Las “guerras por los recursos” en África adquieren proporciones epidémicas
Lunes 31 de diciembre de 2012 por CEPRID
Ilya Kharlamov
Stop NATO
Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) por Mar Samos
Una guerra civil en Congo daría problemas graves a millones de usuarios de móviles y de ordenadores en todo el mundo.
Congo es el tercer productor mundial de tantalio, metal usado en la alta tecnología electrónica. Incluso un corte temporal de su suministro le supondría una sacudida seria a la industria electrónica con consecuencias de largo alcance para otras industrias. La situación en el Congo es solo un ejemplo de cómo los conflictos en una región pueden alterar las vidas de millones de personas en otros continentes.
Aunque en manos de un clan feudal y tribal, el incesante vertido de sangre en ese país centroafricano es realmente una guerra por los recursos minerales. Los rebeldes llegaron a Goma, la mayor ciudad en la parte este de Congo rica en minerales, y están preparados para seguir luchando contra tropas gubernamentales y de Naciones Unidas, incapaces de controlar su avance hasta ahora. Para muchos, los rebeldes autodenominados la “Marcha Movimiento 23” o “M23”, estarían recibiendo apoyo clandestino de sus vecinas Ruanda y Uganda, interesados por hacerse con la riqueza congoleña del mineral.
Congo tiene extensas reservas no explotadas de petróleo, oro, diamantes, cobre, uranio, cobalto y otros minerales entre ellos el tantalio -un metal terrestre raro, usado en la industria nuclear, en la telefonía móvil, ordenadores, cámaras digitales y otros productos de alta tecnología-. Con un crecimiento de la demanda del tantalio mayor que la oferta, intensificado por el desarrollo veloz de las altas tecnologías, el tantalio está haciéndose más rentable que el oro o los diamantes. Para los habitantes pobres del Congo, controlar los depósitos de tantalio significaría un empuje económico y mejores condiciones de vida. Y aunque los productores tienen acumuladas bastantes cantidades de tantalio, la situación es muy alarmante y urge a los científicos a buscar alternativas.
Los analistas hacen el paralelismo con el conflicto en Serbia y los Balcanes. Un proyecto occidental por la independencia de Kosovo tuvo como objetivo no solo castigar la desobediencia serbia sino también despojarla de un vasto territorio de reservas minerales -hierro, oro, platino, bauxita, zinc, niquel y cobalto - estimado en docenas de millones de toneladas. El cobalto, por ejemplo, es un elemento clave en la producción de energía renovable.
La reciente sangrienta guerra en Sudán es, al entender de algunas expertas, una batalla librada entre Beijing y Washington. China ha invertido y sigue invirtiendo billones de dólares en África tratándola como prioridad de su política exterior. Como resultado de la guerra, Sudán fue dividido en dos Estados - Sudán y Sudán del Sur. El pasado año, el Sudán del Sur, rico en petróleo, consiguió la independencia con el respaldo activo de los Estados Unidos. Pero el petróleo sudanés, aunque extraído en el sur, no puede transportarse más que a través del norte, convirtiendo en un asunto esencial el transporte del petróleo, lo que hasta ahora ha originado muchas disputas.
A medida que la población mundial crece a un ritmo de decenas de millones de personas por año, la tarea de dotarla de los bienes energéticos y de primera necesidad se está convirtiendo en una prioridad. Mientras que para muchos países, el control sobre los recursos minerales es en realidad una cuestión de supervivencia, para las élites que es una oportunidad para enriquecerse sin control.
Las guerras por los recursos pueden adquirir proporciones epidémicas.
CEPRID
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