Cuba y su economía en el primer semestre: algunas valoraciones
Lunes 21 de julio de 2014 por CEPRID
En la última reunión del Consejo de Ministros se dieron a conocer algunos resultados macroeconómicos sobre el desempeño de la economía cubana durante el primer semestre del presente año. Al respecto se informó que se produjo una desaceleración superior a la esperada y, como consecuencia, la economía creció 0,6% en los primeros seis meses de este año, por lo que se espera un incremento de 1,4% en el PIB para 2014, cifra inferior al 2,2% previsto.
Entre las causas de este desempeño, el ministro de Economía y Planificación mencionó que no se logran los ingresos externos planificados, la presencia de condiciones climáticas adversas y las insuficiencias internas de la economía. Una valoración de algunos de estos factores permite ilustrar su impacto en la evolución económica registrada.
La producción azucarera, que se esperaba aumentara hasta 1,8 millones de toneladas, se reporta creció 4,2%, lo que representa un estimado de 1,6 millones, 12% por debajo de lo previsto.
Según los especialistas de AZCUBA, en este resultado incidió la disminución del rendimiento industrial, afectado por lluvias y altas temperaturas, el bajo aprovechamiento de la capacidad potencial y dificultades en el corte y tiro. De tal modo, a pesar de que mejora el rendimiento cañero por hectárea –que se elevó a 43 toneladas– el rendimiento potencial de la caña se redujo en relación con la zafra anterior, lo cual impactó en 100 mil toneladas de azúcar que no se logró producir.
Por otra parte, la tendencia de los precios del azúcar crudo en el mercado internacional se mantuvo con ligeros incrementos, inferiores al 1%.
También, según criterios de algunos especialistas, la estructura empresarial aprobada, en la que los centrales azucareros dejaron de ser empresas y se convirtieron en unidades empresariales de base (UEB), no está influyendo positivamente en su gestión, al tiempo que la cadena logística de aseguramiento de piezas de repuesto y otros insumos –incluyendo la disponibilidad de combustible para el transporte de la caña– mostró fallas que incidieron negativamente en los resultados.
En relación con la producción de níquel, la mejor noticia ha sido el incremento en más de 30% de los precios del mineral en el mercado mundial, fenómeno que ha rebasado las previsiones para este año, con algunos pronósticos que lo ubican incluso por encima de 20 mil USD por tonelada. No obstante, la capacidad productiva –ubicada en unas 62 mil toneladas en 2013– se ha visto reducida por el cierre de la planta de Nicaro –la primera construida en el país, en 1943– debido a su irrentabilidad, así como por la entrada en proceso de reparación capitalizable de la planta Che Guevara, construida en 1986, con una producción potencial de 30 mil toneladas anuales de níquel más cobalto.
La situación anterior apunta a un descenso en ingresos por exportaciones, aunque los mismos pueden ser parcialmente compensados por el aumento en los precios.
Otras producciones exportables se han visto afectadas, ya que la cosecha de café alcanzó 6,105 toneladas, 2% por debajo de lo previsto.
De otra parte, se informó que se cumplió el plan de exportaciones de medicamentos, incluyendo los productos de la industria biotecnológica, lo cual resulta alentador. En el caso del turismo, el país planificó un aumento de 10,4% en el número de visitantes para el presente año, luego de un magro incremento de solo 0,5% en 2013. Este sector, cuyo crecimiento giró en torno a 17% anual entre 1992 y 2003, se desaceleró a 3,7% entre 2004 y 2013, con un elevado nivel de concentración en turismo de sol y playa –bajo la modalidad todo incluido–, que alcanza el 78% de los visitantes, pero con un nivel de ocupación de alrededor de 50% en la planta hotelera.
En esa variante se opera con un elevado nivel de competencia con base en los precios, con una fuerte presión para aumentar la competitividad por parte de Cuba frente a mercados como República Dominicana y Quintana Roo en México, todo lo cual incide en el turismo cubano.
En ese contexto, durante los primeros cinco meses de este año el número de visitantes ha crecido 4,6%, por lo que, teniendo en cuenta la estacionalidad de este flujo, se requerirá de un esfuerzo extraordinario para llegar a los tres millones de visitantes en el segundo semestre de 2014, tomando en cuenta especialmente la mayor presencia del turismo canadiense en la primera parte del año.
Igualmente, en términos de los ingresos previstos se anunció recientemente que los ingresos por exportación de servicios médicos debían alcanzar unos 8 200 millones de dólares este año. En este sentido se ha continuado avanzando en la diversificación de los mercados receptores, con la ampliación de los servicios en Brasil y la presencia sostenida en otros países como Ecuador y Sudáfrica, entre los más significativos. La otra parte del análisis de los ingresos netos del exterior demanda un examen de las importaciones y de los flujos financieros en la primera etapa del presente año, así como sus perspectivas.
Las importaciones
Un aspecto esencial para medir los impactos internos en la economía cubana es el comportamiento de las importaciones. En este sentido, la dinámica de las compras en otros países durante el primer semestre de 2014 mostró una evolución más compleja que en el año anterior.
En relación con los alimentos, ya durante 2013 se registró un incremento estimado de alrededor del 19% en los precios, lo que debe haber acercado la factura de compras en el exterior a una cifra de entre 1 900 y 2 000 millones de dólares.
Los pronósticos de precios para 2014 apuntaban el pasado año a un descenso en un grupo de alimentos y al aumento en otros, lo cual debía producir un determinado nivel de compensación en la factura total.
Sin embargo, los datos brindados por el Banco Central de Cuba muestran que si se comparan los precios entre inicios de julio de 2014 con igual fecha de 2013 solo se reflejan disminuciones significativas en la familia de la soya y el trigo panificable. Mientras tanto, en los alimentos fundamentales que el país importa los incrementos son notables. Así –por ejemplo– el precio por tonelada de leche en polvo entera alcanza 5 569 USD, lo que refleja un crecimiento de 16%. Para que se tenga una idea de lo que esto significa, y suponiendo que se compre una cantidad similar a la del año 2012, a ese precio la factura del lácteo importado llegaría a 234,8 millones, lo que representa un aumento de 43% en relación a lo pagado hace dos años.
Otros alimentos fundamentales en la dieta del cubano también muestran sensibles incrementos. De este modo, en el arroz el precio aumentó 21,7%; en los frijoles 24,3%; en los chícharos 49,9%; en el pollo en cuartos 9,4%; en la pierna de cerdo 33,1%; en el café arábiga 37,8% y en el cacao 42,4%.
Según datos del Informe Mensual del Precio de los Alimentos elaborado por la FAO, la tendencia alcista de los precios en América Latina y el Caribe llevó a un aumento de 8,9% en 2012 y 10,3% en 2013, y hasta mayo del presente año ya alcanza 11,4%, impulsada por múltiples factores, incluyendo los efectos del cambio climático, el empleo de los alimentos como combustible, así como la financiarización de la economía y la especulación que la acompaña.
En el caso de Cuba hay que añadir las afectaciones que impone el bloqueo en términos de costo, seguro y flete, las que elevan aun más el nivel de la factura de alimentos. Adicionalmente, las políticas dirigidas a la sustitución en la importación de alimentos por producciones nacionales –que potencialmente pueden cubrir el 60% del valor de lo comprado en el exterior actualmente– no han dado los resultados esperados.
En ello inciden factores organizativos de alta significación –tales como precios de acopio poco estimulantes–, pero tiene un peso decisivo el alto nivel de descapitalización de la producción agropecuaria, cuya superación demanda fuertes inversiones. En tal sentido, algunos programas específicos como la producción de arroz y frijoles parecen contar con expectativas favorables para sustituir importaciones en los próximos cinco años, mientras que otros como la producción de carne y leche requerirán de períodos más largos.
En cuanto a la importación de combustible el valor de la cesta petrolera venezolana pasó de 97,31 USD por barril en diciembre del pasado año a 99,11 al cierre de junio, para un ligero incremento de 1,8%. Adicionalmente, y según fuentes venezolanas, el nivel de entrega de petróleo a Cuba por parte de PDVSA se ha fijado en 70 mil barriles diarios, cifra que pudiera estar reflejando una reducción, de acuerdo a informaciones publicadas en febrero del presente año.
La disminución de la alta dependencia del combustible importado para la generación eléctrica tiene una alta prioridad en estos momentos. Según el ministro cubano de Energía y Minas, la política de sustitución de importaciones en el campo energético supone reducir en 13% el costo de generación de un KWH, que actualmente alcanza 0,211 dólares, a 0,183 en 2030. Para ello se proyecta que para este último año el 24% de la electricidad que se consuma provenga de fuentes de energía renovable, frente a 4,3% en el presente.
No obstante, ello requerirá fuertes inversiones, incluyendo el aporte del capital extranjero, tomando en cuenta que solo para desarrollar este programa se requieren 3 700 millones de dólares, y en total habrá que invertir 6 200 millones para elevar la eficiencia del sistema electroenergético nacional.
El programa para el desarrollo de fuentes de energía renovables incluye 633 MW a partir de energía eólica. Adicionalmente está previsto generar con 19 plantas bioeléctricas asociadas a la industria azucarera y al uso del marabú como combustible, con un potencial de 755 MW. El esquema se completa con unos 700 MW que podrán generarse con energía solar y 56 MW mediante hidroeléctricas.
Desde el punto de vista financiero internacional, durante el primer semestre del año se continuó avanzando en los procesos de renegociación de deudas. En tal sentido, fue aprobada recientemente por el parlamento ruso la fase final para la condonación del 90% de la deuda registrada con la antigua URSS, que –según fuentes rusas– alcanzó 35 200 millones de dólares. El pago de los 3 520 millones restantes se debe producir en un plazo de diez años y para ello se otorgarán créditos por la Federación Rusa. Igualmente se continuó avanzando en el proceso de revisión de la llamada Posición Común por parte de Cuba y la Unión Europea. Este proceso incluye retomar el tema del pago de la deuda cubana con el Club de París, que no se ejecuta desde 1986 a partir de la posición inviable asumida por los acreedores durante largos años de conversaciones fallidas.
Por otra parte, durante el presente año se ha incrementado la presión del bloqueo norteamericano, especialmente en lo referido a la penalización de instituciones financieras que hagan negocios con Cuba. La multa de 8 970 millones de dólares recientemente impuesta al banco francés BNP-PARIBAS establece un nuevo récord en este sentido, y supone de inmediato para Cuba un empeoramiento en las condiciones de obtención de financiamiento internacional.
En síntesis, la economía cubana atraviesa fuertes tensiones durante 2014, lo cual impone nuevos desafíos para aplicar con éxito los lineamientos de la Política Económica y Social aprobados en 2011.
A pesar de la gravedad de los impactos registrados, los mismos pueden ser evaluados como coyunturales, en medio de una política económica dirigida racionalmente a establecer una gestión más eficiente. No obstante, a corto plazo será preciso tomar en cuenta nuevos elementos que permitan disminuir el efecto de esta negativa coyuntura con vistas a incrementar la productividad del trabajo y evitar un mayor deterioro en el consumo de la población.
Un aspecto esencial para medir los impactos internos en la economía cubana es el comportamiento de las importaciones. En este sentido, la dinámica de las compras en otros países durante el primer semestre de 2014 mostró una evolución más compleja que en el año anterior.
En relación con los alimentos, ya durante 2013 se registró un incremento estimado de alrededor del 19% en los precios, lo que debe haber acercado la factura de compras en el exterior a una cifra de entre 1 900 y 2 000 millones de dólares.
Los pronósticos de precios para 2014 apuntaban el pasado año a un descenso en un grupo de alimentos y al aumento en otros, lo cual debía producir un determinado nivel de compensación en la factura total.
Sin embargo, los datos brindados por el Banco Central de Cuba muestran que si se comparan los precios entre inicios de julio de 2014 con igual fecha de 2013 solo se reflejan disminuciones significativas en la familia de la soya y el trigo panificable. Mientras tanto, en los alimentos fundamentales que el país importa los incrementos son notables. Así –por ejemplo– el precio por tonelada de leche en polvo entera alcanza 5 569 USD, lo que refleja un crecimiento de 16%. Para que se tenga una idea de lo que esto significa, y suponiendo que se compre una cantidad similar a la del año 2012, a ese precio la factura del lácteo importado llegaría a 234,8 millones, lo que representa un aumento de 43% en relación a lo pagado hace dos años.
Otros alimentos fundamentales en la dieta del cubano también muestran sensibles incrementos. De este modo, en el arroz el precio aumentó 21,7%; en los frijoles 24,3%; en los chícharos 49,9%; en el pollo en cuartos 9,4%; en la pierna de cerdo 33,1%; en el café arábiga 37,8% y en el cacao 42,4%.
Según datos del Informe Mensual del Precio de los Alimentos elaborado por la FAO, la tendencia alcista de los precios en América Latina y el Caribe llevó a un aumento de 8,9% en 2012 y 10,3% en 2013, y hasta mayo del presente año ya alcanza 11,4%, impulsada por múltiples factores, incluyendo los efectos del cambio climático, el empleo de los alimentos como combustible, así como la financiarización de la economía y la especulación que la acompaña.
En el caso de Cuba hay que añadir las afectaciones que impone el bloqueo en términos de costo, seguro y flete, las que elevan aun más el nivel de la factura de alimentos. Adicionalmente, las políticas dirigidas a la sustitución en la importación de alimentos por producciones nacionales –que potencialmente pueden cubrir el 60% del valor de lo comprado en el exterior actualmente– no han dado los resultados esperados.
En ello inciden factores organizativos de alta significación –tales como precios de acopio poco estimulantes–, pero tiene un peso decisivo el alto nivel de descapitalización de la producción agropecuaria, cuya superación demanda fuertes inversiones. En tal sentido, algunos programas específicos como la producción de arroz y frijoles parecen contar con expectativas favorables para sustituir importaciones en los próximos cinco años, mientras que otros como la producción de carne y leche requerirán de períodos más largos.
En cuanto a la importación de combustible el valor de la cesta petrolera venezolana pasó de 97,31 USD por barril en diciembre del pasado año a 99,11 al cierre de junio, para un ligero incremento de 1,8%. Adicionalmente, y según fuentes venezolanas, el nivel de entrega de petróleo a Cuba por parte de PDVSA se ha fijado en 70 mil barriles diarios, cifra que pudiera estar reflejando una reducción, de acuerdo a informaciones publicadas en febrero del presente año.
La disminución de la alta dependencia del combustible importado para la generación eléctrica tiene una alta prioridad en estos momentos. Según el ministro cubano de Energía y Minas, la política de sustitución de importaciones en el campo energético supone reducir en 13% el costo de generación de un KWH, que actualmente alcanza 0,211 dólares, a 0,183 en 2030. Para ello se proyecta que para este último año el 24% de la electricidad que se consuma provenga de fuentes de energía renovable, frente a 4,3% en el presente.
No obstante, ello requerirá fuertes inversiones, incluyendo el aporte del capital extranjero, tomando en cuenta que solo para desarrollar este programa se requieren 3 700 millones de dólares, y en total habrá que invertir 6 200 millones para elevar la eficiencia del sistema electroenergético nacional.
El programa para el desarrollo de fuentes de energía renovables incluye 633 MW a partir de energía eólica. Adicionalmente está previsto generar con 19 plantas bioeléctricas asociadas a la industria azucarera y al uso del marabú como combustible, con un potencial de 755 MW. El esquema se completa con unos 700 MW que podrán generarse con energía solar y 56 MW mediante hidroeléctricas.
Desde el punto de vista financiero internacional, durante el primer semestre del año se continuó avanzando en los procesos de renegociación de deudas. En tal sentido, fue aprobada recientemente por el parlamento ruso la fase final para la condonación del 90% de la deuda registrada con la antigua URSS, que –según fuentes rusas– alcanzó 35 200 millones de dólares. El pago de los 3 520 millones restantes se debe producir en un plazo de diez años y para ello se otorgarán créditos por la Federación Rusa.
Igualmente se continuó avanzando en el proceso de revisión de la llamada Posición Común por parte de Cuba y la Unión Europea. Este proceso incluye retomar el tema del pago de la deuda cubana con el Club de París, que no se ejecuta desde 1986 a partir de la posición inviable asumida por los acreedores durante largos años de conversaciones fallidas.
Por otra parte, durante el presente año se ha incrementado la presión del bloqueo norteamericano, especialmente en lo referido a la penalización de instituciones financieras que hagan negocios con Cuba. La multa de 8 970 millones de dólares recientemente impuesta al banco francés BNP-PARIBAS establece un nuevo récord en este sentido, y supone de inmediato para Cuba un empeoramiento en las condiciones de obtención de financiamiento internacional.
En síntesis, la economía cubana atraviesa fuertes tensiones durante 2014, lo cual impone nuevos desafíos para aplicar con éxito los lineamientos de la Política Económica y Social aprobados en 2011.
A pesar de la gravedad de los impactos registrados, los mismos pueden ser evaluados como coyunturales, en medio de una política económica dirigida racionalmente a establecer una gestión más eficiente. No obstante, a corto plazo será preciso tomar en cuenta nuevos elementos que permitan disminuir el efecto de esta negativa coyuntura con vistas a incrementar la productividad del trabajo y evitar un mayor deterioro en el consumo de la población.
José Luis Rodríguez es asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM).
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