centenares de miles de personas que huyen de las guerras, las violencias terroristas, el hambre y la pobreza desatada por las guerras de agresión en Medio Oriente y en el norte de África, pero naturalmente que el emperador de las guerras imperiales no reconoce a sus propias monstruosas criaturas.

En un párrafo manifestó, entre otras perlas, “que el poder actúa correctamente; que los Estados fuertes deben imponer su voluntad sobre los más débiles; que los derechos de las personas no importan; y que en un tiempo de cambios rápidos, se debe imponer el orden por medio de la fuerza” Dirán que son palabras sacadas de contexto, pero esa es la esencia del pensamiento imperial.

“Vemos que algunas potencias importantes se reafirman de maneras que contravienen la ley internacional. Vemos una erosión de los principios democráticos y los derechos humanos que son fundamentales para la misión de esta institución; la información se controla estrictamente, se restringe el espacio para la sociedad civil. Se nos dice que este recorte es necesario para combatir el desorden, que es una manera de eliminar el terrorismo o de evitar la influencia de extranjeros. De acuerdo con esta lógica deberíamos apoyar a tiranos como Bashar al-Assad, que bombardea con bombas de tonel para masacrar niños inocentes, porque la alternativa seguramente es peor” dijo Obama, pero nunca confesaría que Estados U/nidos arma a terroristas que combaten al gobierno legítimo de Bashar al-Assad y que con el apoyo imperial matan por millares a hombres, mujeres y niños en Sira, en todo el Medio Oriente y en África. ¿Alguien sabe que en alguna ocasión, Estados Unidos haya respetado la “ley internacional” o una mínima parte del derecho internacional humanitario?

“También se puede hallar el escepticismo cada vez mayor de nuestro orden internacional en las democracias más avanzadas. Vemos una mayor polarización, un estancamiento más frecuente; movimientos en la extrema derecha, y alguna vez en la izquierda, que insiste en detener el comercio que une nuestros destinos a otras naciones, haciendo llamados para edificar murallas para mantener afuera a los inmigrantes. Lo más inquietante es que vemos que se explotan los temores de las personas comunes recurriendo al sectarismo, tribalismo, racismo, antisemitismo; recurriendo a un pasado glorioso antes de que el cuerpo político fuera infectado por aquellos que tienen una apariencia distinta, o que adoran a Dios de manera distinta; una política de nosotros contra ellos”. Obama es el que explota los temores, impone el terror de las guerras junto a su extraña interpretación de las democracias que deben sujetarse los mandatos imperiales que cera murallas entre Estados Unidos y México, entre Israel y sus legítimos dueños que son los palestinos.

“Estados Unidos no es inmune a esto. Incluso aunque nuestra economía está creciendo y nuestras tropas han regresado en su mayor parte de Irak y Afganistán, vemos en nuestros debates sobre el rol de Estados Unidos en el mundo una noción de fuerza que está definida por la oposición a los viejos enemigos, adversarios percibidos, un resurgimiento de China, o una Rusia resurgente; un Irán revolucionario o un Islam que no es compatible con la paz. Vemos que se esgrimen argumentos de que la única fortaleza que interesa para Estados Unidos son las palabras belicosas y las muestras de fuerza militar; que la cooperación y la diplomacia no funcionan”.

¿Quién desató la guerra y la violencia en Iraq? Obama, en lugar de cumplir sus promesas de sacar a las tropas yanquis de Iraq y Afganistán, acaba de ordenar el envío de nuevas tropas hasta sumar más de cien mil soldados para que ocupen Afganistán y tampoco cumplió sus promesas de acabar con la cárcel de Guantánamo en donde se tortura a presos mayoritariamente inocentes.

“Como Presidente de Estados Unidos, conozco los peligros que enfrentamos; pasan por mi escritorio todas las mañanas. Lidero las fuerzas militares más fuertes que el mundo jamás ha visto, y nunca dudaré en proteger a mi país o a nuestros aliados, de manera unilateral y por la fuerza si es necesario”, expresó Obama ante la ONU y reafirmó el carácter imperialista de Estados Unidos convertido en gendarme universal, pero es innegable que el imperio pierde poder en todo el mundo.

Obama agregaba: “Pero estoy ante ustedes hoy, convencido de que nosotros, las naciones del mundo, no podemos volver a las prácticas anticuadas de conflicto y coerción. No podemos mirar atrás. Vivimos en un mundo integrado, uno en el que todos tenemos un interés en el éxito del otro. No podemos desviar esas fuerzas de integración. Ninguna nación en esta Asamblea se puede aislar a sí misma de la amenaza del terrorismo, del riesgo de un contagio financiero, del flujo de inmigrantes o del peligro de un planeta que se está calentando”. Integración, bajo el dictat imperial.

“Independientemente de la fortaleza de nuestras fuerzas armadas y la fortaleza de nuestra economía, entendemos que Estados Unidos no puede resolver por sí solo los problemas del mundo. En Irak, Estados Unidos aprendió la dura lección de que incluso cientos de miles de tropas valientes y eficaces, y billones de dólares de nuestro Tesoro, no pueden imponer por sí mismos estabilidad en una tierra extranjera. A menos que trabajemos con otras naciones bajo un manto de normas y principios internacionales y leyes que ofrezcan legitimidad a nuestras acciones, no tendremos éxito. Y a menos que trabajemos juntos para acabar con las ideas que impulsan a distintas comunidades en un país como Irak a entrar en conflicto, cualquier orden que puedan imponer nuestras fuerzas militares será temporal.” Obama pretende leyes que protejan sus intervencionismos y sus guerras de agresión, como si ya no tuviese inmunidad para sus crímenes de guerra, genocidios y tratos crueles y denigrantes. En consecuencia su discurso ante la ONU fue para consumo interno y para dorar su fracasada política militarista antes que un compromiso ante las naciones del mundo.

“De la misma manera que la fuerza por sí sola no puede imponer orden internacionalmente, yo creo profundamente que la represión no puede forjar la cohesión social para que las naciones tengan éxito. La historia de las dos últimas décadas prueba que en el mundo actual, las dictaduras son inestables. Los dictadores de hoy se convierten en la chispa de la revolución mañana. Es posible encarcelar oponentes, pero no se pueden encarcelar ideas. Se puede tratar de controlar el acceso a la información, pero no se puede convertir una mentira en verdad. No es una conspiración de las ONG respaldadas por EE. UU., las que expone la corrupción y eleva las expectativas de la gente alrededor del mundo; son las tecnologías, las redes sociales, y el deseo irreducible de la gente de todos lados de tomar sus propias decisiones sobre cómo se los gobierna”,

Obama sostenía, sin reconocer que Estados Unidos monopoliza la tecnología y que es el campeón mundial del desconocimiento de los derechos humanos parea sus propios ciudadanos afroamericanos o migrantes hispanos o asiáticos y que es manipulador de la información, por excelencia, lo que ha convertido a los estadounidenses en uno de los pueblos peor desinformados del mundo, como lo demostró el escritor William J. Lederer, en su obra “Una Nación de Borregos”.

“De hecho, yo creo que en el mundo actual, la medida de la fortaleza ya no está definida por el control del territorio. La prosperidad duradera ya no proviene solamente de la capacidad de acceder y extraer materia prima. La fortaleza de las naciones depende del éxito de su gente (sus conocimientos, su innovación, su imaginación, su creatividad, su motivación, su oportunidad), y eso, a su vez, depende de los derechos individuales y el buen gobierno y la seguridad personal. Tanto la represión interna como la agresión externa son síntomas de que no se proporciona este cimiento” decía Obama. ¿Quién controla territorios, naciones y Estados y quién es el depredador mundial? Estados Unidos.

“Permítanme darles un ejemplo concreto. Después que asumí mi cargo, dejé en claro que uno de los logros principales de este organismo, el régimen de no proliferación de las armas nucleares, corría peligro debido a la infracción por parte de Irán del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP). Sobre esta base, el Consejo de Seguridad aumentó las sanciones al gobierno de Irán, y muchas naciones se unieron para hacer que se cumplieran. Juntos, mostramos que las leyes y los acuerdos significan algo”, expresó Obama ante la ONU, pero no hace nada para detener la proliferación de armas nucleares, porque inclusive armó nuclearmente a su aliado Israel, pero si impuso sanciones a Irán hasta que, con la intervención de Rusia y China, se llegó a un acuerdo para el uso de la energía nuclear con fines pacíficos, muy a pesar del griterío judío en contra de Irán.

“Esa misma fidelidad con el orden internacional guía nuestras respuestas a otros desafíos alrededor del mundo. Considere la anexión de Crimea a Rusia y la agresión posterior en el este de Ucrania. Estados Unidos tiene pocos intereses económicos en Ucrania. Reconocemos la profunda y compleja historia entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, no podemos quedarnos sin hacer nada mientras que se infringe de manera evidente la soberanía y la integridad territorial de una nación. Si eso pasa sin consecuencias en Ucrania, podría pasar en cualquier nación reunida aquí hoy. En eso se basan las sanciones que Estados Unidos y nuestros aliados imponemos a Rusia. No es un deseo de volver a la Guerra Fría.

“En este momento, en Rusia los medios periodísticos controlados por el estado pueden describir estos eventos como un ejemplo de la resurgencia de Rusia, un punto de vista compartido, dicho sea de paso, por una cantidad de políticos y comentadores de Estados Unidos que siempre han sido muy escépticos con respecto a Rusia y que parecen estar convencidos de que, en efecto, estamos en una nueva Guerra Fría. Y, sin embargo, vean los resultados. La gente de Ucrania está más interesada que nunca en aliarse con Europa en vez de Rusia. Las sanciones condujeron a la fuga de capitales, una contracción de la economía, la caída del rublo, y la emigración de los rusos con mayor educación” manifestó Obama ante las naciones del mundo, pero jamás aceptó que Estados Unidos y la Unión Europea entregaron millones de dólares a la oposición para que se produzca un golpe de Estado que terminó por entregar el poder a las derechas fascistas que ponen en peligro la paz mundial. Rusia no acepta el dictat imperial.

“Estados Unidos no reclama territorios en el Mar de China Meridional –dijo Obama y agregó- Nosotros no tomamos decisiones sobre reclamaciones. No obstante, como todas las naciones reunidas aquí, tenemos un interés en mantener los principios básicos de la libertad de la navegación y el flujo libre del comercio, y en resolver disputas a través de la ley internacional, no la ley de la fuerza. Por lo tanto, defenderemos estos principios, mientras alentamos a China y a otros reclamantes a que resuelvan sus diferencias de manera pacífica. ” Claro que a Estados Unidos le interesa el “el flujo libre de comercio”, pues ese uno de los principios del capitalismo que tiene a los pueblos en situaciones de extremas injusticas económicas, sociales y políticas, tanto que el uno por ciento de la población mundial tiene en su poder la mitad de toda la riqueza del mundo.

“Yo creo también que para avanzar en esta nueva era, tenemos que ser suficientemente fuertes para reconocer cuando lo que estamos haciendo no funciona. Durante 50 años, Estados Unidos mantuvo una política con Cuba que no logró mejorar la vida de los cubanos. Nosotros cambiamos eso. Seguimos teniendo diferencias con el gobierno de Cuba. Continuaremos defendiendo los derechos humanos. Pero nos ocuparemos de esos asuntos mediante las relaciones diplomáticas y mayor comercio y relaciones de persona a persona. A medida que estos contactos generen progreso, tengo confianza en que nuestro Congreso levantará inevitablemente un embargo que ya no debería estar en vigencia. El cambio no ocurrirá en Cuba de la noche a la mañana, pero tengo confianza en que la apertura, no la coerción, apoyará las reformas y mejorará la vida que se merece el pueblo de Cuba, de la misma manera que creo que Cuba encontrará su éxito si busca cooperación con otras naciones.”

El bloqueo genocida no amilanó al pueblo cubano que, con una enorme muestra de entereza no exenta de heroísmo, y con admirable dignidad enfrentó al más poderoso imperio de todos los tiempos hasta derrotarlo, pues no fue Obama el que cambió la política hacia Cuba, sino la solidaridad y exigencia de toda la América Latina y el Caribe, más la intervención del Papa Francisco.

En hora buena que se reiniciaron las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, pero son relaciones incompletas porque el bloqueo no ha terminado y porque Estados Unidos tampoco devuelve la base de Guantánamo que mantiene de manera ilegal e inmoral en Cuba y, también, porque los republicanos amenazan con archivar todas las iniciativas de Obama si persiste la amenaza cierta de un triunfo con el fascistoide Donald Trump.

Obama añadía: “Desde Singapur, pasando por Colombia, hasta Senegal, los hechos demuestran que los países tienen éxito cuando buscan paz y prosperidad inclusivas, dentro de sus propias fronteras, y cuando trabajan conjuntamente con países más allá de sus fronteras.

Agregaba que ese camino está actualmente abierto a un país como Irán, el cual en este momento continúa haciendo uso de representantes violentos para dar avance a sus intereses. Puede parecer que estos esfuerzos le han dado ventaja a Irán en disputas con sus vecinos, pero alimentan conflictos sectarios que ponen en peligro a toda la región y aíslan a Irán de la promesa del mercado y del comercio. El pueblo de Irán tiene una historia de honra y tiene un potencial extraordinario. Pero cantar “Muerte a Estados Unidos” no crea empleos ni crea más seguridad en Irán. Si Irán escogiera otro camino, eso sería bueno para la seguridad de la región, sería bueno para el pueblo iraní y bueno para el mundo.

Por supuesto, en todo el mundo, seguiremos enfrentándonos a países que rechazan estas lecciones de la historia, lugares en los que conflictos civiles, disputas fronterizas y guerras sectarias generan enclaves terroristas y desastres humanitarios. Cuando el orden se ha roto por completo, debemos actuar, pero tendremos más fuerza si actuamos juntos. En esas iniciativas, Estados Unidos siempre hará su parte. Lo haremos recordando las lecciones del pasado, no solo la lección de Irak, sino también el ejemplo de Libia, cuando nos unimos a una coalición internacional bajo el mando de las Naciones Unidas para prevenir una masacre. Incluso cuando ayudamos al pueblo de Libia a finalizar el mandato de un tirano, nuestra coalición pudo y debió haber hecho más para llenar el vacío que quedó. Les estamos agradecidos a las Naciones Unidas por sus esfuerzos de forjar un gobierno de unidad. Ayudaremos a todo gobierno legítimo en Libia en su esfuerzo por unificar el país. Sin embargo, también debemos reconocer que tenemos que trabajar más eficazmente en el futuro, como una comunidad internacional, para crear capacidad en los países que están en peligro, antes de que se derrumben.”

Libia, después del asesinato de Gadafi, está sumida en la violencia tribal. La OTAN comandada por Estados Unidos no sólo derrocó a Gadafi sino que destruyó toda la moderna infraestructura del Estado. Cuando Obama habla de comunidad internacional se refiere a Estados Unidos, Canadá y sus aliados europeos.

“Es por eso que debemos celebrar el hecho de que más adelante hoy, Estados Unidos se unirá a más de 50 países para sumar nuevas capacidades (infantería, inteligencia, helicópteros, hospitales y decenas de miles de tropas) para fortalecer el mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas.” Obama y su imperio sólo conocen la fuerza de las armas y la amenaza nuclear.

“En ningún otro lugar se ha puesto a prueba nuestro compromiso con el orden internacional tanto como en Siria. Cuando un dictador asesina a decenas de miles de personas de su propio pueblo, eso deja de ser un asunto interno de un país, pues genera un tipo de sufrimiento humano de tal magnitud que nos afecta a todos. Igualmente, cuando un grupo terrorista decapita a rehenes, asesina a inocentes y esclaviza a mujeres, eso deja de ser un problema de seguridad de un solo país y se convierte en un asalto a toda la humanidad”, dijo Obama sin referirse que Estados Unidos y los europeos armaron, entrenaron y financiaron a los terroristas que combaten a Bashar-al Assad.

“Lo he dicho antes y lo vuelvo a repetir: no hay cabida para un culto apocalíptico como ISIL, y Estados Unidos no ofrece disculpas por hacer uso de nuestras fuerzas armadas, como parte de una gran coalición, para ir tras su captura. Hacemos esto con una determinación de garantizar que nunca habrá un lugar seguro para los terroristas que cometen estos crímenes. Hemos demostrado más de una década de incansable persecución a Al Qaeda; no nos rendiremos ante extremistas”, manifestó Obama en el colmo de la hipocresía internacional.

“Si bien el poder militar es necesario, no es suficiente para resolver la situación en Siria. La estabilidad duradera solo se puede dar si el pueblo de Siria forja un acuerdo de vivir juntos en paz. Estados Unidos está preparado para trabajar con cualquier país, Rusia e Irán incluidos, para resolver el conflicto. Pero debemos reconocer que después de tanta sangre derramada, de tanta matanza, no se puede volver al estado anterior a la guerra.”

Obama ante la ONU dice una cosa y actúa de otra manera. Siempre quiere que el imperio imponga su voluntad, pero Rusia no es Afganistán, ni Irak, ni Libia y en tres semanas de bombardeos aéreos ha hecho mucho más que Estados Unidos y su coalición internacional para combatir al Estado Islámico, durante tres años de bombardeos y de matanzas al pueblo sirio. Dentro de poco tiempo se probará que Estados Unidos, su coalición e Israel, arman a los ejércitos de terroristas del ISIS.

“Los compromisos que hemos hecho con los Objetivos del desarrollo sostenible dan fe de ello. Pienso que el capitalismo ha sido el máximo creador de riqueza y oportunidad que el mundo ha conocido hasta ahora. Sin embargo, desde las grandes ciudades hasta los pueblos rurales de todo el mundo, también sabemos que todavía la prosperidad está cruelmente fuera del alcance de muchos. Tal como nos lo recordó Su Santidad, el Papa Francisco, somos más fuertes cuando valoramos a los menos favorecidos entre nosotros y cuando los vemos como semejantes en dignidad a nosotros y a nuestros hijos”, reclamaba Obama. Cierto que el capitalismo ha creado riqueza para unos pocos y una pobreza-miseria para unos muchos. Las injusticias sociales, las desigualdades y los desequilibrios sociales, económicos, políticos y la inmisericorde explotación que agobian a la humanidad, son los hijos predilectos del capitalismo al estilo imperial.

En otra parte de su largo discurso, Obama decía: “Podemos promover el crecimiento mediante un mercado que cumpla con estándares más altos. Eso es lo que estamos haciendo en la Asociación Transpacífica, un tratado de comercio que abarca a casi el 40 por ciento de la economía mundial, un tratado que abrirá mercados, a la vez que protegerá los derechos de los trabajadores y protegerá el medio ambiente que permitirá un desarrollo sostenido.

Podemos reducir la contaminación de nuestro aire y ayudar a las economías a sacar a la gente de la pobreza sin tener que condenar a nuestros hijos a los estragos de un clima cada vez más caliente. El mismo ingenio que dio fruto a la era industrial y a la era informática nos permite emplear el potencial de la energía no contaminante. Ningún país se puede escapar de los desastres del cambio climático. Y no hay signo más fuerte de liderazgo que pensar primero en las generaciones futuras. Estados Unidos trabajará con cada país que esté dispuesto a hacer su parte para que juntos podamos en París confrontar este desafío de manera contundente”, pero nada dijo de que Estados Unidos y sus aliados son los peores enemigos de la tierra, que son los máximos responsables del calentamiento global y que en sus laboratorios preparan tantos virus que se escapan para sembrar de epidemias al mundo. ¿Qué importa que mueran por millares, si Estados Unidos continúa con su locura de incrementare los productos para la guerra químico-bacteriológica?

“Es por eso, expresaba, que nuestros líderes más fuertes, desde George Washington hasta Nelson Mandela, han puesto la importancia de construir instituciones fuertes y democráticas por encima de la sed de poder perpetuo. Los líderes que modifican las constituciones para permanecer en el poder solo reconocen que no pudieron construir un país exitoso para su gente, porque ninguno de nosotros vive eternamente. Eso nos dice que el poder es algo a lo que se aferran por su propio bien, y no para el bien de aquellos a los que pretenden servir.

Entiendo que la democracia es frustrante. La democracia en Estados Unidos definitivamente es imperfecta. Incluso, a veces, puede ser disfuncional. Pero la democracia, la lucha constante para darle derechos a más sectores de nuestro pueblo, para darle voz a más gente, es lo que nos ha permitido convertirnos en la nación más poderosa del mundo”, para negar derechos esenciales a millones de seres humanos tanto dentro de Estados Unidos como en los países dominados con las intervenciones militares y el dólar que acabaron con la soberanía de los Estados y los derechos de los pueblos.

A pesar del discurso y el derroche de retórica, Obama está en franca retirada, lo que no deja de ser peligroso, pues, Estados Unidos ya está en irrecuperable decadencia, y si los republicanos llegan a la Casa Blanca con un personaje como Trump, el mundo estará en mayor peligro, porque un tigre herido puede ser muy perverso.

Finalmente, cabe referirse a un análisis de BBC Mundo, respecto las 4 diferencias fundamentales que enfrentan a Putin y Obama sobre Siria.

"Los rusos ven a Al Asad como un baluarte contra los extremistas (del autodenominado Estado Islámico); los estadounidenses ven a Al Asad como un elemento que aviva las llamas de un conflicto sectario", dijo un alto funcionario estadounidense.

Ambos presidentes coincidieron en la necesidad de buscar una "solución política" al conflicto sirio y pidieron a sus ejércitos que inicien conversaciones para evitar conflictos en caso de que lleven a cabo operaciones en Siria.

Ambos coinciden en la necesidad de una "solución política" al conflicto en Siria pero discrepan sobre el papel del presidente sirio Bashar al Asad.

En declaraciones tras el encuentro, Putin no descartó que Rusia participe de una alianza con Europa y países de la región en acciones contra el autodenominado Estado Islámico (EI), siempre y cuando esta misión tenga un mandato de la ONU, aunque rechazó la idea de enviar tropas rusas a suelo sirio.

En sus respectivos discursos en la apertura de la septuagésima Asamblea General de Naciones Unidas, Obama y Putin dejaron claras las diferencias que tienen en torno al manejo del caso sirio y sobre todo el papel que puede jugar su actual presidente, Bashar el Asad.

Putin advirtió que ha sido un "enorme error rehusarse a cooperar con el gobierno sirio y sus fuerzas armadas que están valientemente combatiendo el terrorismo".

Obama afirmó que trabajaría con cualquier nación para resolver el conflicto que empezó en 2011, un coletazo de la llamada "primavera árabe".

"Tenemos que reconocer que no puede haber, después de tanto derramamiento de sangre, de tanta matanza, un regreso al status quo anterior a la guerra", dijo Obama.

Pero en sus palabras ante la ONU, Obama y Putin, también parecieron indicar que están dispuestos a llegar a un compromiso, algo que les permitiría hacer causa común en contra del autodenominado Estado Islámico.

Putin intentará convencer a Obama de hacer causa común en Siria. "Será el inicio de un esfuerzo genuino por ver si hay forma de no chocar en el terreno. Pero también por tratar de encontrar un camino efectivo para conseguir una Siria unida, secular, estable y en paz", fue, de hecho, la caracterización que hizo del encuentro el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry.

1. El rol de Bashar al Assad

La primera de esas diferencias tiene que ver con Bashar al Asad, un aliado histórico de Moscú, a quien Rusia ve como parte de la solución y EE.UU. como parte del problema.

Washington está convencido de que el autoritarismo del presidente sirio es una de las principales fuentes de inestabilidad en el país, pues les proporciona terreno fértil a los fundamentalistas islámicos.

Y, por ello, Obama –quien ha acusado a Al Asad de torturar y asesinar a su propia gente– le insiste a Putin que una solución a largo plazo pasa por la salida de su aliado.

El mandatario ruso, sin embargo, siempre ha defendido la legitimidad del gobierno de Damasco, al que acostumbra presentar como baluarte de una institucionalidad que debe ser protegida para evitar un vacío que pueda ser llenado por los islamistas radicales.

De ahí su insistencia en que cualquier discusión sobre una transición política en Siria debe esperar a la derrota definitiva del Estado Islámico.

Aunque todo indica que en la actualidad la posibilidad de un período de transición con Al Asad en el poder puede ser considerada por ambos mandatarios.

2. A quién apoyar militarmente

La diferencia de posiciones sobre Al Asad ha llevado a la Rusia de Putin a apoyar directamente a las fuerzas gubernamentales.

Mientras, además de participar en bombardeos contra EI, Washington se ha dedicado a apoyar a los opositores más moderados del gobierno de Damasco.

Una estrategia que, sin embargo, fue criticada e incluso ridiculizada por el mandatario ruso en vísperas de su encuentro con Obama.

"El objetivo inicial (de EE.UU.) era entrenar entre 5.000 y 6.000, luego 12.000, pero al final sólo se entrenaron 60 y sólo cuatro o cinco están realmente peleando", dijo el mandatario ruso en una entrevista con la televisora estadounidense CBS.

"El resto simplemente desertó con sus armas estadounidenses para donde el Estado Islámico", agregó, según fragmentos de la entrevista que fueron hechos públicos por el Kremlin.

Y Putin también dijo que "apoyar militarmente organizaciones ilegítimas contraviene los principios del derecho internacional y la Carta de Naciones Unidas", por lo que su gobierno solamente apoya "entidades gubernamentales legales".

La Casa Blanca, sin embargo, cree que el apoyo ruso al ejército sirio hará que Al Asad se sienta menos presionado para negociar, lo que podría terminar prolongando el conflicto más de lo necesario.

Y tampoco ha dejado de notar que la "entidades gubernamentales legales" apoyadas por Moscú no solo combaten al Estado Islámico, sino también a los rebeldes moderados apadrinados por Washington.

3. Diferentes aliados regionales

Por lo demás, no es únicamente dentro de Siria donde Estados Unidos y Rusia han elegido diferentes aliados.

En su campaña de bombardeos contra Estado Islámico, EE.UU. ha contado desde el inicio con el apoyo de Arabia Saudita, que comparte con la Casa Blanca el objetivo de derrocar a Bashar al Asad.

Rusia, por su parte, sorprendió a todos el domingo al anunciar un acuerdo para compartir inteligencia sobre EI con Irak e Irán, un aliado del gobierno de Damasco.

Y dada la rivalidad regional entre iraníes y sauditas, muchos consideran que más que allanar el camino hacia una mayor coordinación, esto se traducirá en la existencia de dos coaliciones rivales.

Este problema se ve además exacerbado por la decisión rusa de incluir en el acuerdo a las fuerzas de seguridad sirias.

Y el mismo también obligará a Washington a preguntarse por su relación –y la de Moscú– con Irak, otro aliado clave en la lucha contra el Estado Islámico.

4. Protagonismo incómodo vs. Protagonismo buscado

La mayor diferencia entre Putin y Obama con respecto a Siria, sin embargo, probablemente tiene que ver con la forma en que confrontan su protagonismo en el conflicto.

Estados Unidos parece haberse visto arrastrado al mismo un poco contra su voluntad. Y Obama sabe que un mayor involucramiento en la guerra en Siria puede terminar debilitándolo internamente.

Putin, por el contrario, no tiene ese problema: antes bien, la situación fortalece su imagen de líder capaz de devolver a Rusia el protagonismo internacional perdido luego de la caída de la Unión Soviética.

Y ese protagonismo puede además darle réditos más allá del plano local, permitiéndole no sólo conservar parte de su influencia en Medio Oriente, sino ayudándole también a reparar una imagen por la intervención rusa en Ucrania y la anexión de Crimea.

Efectivamente, Estados Unidos puede utilizar un aliado efectivo en la lucha contra el Estado Islámico. Y Putin lo sabe.

Y también sabe que la Unión Europea está urgida de una solución capaz de detener el influjo de refugiados que llegan desde Siria.

"Muy probablemente Putin va a tratar de utilizar la situación para reducir las sanciones contra Rusia luego de lo de Crimea y hacer que Occidente lo acepte de regreso en el club de líderes mundiales", le dijo a BBC Mundo Famil Ismailov, de BBC Rusia, antes del encuentro.

Un claro ejemplo de por qué, en lo que respecta a Siria, Vladimir Putin tiene muchas más cosas que ganar, y menos que perder, que Barack Obama”.

A más de Siria, América Latina y el Caribe tienen sus propias necesidades y agendas. Con la creación de la Celac y Unasur a más del ALBA y Petrocaribe, defienden su soberanía y cada vez son más fuertes las posiciones libres e independientes que no aceptan el dictado imperial. Finalmente con Obama o sin él, Estados Unidos aumenta su desprestigio en América Latina, y ya es muy tarde para Obama que intente recuperar algo de su influencia en el subcontinente.

Correo electrónico: tribunalpazecuador@yahoo.com


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