LA POLÍTICA INTERNACIONAL DEL IMPERIO SE LLAMA CINISMO Y SIRIA ES SU NUEVA VÍCTIMA
Miércoles 9 de octubre de 2013 por CEPRID
TRIBUNAL DIGNIDAD, SOBERANÍA, PAZ CONTRA LA GUERRA-COMITÉ INDEPENDENCIA Y SOBERANÍA PARA AMÉRICA LATINA (CISPAL)
CEPRID
Los Estados Unidos de Norteamérica, convertidos en gendarme del mundo y en imperio del terror con sus guerras de agresión que matan y hieren a seres humanos indefensos de toda edad y condición, lo mismo que destruyen aldeas y ciudades sin siquiera respetar el patrimonio cultural e histórico de la humanidad, ejecuta su política internacional con el más bárbaro y cruel de los cinismos.
Amenaza con bombardear a Siria por el uso de armas químicas que, seguramente, la CIA habría entregado a los mercenarios terroristas a quienes llama “opositores” al régimen de Bashar al Assad, olvidándose que los arsenales del imperio, esparcidos por todo el mundo guardan esas armas de destrucción masiva, y olvidándose de los más atroces crímenes de guerra: genocidios, crímenes de lesa humanidad, torturas, tratos crueles y denigrantes cometidos por sus ejércitos en Vietnam, en África, en Yugoeslavia, Irak, Afganistán, Paquistán, Libia, Guatemala, Cuba, Granada, República Dominicana, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Panamá, Colombia y los países del Cono Sur de América Latina, en donde instaló las más criminales y monstruosas dictaduras neofascistas. Ese imperio, de repudiable doble moral, es el que quiere someter a Siria e Irán para completar su cerco de dominación en Medio Oriente, y para complacer a Israel, su socio militar, y a las monarquías de Saudi Arabia, Jordania y Qatar.
Ese imperio del terror es, también, el que gasta miles de millones de dólares al año en creación de nuevas armas de destrucción masiva, incluidas la químico-bacteriológicas y nucleares, es el que amenaza a Siria, a cuyo gobierno inculpan de haber utilizado armas químicas en contra de su pueblo, sin reconocer que fue Obama, el premio Nobel de la Paz, el que se inventó la “línea roja”, y peor aceptar las denuncias que señalan a los terroristas “rebeldes” que ellos arman, de haber utilizado gas sarín y peor ordenar se investigue si esos ataques letales contra civiles, fueron ejecutados por tropas de élite de Israel o por agentes del Mossad judío, o por la misma CIA que habrían entregado armas químicas a los opositores de Bashar al Asad, para fabricar el pretexto que les permita iniciar otra guerra con las mismas mentiras y falsedades que esgrimieron para invadir Irak. Estados Unidos se ha convertido en experto fabricante de pretextos pára invadir a países tercermundistas.
Por todos los medios posibles, Estados Unidos anunciaba que iba a bombardear Siria para “castigar” a su gobierno por el uso de gas sarín, anuncio prepotente que jamás imaginó que Siria se defendería con todas las armas a su alcance, y sin pensar siquiera que Rusia y China le dirían no a la nueva aventura bélica, y sin pensar que el 66% del pueblo norteamericano se opondría a cualquier ataque, lo mismo que se opusieron el Parlamento y el pueblo del Reino Unido, el pueblo de Francia gobernado por el circense “socialista” François Gérard Georges Hollande que ha demostrado ser un vasallo del imperio, y el digno pueblo de España gobernado por el corrupto Rajoy. Los pueblos de toda la tierra rechazan los intentos guerreristas del imperio.
Obama y sus halcones, sus incondicionales aliados Cameron, Hollande y Rajoy, tuvieron que frenar sus ímpetus bélicos ante el rechazo mundial a sus intenciones de agredir a Siria; sin embargo, pomposamente advierten que están listos para bombardear Siria si ese país no acata las resoluciones de la ONU que acogió la propuesta de Rusia aceptada, también, por el gobierno de Bashar al Asad, de entregar a una misión de la ONU la totalidad de su arsenal de armas químicas. El imperio nunca se imaginó que Rusia estaría dispuesta a impedir un ataque militar a Siria, actitud similar adoptada por la República Popular China. Rusia y China han desplazado a la zona del Mediterráneo lindante con Siria, una parte importante de su armada.
La ONU ha revisado, palabra por palabra, el informe elaborado por sus técnicos enviados a Siria para que investiguen si se produjeron decenas de muertos civiles, entre ellos niños, por efecto del uso de gas sarín. Los expertos han comprobado que efectivamente, en las afueras de Damasco fue empleado el gas mortal contra civiles, pero la ONU, generalmente al servicio de los intereses de Estados Unidos, no ha podido determinar a los responsables de esos crímenes de guerra.
Por ahora, el gobierno mundial invisible con enorme poder financiero y político que decide las estrategias de Occidente y que actúa, inclusive, por encima del emperador de turno del imperio, Barack Obama, se han detenido en sus amenazas a Siria, pero no retiran del Mediterráneo, ni de Israel, ni de Turquía, los misiles que apuntan a Siria, sus navíos de guerra con portaaviones listos para lanzar misiles sobre Damasco y otras ciudades de la Siria ensangrentada.
El analista David Urra, en Contrainjerencia, al analizar la situación militar a la que se enfrentarían Estados Unidos y sus aliados en caso de una agresión concertada sostiene que por un lado están las fuerzas sirias leales al gobierno y pueblo sirios, que poseen características y medios suficientes para defenderse e incluso ejecutar una respuesta importante. Agrega que aunque ha sido característico del mundo árabe, tener dirigentes políticos presuntuosos, que alardean la posesión de tal o cual armamento y unas fuerzas armadas “invencibles”, etc, etc. Lo real es que los sirios han demostrado que su discurso no es virtual, sino real.
Algunos recordarán la guerra israelo-siria por el Golán y pensarán, que al igual que en aquel momento, las fuerzas sirias no aguantarán. La cuestión estriba en que la situación ha cambiado. Los combatientes sirios se han cultivado en los enfrentamientos con el “Ejercito mercenario” que ha organizado occidente con el apoyo monárquico de la zona. Esto les ha permitido fortalecer la moral y cohesión combativa de las tropas y desarrollar innumerables iniciativas que les servirán en caso de un enfrentamiento con Estados Unidos.
Según diversas fuentes, los sirios tienen una respetable Fuerza Aérea y un sistema de defensa antiaérea con más de 600 instalaciones de diversos tipos que van desde los legendarios “Volga” de fabricación soviética, hasta los temibles S-300, que aunque no han sido completados, los rusos han asegurado que lo harán en caso de ataque por parte de los Estados Unidos. Sus fuerzas terrestres poseen medios capaces de alcanzar el territorio israelí que sería de seguro la zona de respuesta en caso de un ataque norteamericano a grandes distancias. Entre Damasco y Tel Aviv hay alrededor de 215 kms, lo que está al alcance de la aviación y muchos de los medios de combate que poseen los sirios. Igualmente la distancia entre las fronteras sirias y el desierto de Negev donde se encuentran muchas de las instalaciones nucleares israelíes es de cerca de 200 kms.
A diferencia de Iraq y Libia, Siria tiene la “ventaja” en este caso de estar cerca de Israel y puede responder contra las instalaciones israelíes que están a distancio de tiro de su armamento. Así que, lo que pudiera ser un hándicap, se puede convertir en una ventaja si la saben utilizar eficientemente.
Israel tiene un territorio demasiado pequeño, por lo que es muy difícil esconder algo allí. Los objetivos a atacar en Israel son fáciles de ubicar, lo que facilita la respuesta. Quizás los estrategas sirios estarán pensando en concentrar sus golpes sobre las disimiles instalaciones en el desierto de Negev y así golpear donde más les duele a los sionistas.
Claro que si de respuesta se trata, los sirios podrán atacar también objetivos en Turquía y Jordania, países estos cuyos gobiernos han apoyado de forma abierta y desmedida a los grupos terroristas que actúan contra el pueblo sirio y por lo tanto existe todo el derecho moral y legal para responder a la intromisión.
No se puede soslayar el papel de Irán en el análisis de las fuerzas que intervendrían en una confrontación abierta, pues de seguro el gigante persa no deberá quedarse con los brazos cruzados, habida cuenta que de caer Siria el próximo paso sería de seguro Irán y el Líbano. Hizbola está de lleno en la batalla y pueden extender el conflicto no solo hacia Israel, sino y en dirección a Turquía.
Por último no es menos importante la posición de los Kurdos que podrían verse atenazados entre “dos fuegos” y todo parece indicar que participarán del lado del Gobierno Sirio.
La contraparte estará compuesta por EE.UU, Francia, Qatar, Arabia Saudita, Turquía y Jordania. Pero en realidad parte de esta alianza no jugará un papel decisivo en este enfrentamiento, pues no tienen ni la posibilidad de hacerlo, ni la de justificarlo ante sus conciudadanos. Esto indica que la “bronca” se la buscarán solo tres miembros: EE.UU, Francia y Turquía, con un apoyo financiero de Riad. EE.UU no puede meter las tropas, pero para eso tienen a las marionetas, para que pongan la carne de cañón y ellos pondrán la tecnología.
Pero es aquí donde falla el cálculo norteamericano. Quien puede prever que el conflicto no se vaya de la mano y al ser golpeado Israel este no responda con armas nucleares. En este caso se produciría el pandemónium. Lo israelíes no se quedarían “dados” y cualquier uso del armamento nuclear israelí, produciría una reacción en cadena.
La moratoria al uso del arma nuclear se rompería y entonces la vida en el planeta seria devastada por el uso indiscriminado de estos medios, que aunque se empleen a nivel táctico, deja secuelas imborrables en cientos de años. Los EE.UU pueden atacar desde sus portaviones y cruceros coheteriles a grandes distancias lo que les daría la impresión de que no sufrirán perdidas. Pero la respuesta siria podría ser demoledora si emplean eficientemente sus medios y algo muy importante, no les tiembla la mano. Los sirios deben saber que serán atacados sin piedad y que en toda guerra la diferencia entre triunfar o perder la determina el hombre. No valen nada los armamentos si no están en manos de hombres capaces de emplearlos adecuadamente. El arma vale lo que vale el hombre que la maneja, reza un conocido pensamiento militar y en este caso tiene una importancia clave, pues se están enfrentando fuerzas desiguales Diríamos más, ante la certeza de que será atacado, golpear primero puede ser decisivo. Ya no se trata de pretextos, ni de razones para una agresión. EE.UU dijo que atacará, no importa lo que se diga ni lo que se piense.
En estos momentos Rusia ha parecido despertar y comprender cuál es su papel en la arena internacional. Las declaraciones de Putin y el envío a la zona de los medios navales que pueden hacer la diferencia, podría ser una buena señal.
Por su parte, Ángel Guerra Cabrera publicaba en La Pupila Insomne, sus reflexiones sobre una posible escalada bélica y sostenía que algo demasiado ominoso para ser mencionado empuja al vacilante Obama ciegamente hacia el abismo. El uso del gas sarín por el presidente Bashar Assad “contra su propio pueblo” es un argumento tan desfachatado como el de las armas de destrucción masiva de Irak si uno se guía por el documento “probatorio” colgado por Washington en Internet.
Aunque la potencia imperial presume ser el guardián de la democracia de nada han valido hasta ahora la mayoritaria negativa de su electorado a aprobar el descabellado ataque a Siria, ni la reticencia de muchísimos legisladores que deberán concurrir a elecciones en 14 meses. Ni que su faldero Cameron deserte precipitadamente rompiendo la histórica alianza anglosajona bajo la presión de un pueblo harto de guerras coloniales, que es lo que obligó al parlamento a negarle la luz verde. Tampoco ha servido que el hasta aquí obediente secretario general de la ONU Ban Ki Moon alerte que el ataque estadunidense aumentará el baño de sangre y que es contrario a la Carta de Naciones Unidas porque ni se realiza en defensa propia, ni tiene la aprobación del Consejo de Seguridad. La OTAN no participará en la operación y se afirma por la televisión rusa RT que 12 de sus miembros se oponen.
Hace por lo menos dos años el ocupante de la Casa Blanca dijo que Assad debía irse. Desde entonces comenzó la primera parte de esta guerra imperialista. Se inició una carrera silenciosa de los servicios especiales estadunidenses, ingleses y franceses para infiltrar en Siria a una jauría furiosa de fanáticos ligados a Al Queda y mercenarios de distinto pelaje financiados y armados por las monarquías saudita y qatarí con el apoyo logístico de Turquía. En el país árabe, no hay duda, hubo importantes protestas populares, pero fueron secuestradas y derivadas a una espantosa guerra sectaria.
El Ejército sirio, pese a no parecer especialmente entrenado para enfrentar fuerzas irregulares ha logrado asestar duros golpes a los grupos armados y colocarse en una situación militarmente ventajosa. Es evidente que cuenta con apoyo de sectores de la inteligente y patriótica población siria que no quieren ser gobernados por un califato de Al Qaeda ni ver su país convertido de nuevo en colonia.
La ventaja militar lograda por Assad y otros hechos mencionados en mi artículo anterior, al que debe añadirse las influyentes exigencias de los fabricantes de armas (La Jornada, 29 de agosto) obran indudablemente a favor de la premura de Obama por intervenir militarmente para debilitar al ejército sirio. Pero luego de consultar confiables expertos en finanzas internacionales no descarto la urgencia de usar la guerra como cortina de humo para ocultar el incontrolable agujero negro en el sistema financiero de Estados Unidos que amenazaría de modo inminente con triturar al dólar. Obama según esto no querría pasar a la historia como el presidente que hundió al símbolo mágico de la hegemonía estadunidense.
Y no parece descabellada la hipótesis puesto que si algo no quiere aceptar Washington es el evidente declive de su hegemonía. Hasta el punto de empujarlo, con tantos factores en contra, a una aventura de consecuencias imprevisibles, seguramente trágicas y muy probablemente causantes de una catástrofe apocalíptica. Nunca desde la crisis de los misiles en Cuba se ha sentido tan cerca el peligro de guerra nuclear, cualquiera que sea el plan de ataque de Estados Unidos contra Siria. En la guerra los planes casi nunca salen exactamente como se conciben. Por eso los grandes estrategas se han caracterizado siempre por imaginar los posibles escenarios de antemano y poseer la agilidad mental y la audacia para realizar sobre la marcha cuantos cambios requiera el plan originalmente concebido. Pero en este caso ni el más brillante jefe militar de Estados Unidos contará con opciones plausibles a menos que Siria, Hezbollá, Irán y, por supuesto Rusia y China, se dejen llevar mansamente al matadero.
Comencemos por asentar que no hay certeza de que un ataque con misiles, combinado o no con incursiones de la aviación, no termine por convertirse en una guerra general.
Mientras tanto la armada rusa hizo “ajustes” para reforzar su presencia en el Mediterráneo enviando dos buques de asalto anfibio y uno de reconocimiento. Putin podría mostrar al aturdido Obama una puerta de salida airosa que no ponga en riesgo la paz mundial.
Por su parte, ell presidente de la Federación Rusa, Putin ha sido absolutamente claro y enérgico al decir: “¿Que si vamos a ayudar a Siria? Sí, vamos a ayudarla” Agregaba que “Rusia vende armas a Siria, tenemos fuertes lazos económicos. Siria es nuestro socio estratégico” y señalaba sin ambages que “El uso de armas químicas en Siria es una provocación de los terroristas que buscan apoyo”.
Asimismo, señaló que “la gran mayoría de la población mundial está en contra de emprender acciones bélicas en Siria”. Concretó que mientras que EE.UU., Turquía, Canadá, Arabia Saudita y Francia están abogando por una intervención en Siria, el Parlamento británico se ha mostrado en contra, y Alemania se comporta con discreción; los países como Rusia, China, India, Indonesia, Argentina, Brasil, Sudáfrica e Italia, así como el secretario general de la ONU, están en contra de las acciones militares.
¿GOLPÉ DE ESTADO “MADE IN USA”?
Tribuna Popular TP informaba que cinco generales del Ejército estadounidense se reunieron con Barack Obama y le advirtieron que si ordenaba un ataque contra Siria sería arrestado y acusado de traición por intentar brindar ayuda y asistencia a la organización terrorista Al Qaeda, asociada en Siria al frente Al-Nusra y declarada oficialmente enemiga de Estados Unidos.
La información fue revelada por el editor norteamericano Bob Powell, quien atribuye la advertencia a Obama de los generales a la existencia de dos facciones ideológicas dentro de las Fuerzas Armadas estadounidenses que coinciden, sin embargo, en considerar al presidente Obama “un completo incompetente para llevar las riendas del país”.
Según The Guardian, bajo el Gobierno del “débil” Obama, la influencia del militarismo es mayor que nunca dentro de la sociedad americana. Añade que “sin un solo tanque en el césped de la Casa Blanca, un golpe militar ha tenido lugar en Washington”.
Tras alcanzar la Presidencia de EE UU en 2008, millones de personas de todo el mundo vieron en Obama a una especie de mesías que establecería un nuevo orden para el mundo basado en la paz y la concordia entre los pueblos. No se habían apagado aún los fastos por su elección cuando ya Obama se comprometió ante los principales responsables del Pentágono a asumir los compromisos militares de su antecesor George Bush y a no variar un ápice la política armamentística. Aquellos que destruyeron Irak, llevaron la conmoción a Afganistán y redujeron a Libia a una pesadilla hobbesiana, fueron ascendidos dentro de la administración estadounidense. El drama humano ha hecho presa sin embargo entre los soldados americanos. El número de suicidios dentro del Ejército es mayor que las bajas en los campos de batalla. Solo el pasado año, 6500 veteranos decidieron acabar con sus vidas.
El historiador Norman Pollack llama a este drama “fascismo liberal”. “Tenemos al frente del país al reformador fracasado y resentido, que planifica alegremente el asesinato con una sonrisa en la boca”. Todos los martes, el Nobel de la Paz Barack Obama supervisa una terrorífica red de aviones no tripulados que asesinan en todo el mundo a cientos de personas consideradas enemigas del país. Entre tanto, los progres de Occidente siguen viendo en Obama al primer negro presidente en la tierra de la esclavitud, independientemente del rastro de sangre que su gestión presidencial está dejando.
Esta sumisión a un icono ha destruido el movimiento americano en contra de la guerra, siendo éste quizás su único gran logro, según informaba Alerta Digital.
John Pilger, (Contrainjerencia) en artículo publicado por The Guardian / Traducido por rebelión afirmaba: “La farsa de John Kerry y las piruetas de Barack Obama son temporales. El acuerdo de paz ruso sobre armas químicas será tratado al cabo del tiempo con el desprecio que todos los militaristas reservan para la diplomacia. Con al-Qaida figurando ahora entre sus aliados y con los golpistas armados por EEUU sólidamente instalados en El Cairo, EEUU pretende aplastar a los últimos Estados independientes de Oriente Próximo: primero Siria, luego Irán. “Esta operación (en Siria) dijo el exministro de exteriores francés Roland Dumas en junio, “viene de muy atrás. Fue preparada, pre-concebida y planeada“. En Gran Bretaña las distracciones derivadas de la falsificación de la imagen y la identidad políticas no han triunfado completamente. La agitación ya ha comenzado, pero las personas de conciencia deberían darse prisa. Los jueces de Nuremberg fueron escuetos: “Los ciudadanos particulares tienen la obligación de violar las leyes nacionales para impedir que se perpetren crímenes contra la paz y la humanidad”. La gente normal de Siria, y mucha otra más gente, igual que nuestra propia autoestima, no se merecen menos en estos momentos.
FELICITACIÓN A LA INICIATIVA RUSA
El mundo está en deuda con el Presidente de la Federación Rusa, Wladimir Putin que con firmeza detuvo al imperio y sus aliados que intentaron bombardear a Siria para propinarle “un castigo” por el uso de gas sarín por parte del gobierno de Bashar al Assad.
Putin expresaba: “No hay pruebas; Si las tienen, que las muestren” y, naturalmente, ni Estados Unidos ni sus aliados presentaron las pruebas exigidas por el Presidente ruso, por la simple razón de que no las tienen. La actual situación es similar a la habida en el 2003 cuando George Bush y Collin Powell gritaban desaforados que Irak tenía las temibles armas de destrucción masiva que fue el pretexto que justificó la invasión a Irak, el asesinato de Hussein y la destrucción del país en dónde seguramente se originó la civilización de la humanidad, al menos en Occidente Irak “sigue sumido en un interminable calvario de dolor y muerte. Ahora repiten el libreto para consumo interno, a favor de una población domesticada, propensa a aceptar los argumentos más absurdos –el “consenso prefabricado” del que habla Noam Chomsky–, tales como aquel que reza que Siria constituye una amenaza a la “seguridad nacional” de Estados Unidos. Mienten y lo hacen descaradamente ante su propio pueblo y la comunidad internacional, ahora con la complicidad de los servicios de inteligencia franceses. Ocultan el hecho decisivo de que fue Basher Al Assad quien convocó a los inspectores de la ONU y no Washington; que fue la Casa Blanca quien, por el contrario, demandó que esos observadores se retiraran del teatro de operaciones –interrumpiendo sus investigaciones que podían arrojar una indeseable luz que identificara a los verdaderos culpables del crimen- porque el escarmiento que propinaría el “sheriff solitario” no podía demorarse ni un día más y la decisión es completamente independiente de que hubiese o no sido Al Assad quien ordenara el bombardeo con gas sarín. Ocultan también que solo bajo la hipótesis de la insanable estupidez del gobernante sirio podría éste haber enviado a la muerte a un número variable pero elevado de víctimas inocentes (las estimaciones oscilan entre 600 y 1.500, lo cual aconseja tomar los datos que aparecen en diversos medios con mucha cautela) en las mismas barbas de los peritos venidos por su encargo. Y si de algo ha dado muestras el gobernante sirio en estos días es que no es ningún estúpido. Ocultan también la evidencia que señala, más allá de toda duda, que fueron los aliados de Estados Unidos en Medio Oriente, sobre todo Arabia Saudita y Jordania, quienes proporcionaron las armas químicas a los mercenarios jihadistas que tomaron a Siria por asalto con la furia propia de una horda criminal. Una nota y un video confirman esto más allá de toda duda, razón por la cual Washington, que seguramente conoce estos antecedentes, está actuando con alevosía al exigir la inmediata salida de los expertos de la ONU cuyas investigaciones podrían revelar lo inconfesable.
Fue una corresponsal de la agencia noticiosa norteamericana Associated Press, Dale Gavlak, quien reveló que de las múltiples entrevistas efectuadas con residentes y rebeldes en el barrio de Ghouta y en otras zonas de Damasco se desprende claramente la tesis de que las armas químicas que explosionaron el 21 de agosto se hallaban en manos de los rebeldes y procedían de Arabia Saudita. Las fuentes utilizadas por Gavlak le confiaron que se produjo “un accidente” cuando fueron erróneamente manipuladas debido a la deficiente información existente sobre el producto. Una extensa nota de la periodista y ensayista argentina Stella Calloni confirma y amplía estos antecedentes y fortalece la tesis que identifica a los invasores extranjeros como los responsables de este crimen, sostenía Atilio Borón.
Borón agregaba: “Estamos en presencia de un imperio rapaz y mentiroso hasta la médula, que ha convertido a Estados Unidos, su centro indiscutido, en un “estado canalla”: ninguna ley internacional lo obliga, ninguna resolución de la Asamblea General de la ONU suscita su obediencia; ninguna norma moral pone en cuestión su plan de dominación mundial; y nada logra saciar el apetito del “complejo militar-industrial”, cuyas ganancias varían en proporción directa a las guerras. Hay que lanzar misiles, fletar portaaviones, movilizar helicópteros y aviones y utilizar y destruir cuanto armamento y equipo sea necesario. De no ser así se derrumbaría la rentabilidad de la industria militar y sin sus luctuosas ganancias no se podrían financiar las carreras políticas de congresistas, gobernadores e inclusive del inquilino de la Casa Blanca, el inverosímil Premio Nobel de la Paz y cínico admirador de Martin Luther King. En función de todo esto sus mentiras y la orquestada manipulación informativa a escala mundial son componentes esenciales de su proceder. Ese imperio rapaz quiere bombardear con todo el poderío de sus misiles a la Siria ensangrentada, pero sus afanes belicistas han sido detenidos por la firmeza del presidente Putin y de China. Al respecto, el Comandante Fidel Castro Ruz, en una de sus reflexiones decía: “El riesgo de que el conflicto estalle con sus funestas consecuencias parece haber disminuido gracias a la inteligente iniciativa rusa, que se mantuvo firme ante la insólita pretensión del gobierno de Estados Unidos, amenazando con lanzar un demoledor ataque contra las defensas sirias que podía costar miles de vidas al pueblo de ese país y desatar un conflicto de impredecibles consecuencias.
El Canciller ruso, Serguéi Lavrov, habló en nombre del gobierno de ese valiente país y tal vez contribuya a evitar, en lo inmediato, una catástrofe mundial.
El pueblo norteamericano, por su parte, se opone fuertemente a una aventura política que afectaría no solo a su propio país, sino a toda la humanidad.
Entre tanto, los técnicos y especialistas enviados por la ONU para recoger pruebas del uso de gas sarín, presentaron su informe que fue cuestionado por el Viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Riabkov quien dijo que se trataba de un informe “politizado, parcial y unilateral”. Sostuvo que los especialistas de la ONU “escribieron un informe selectivo e incompleto” y agregaba que los expertos de la ONU ignoraron otros tres presuntos ataques con sustancias tóxicas. Más aún, los ataques con gas sarín del 21 de agosto que habría costado la vida de unas 1.400 personas, entre ellas niños, habrían sido perpetrados por los terroristas vinculados a Al Qaeda aliado del Frente Al Nusra. Riabkov afirmó que Rusia posee pruebas que demuestran la responsabilidad de los “rebeldes” de los ataques con sarín ejecutados el pasado 21 de agosto en un barrio suburbano de Damasco. Destacó que “esos datos se incluirán en un informe de nuestros expertos que se verá en el Consejo de ONU junto con el informe de los inspectores”. Si Estados Unidos bombardeas Siria, con la complicidad y ayuda del Reino Unido y de Francia, encaminaría al planeta tierra y la humanidad a su destrucción.
El analista Marcelo Colussi, sostenía: La rapacidad del gran capital estadounidense no tiene límites y nos tiene acostumbrados a estas aventuras bélicas. ¿En qué guerra durante el siglo XX, y ahora el XXI, no participó la gran potencia indirecta o directamente? Lo de Siria no es nuevo. En todo caso, la posible nueva aventura guerrerista abre escenarios preocupantes: estamos ahora ante la real posibilidad de un conflicto que se puede ir de las manos, que puede terminar en una catástrofe de escala planetaria…La posible guerra contra Siria –que en realidad estaría impulsada por el gran capital de Estados Unidos y algunos adláteres que sirven políticamente para justificar la intervención– busca reconfigurar la situación del Medio Oriente a favor de esos factores de poder. El petróleo sigue siendo el botín principal, a lo que se suman las reservas de agua dulce de la zona. Un Medio Oriente en guerra permanente sirve a los intereses hegemónicos de esos grandes capitales, liderados por la potencia militar de la Casa Blanca, con un Estado de Israel como base operativa para la zona. La máxima de “divide y reinarás” está totalmente presente. Pero el peligro en ciernes ahora es que este proyecto bélico contempla a mediano plazo el intento de asfixia de Rusia y China como competidores peligrosos. Por cierto ninguno de estos dos países –ahora capitalistas, con considerable potencial bélico, atómico incluso– dejará que la provocación siga adelante. Por tanto, el escenario es sumamente complicado.
Se ha hablado de la posibilidad de una nueva guerra mundial, tal vez sin utilización de material nuclear (¿pero quién puede garantizarlo?), que Washington y sus aliados estarían pergeñando como rediseño del mundo, buscando en definitiva el control planetario de los recursos estratégicos (petróleo en principio), neutralizando el avance chino y ruso. Si ello es así, el futuro es sumamente incierto, porque más allá de escenarios trazados con computadora en una confortable sala, nadie sabe a ciencia cierta qué podría dispararse. La excusa de un ataque a Siria como represalia por haber utilizado su gobierno –supuestamente, dado que no está demostrado– armas químicas en contra de su población, no es más que un nuevo ataque a la inteligencia de la humanidad, una nueva agresión a nuestra dignidad (¿por qué nos siguen tomando de estúpidos?). Los tambores de guerra suenan in crescendo, y el clima se va caldeando cada vez más.
Las movilizaciones sociales, las protestas, la oposición a la guerra de todos los pueblos del mundo son capaces de destrabar las concienciad de los gobernantes, especialmente de las potencias nucleares. Las decisiones del Presidente de la Federación Rusa, Wladimir Putin y del gobierno de la República Popular China detuvieron a Obama y sus aliados europeos en sus pretensiones de bombardear a Siria e iniciar una guerra de impredecibles consecuencias para la humanidad.
En la Asamblea General de ONU, los Jefes de Gobierno y de Estado de muchos países de la tierra abogaron por una solución pacífica a la violencia desatada en Siria. El gobierno de Al Assad puso a disposición de la ONU su arsenal de armas químicas y China será la que coopere eficazmente en su destrucción, en tanto el Consejo de Seguridad decidió, por unanimidad, aprobar un plan de control y destrucción de las armas químicas, mientras el Vicepresidente de Siria en la Asamblea de la ONU decía una gran verdad: En Sira no hay una guerra civil, hay agresiones criminales de grupos terroristas mercenarios al tiempo que solicitó que también sean destruidas las armas químcas de los terroristas y cese el apoyo de algunos gobiernos occidentales en armas, estrategias, hombres y financiamiento a los “opositores terroristas” que cometen verdaderos crímenes de lesa humanidad. Acostumbrados como estamos ahora –tras décadas de capitalismo salvaje eufemísticamente llamado neoliberalismo y extinción de los sueños revolucionarios de hace algunas décadas tras la caída del Muro de Berlín– a asumir que la fuerza de los poderosos es casi imbatible, en principio no se ven muchos caminos para oponerse a este ataque contra Siria. ¿Qué hacer ante no sólo las balas sino los misiles de alta tecnología, ante la intoxicación informativa de las grandes cadenas internacionales, ante la monumental desmovilización que se vive? Pareciera que nada, más que encogernos resignadamente de hombros. Pero siempre es posible reaccionar (y, ¿por qué no?, pensar que se puede retomar la iniciativa). Recordemos que la Segunda Guerra Mundial tenía como principal objetivo de las potencias capitalistas, al menos en un principio, acabar con la experiencia socialista de la Unión Soviética. Y si bien eso le costó 20 millones de vidas al primer Estado obrero del mundo, la consecuencia fue exactamente lo contrario a lo buscado por el capitalismo: el país socialista salió fortalecido transformándose en una de las dos superpotencias globales. Oponerse a la guerra es tarea de quien sigue pensando que este mundo está disparatadamente desequilibrado y se necesita otro modelo. Pero es también tarea de cualquiera que respete mínimamente los derechos humanos, el derecho a la vida, el derecho a no ser tomados como estúpidos por la desinformación mediática. Por todo ello, sabiendo que eso es un pequeño granito de arena que, en sí mismo, quizá no representa nada, pero que sumado a otros granitos puede convertirse en una montaña, propongo que se solicite le sea retirado el Premio Nobel de la Paz al Comandante en jefe de las fuerzas armadas de la primera potencia mundial, el Sr. Barack Obama. Si albergamos alguna esperanza cuando él asumió la presidencia de la Casa Blanca (¿los negros al poder?), hoy día es abrumadoramente elocuente que las decisiones no las tiene él en sus manos, sino que responde a los intereses del monstruoso complejo militar-industrial que sigue fijando las políticas a largo plazo. En ese sentido es un contrasentido, una ofensa a nuestra dignidad, una burla perversa seguir manteniéndole el Premio Nobel de la Paz. Pedir que le sea retirado tal vez no impida la guerra, pero ¿por qué no pensar que con pequeñas acciones se puede empezar a construir alternativas? Los hechos políticos son eso: pequeñas acciones. Si es cierto que donde hay balas sobran las palabras, pongamos palabras en lugar de las balas: ¡que se le retire ese galardón a Barack Obama! El Comité Nobel del Parlamento de Noruega solicitará que se retire al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, el Premio Nobel de la Paz 2009 debido a su intención de realizar una intervención militar en Siria, pese a la oposición internacional. A través de un comunicado, difundido por la agencia Ria Novosti, el organismo señaló que la decisión se basa en que “las políticas seguidas por el presidente Obama, tanto en lo referente a política exterior, especialmente en Oriente Medio y Norte de África, como el inaceptable recorte en libertades de los ciudadanos de su país y del resto del mundo, con la utilización de programas espía como PRISM, el mantenimiento de la prisión de Guantánamo, etc. hacen que considere totalmente inadecuado que ostente este galardón, por no ser merecedor del mismo”. En el comunicado, el Comité Nobel del Parlamento recordó que “este premio se otorga a la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz”, tal y como aparece en el testamento de Alfred Nobel. El lunes pasado, el Nobel de Física y vicepresidente de la Academia de Ciencias de Rusia, Zhorés Alfiórov, dijo que sería justo que los laureados con el “Nobel de la Paz” iniciaran un proceso para privar a Obama de este galardón. “Me sorprendió cuando Obama fue galardonado con este premio (en 2009). No lo podía comprender. No se merece el Premio Nobel de la Paz, no tenían que habérselo concedido”, señaló Alfiórov. Entre tanto el desangre del pueblo sirio continúa imparable gracias a que los “rebeldes” en realidad son terroristas que reciben apoyo, financiero, entrenamiento y armas de Estados Unidos, Reino Unido y Francia. Democracy Now informaba desde New York que las negociaciones en Ginebra tienen lugar en medio de noticias respecto a que la CIA comenzó a entregar armas a los rebeldes sirios. En el marco de lo que el periódico Washington Post califica de “una escalada importante del rol de Estados Unidos en la guerra civil de Siria”, armamento liviano y otras municiones llegan a territorio sirio a través de Turquía y Jordania. Al parecer, se había detenido la entrega de las armas por temor a que las mismas terminaran en manos de rebeldes vinculados a Al Qaeda; sin embargo, tales preocupaciones parecen haber disminuido desde que el Presidente Obama amenazó con el uso de la fuerza en respuesta al ataque con armas químicas que tuvo lugar el mes pasado en Ghouta.
La intervención militar de Estados Unidos en Siria podría provocar una guerra mundial de impredecibles con secuencias. Es hora de parar a los halcones de la guerra incluido Obama que es “el Presidente yanqui que ha estado en más guerras simúltaneamente. Esto como agradecimiento a los lacayos del Comité Nobel que burlándose de todo el mundo le dieron el Premio Nobel de la "Paz" a este consumado criminal de lesa humanidad Lo hace por razones de control mundial, dictadura en su propio país, en función de la industria militar yanqui que saquea el tesoro yanqui, para ocultar la crisis económica que en cualquier momento certifica la total iliquídez del imperio y lo hace también para el saqueo pirata y criminal de otros países”.
Ha llegado la hora de darle una oportunidad a la paz porque, como decía el analista político, Kevin-Barrett “cualquier tipo de intervención militar de EE.UU. en Siria agravaría la crisis en el país árabe y llevaría al mundo al borde de una nueva guerra mundial. “La participación militar de EE.UU. [en Siria], obviamente no resolvería la crisis. Las cosas empeorarían como sucede siempre que los militares de EE.UU. intervienen en alguna parte del mundo donde no tienen nada que hacer. Este es un movimiento peligroso porque realmente estamos al borde de una posible tercera guerra mundial en Siria. La región es cada vez más inestable”.
La humanidad merece la paz y ciertamente no está dispuesta a desaparecer bajo los efectos de un hongo nuclear. La Academia Sueca anuncia que el presidente Putin ha sido propuesto para el premio Nobel de la Paz por su contribución a parar la guerra anunciada por Obama que, inmerecidamente, recibió el galardón.
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