Obama pasó de premio nobel de la paz a señor y amo de las guerras imperiales
Viernes 4 de julio de 2014 por CEPRID
TRIBUNAL DIGNIDAD, SOBERANÍA, PAZ CONTRA LA GUERRA-COMITÉ INDEPENDENCIA Y SOBERANÍA PARA AMÉRICA LATINA (CISPAL)
CEPRID
Muchos en muchas partes del mundo pensaron que Barack Obama sería un Presidente que cambiaría las relaciones entre el imperio y los países de la tierra. Creyeron que por su origen no sería otro emperador de turno, sino un gobernante con el que sería posible dialogar en igualdad de condiciones y la Academia Sueca, siempre políticamente, quizá haya considerado que ese mandatario podría archivar las guerras imperiales, suficiente razón para concederle el Premio Nobel de la Paz, pero con el correr de los días y los años se ha convertido en otro emperador más del motón, y en amo y señor de las guerras de agresión.
Estados Unidos se empecina en demostrar su poder bélico a pesar que pierde sus guerras desde Vietnam hasta Irak y Afganistán, pero siempre ha salido victorioso en América Latina y el Caribe al invadir República Dominicana, Granada, Panamá o al propiciar golpes de Estado y patrocinar dictaduras crueles y sanguinarias en todos los países de la subregión a los que ha agredido en más de 200 ocasiones. Honduras, Paraguay y Venezuela son testimonio de las últimas agresiones en el gobierno de Obama.
En la actualidad Estados Unidos desestabiliza Ucrania y Venezuela, es corresponsable del derrocamiento de los gobiernos de varios países árabes y del asesinato de Gadafi en Libia, del caos de Egipto, del sanguinario terrorismo mercenario en Siria, de matanzas en África.
Mantiene alrededor de mil bases militares desperdigadas por el mundo y en el “2013, las fuerzas de elite de EEUU se desplegaron en 134 países del planeta, según el comandante Matthew Robert Bockholt, de Asuntos Públicos del SOCOM. Este aumento del 123% durante los años de Obama demuestra cómo, además de las guerras convencionales y de la campaña con aviones no tripulados de la CIA, la diplomacia pública y el extenso espionaje electrónico, los Estados Unidos se han involucrado en otra importante y creciente forma de proyección de poder más allá de sus fronteras. En gran medida llevada a cabo en la sombra por las tropas de élite de Estados Unidos, la inmensa mayoría de estas misiones tienen lugar lejos de miradas indiscretas, del escrutinio de los medios o de cualquier tipo de supervisión externa, aumentando las posibilidades de represalias imprevistas y consecuencias catastróficas” señalaban Nick Turse/TomDispatch.
El denominado 11/S se convirtió en el pretexto que ha justificado todos los crímenes de guerra y genocidios practicados por Estados Unidos en la ejecución de su guerra global contra el terrorismo internacional. El Mando de Operaciones Especiales -SOCOM- fundado en el año de 1987, en el gobierno del Premio Nobel de la Paz tendrá algo más de 72.000 tropas en este año. El crecimiento del presupuesto militar, a pesar de la crisis económica de Estados Unidos y de sus socios europeos ha sido espectacular. En el año 2001 el gasto militar del imperio se estimó en 2.300 millones de dólares. En el año 2013 el imperio gastó 6.900 millones de dólares con un añadido de 10.400 millones de dólares en el rubro denominado: financiación suplementaria. Esto significa que el imperio del terror gasta 6.51 millones de dólares diarios en su presupuesto militar, cantidad suficiente para alimentar a los pueblos africanos que padecen hambre y desnutrición, durante un año por lo menos.
Aún es un secreto el rubro en millones de dólares que “invierte” Estados Unidos en el desarrollo de la guerra químico-bacteriológica para “combatir al bioterrorismo”. Un gramo de virus nuevos o mutados en los laboratorios imperiales bastaría para acabar con un millón de habitantes ya que para algunos de ellos, como el virus del ébola, no existen vacunas o antibióticos.
La guerra secreta de Estados Unidos que se extiende por lo menos a 134 países es una real amenaza para la existencia o sobrevivencia de la especie humana. ¿Acaso los señores de la guerra no piensan que los virus no reconocen fronteras? Ni Estados Unidos, ni sus aliados de Europa o Asia están libres de ataques químico-bacteriológicos e inclusive de accidentes que pueden ocurrir con la manipulación de material de ese tipo de guerras. Los países en los cuales el imperio tiene laboratorios de investigación científica para desarrollar o mutar nuevos virus son potencialmente víctimas de virus. Esas investigaciones se realizan con el consentimiento de gobiernos serviles o de manera oculta y clandestina. Las armas bacteriológicas están al acecho desde el interior de las selvas amazónicas y tropicales hasta los páramos de los Andes. Estados Unidos se ha convertido en el imperio del terror que debe ser denunciado y combatido en el mundo entero.
La guerra secreta de Estados Unidos se extiende por 134 países, por lo menos. Ya se advirtió que toda la humanidad están en peligro por la manipulación y uso de material bacteriológico, y esa advertencia va también para el pueblo norteamericano que, como el resto de los pueblos de la tierra están desprotegidos para ese tipo de armas invisibles, pero siempre mortales. Ninguna persona sabe cuándo será atacada por un virus de laboratorio que será más temible que los que existen en la naturaleza. Más desprotegidos están los pueblos en los cuales el imperio tiene laboratorios de investigación científica para desarrollar o mutar nuevos virus. Esos laboratorios funcionan a base convenios con algunos gobiernos o universidades y otros, quizá los más, trabajan de manera oculta y clandestina. Así, las armas bacteriológicas están al acecho desde el interior de las selvas amazónicas y tropicales hasta los páramos de los Andes. Estados Unidos se ha convertido en el imperio del terror que debe ser denunciado y combatido en el mundo entero.
A más de las amenazas bacteriológicas, nuestros pueblos viven bajo constante amenaza del aparato militar más poderoso de la tierra. Nick Turse/TomDispatch, publicó en Contrainjerencia que las tropas imperiales actúan en el resplandor verde de la visión nocturna en el Suroeste Asiático y acechan por las junglas de Suramérica. Arrebatan hombres de sus hogares en el Magreb y disparan contra militantes fuertemente armados en el Cuerno de África. Sienten la espuma salada cuando vuelan al ras de las olas desde el turquesa del Caribe al azul intenso del Pacífico. Llevan a cabo misiones en medio del calor agobiante de los desiertos de Oriente Medio y en la congelada Escandinavia. La administración Obama está emprendiendo una guerra secreta por todo el planeta cuya magnitud total no se había revelado nunca del todo, hasta ahora.
A partir del 11 de septiembre de 2001, las fuerzas de Operaciones Especiales de EEUU han ido creciendo de forma inimaginable tanto en efectivos como en presupuesto. Más revelador ha sido, sin embargo, el aumento en los despliegues de operaciones especiales a nivel global. Esa presencia –en estos momentos en casi el 70% de las naciones del mundo- proporciona nuevas pruebas del tamaño y alcance de una guerra secreta que se está librando desde Latinoamérica a las tierras más remotas de Afganistán, desde las misiones de entrenamiento con sus aliados africanos a las operaciones de espionaje lanzadas en el ciberespacio.
Una reciente investigación de TomDispatch, consultando documentos del gobierno en código abierto y comunicados de prensa, así como informaciones de prensa, encontró pruebas de que las fuerzas de Operaciones Especiales de Estados Unidos se habían desplegado o se habían implicado con ejércitos de 106 naciones de todo el mundo en 2012-2013. Sin embargo, a lo largo de más de un mes que duró la preparación de ese artículo, el SOCOM no facilitó estadísticas exactas sobre el número total de países en los que se habían desplegado efectivos especiales: Boinas Verdes y Rangers, SEAL de la Marina y comandos de la Fuerza Delta. “No las tenemos a mano”, explicó Bockholt del SOCOM en una entrevista telefónica cuando el artículo estaba casi listo. “Tenemos que ponernos a buscar entre muchas cosas. Y lleva mucho tiempo hacer eso”. Horas después, justo antes de la publicación, respondió a una pregunta que se le había hecho en noviembre del año pasado. “Las Fuerzas de Operaciones Especiales se desplegaron por 134 países” durante el año fiscal de 2013, explicaba Bockholt en un email”.
Sin embargo de ese formidable despliegue de tropas y armas dotadas de tecnología de punta -inclusive aquellas de destrucción masiva como las químico-bacteriológicas y nucleares-, el imperio del terror siempre se ve obligado a recurrir a operaciones clandestinas con la CIA, o con la utilización de mercenarios para impulsar la estrategia de privatización de la guerra. La actividades de la Dyn Corp en Colombia o en Irak y Afganistán demuestran la creciente actividad de la guerra privatizada..
En Siria y Ucrania, Estados Unidos y sus socios europeos de la OTAN han gastado miles de millones de dólares en la entrega de armas, municiones y explosivos, y en pagar a mercenarios que siembran el terror y la muerte, destruyen ciudades y aldeas. Es tanto el cinismo de Estados Unidos que declaró la “guerra global contra el terrorismo”, pero no vacila en pagar y utilizar a mercenarios y terroristas de Al Qaeda y de otros grupos para asesinar y herir a miles de hombres, mujeres y niños sirios y ucranianos, libios o africanos.
Con la OTAN destruyeron Yugoslavia y luego agredieron y bombardearon Libia, Somalia y Sudán. Esparcieron terror y muerte en Medio Oriente y ayudaron a que estallara la “primavera árabe”, pero ¿por qué esa “primavera” nunca llegó a Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait; Omán, Qatar? En esos países hay reyes, jeques, dictaduras crueles, pero como son aliados de Estados Unidos y profundamente corruptos que hasta reciben millones de dólares por intermedio de la CIA, para que el petróleo fluya desde sus entrañas y sea atracado por las transnacionales del imperio, la primavera árabe, nunca llegará, en tanto Estados Unidos tenga la sartén por el mango.
OPERACIONES ESPECIALES GLOBALIZADAS
Nick Turse informaba que el pasado año, el jefe del Mando de Operaciones Especiales, el Almirante William McRaven explicaba su visión respecto a la globalización de las operaciones especiales. En una declaración ante el Comité de Servicios Armados del Congreso, dijo:
“USSOCOM está mejorando su red global de Fuerzas de Operaciones Especiales a fin de apoyar nuestras relaciones interinstitucionales y socios internacionales para poder disponer de conocimientos situacionales ampliados de amenazas y oportunidades emergentes. La red posibilita una presencia pequeña y persistente en lugares cruciales y facilita las posibilidades de actuación donde sea necesario o conveniente…” Aunque esa “presencia” pueda ser pequeña, el alcance e influencia de esas fuerzas de Operaciones Especiales son otra cuestión. El salto del 12% en los despliegues nacionales –de 120 a 134- durante el mandato de McRaven- Obama, refleja su deseo de poner las botas sobre el terreno por todo el planeta. El SOCOM no cita las naciones implicadas, alegando las sensibilidades de la nación anfitriona y la seguridad de los efectivos estadounidenses, pero los despliegues que conocemos arrojan al menos algo de luz sobre el alcance total de las misiones que el ejército secreto de Estados Unidos está llevando a cabo.
Por ejemplo, el personal de Operaciones Especiales tomó parte en ejercicios de entrenamiento en Yibuti, Malawi y las islas Seychelles, en el Océano Índico. Luego, los SEAL de la Marina estadounidense se unieron a fuerzas iraquíes, jordanas, libanesas y otros aliados de Oriente Medio para realizar simulacros bélicos irregulares en Aqaba, Jordania. Posteriormente, los Boinas Verdes viajaron a Trinidad y Tobago para poner en marcha pequeñas unidades de ejercicios tácticos con las fuerzas locales. En agosto del 2013, los Boinas Verdes entrenaron a marineros hondureños en técnicas de explosivos. En septiembre, según las noticias de la prensa, las fuerzas de Operaciones Especiales de Estados Unidos se unieron a tropas de elite de los diez países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático –Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia, Brunei, Vietnam, Laos, Myanmar (Birmania) y Camboya-, así como con sus homólogos de Austria, Nueva Zelanda, Japón, Corea del Sur, China, India y Rusia, para llevar a cabo unos ejercicios contra el terrorismo, financiados conjuntamente, que se celebraron en un centro de entrenamiento de Sentul, al oeste de Java.
En octubre, las tropas de elite de Estados Unidos llevaron a cabo incursiones con comandos en Libia y Somalia, secuestrando a un sospechoso de terrorismo en la primera nación citada, mientras los SEAL mataban al menos a un militante en la segunda antes de que la respuesta armada les expulsara. En noviembre, las tropas de Operaciones Especiales llevaron a cabo operaciones humanitarias en Filipinas para ayudar a los supervivientes del tifón Hayan. Al siguiente mes, miembros del 352º Grupo de Operaciones Especiales realizó un ejercicio de entrenamiento en el que participaron 130 pilotos y seis aviones en una base aérea de Inglaterra, y varios SEAL de la Marina resultaron heridos cuando participaban en una misión de evacuación en Sudán del Sur. Los Boinas Verdes entraron el 1 de enero de este año en una misión de combate junto a tropas de elite afganas en el pueblo de Bahlozi, provincia de Kandahar.
Sin embargo, esos despliegues por 134 países no parecen resultar suficientes para el SOCOM. En noviembre de 2013, el mando anunció que estaba tratando de identificar a socios industriales que pudieran, bajo la Iniciativa de la Web Transregional del SOCOM, “desarrollar potencialmente nuevas páginas en Internet a la medida de las audiencias extranjeras”. Estas se unirían a una red global ya existente de diez páginas en Internet dedicadas a la propaganda, dirigidas por varios mandos combatientes y configuradas para que parezcan cadenas legítimas de noticias, incluyendo CentralAsiaOnline.com; Sabahi, enfocada hacia el Cuerno de África; un esfuerzo dirigido al Oriente Medio conocido como Al-Shorfa-com; y otra para Latinoamérica que recibe el nombre de Infosurhoy.com.
El impulso del SOCOM en el ciberespacio se refleja en el esfuerzo concertado del mando para empotrarse cada vez más profundamente en Beltway. “Tengo compañeros en todas agencias aquí, en Washington DC, desde la CIA, al FBI, a la Agencia de Seguridad Nacional, a la Agencia Geoespacial Nacional, a la Agencia de Inteligencia de la Defensa”, dijo el almirante en jefe del SOCOM, McRaven, durante un panel de discusión en el Centro Wilson de Washington el año pasado. Cuando habló en la Biblioteca Ronald Reagan en noviembre, señaló que el número de departamentos y agencias donde el SOCOM se ha atrincherado es de 38”.
El objetivo de Estados Unidos es la dominación mundial, pero ese objetivo cada vez se queda más lejos al comprobar que en el mundo ya no existe una potencia unipolar. Ahora se constata el avance de la multipolaridad con la decidida insurgencia de otras potencias como Rusia y China y el surgimiento de otras economías como las de India y Brasil.
En Reuters, la periodista Claudia Daut difundía una entrevista realizada al Chomski en la que decía.: “Pese a que los medios promueven que China es una amenaza, el país que sigue dominando el mundo a través de "violencia y arrogancia" es Estados Unidos, mientras Europa se somete a Bruselas y al Bundesbank, afirma el célebre pensador político estadounidense Noam Chomsky.
Agregaba: "Leo en estos días editoriales locos que nos devuelven a los tiempos de la Guerra Fría. ¿Cómo se pueden comparar las recientes acciones de Putin en Crimea con los acontecimientos en Hungría, Checoslovaquia y Afganistán?", se indigna el célebre lingüista en una entrevista con la revista semanal ’L’espresso’, dedicada al papel de Estados Unidos, China, Corea del Norte y la UE.
"¿Qué derecho tiene Occidente, que atacó e invadió Irak, que bombardeó Afganistán, que fue un testigo pasivo -si es que no provocó de manera activa- la desmembración de Yugoslavia y que reconoció Kosovo a protestar, indignarse e incluso imponer sanciones contra Rusia por lo que está sucediendo en Crimea, donde yo no tengo constancia de que se hayan producido masacres, limpiezas étnicas ni violencia?", se pregunta. ¿Por qué EE.UU. sigue considerando a todo el mundo como "territorios sometidos" que pueden y hasta deben controlar y modificar según sus propios intereses?, sigue.
Estados Unidos sigue siendo la primera potencia del mundo, una posición que alcanzaron después de la Segunda Guerra Mundial y que siguen manteniéndolo con "inmutable violencia y arrogancia", y China no puede considerarse como un competidor capaz de disputarle este liderazgo, cree Chomsky. China no cuenta como potencia militar equiparable, ya que no tiene bases militares ni aliados por todo el mundo, sus gastos militares no son comparables con los de Estados Unidos y "no pretende imponer su modelo socioeconómico", explica. En cambio, los gastos militares de Estados Unidos son "más o menos equivalentes a los del resto del mundo en su conjunto".
A pesar de ello el mundo está obsesionado por el temor a China, principalmente debido a las prácticas mediáticas que, en busca de noticias bomba, solo son capaces de "alimentar estereotipos en vez de investigar y analizar acontecimientos reales". No obstante, según un sondeo, el país que representa una mayor amenaza para el mundo, según el 70% de los europeos encuestados, es Estados Unidos, seguido de Pakistán, la India y China, que se sitúa en el cuarto lugar con apenas el 10% de votos, afirma Chomsky. Gracias a su experiencia histórica, "los europeos saben diferenciar la amenaza real de una falsa", concluye.
Algunos conflictos en el mundo han sido reactivados por EE.UU. no solo de manera activa, sino también pasiva. En 1994 EE.UU. y Corea de Norte estaban a punto de acordar la firma de un tratado de paz, pero el entonces líder estadounidense, Bill Clinton, prefirió ’olvidarse’ del país asiático para dedicarse al conflicto palestino-israelí, mientras que George Bush tampoco hizo nada para que avanzara el acuerdo, cuenta Chomsky. "Fue EE.UU. el que violó los acuerdos y, de esta manera, provocó la carrera de armamentos nucleares", a pesar de que la prensa mundial echa toda la culpa a Corea del Norte, concluye.
Si Estados Unidos quiere de verdad mejorar sus relaciones con Corea del Norte tiene que volver a las negociaciones directas y convencer a Corea del Sur para que articule una política de apertura y diálogo con su vecino de norte "a través de intercambios culturales y económicos", y tal vez dejar de organizar dos veces al año ejercicios militares a gran escala "en las narices de Pionyang", asegura el lingüista.
Por su parte, Europa se encuentra sometida al dictado del Bundesbank y de los funcionarios de Bruselas, y eso ya es estar lejos de la democracia. Los ciudadanos europeos contemplan cómo "se reducen, si no es que se eliminan, sus derechos". Ahora ya no importa quién gana las elecciones, ya que si uno no se somete a Bruselas será "crucificado" y "expulsado del escenario político europeo", como pasó con el ex primer ministro griego Georgios Papandreu, concluye Chomsky.
Si el mudo estaba en peligro con el emperador W. Bush II, con Obama el peligro se ha multiplicado. “Aunque elegido en 2008 por muchos que le consideraban un candidato antibelicista, el Presidente Obama ha demostrado ser un comandante-en-jefe decididamente militarista, cuyas políticas han producido ya notables ejemplos de lo que en la jerga de la CIA se llama desde hace tiempo represalias. Aunque la administración Obama supervisó la retirada de EEUU de Iraq (negociada por su predecesor), así como una reducción de tropas estadounidenses en Afganistán (tras un importante incremento militar en ese país), el presidente ha encabezado un aumento de la presencia militar estadounidense en África, una revitalización de los esfuerzos en Latinoamérica y un duro discurso sobre un reequilibrio o “pivote en Asia”, decía Tursi.
La Casa Blanca ha supervisado también una expansión exponencial de la guerra de Estados Unidos con aviones no tripulados. Mientras el presidente Bush lanzó 51 ataques de ese tipo, el presidente Obama ha ordenado alrededor de 330, según una investigación realizada por el Buró del Periodismo de Investigación que tiene su sede en Londres. Sólo el pasado año, EEUU se implicó también en operaciones de combate en Afganistán, Libia, Pakistán, Somalia y Yemen. Las recientes revelaciones de Edward Snowden sobre la Agencia de la Seguridad Nacional han demostrado la tremenda amplitud y global alcance del espionaje electrónico estadounidense durante los años de Obama. Y en lo más profundo de las sombras, las fuerzas de Operaciones Especiales están siendo ahora anualmente desplegadas a más del doble del número de naciones que al final del mandato de Bush.
Sin embargo, en los últimos años, las consecuencias no deseadas de las operaciones militares de EEUU han ayudado a sembrar indignación y descontento, incendiando regiones enteras. Más de diez años después del momento “misión cumplida” de EEUU, siete años después de su tan alardeado incremento, el Iraq que EEUU dejó está en llamas. Un país en el que no había presencia alguna de Al-Qaida antes de la invasión estadounidense y un gobierno que se oponía a los enemigos de EEUU en Teherán, tiene ahora un gobierno central alineado con Irán y dos ciudades en las que ondean las banderas de al-Qaida.
Las agresiones de Estados Unidos
Las agresiones de Estados Unidos son numerosas y sus innumerables crímenes de guerra y lesa humanidad, aún permanecen en la impunidad. Con la OTAN desmembró Yugoslavia hasta desaparecerla. Estados Unidos es el responsable de Kosovo al que se apresuró en reconocerlo como país independiente y ahora pone el grito en el cielo por la decisión de Crimea de regresar a su antigua patria, y se atreve con sus amigos de Europa a imponer sanciones a Rusia. ¿Ha existido mayor cinismo en la triste historia de la humanidad?
Otra agresión armada de Estados Unidos con la OTAN como punta de lanza, fue perpetrada contra Libia y con la asistencia de mercenarios asesinaron a Muammar Gadafi, hecho que “ayudó a empujar a la vecina Mali, un baluarte apoyado por EEUU contra el terrorismo regional, hacia una espiral descendente, donde un oficial entrenado por EEUU dio un golpe de Estado que finalmente produjo un sangriento ataque terrorista contra una planta de gas argelina, desencadenando una especie de diáspora del terror en la región.
Y, en estos momentos, Sudán del Sur –una nación cuyo nacimiento pastoreó EEUU y apoyó económica y militarmente (a pesar de depender de los niños soldados) y que ha utilizado como base secreta de las fuerzas de Operaciones Especiales-, se está viendo desgarrada por la violencia y se desliza hacia la guerra civil.
La presidencia de Obama ha presenciado cómo las fuerzas tácticas de elite del ejército estadounidense se empleaban cada vez más para intentar conseguir objetivos estratégicos. Pero con las misiones de las fuerzas de Operaciones Especiales mantenidas bajo estricto secreto, los estadounidenses tienen muy escasos conocimientos de por dónde se están desplegando sus tropas, qué están haciendo exactamente o qué consecuencias podrían acarrear. Como el coronel del ejército retirado Andrew Bacevish, profesor de historia y relaciones internacionales en la Universidad de Boston, ha señalado: la utilización de fuerzas de Operaciones Especiales durante los años Obama ha hecho que disminuyera la responsabilidad militar, ha fortalecido una “presidencia imperial” y ha preparado el escenario para una guerra sin fin. “En resumen”, escribió a TomDispatch, “poner la guerra en manos de efectivos especiales cercena el tenue hilo entre la guerra y la política; se ha convertido en la guerra por la guerra”.
Las operaciones secretas de las fuerzas secretas tienen una desagradable tendencia a producir consecuencias no deseadas, imprevistas y completamente desastrosas. Los neoyorquinos recordarán bien el resultado final del apoyo clandestino de EEUU a los militantes islámicos contra la Unión Soviética en Afganistán durante la década de los ochenta: el 11/S. Pero por extraño que parezca, los que ese día estaban en el lugar del principal ataque, el Pentágono, parecen no haber aprendido las obvias lecciones de esa letal represalia. Incluso hoy, en Afganistán y Pakistán, más de doce años después de que EEUU invadiera el primero y casi diez años después de que emprendiera ataques encubiertos en el segundo, EEUU sigue aun lidiando con esos efectos colaterales de la Guerra Fría: por ejemplo, con los aviones teledirigidos de la CIA lanzando ataques con misiles contra una organización (la red Haqqani), a la que en la década de 1980, la Agencia suministraba misiles.
Sin una idea clara de dónde están actuando las fuerzas clandestinas del ejército y qué es lo que están haciendo, los estadounidenses ni siquiera pueden reconocer las consecuencias de todo eso y las represalias por las guerras secretas en expansión mientras estas anegan el mundo. Pero si la historia sirve de algo, esas consecuencias van a sentirse desde el sudoeste asiático hasta el Magreb, desde Oriente Medio a África Central, y al final, posiblemente, también se sientan en EEUU.
En su plan de acción para el futuro, el SOCOM 2020, el almirante McRaven ha tratado de vender la globalización de las operaciones especiales de EEUU como un medio para “proyectar poder, promover la estabilidad e impedir los conflictos”. Es posible que el pasado año el SOCOM se haya dedicado a hacer justo lo contrario en 134 lugares, sostenía Nick Turse, editor-jefe de Tom/dispatch.
Cada vez son más las voces estadounidenses, las que se multiplican, para decirle al imperio que ponga fin a su loca carrera de dominación mundial. Entre esas voces se destacan las de Noam Chomsky, de James Petras, del cineasta Roger Moore o la del publicista Laurence M. Vance que le dice a Estados Unidos que termine con sus ambición de poder mundial. Vance ofrece a Estados Unidos una solución para desmantelar el imperio americano "Vance pone un ejemplo: Estados Unidos jamás aceptaría que cualquier otro Estado desplegara una cadena de bases cerca del territorio nacional, localizara sus tropas dentro del país, estableciera una zona aérea sobre el Estado o mandara su Armada a patrullar las costas norteamericanas. Después Vance plantea la pregunta: ¿Hasta cuándo otras naciones aguantarán estas acciones por parte de Estados Unidos?"
El periodista Jeff Haynes, refiriéndose a la obra de Vance, decía: “La política exterior de EE.UU. es agresiva, temeraria e intervencionista y puede causar respuesta similar por parte de otros países. Sin embargo, existe una salida: la era de la hegemonía de EE.UU. debe terminar, según un publicista estadounidense.
El célebre autor norteamericano Laurence M. Vance, en su libro ’War, Empire, and the Military’ (’Guerra, Imperio y el Ejército’), acusa a EE.UU. de sancionar la desestabilización y el derrocamiento de los Gobiernos, asesinar a sus líderes, destruir sus industrias e infraestructuras, respaldar los golpes militares, escuadrones de la muerte, tráfico de drogas y el imperialismo con el pretexto del humanitarismo, publica el portal Zerohedge.
Además, Vance afirma que la política exterior norteamericana apoya a los Gobiernos corruptos y tiránicos y las sanciones y embargos brutales, lo que provoca la discordia, el odio y los ataques terroristas en contra de Estados Unidos. El autor ofrece una vía de solución para salir de este círculo vicioso: regresar a la política exterior de Thomas Jefferson, uno de los Padres Fundadores de EE.UU., que se guiaba por los siguientes postulados:
• "Ninguna nación tiene derecho a juzgar a otra". • "No queremos intervenir en los asuntos internos de ningún país, ni en los asuntos generales de Europa". • "Estoy por el libre comercio con todas las naciones, conexión política con ninguna y poco o ningún trato diplomático". • "Hemos dado pruebas, de los más ilustrados y aprobados escritores sobre el tema, de que una nación neutral debe, en todo lo relativo a la guerra, observar una exacta imparcialidad hacia las partes".
El imperio global norteamericano, con sus 1.000 bases militares en el extranjero y medio millón de tropas y mercenarios en tres cuartas partes del mundo, debe desmantelarse, escribe el autor. Junto con los espías estadounidenses, las operaciones clandestinas, colosales presupuestos militares, abuso y perjudicial uso del Ejército, campos de prisioneros, torturas, secuestros, asesinatos, propagación de la democracia a punta de pistola, patrioterismo, cambios de régimen, alianzas militares, garantías de seguridad e injerencia en los asuntos de otros Estados, asevera el escritor. Vance plantea la pregunta: ¿Hasta cuándo otras naciones aguantarán estas acciones por parte de EE.UU.?
El autor advierte que Norteamérica ya experimentó el estallido de la ira del mundo musulmán, causada por la política exterior estadounidense. Por ello, Vance opina que Estados Unidos debe dejar de ser policía, bombero, guardia de seguridad, trabajador social y el metomentodo a escala mundial.
Más que los gobiernos, los pueblos que aman la paz y la vida, los que desean sobrevivir a los horrores de las guerras imperiales, deberían movilizarse por todos los rincones de la tierra para expulsar las bases militares yanquis de sus patrias. Sería el principio del fin de la amenaza bélica del imperio del terror.
CEPRID
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