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España: cuarto rescate en la eurozona.

Sábado 21 de julio de 2012 por CEPRID

Jesús Sánchez Rodríguez

CEPRID

El rescate de España

Al final estamos instalados en uno de los escenarios más temidos por los gobiernos, mercados y la clase dirigente de los países centrales en general. El rescate de la cuarta economía de la eurozona, España. El discurso oficial del stablishment había venido manteniendo, ante la degradación continua de la situación económica de España e Italia, que debido a su tamaño estos países no eran rescatables. Simplemente era una especie de negación de la dirección en la que confluían todos los esfuerzos combinados de los mercados, de Bruselas, del BCE o del FMI. Por esta razón se ha intentado maquillar tanto por el gobierno derechista español como por Bruselas este rescate. En el caso del gobierno español del PP porque está desacreditado, incluso entre sus electores, debido a los recortes de todo tipo llevados a cabo en 6 meses de gobierno y las continuas mentiras y rectificaciones. Porque, como ha sacado brutalmente a la superficie la quiebra de Bankia (cuarta entidad financiera de España por el número de clientes), el origen de la crisis es claramente identificado por todos los sectores sociales en el sector financiero, después de los años de enormes ganancias fáciles con la burbuja inmobiliaria. Porque las movilizaciones contra la política gubernamental no han cesado en ningún momento y temen una repetición de la situación social y política griega.

En el caso de Bruselas, el maquillaje se debía a que el golpe a la credibilidad de la eurozona podía ser devastador (ya no hay cortafuegos que puedan salvar a Italia); a que las tensiones entre sus miembros podía subir de nivel (como ha ocurrido con el enfrentamiento del bloque latino frente a Alemania y sus apoyos, Finlandia, Holanda y Austria); y a que todo ello sitúa más cerca el final del euro (ya circulan informes oficiales sobre el coste que ello representaría).

Durante un mes ha existido un pulso entre el gobierno español y Bruselas (fruto de las contradicciones en el campo burgués) sobre el carácter del rescate a la banca española. Rajoy ha intentado utilizar el miedo de Bruselas al cuarto rescate en la eurozona para conseguir unas condiciones más favorables de ayuda al sistema financiero español. Para ello se ha encontrado con la inesperada ayuda de la victoria de Hollande en Francia. De esta manera una extraña alianza entre un socialista francés, un derechista español y un tecnócrata italiano (impuesto por Alemania como Primer Ministro, otra de las contradicciones en el campo burgués) forzaron a Angela Merkel a hacer concesiones claramente reversibles en la letra pequeña. Lo que parecía una victoria del frente latino pronto se demostró que era una falacia. Finalmente el rescate a España (en realidad a la banca española que socializa las pérdidas) es, a pesar de los matices, de las mismas características y dureza que los tres anteriores realizados en la eurozona. Las exigencias de Bruselas las ha hecho efectivas de manera inmediata el gobierno de Rajoy: 65.000 millones de euros en recortes y subidas de impuestos, con especial incidencia sobre los parados, los funcionarios y las clases populares (subida del IVA). Sin tocar los privilegios de la Iglesia, la monarquía y las grandes fortunas, y después de haber decretado recientemente una amnistía fiscal. Y sin que esta política vaya a acabar aquí.

La situación europea

El panorama europeo queda configurado, a mediados de julio, de la siguiente manera. Tres países rescatados con anterioridad que siguen hundiéndose económicamente y han empeorado su situación. Grecia, tas cinco años, dos rescates, una brutal degradación de las condiciones de vida de las clases populares, un gobierno técnico impuesto por Bruselas y un gobierno de salvación nacional entre los conservadores y la socialdemocracia, se encuentra en riesgo inminente de quiebra del Estado con unas consecuencias políticas y sociales imprevisibles. Irlanda y Portugal también han visto empeorar su situación social y económica pese a los rescates, pero sin una contestación social importante y sin una crisis política como la griega.

A esos tres países rescatados se añade ahora España, aplicando las mismas recetas de Bruselas que en los tres casos anteriores y, por lo tanto, orientándose a unos resultados similares: empeoramiento futuro de la situación económica y degradación de las condiciones de vida de las clases populares. Las características españolas se asemejan a Grecia en dos aspectos, las movilizaciones sociales crecientes y la actitud de la socialdemocracia que, como en el país heleno, en lugar de ejercer su papel de oposición, ofrecen al gobierno del PP un pacto nacional. El líder del PSOE, Rubalcaba, juega el papel del líder del PASOK, Venizelos. Esperemos que IU sea la Syriza española. Pero España tiene una característica diferenciadora, su nivel de desempleo es el más alto de Europa, pudiendo alcanzar los 6 millones al finalizar 2012. Este dato y el tamaño de su economía la convierten ahora en el lugar más sensible de la eurozona. El impasse griego (¿por cuánto tiempo?) ha cedido el testigo a España.

Finalmente, en situación difícil se encuentra Italia. Será el siguiente objetivo de los mercados y especuladores, especialmente de la City y Wall Street que apuestan claramente contra el euro. Rota la línea roja que supone el rescate de una de las dos economías irrescatables, el euro se encuentra en la situación más delicada de su corta historia, y el desmantelamiento del Estado de Bienestar en Europa entra en fase de aceleración.

La situación de la izquierda

En un artículo anterior se apuntaba a que la victoria de Hollande podría ser una oportunidad de recuperación para la socialdemocracia europea tras su debacle anterior, y que para ello debería levantar una alianza contra el frente del ajuste a cualquier precio, capitaneado por Alemania. Pero Hollande tiene poco donde apoyarse en Europa. Sus dos aliados recientes, Rajoy y Monti son circunstanciales y contra natura, y el resultado de la alianza apenas ha servido para retrasar unas semanas el plan de ajuste impuesto por el PP en España el día 10 de julio. De nuevo se han impuesto las tesis de Merkel sin necesidad del tándem franco-alemán anterior.

Su apuesta neokeynesiana por el crecimiento no tiene apoyos exteriores reales en Europa y las otras socialdemocracias reman en sentido contrario al de Hollande. La de Grecia (PASOK e Izquierda Democrática) acaba de formar gobierno de unión nacional con la derecha para continuar aceptando el protectorado de Bruselas sobre Grecia. La socialdemocracia española, que inauguró los recortes en España bajo Zapatero, solo sabe ofrecer un pacto nacional al PP en el mismo momento de anunciar el recorte de 65.000 millones contra las clases populares (comportamiento normal, pues la dirección del PSOE formó parte del gobierno de Zapatero que puso en marcha estos recortes). Y, por una ironía de la historia, el país que más firmemente se opone a las ayudas a los países del sur mediante rescates es Finlandia, donde gobierna una coalición de conservadores, socialdemócratas y otros partidos menores (como la Alianza de Izquierda, de características similares a la Izquierda Democrática griega).

Pero esto no es nada nuevo bajo el sol. Solo hay que escarbar un poco en la historia para encontrar un ejemplo muy similar de comportamiento socialdemócrata. “Pocos meses antes de estallar la crisis bursátil de Nueva York, el Partido Laborista británico ganó las elecciones (mayo de 1929) y su líder, Ramsay MacDonald, formó gobierno con el apoyo de los liberales Acorralado por las circunstancias, MacDonald dimitió como jefe del gobierno en agosto de 1931, pero el mismo día pactó con conservadores y liberales la constitución de un nuevo gabinete de coalición nacional para combatir la crisis. La pirueta política del líder laborista, que continuó al frente del gobierno, dividió a su Partido: un sector, minoritario, se alineó con él, pero la mayoría consideró el hecho como una traición y pasó a la oposición. El gobierno de coalición nacional, formado por cuatro ministros laboristas, otros tantos tories y dos liberales, decretó inmediatamente el abandono del patrón oro (lo que acto seguido provocó la pérdida de valor de la libra), aumentó los impuestos y redujo considerablemente el gasto social. La conflictividad social no se hizo esperar (motines de los marinos de la flota del Norte por la bajada de salarios, “marcha del hambre" sobre Londres), pero en las elecciones de octubre de 1931 la coalición gubernamental obtuvo una amplia victoria, a la que siguió la formación de un segundo gobierno de coalición nacional que continuó presidido por MacDonad. En contra de la tradición librecambista, incrementó las tasas a la importación, estableció un "sistema de preferencia imperial" con la Commonwealth y, en la misma línea de ruptura con aspectos del pasado, adoptó un amplio conjunto de medidas intervencionistas El resultado fue una apreciable recuperación económica” (1).

Pero esta mejora hay que matizarla como señala la misma obra un poco más adelante, “La persistencia del paro y de la acusada desigualdad social (en 1937 todavía el 96% de la riqueza nacional estaba en manos de un tercio de las familias) obliga a matizar cualquier apreciación sobre los avances sociales en el Reino Unido”.

El laborismo inglés se volvería a encontrar consigo mismo solo después de la Segunda Guerra Mundial cuando el gobierno de Clement Attle, que derrota a Chrurchill, levanta el Estado de Bienestar de acuerdo con el informe Beveridge.

Pero volviendo a la actualidad y en España. Si las condiciones con Grecia empiezan a asemejarse - rescate, los dos principales partidos comprometidos con los recortes y aceptando los dictados de Bruselas, movilización social creciente -, ¿podría IU cumplir el papel de Syriza? Para ello es necesaria que se cumpla primero la premisa de un fuerte desgaste de conservadores y socialdemócratas. Grecia necesitó para ello el paso por el gobierno de ambos partidos para que amplias capas sociales se desencantarán con los dos. En Grecia el proceso fue el inverso que en España, primero los conservadores y después los socialdemócratas. En España los actuales conservadores en el poder deben desacreditarse ente una amplia base social que les apoyo en las elecciones, y eso lo está haciendo el propio gobierno sin ayudas. En segundo lugar IU debe articular una estrategia inteligente, porque puede que el PSOE, en la oposición ahora, dé un giro táctico para recuperarse electoralmente (poco probable). Así pues, si el PSOE gira a la izquierda, IU debería tantear una alianza (difícil por las pretensiones hegemónicas de los socialdemócratas) y, en caso contrario, deslindar, como en Grecia, dos bloques, el favorable al memorándum (PP, CiU, PSOE, etc.) y el contrario al protectorado de Bruselas, apareciendo IU a la cabeza de este último.

Sin olvidar que nunca se han dado en la historia procesos iguales, y que el español no tiene que seguir exactamente el mismo camino por el que ha transitado Grecia. Es solo un ejemplo del que extraer enseñanzas.

Nota:

(1) Historia Universal del siglo XX. Juan Francisco Fuentes y Emilio La Parra, págs. 157-166

Jesús Sánchez Rodríguez es doctor en Ciencias Políticas y Sociología. Se pueden consultar otros artículos y libros del autor en el blog:http://miradacrtica.blogspot.com/, o en la dirección:http://www.scribd.com/sanchezroje


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