CEPRID

Níger, azotada por la hambruna, nutre el desarrollo francés

Lunes 9 de diciembre de 2013 por CEPRID

Finian Cunningham 

Fundación para la Cultura Estratégica

Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) por María Valdés

Níger, la antigua colonia francesa en África, se enfrenta –una vez más—a la hambruna y los organismos internacionales de ayuda informaron que alrededor de un millón de personas se encuentran sin acceso a la alimentación.

Es la cuarta crisis de este tipo que azota a este país de África Occidental en los últimos años, cuando hambrunas similares lo golpearon en 2012, 2010 y 2005. La causa inmediata sería el clima extremo que ha afectado a las cosechas. Pero la causa principal es el deliberado subdesarrollo de Níger bajo el neocolonialismo parasitario de Francia.

Irónicamente, este subdesarrollo crónico y la pobreza en Níger, y en África en general, constituyen la piedra angular del propio desarrollo nacional y creación de riqueza en Francia.

Níger tiene una superficie dos veces el tamaño de Francia con una población de solo 17 millones de habitantes, la cuarta parte de la población francesa. Gran parte del país es desierto, el Sahel, y su terreno es árido y hostil a la agricultura. Sin embargo, dada su relativamente escasa población debería ser un país rico debido a sus otros y vastos recursos naturales.

Es el quinto mayor productor mundial de mineral de uranio, detrás de Kazajstán, Canadá, Australia y Rusia. Níger tiene también otras riquezas minerales que incluyen oro, hierro, molibdeno, estaño, sal, yeso y fosfatos y, lo que ya ha sido comprobado, vastos yacimientos no explotados de petróleo y gas.

Sin embargo, a pesar de toda esta riqueza natural, Níger es oficialmente el país más pobre de la tierra. Según el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas para el año 2012, ocupó el último lugar entre 186 países.

La explicación para esta anomalía es que la crónica condición de subdesarrollo, pobreza y hambre en Níger es consecuencia de la política, de la política francesa para ser exactos.

Al igual que muchos otros países africanos, Níger se independizó oficialmente de Francia en 1960. Pero, al igual que otras colonias, su recién descubierta “libertad” pronto resultó ser ilusoria.

Durante las últimas seis décadas, Níger ha sido mantenido como esclavo del sistema monetario francés conocido como “el franco africano”. El signo monetario francés ha sido impuesto en más de una docena de ex colonias francesas, entre ellas Costa de Marfil, Burkina Faso, Benin, Chad, Malí y Níger como condición para su “independencia” política.

París determina que todos los países miembros deben depositar sus ingresos anuales en la Tesorería de Francia, desde donde las ex colonias pueden girar en calidad de préstamos, cobrándoseles intereses financieros por este dudoso “privilegio”. Mientras tanto, el gobierno francés se permite utilizar este dinero africano para invertir, sin intereses, en sus propias compañías.

Francia también determina unilateralmente la tasa de cambio para el franco africano frente al euro y otras monedas internacionales. De este modo, Francia ha sido capaz de continuar con su explotación rapaz de África tal como lo hacía durante los alegres días del apogeo colonial en el siglo XIX y primeros años del XX, solo que ahora se hace bajo el disfraz, políticamente correcto de “naciones independientes.” El saqueo financiero y económico de África significa que los recursos se extraen al menor costo para Francia, país que luego puede exportar sus productos hacia sus antiguas colonias a los precios más elevados. El resultado es que África está atrapada en la trampa del subdesarrollo y del hambre, tal como lo estamos viendo ahora en Níger, a pesar que el continente cuenta con los recursos más abundantes del planeta. Un aspecto del subdesarrollo forzado de Níger es el siguiente: aparte del mineral de uranio, las otras exportaciones importantes son ganado, alubias y cebollas. En otras palabras el país, a pesar de sus vastos recursos naturales, está atrofiado y en ruinas. Esto ea algo que le interesa a Francia, tener un país paralizado social y económicamente, puesto que así se asegura de poder explotar a Níger a voluntad y en particular su mineral de uranio que es estratégicamente vital para París. Alrededor del 80% del suministro eléctrico nacional de Francia es generado por 59 plantas operadas por la estatal Electricité de France. Cerca de un tercio del suministro total anual de mineral de uranio para sus plantas eléctricas proviene de Níger. La compañía francesa AREVA posee minas de uranio por todo Níger y son custodiadas por fuerzas especiales francesas.

El suministro eléctrico es quizás el principal determinante del desarrollo general de un país. Así, mientras que los ciudadanos franceses pueden disfrutar de la electricidad en todas partes, y todo el desarrollo social que va acompañado con eso, es un bienestar que reposa sobre los hombros de una extensa pobreza y sufrimiento en Níger. AREVA es la segunda empresa más grande del mundo productora de mineral de uranio con ganancias anuales alrededor de 430 millones de euros. A comienzos de este año, la empresa dijo que estaba empleando la décima parte de esta cantidad en mejorar la seguridad de su principal instalación minera en Arlit, Níger, después de que militantes atacaron la planta el pasado mes de mayo. Este ataque hizo que el Ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Laurent Fabius, visitara la planta donde alertó contra el fantasma del “terrorismo en África.”

Fue desde la mina de AREVA en Arlit que cuatro empleados franceses fueron secuestrados por militantes aparentemente vinculados con Al Qaeda en el Maghreb a fines del año 2010. Los rehenes regresaron a Francia a fines del mes de octubre después de que las autoridades francesas, según se informó, pagaran un rescate de 20 millones de euros.

Poniendo estas cifras en cierta perspectiva, cuando Níger sufrió una hambruna en el 2005, AREVA donó 250.000 euros como “ayuda humanitaria” para todo el país, es decir, un 0,06% de las ganancias anuales de la compañía o dicho de otro modo, el 1,3% de lo que Francia pagó por el rescate de cuatro de sus ciudadanos, es decir, menos del 1% de lo que AREVA gasta en “asegurar” sus propiedades en Níger. Al oeste de Níger está Malí, otra ex colonia francesa, la cual posee según se estima, lucrativos depósitos de mineral de uranio, aun sin explotar.

Cuando Francia lanzó su invasión militar contra Malí en enero de este año, el presidente François Hollande alegó que su país estaba protegiendo la soberanía de Malí atacada por insurgentes y “terroristas”. Al mismo tiempo que 3.000 soldados desembarcaron en Malí y aunque esto fue escasamente publicado, fuerzas especiales francesas fueron enviadas para reforzar la seguridad de las minas de AREVA en Níger.

El terrorismo, como la pobreza y el hambre, tiene raíces. Estas raíces se remontan hasta el mismo París, lugar donde la política neocolonial es aplicada para asegurar que el desarrollo nacional francés y la riqueza de sus elites siga aumentando sobre la base de la brutal y constante explotación de los africanos desde muchas décadas atrás y hasta la actualidad.

En momentos en que un millón de personas se enfrentan a la hambruna en Níger –el país más pobre de la tierra, que podría ser uno de los más ricos—los olvidadizos políticos franceses, acomodados en el Palacio del Elíseo, sin duda alguna estarán brindando con finos vinos, sobre platos exquisitos y arrogantemente y en medio de risas contenidas musitarán ¡Vive la France!


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