RELACIONES ECUADOR-ESTADOS UNIDOS ENTRE EL ANTIIMPERIALISMO Y LA NECESIDAD PRAGMÁTICA
Sábado 16 de febrero de 2013 por CEPRID
TRIBUNAL DIGNIDAD, SOBERNÍA, PAZ CONTRA LA GUERRA - COMITÉ INDEPENDECNIA Y SOBERANÍA PARA AMÉRICA LATINA (CISPAL)
CEPRID
Politólogos nacionales e internacionales aún se preguntan si el discurso anti Estados Unidos del Presidente del Ecuador Rafael Correa Delgado, responde a una clara y definida posición ideológica-política antiimperialista, o si el discurso fue adoptado desde la oratoria populista para atraer a las izquierdas divididas, y contar con sus apoyos en las campañas electorales.
Lo cierto es que las relaciones Ecuador-Estados Unidos han estado marcadas por los impromptus del Presidente ecuatoriano que, inclusive, le llevaron a romper los vínculos diplomáticos a nivel de embajadores con la Casa Blanca y la pronta superación del conflicto, en la que primó la necesidad pragmática antes que el discurso antiimperialista. Muchos de sus detractores y opositores políticos consideran a Correa un oportunista y aprovechado discípulo del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, que ha tenido una posición vertical, contraria a las políticas hegemónicas de Estados Unidos en su papel imperial.
El 20 de septiembre de 2006, en el transcurso de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías dijo: “Ayer el diablo estuvo aquí. Huele a azufre todavía, "Ayer desde esta misma tribuna el señor presidente de Estados Unidos, a quien yo llamo el diablo, vino aquí hablando como dueño del mundo; un psiquiatra no estaría de más para analizar el discurso de ayer, como vocero del imperialismo vino a dar sus recetas para tratar de mantener el actual esquema de dominación y saqueo, para una película de Hitchcock estaría buena titularla receta del diablo".
El “discípulo” Correa, en ese entonces candidato a la Presidencia del Ecuador, en plena campaña electoral, de inmediato expresaba que comparar a Bush con el diablo era ofender al diablo, pues el diablo era más inteligente. En la misma campaña electoral al referirse al Presidente de Estados Unidos, George W. Bush enfatizaba: “Es tremendamente torpe que ha hecho mucho daño a su país y al mundo”. Este tipo de expresiones, más posiciones coherentes respecto a la defensa de la soberanía nacional o deuda externa, han marcado las -en ocasiones- conflictivas relaciones diplomáticas y comerciales del país andino con el centro hegemónico del capitalismo mundial.
En el Ecuador, la política exterior es de exclusiva responsabilidad del Presidente de la República quien la define, delinea y estructura, en tanto que el canciller, en su calidad de ministro del régimen, es el ejecutor de esa política.
Desde los tiempos de la primera campaña electoral, Rafael Correa se inclinaba hacia las políticas exteriores del presidente Hugo Chávez Frías, de allí que la política exterior del presidente Correa guarda similitudes con las que mantienen los países integrantes de la ALBA, decisión que produjo alejamientos y otras consecuencias en sus relaciones con otros países es de América Latina que mantienen fuertes compromisos con Estados Unidos en calidad de aliados incondicionales, o francamente de serviles vasallos del imperio.
Desde el inicio de su primer mandato, Correa mantiene cercanas relaciones con los gobiernos considerados de izquierda de América Latina, particularmente con los de Argentina, Cuba, Venezuela, Bolivia, Brasil, Nicaragua, Uruguay y El Salvador, situación que ha causado resquemor y enojo al gobierno de Washington que se patentizó en la ceremonia de asunción del mando ya que Bush, para tal acto, sólo envío como su delegado al secretario de Comercio, Carlos Gutiérrez. En Quito se le unió la embajadora estadounidense, Linda Jewell. Constatada la magra delegación, Correa reconoció que sus comentarios contra Bush en la campaña electoral pudieron haber sido "una imprudencia".
El Presidente del Ecuador, en su meteórica carrera hasta culminar en el Palacio de Carondelet, ya en sus micro ensayos escritos como profesor de la elitaria Universidad privada San Francisco de Quito, se muestra como un hombre progresista contrario al poder hegemónico imperial, tesis que fue desarrollada en su primera participación pública, cuando el 20 de abril de 2005 fue nombrado Ministro de Economía y Finanzas, en el gobierno de Alfredo Palacio, heredero del defenestrado presidente Coronel Lucio Gutiérrez, al que Correa en su calidad de “forajido”, ayudó a echarlo del poder. Gutiérrez había traicionado a los movimientos sociales y políticos de izquierda cuando en su visita a Bush, se declaró como su “mejor aliado y amigo” Constituido el coronel-presidente en edecán del imperio, no debía continuar en la Presidencia de la República.
Durante sus cuatro meses a cargo de la cartera de Economía, Correa se mostró escéptico y contrario al Tratado de Libre Comercio con los EEUU que era apoyado con entusiasmo por el sector empresarial y comercial, pero repudiado por los sectores populares agrupados en diversos movimientos sociales.
Su desempeño en el Ministerio de Economía causaba molestias a la Embajada de Estados Unidos en Quito y, lógicamente al Departamento de Estado porque se negaba a aceptar el “consejo” del FMI que presionaba la firma del TLC.
Desde el Ministerio de Economía y Finanzas, Correa se desplazó a Venezuela en donde inició un compromiso de amistad con Chávez al declararse su admirador, y así priorizó las relaciones económicas con otros países latinoamericanos, a fin de aumentar la cooperación de Ecuador con la subregión. Esta posición debía considerarse una respuesta contundente a la negativa del Banco Mundial, de conceder un préstamo con el pretexto de que se habían producido cambios en el fondo de estabilización de ingreso de petróleo.
Este problema determinó la salida de Correa del gobierno de Palacio que “así mismo, propuso para los bonos de tesorería una tasa de interés del 8.5% (cabe señalar que Venezuela compraba la mitad de la nueva emisión de bonos). Correa exigió en su carta de renuncia que la venta se hiciera con la autorización presidencial y cita la falta de apoyo del presidente como un factor clave en la decisión de renunciar a su cargo, el 8 de agosto de 2005”.
La crisis con el Banco Mundial, cuyo accionista principal es Estados Unidos, y considerado como uno de los gemelos de la explotación junto al FMI, se desencadenó el 26 de abril de 2007, cuando Eduardo Somensato, funcionario del Banco Mundial de la Oficina de Quito, fue expulsado por el gobierno de Ecuador, como consecuencia de una disputa sostenida entre ese organismo y el actual presidente Rafael Correa, cuando este era Ministro de Economía en el 2005.
Con tremendo disgusto, el Banco Mundial informaba que "Hemos recibido la carta en la que se expulsa a nuestro country manager (gerente de país, Eduardo Somensatto," Con la acostumbrada prepotencia sostenía: "Estamos analizando la situación y buscando canales de diálogo para mantener nuestras relaciones con el país."
La disputa Rafael Correa-Banco Mundial adquirió características internacionales cuando el Presidente del Ecuador decidió abandonar momentáneamente la XXI Cumbre Iberoamericana realizada entre los días 28 y 29 de octubre de 2011 en Asunción, por sus diferencias con la vicepresidenta del BM para la región, Pamela Cox.
La respuesta nada diplomática provino de Sergio Jelinek, portavoz del Banco Mundial para América Latina al afirma que “Si Ecuador no quiere trabajar con el Banco Mundial es una decisión soberana del Gobierno, pero tampoco le vamos a rogar que trabaje con nosotros",
Correa no solo se retiró antes del discurso de Cox de la primera sesión plenaria de la cumbre, sino que tachó de "chantajista" al BM y lo acusó de negarle un crédito previamente aprobado en 2005 a su país, sólo porque con su llegada al poder se cambió la política económica.
Jelinek mostró su "sorpresa" por el "ataque personal" de Correa a Cox y acusó al mandatario de vivir "en el pasado" al criticar a la funcionaria por un incidente en el que ellos habían dado "vuelta a la página" y creían que lo mismo había hecho él. Correa acusó al BM de ser "uno de los heraldos del neoliberalismo en América Latina".
Jelinek sostuvo que en 2008, el BM concedió créditos por 18 millones de dólares, en 2009 por valor de 17 millones y luego los créditos alcanzaran los 14 millones, en pleno gobierno de Correa.
La posición del candidato Correa a la Presidencia de la República ha sido coherente con la posición del Presidente del Ecuador. El candidato presidencial Rafael Correa rechazó firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y abogó por una integración política, económica y monetaria latinoamericana. Así actuó de Presidente causando sorpresa e indignación en Estados Unidos y en los sectores empresariales.
En lo que se refiere a la deuda externa, Correa se pronunciaba por una renegociación digna, soberana y técnica de la deuda externa ecuatoriana, sin excluir una eventual moratoria de los US$ 11.000 millones.
Correa siempre fue tajante al negar la posibilidad de un TLC con Washington ya que consideraba nocivos los acuerdos bilaterales de ese tipo, “sobre todo en el caso de Ecuador que no tiene moneda nacional”.
En una reunión con la prensa extranjera Correa preconizaba la instauración de “una Patria Grande como la describió José Martí”, el Héroe Nacional cubano, de un bloque geopolítico, comercial y monetario en el cual no prime la competencia sino la complementariedad.
Otros escollos de las relaciones bilaterales Quito-Washington ha sido el problema de la deuda externa. El presidente Correa sostuvo que su gobierno ““buscará no pagar la deuda ilegítima, la deuda corrupta y la deuda ilegal” Dijo que “su peso debe ser trasladado por partes iguales a los responsables de adquirirla con malas artes, chantaje y traición. Cada cual tendrá que asumir su responsabilidad y pagar con sus bienes lo que corresponda”. El Presidente Correa informó que promoverá en las Naciones Unidas la creación de un Tribunal Internacional de Arbitraje de Deudas Soberanas y la reforma de la arquitectura financiera internacional, con lo cual se puede llegar a una solución integral al problema de la deuda externa Con dureza criticó a “la burocracia arrogante e incompetente del Fondo Monetario Internacional (FMI)” y no descartó la posibilidad de pagar una deuda más cara “con tal de salir del FMI”. Estas posiciones ocasionaron múltiples reacciones contrarias a Correa en la Casa Blanca.
A principios del mes de diciembre de 2008, el Presidente de la República, Rafael Correa, cumplió sus amenazas de no pagar la deuda externa que considera ilegal, causando el desplome de los bonos ecuatorianos. “Yo di la orden... así que el país está en default (moratoria) de su deuda externa”, aseguró.
Otro grave impasse entre Ecuador y Estados Unidos se debió a la decisión de no renovar en Convenio sobre la Base de Manta, “la joya” por la que Estados Unidos, a través de la Embajada en Quito, activó tácticas públicas y privadas en el Plan de Intervención para el Ecuador, según informaba el diario El Telégrafo el 16 de mayo de 2012, tomando como fuente a los cables de Wikileasks El objetivo de la “diplomacia privada” y de la “diplomacia pública” fue “para tener alguna esperanza de renovar el acuerdo de FOL (referencia para hablar de la base de Manta) en el año 2009, tenemos que mejorar el conocimiento y la opinión pública sobre cómo funciona y los beneficios para Ecuador. Para mantener las opciones abiertas en la renovación, tenemos que luchar contra la hostilidad y la ignorancia del público con una campaña de educación pública eficaz. Se coordinarán entrevistas, colocación de artículos y viajes, que no solo participen actores centrales del Gobierno (es decir, Correa y militar), sino también líderes políticos y de opinión regionales.
Los temas se centran en los beneficios de la FOL en Ecuador en la protección de la soberanía ecuatoriana en contra de las incursiones de los narcoterroristas colombianos, los impactos del crecimiento negativo de las drogas en la juventud ecuatoriana y la tasa de delincuencia, y los beneficios locales que se derivan a la provincia de Manabí, en particular”, decían los voceros yanquis. La injerencia de Estados Unidos en el Ecuador es omnipotente y omnipresente.
La Base de Manta no estará nunca más ocupada por tropas yanquis, pero para que ello ocurra el Ecuador tuvo que superar obstáculos nacionales e internacionales, inclusive las propuestas para que aviones de la Fuerza Aérea de Estados Unidos recarguen combustible en los aeropuertos ecuatorianos, según reveló el propio Correa en respuesta a un cable filtrado por Wikileaks en el que se señala que Correa supuestamente dio luz verde para que funcionarios de Cancillería y del Ministerio de Seguridad pulieran un acuerdo para que las naves estadounidenses recargaran combustible en los aeropuertos del país
Contó que la entonces embajadora de Estados Unidos en Quito, Heather Hodges, le dijo que requerían un lugar para volver a cargar combustible en las naves que hacían el control antidroga. Correa señaló que "nunca" permitirán que lleguen al país "naves de guerra" y que tras la aclaración de Hodges de que se trataba de naves de control aéreo, sin armamento, y que sólo buscaban recargar combustible, se estudió la propuesta estadounidense.
"Di la orden para que analicen la propuesta, y no se llegó a ningún resultado", declaró Correa.
En el gobierno de Rafael Correa ha sido una constante los altos y bajos en la relaciones con Estados Unidos. Las contradicciones han estado presentes en el discurso y en la práctica, pero ha mantenido claras posiciones de defensa de la soberanía nacional al sostener, por ejemplo, que no acepta los chantajes de la Casa Blanca por el ATPDA y las presiones del sector empresarial que maximiza la importancia que tienen los mercados de Estados Unidos y la Unión Europea (UE) para el Ecuador y el temor que tiene sobre una posible retaliación comercial por haber otorgado asilo a Julian Assange, fundador de Wikileaks.
Al sector empresarial, el presidente Correa le advirtió que jamás aceptará un chantaje. “En febrero tenemos nuevas elecciones, si me lanzo a la reelección ratificaré que jamás voy a aceptar ninguna clase de chantaje y responderemos como debe de ser. Que se queden con su ATPDEA, ya les vamos a dar algunos millones para un curso de ética y derechos humanos”, afirmaba. Al abordar el tema con la UE, el Gobierno anunció que prepara una visita a Bruselas (Bélgica) para avanzar en las conversaciones comerciales con la Unión Europea y buscar la renovación de las preferencias arancelarias (SGP), que fenecerán en diciembre del 2013. A su regreso, el gobierno informaba que en nada se había avanzado con la UE.
Cabe destacar que la posibilidad de la renovar el programa de preferencias arancelarias andinas (ATPDEA) para Ecuador es cuestionada por miembros del Congreso y Senado estadounidenses, quienes alegan que el país no cumple con criterios de elegibilidad, pues irrespeta los acuerdos de arbitraje internacional y “pisotea” la democracia.
El ATPDEA, que exonera de aranceles a 700 productos ecuatorianos que entran a EE.UU., tiene vigencia hasta julio de este año, y su renovación tiene que ser discutida tanto por la Cámara de Representantes como por el Senado. Ecuador exportó $ 1.705 millones en productos con este beneficio.
El ATPDA es una decisión unilateral del gobierno de Estados Unidos que, en síntesis consiste en un programa de rebaja de aranceles a un grupo de productos ecuatorianos, como una especie de recompensa por su lucha contra el narcotráfico internacional.
Cada vez que concluye la vigencia del ATPDA, los empresarios exportadores se asustan y viajan a Washington, casi siempre acompañados por funcionarios del gobierno de Correa para sostener cabildeos con funcionarios del Congreso y Gobierno de Estados Unidos para la extensión de las preferencias arancelarias (Atpdea) para el Ecuador. A pesar de sus propios delegados, el presidente Rafael Correa en sus discursos mantiene que esas negociaciones no se las harán de rodillas. "A mí nadie me va a condicionar la política exterior", suele subrayar.
“Ecuador jamás podrá aceptar la posición generalizada en Estados Unidos de que las ATPDEA son una limosna, cuando es una mínima compensación por la lucha contra las drogas para un país pobre que no es siquiera productor”, enfatizaba. Además, siempre se ha mostrado optimista por la extensión de la Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de la Droga (Atpdea), en vista de la eficiente lucha que Ecuador hace en el combate al narcotráfico. Sin duda es importante el mercado estadounidense para los productores y exportadores ecuatorianos. El “comandante Alfaro” en su análisis sobre el tema decía: “La presencia del producto ecuatoriano en las perchas estadounidenses parece debilitarse. Aunque en el 2011, la participación de las exportaciones (por tonelada) hacia ese mercado llegó al 46,5%, la cifra es inferior a la que se alcanzó en el 2006 (57,4%). Una dinámica distinta se evidencia con países como Venezuela y Chile. Según cifras del Banco Central del Ecuador (BCE), la participación de ambos, en ese mismo lapso, pasó del 0,5 al 4,4% y del 5,1 al 6%.
Según los expertos, la falta de convenios comerciales entre Ecuador y Estados Unidos es la barrera que está impidiendo que la relación histórica, entre ambas naciones, siga fortaleciéndose.
Un ejemplo es el banano, el principal rubro de las ventas externas ecuatorianas. Las estadísticas de la Asociación Ecuatoriana de Banano del Ecuador (AEBE) refieren que en el 2011, el país tenía un 22% de participación en la importación de banano que Estados Unidos realiza. Ahora ese valor bajó al 15%; es decir, siete puntos menos.
Salomón Larrea, ex ministro de Agricultura, indica que una de las causas es el arribo masivo que empieza a tener la fruta de México, Costa Rica y Guatemala en la costa oeste norteamericana. El guineo que producen esos tres países no solo está a poca distancia de EE.UU. sino que es más barato por los tratados comerciales que esas naciones han firmado con el país del norte.
Ecuador ha mantenido una balanza comercial positiva con EE.UU. durante los últimos años. De enero a noviembre, esa ventaja alcanzó los 3.717 millones de dólares.
En parte, eso se debe, a la apertura comercial binacional que inició con la creación del programa SGP (Sistema Generalizado de Preferencias), el cual estableció la exención de aranceles a 4.200 productos. Posteriormente (2001), ese mercado se volvió aún más atractivo con el surgimiento de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas (Atpdea), que otorgó tratamiento preferencial a cerca de 6.000 productos.
Sin embargo, Roberto Illingworth, ex ministro de Relaciones Comerciales, recuerda que esos beneficios dependen de la decisión del congreso de Estados Unidos de seguir renovándolos y de la voluntad del Gobierno de alcanzar un convenio más perdurable.
De no lograr esas preferencias, dice Illingworth, la amenaza de perder espacio en el país norteamericano no solo es para el sector bananero sino para otros como el camaronero, el atunero y el florícola. "Estados Unidos está empezando a hacer uso de los beneficios del TLC que ha firmado con Colombia, Perú y países de Centroamérica" que producen bienes similares a los ecuatorianos, pero que tendrían mayor ventaja competitiva.
En la actualidad, diez partidas concentran más del 90% de las exportaciones a ese país, de las cuales el petróleo tiene el liderazgo. En 11 meses, las divisas que Ecuador obtuvo por la venta de crudo sumaron 7.181 millones de dólares, del total de 9.549 millones que se logró facturar con ese país. Otros productos que destacan en ese destino son el camarón ($ 464,6 millones); banano; ($ 291,4 millones); rosas, ($ 180,7 millones) y atún ($ 85,1 millones).
Larrea señala que el mercado norteamericano aún puede ser explotado, pues la compra de productos agrícolas por parte de Estados Unidos no llega al 2%. De ahí que, según el ex funcionario, la oferta de productos como las frutas tropicales o la quinua podría tener una enorme potencialidad.
En más de una ocasión, funcionarios del Gobierno han cuestionado la enorme dependencia comercial que Ecuador mantiene con Estados Unidos, por lo que han dicho que es necesario empezar a ver a otros mercados para alcanzar un equilibrio.
Sectores como el camaronero y el florícola aprueban lo dicho siempre y cuando sirva para incrementar el número de compradores y no reemplazar uno tan importante como Estados Unidos, a donde va el 43% de las rosas que se producen en el país, según Gino Descalzi, presidente de la Asociación de Exportadores Ecuatorianos de Flores (Expoflores).
Los registros del Banco Central del Ecuador (BCE) demuestran que la participación de las exportaciones ecuatorianas ha ido variando, según los países de destino. A nivel regional fue fortaleciéndose con países como Chile y Venezuela. Sin embargo, no sucedió lo mismo con países como Colombia, Rusia e Italia. En el caso del primero, las exportaciones alcanzaban en el 2002 un 7,2%, pero en el 2011 cayeron al 4,6%. En el mercado ruso, en cambio, fueron del 4,4% al 3,1% y en el italiano pasaron del 5,8 a 2,6 por ciento.
PUNTO DE INFLEXIÓN
En política internacional, el presidente Correa enfatizó el interés de Ecuador de quedarse al margen en el conflicto interior en Colombia, pero en la realidad el país se ha convertido en partícipe del Plan Colombia ejecutado por Estados Unidos y su estrategia yunque-martillo para liquidar a las FARC-EP y ELN.
En octubre de2006, Correa declaró que él capturaría a los miembros de FARC si ellos entran en el país, al tiempo que declaró que condena sus secuestros, las violaciones de derechos humanos y bombardeos.
La crisis diplomática de Colombia con Ecuador y Venezuela de 2008 (también referida como Crisis Andina) se desarrolló luego de que fuerzas militares y policiales de la República de Colombia ejecutaran la Operación Fénix, “una incursión en territorio ecuatoriano en una misión contra la guerrilla realizando un bombardeo donde murieron Raúl Reyes, otros 17 guerrilleros miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), 4 estudiantes mexicanos y un ciudadano ecuatoriano, quienes se encontraban pernoctando en un campamento fronterizo dentro de este país en la madrugada del 1 de marzo de 2008 (hora local).
El gobierno de Estados Unidos con los aviones de la Base de Manta y con la intervención` del Comando del Sur y la CIA, no estuvo ajeno a esos sucesos que fueron enérgicamente rechazados por los gobiernos ecuatoriano y venezolano por violar la soberanía del Ecuador al ejecutar allí una operación militar y vulnerar la Convención de Viena de 1961.
De acuerdo con las investigaciones del Ecuador, los guerrilleros fueron bombardeados y "masacrados" utilizando "tecnología de punta" mientras pernoctaban en el campamento, lo que fue llevado a cabo, probablemente, con ayuda de alguna "potencia extranjera", (Estados Unidos) una vez realizados los bombardeos, el ejército colombiano cruzó la frontera con el fin de extraer el cadáver de Reyes, abandonando los demás.
Como consecuencia de esa agresión, el gobierno de Ecuador retiró a su embajador en Bogotá y envió una nota de protesta, en la cual se solicita a Colombia que explique el "indebido proceder de sus fuerzas militares", reiterando el que "ninguna fuerza militar regular o irregular puede actuar en el territorio de Ecuador que, con arreglo a su derecho a la legítima defensa y a la seguridad, repelerá, capturará y someterá a la justicia a quienes ingresen armados al territorio o se establezcan para desarrollar actividades al margen de la ley". Concluye que "el Estado ecuatoriano ha colaborado con autoridades colombianas en acciones apegadas a las leyes de los dos países y a los derechos humanos. Lamentablemente esta cooperación bilateral no se verificó en torno a los hechos descritos, que por tanto significan la vulneración de la integridad territorial y el ordenamiento legal de Ecuador". En la noche del 2 de marzo de 2008, el presidente Correa anunció públicamente la expulsión del embajador colombiano en Quito y solicitó la inmediata convocatoria de los consejos permanentes de la OEA y la CAN, además de reiterar la movilización de tropas ecuatorianas a la frontera norte. Además, Correa exigió al gobierno colombiano "compromisos firmados de respeto a Ecuador" y no solamente disculpas formales, a las que calificó de "burla". El incidente terminó con el rompimiento de relaciones con Colombia a nivel de embajadores, como si fuese un preludio de lo que ocurriría después con el rompimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos, también a nivel de embajadores.
Las bamboleantes relaciones con Estados Unidos se complicaron a raíz del bombardeo de Angostura y la expulsión del agregado político de la Embajada estadounidense, Armando Astorga, luego de que éste enviara una comunicación a la Comandancia General de la Policía, en la que informaba que el gobierno norteamericano desistía de una colaboración económica por 240.000 dólares para la institución policial. Astorga y su intromisión en los asuntos internos del país provocaron la desaparición de la UIES (Unidad de Investigaciones Especiales dedicada a la lucha contra el narcotráfico y labores de espionaje a civiles). Esa organización policial respondía a las directrices y órdenes de la DEA y CIA que inclusive decidían quienes deben ser sus comandantes y miembros, luego de someterlos a diversas pruebas y detectores de mentiras.
El presidente Correa le dio “48 horas a este señor Astorga para que coja sus maletas y se largue de este país”. Además, le indicó a Astorga: “quédese con su sucio dinero, majadero, insolente, no lo necesitamos, aquí hay soberanía y dignidad.”
A los pocos días de la expulsión de Astorga, Rafael Correa expulsó también como persona “no grata” a Max Sullivan, quien fungía como Primer Secretario de la Embajada de los Estados Unidos en el Ecuador, cuando en realidad, era director de la Estación de la CIA en Quito, con el añadido de que expresaba que la Embajada Americana estaba enojada porque no pudieron poner al Comandante General de la Policía, como era su costumbre, así como su injerencia en asuntos de seguridad y en asuntos internos. Además, la inteligencia militar informaba a Sullivan o sus agentes antes de informar a sus superiores jerárquicos, como ocurrió con el bombardeo colombiano a Angostura.
El 4 de abril de 2011, el gobierno de Correa declaró a la embajadora de Estados Unidos, Heather Hodges, persona no grata, y “le pidió que dejara el país lo más pronto posible”. La acción vino después de la filtración de un cable por Wikileaks de la Secretaría de Relaciones Exteriores, que comprometía al Presidente Correa “ya que debe de haber sido consciente de la supuesta corrupción del General de Policía, Jaime Hurtado, cuando le nombró Comandante General de la Policía Nacional. El cable informaba que previo al nombramiento de Hurtado, la Embajada estadounidense tenía informes "múltiples que indican que él usó sus posiciones para arrancar los sobornos, facilitar el tráfico humano, malversación de los fondos públicos, obstrucción de las investigaciones y prosecuciones de colegas corruptos, y comprometido en otros actos corruptos para el enriquecimiento" personal. En respuesta a ese acto, el Departamento de Estado resolvió expulsar de Estados Unidos al embajador ecuatoriano Gallegos.
A pesar de esas acciones, según Rogelio Núñez de Infoltam, “la administración de Barack Obama es consciente de que mejorar la relación con el gobierno de Hugo Chávez es un objetivo imposible. Por eso, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y Arturo Valenzuela, secretario de Estado Adjunto de Estados Unidos para América Latina, visitaron a Correa a fin de disminuir las tensiones con el gobierno de la “revolución ciudadana”. Arturo Valenzuela se reunió con Correa en abril y en julio de 2009 y en mayo de 2010 Hillary Clinton viajó a Quito.
En la entrevista que mantuvieron Correa y Clinton ésta le aseguró que “las metas que Ecuador y su Gobierno han fijado son metas con las cuales EE.UU. está de acuerdo. Necesitamos una relación con suficiente madurez y fortaleza”. Además, volvió a reiterar que EE.UU. no estuvo detrás del ataque al campamento de Raúl Reyes y se inclinó por institucionalizar la relación comercial.
Para Correa “los temas principales fueron de seguridad, de las reformas que se están llevando a cabo aquí en Ecuador, de la relación comercial con Estados Unidos, de la necesidad de diálogo de Unasur con Estados Unidos y en todo tuvimos una inmensa acogida por parte de la señora Hillary Clinton”. Todo ello ha llevado a que Correa lance guiños a Barack Obama del que ha dicho: “estimo sobremanera al Presidente Obama y me parece una muy buena persona, muy simpático, muy sencillo, muy inteligente, con muy buenas intenciones”. Igualmente tuvo frases elogiosas para La secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el subsecretario para Asuntos del Hemisferio Occidental, Arturo Valenzuela. Inclusive elogiaba “el pragmatismo de los estadounidenses”. Este tipo de pronunciamientos demuestran contradicciones entre el decir y el hacer.
En ese mismo sentido, recibió en entrevistas especiales a los senadores demócratas de Estados Unidos Christopher Dodd y Mark Warner, con quienes dialogó sobre migración, la Nueva Arquitectura Financiera regional y la lucha antidrogas. En esa oportunidad alabó la trayectoria política de Dodd (Connecticut) y Warner (Virginia). Dodd por su parte dijo que Correa “era buena persona”.
Pero, otros senadores son duros críticos de Correa, Los políticos hispanos el demócrata Robert Menéndez y el republicano Marco Rubio, expresaron su inquietud por la libertad de prensa en América Latina y otorgaron su apoyo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Ambos senadores, de origen cubano, son miembros de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara.
Igualmente el senador demócrata Patrick Leahy advirtió que las medidas del presidente Correa, contra “la prensa libre” y las reformas para restringir la cobertura electoral, sugieren un giro que puede tener "graves consecuencias" para la democracia en Ecuador.
Leahy instó a sus colegas en el Congreso a que denuncien los ataques contra la prensa en Ecuador y apoyen a la Oficina de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos (OEA), "que adecuadamente ha condenado la cruzada" de Correa contra la prensa, y su ampliación de la campaña de censura en Ecuador”, según informaba la agencia española EFE.
El Diario EL COMERCIO de Quito-Ecuador, publicó un reportaje de autor múltiple, elaborado por Redacción Política con el título: Las Relaciones Internacionales del Ecuador (http://www.elcomercio.com/politica/relacion-Unidos-Ecuador.) en el que analizaba algunos puntos de las difíciles relaciones entre los dos países. Sostenía, por ejemplo: “El nombramiento y posesión de nuevos embajadores en Quito y Washington no han sido suficientes para superar la crisis diplomática generada en abril del 2011. Aunque en el plano formal la relación llegó a su más alto nivel con la llegada del embajador Adam Namm, en la práctica aún hay roces y advertencias por temas sensibles.
El presidente Rafael Correa no ha dudado en criticar públicamente y con dureza la política de la Casa Blanca en distintas áreas. La postura moderada de Washington frente al proyecto de reformas al Sistema Interamericano, el trabajo de la Escuela de las Américas y la labor de la Agencia para el Desarrollo (Usaid). Incluso en este último caso, el presidente Correa llegó a mencionar la posibilidad de su expulsión. Esos han sido tres blancos de crítica del Gobierno hacia la política internacional de EE.UU., que ha coincidido con la breve gestión del embajador Namm”.
Los analistas consideran que al Ecuador le interesa tener una relación respetuosa y beneficiosa con Estados Unidos, entre otros motivos, porque es su principal socio comercial y por el peso político global que posee. “Del lado de la administración de Barack Obama también han empezado a aparecer señales de molestia frente a ciertas posturas de Ecuador, especialmente por sus relaciones con el régimen iraní de Mahmud Ahmadineyad. De hecho, el embajador Namm recordó que en la legislación estadounidense se sanciona ciertas relaciones financieras con Teherán.” Es inadmisible que el imperio se arrogue el derecho a pretender condenas o castigos a naciones libres y sobernas, con la extraña doctrina de la extraterritorialidad de sus leyes.
“Rafael Correa ha dedicado dos de sus sabatinas (exposiciones públicas de los días sábados del presidente Correa ante sus partidarios y en cadenas de radio y televisión) a criticar la cooperación que llega desde la Agencia para el Desarrollo (Usaid). En esencia, el Presidente ha señalado que una parte de esa cooperación, canalizada a través de ONGs, obedece a un supuesto plan de desestabilización a los gobiernos de la Alba” sostiene El Comercio.
“Al igual que en 2011, sus críticas se han enfocado en el papel que cumplen Fundamedios y el Grupo Faro, a los que acusa de ser partidos políticos. Sin embargo, Correa no mencionó que en el resto de cooperación de EE.UU. también ha tenido participación su gobierno. Las cifras de la Usaid señalan que entre 2007 y 2011 la cooperación superó los USD 93,5 millones. Varios de esos fondos se canalizaron a través de proyectos de entidades gubernamentales. “Damos ayuda a 55 mil refugiados colombianos. Estamos ayudando al ambiente. Damos ayuda a personas con discapacidad: se crearon 11 oficinas de servicio de inserción laboral, que colocaron 8 mil personas”, dice el embajador Adam Namm.
Según datos de la Usaid, en cinco de los 16 proyectos de cooperación que se ejecutan en la actualidad, el Gobierno tiene alguna participación. El monto de esos programas de desarrollo supera los USD 50 millones. Tras sus amenazas de expulsión, el Presidente Correa dijo que fijará nuevas reglas a la Usaid.
En lo que se refiere a las relaciones con Irán, el diario El Comercio decía: “Cuando llegó a Quito el embajador estadounidense Adam Namm, en Carondelet se vivió un intenso ajetreo diplomático. El presidente Correa recibió con todos los honores a Alí Saeidlo, vicepresidente de Irán. De forma oficial, el encuentro sirvió para que el representante de Teherán invite al Jefe de Estado ecuatoriano a participar en la Cumbre de los Países No Alineados, a efectuarse en suelo iraní. Sin embargo, la visita de Saeidlo fue parte del acercamiento bilateral que el Gobierno de Ecuador impulsa con Irán, un país crítico de Washington. El vínculo Quito-Teherán llegó a su máxima expresión, cuando el presidente Mahmud Ahmadineyad realizó una visita oficial a Correa. Allí, el Presidente ecuatoriano respaldó aquellas políticas iraníes que son cuestionadas por la Casa Blanca. De forma especial, Correa expresó su respaldo al programa de desarrollo de energía nuclear con fines pacíficos que, según EE.UU. y el bloque europeo, tiene por objetivo construir un arma nuclear. Por entonces, el Departamento de Estado ya advirtió que una relación muy cercana a Teherán puede traer consecuencias. Y el embajador Namm precisó que mantener ciertas relaciones financieras con instituciones iraníes pudieran poner en riesgo el flujo comercial que existe entre Estados Unidos y Ecuador.
En su análisis, El Comercio sostiene: “La ciudad boliviana de Cochabamba, sede de la Asamblea General de la OEA, fue el escenario para una dura crítica de Ecuador a los Estados Unidos. El presidente Correa viajó a Bolivia y fue el único jefe de Estado (a más del anfitrión Evo Morales) en participar en una cumbre reservada para los cancilleres. Lo hizo con el objetivo de impulsar la reforma al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, cuyos organismos han sido duros con el Gobierno ecuatoriano por el atropello a ciertos principios, como la libre expresión. En su exposición, Correa no se limitó a pedir que se dé impulso al paquete de reformas de la OEA. Para argumentar su postura, recurrió a criticar a la Casa Blanca. Tenemos que esperar que las relaciones de los dos países se mantengan a nivel adecuado. “(La OEA) está totalmente influenciada por países hegemónicos, por el oenegeísmo (por las ONG) y por los intereses del gran capital”, fueron sus palabras. Mencionó que los países de la región deberían “jubilar” al organismo. “Hay que pensar seriamente: si es que van a insistir en un foro que no responde a la realidad de nuestra América o sencillamente hacemos algo nuevo, mejor y nuestro”. Su intervención se dio una semana después de que las relaciones con la Casa Blanca se normalizaran por completo, con la llegada del nuevo embajador.
En lo que se refiere a la Escuela de las Américas, el presidente Correa expresó abiertamente un discurso anti Washington. El Comercio agregaba: “Aunque tiempo atrás el Gobierno había dispuesto que ningún oficial vaya al Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad o Escuela de las Américas, Correa volvió a topar el tema a pocas semanas de la llegada del embajador Namm. Lo hizo el 30 de junio de 2012, cuando suscribió un Decreto Ejecutivo ordenando que ningún miembro de la Fuerza Pública vaya a ese instituto estadounidense. El Presidente anunció esa decisión en su enlace, luego de recibir a una delegación de la ONG School of the Americas Watch, que pregona el cierre de la escuela estadounidense. Sin embargo, para Correa no fue suficiente cuestionar a esa entidad. También recurrió a un discurso anti EE.UU., al anunciar que plantearía a la región crear una institución en respuesta a ese centro. “Llevaremos a Unasur la propuesta para crear la Escuela de nuestra América (...) pero basada en el respeto de los DD.HH., la dignidad, la soberanía de nuestra región: Latinoamérica”.
En la actualidad, las relaciones diplomáticas y comerciales del Ecuador con Estados Unidos son cordiales y amigables en los hechos, pero no así en el discurso antiimperialista que maneja el presidente Correa. Uno de los últimos episodios que en nada empañaron las relaciones, fue la denuncia internacional sobre un supuesto complot de la CIA para impedir que Correa triunfe en las elecciones del 17 de febrero de este año. La denuncia provino de un periodista chileno que causó la protesta de la Cancillería de Santiago, por expresiones del canciller Patiño. Al final, todo quedó en lo anecdótico, en tanto que Estados Unidos refuerza su presencia en Ecuador, no sea que se desvíe demasiado del “dictat imperial”.
CEPRID
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