CHILE: ES TIEMPO DE PASTOREAR
Miércoles 28 de noviembre de 2012 por CEPRID
Rodrigo Mundaca
CEPRID
Pastorear tiene por definición llevar el ganado al campo y cuidar de ellos mientras pacen, es decir, cuidar el rebaño durante el período de tiempo en que se comen la hierba.
El uso de modelos conductuales en animales, para explicar conductas humanas, se remonta a varios siglos atrás, y se actualiza y cobra vigencia, cada vez que no tenemos respuestas racionales ha conductas humanas “impredecibles, predecibles, impropias o simplemente inauditas”.
La conducta es en palabras sencillas “el modo de ser del individuo”, para mejor comprensión, “el conjunto de acciones que lleva a cabo para adaptarse a su entorno”. La conducta esta determinada por variados factores: Genéticos o Hereditarios, Situacionales o del Medio.
Los factores genéticos o hereditarios se refieren a la conducta innata (instintivos) que existen en el individuo al nacer. Los situacionales o del medio, se encargan de explicar la conducta concreta que se da ante una determinada situación.
A propósito de todas las disquisiciones anteriores, es curioso lo que sucede en el inconciente colectivo de todas y todos los ciudadanos, cada vez que se aproxima una elección parlamentaria.
En Chile el Sistema Binominal de Elecciones es uno de los eslabones esenciales que la Dictadura Chilena y sus colaboradores refrendaron en la constitución política de 1980.
En la génesis de la formulación del Sistema Binominal, el mismo no estaba dirigido a generar estabilidad y gobernabilidad del sistema político, ya que en rigor lo que buscaba era impedir que los ganadores del Plesbicito del 88, por la vía parlamentaria, modificaran la esencia del sistema de democracia tutelada consagrada en la constitución política de 1980.
Los sistemas electorales constituyen una de las piedras angulares de los sistemas democráticos, ya que ellos fijan las normas del ejercicio de la Democracia, incidiendo directamente en las relaciones de poder entre las diversas fuerzas políticas, influyendo en la capacidad de las organizaciones políticas de generar y promover acuerdos, así como también en la conformación de coaliciones.
Desde el comienzo de la transición los parlamentarios Chilenos (generalmente uno de la Concertación y uno de la Alianza), han sido electos a través del binominalismo, legado central de la Dictadura de Pinochet y destinado a hacer inviable una real democratización del país.
Hay que señalar que durante el Gobierno de Lagos se llevaron adelante algunas reformas cosméticas al sistema Electoral, reduciendo el período presidencial de 6 a 4 años, sin posibilidad de reelección, y se eliminaron los senadores designados y vitalicios, que no llegaban al parlamento por votación popular si no por una designación que fue aprobada durante el régimen militar, con claridad hay que señalar que estas reformas no significaron un cambio cualitativo y radical en la composición del congreso Chileno, ni tampoco contribuyeron a terminar con la exclusión.
En rigor el sistema Binominal que prevalece en Chile fue diseñado para evitar que los ciudadanos elijamos a nuestros representantes de modo democrático, participativo y proporcional, limitándonos solamente a ratificar las decisiones adoptadas por los partidos de la Alianza y la Concertación, así como también ratificar aquellos pactos acordados entre cuatro paredes, y que supuestamente han sido adoptados para dar “gobernabilidad” El sistema electoral Chileno es genéticamente excluyente, y su continuidad ha debilitado el sistema democrático, los votantes no tienen ninguna injerencia en la decisión sobre las candidaturas, y producto del mecanismo de elección, la certeza previa de quienes serán elegidos es muy alta, uno de la Concertación y otro de la Alianza, duopolio que se ha repartido la administración del Estado desde el año 1990 en adelante.
La Democracia Chilena requiere de un sistema electoral que solucione los problemas de representatividad del sistema actual, que incluya la diversidad ideológica, y que contemple también aspectos de género, pueblos originarios, sociales, religiosos y regionales.
La exclusión por la vía de los hechos puede ser derrotada, el fin de la exclusión por decreto, o por nuevas cuotas de poder, más bien es menos de lo mismo.
Y volvemos al pastoreo, a las declaraciones de los potenciales candidatos del duopolio, “Me siento capacitado para representarlos”, “El partido me dio la tarea de concursar al congreso nacional”, “Me despojo de mis cargos y desde mañana me pongo a recorrer el distrito”, “Conozco los problemas de la gente y sé muy bien como solucionarlos” “Tengo la preparación suficiente para ocupar un escaño en el congreso” bla, bla, bla, bla……
Es un lugar común señalar que desde el 2011 no somos los mismos, es un lugar común sostener que los movimientos sociales en Chile se estructuraron por fuera de los partidos políticos, insistiendo que los mismos son parte del problema y no de la solución, es un lugar común sostener que la enajenación y mercantilización de los recursos naturales, que la mercantilización de derechos como el acceso a la Educación y la Salud, son una vergüenza, es un lugar común sostener que tenemos una clase política que se ha reproducido de forma endogámica en el poder, y que además no ha sido capaz de dar respuesta a las necesidades de transformación que las mayorías del país reclaman, cautelando para sí, sus privilegios de clase.
En la reciente elección Municipal, con voto voluntario e inscripción automática, ganó la Abstención, 60%, sin embargo, e inmediatamente, ha comenzado el rito que se repite cada 4 años, los “capaces y dadivosos candidatos” de los partidos políticos Chilenos han salido a PASTOREAR, en rigor, han salido a buscar un escaño en el Olimpo a costa del rebaño ¿seguiremos siendo ganado dócil llevado a la pradera? Una vez más, de NOSOTROS DEPENDE.
Rodrigo Mundaca es ingeniero agrónomo y Secretario MODATIMA.