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Venezuela: El ingreso por regalía petrolera de hoy es 204 veces el de hace 12 años

Viernes 3 de diciembre de 2010 por CEPRID

Luis Alberto Matos

CEPRID

“Pocas cosas ocurren en Venezuela que, directa o indirectamente, no tengan que ver con el petróleo.”

Luis E. Lander

Hace 12 años el petróleo venezolano se vendía a 10 dólares el barril y la regalía que pagaban los concesionarios era del 1%. Hoy nuestro crudo se cotiza a 68 dólares y la regalía en 30%. Al llegar el Comandante Presidente Hugo Chávez al poder, los venezolanos recibíamos $ 0,10 (diez centavos de dólar) por cada 44 galones de nuestra principal riqueza. Ahora obtenemos $ 20,40 por la misma cantidad. Son cifras públicas y fácilmente comprobables.

El factor de crecimiento: ¡204! es producto de 30 veces la negociación en el convenio y casi siete el precio del petróleo. Ambos son éxitos venezolanos. Nadie duda, en ninguna parte del orbe, que sin el cambio político de nuestra Patria, sin este rumbo al Socialismo, sin nuestro enlace con el Sur, las cotizaciones del crudo, incluyendo las de los propios países de la OPEP, serían muy inferiores. Más aún, la participación del Estado venezolano, en los beneficios totales de la industria de los hidrocarburos, también son ahora mucho mayores que ayer.

Antes y hoy

La regalía del gas, inexistente por años y quemado a la atmósfera durante décadas, es ahora del 20%. El producto principal de la Faja del Orinoco era “Orimulsión” y se ofertaba como bitúmen; hoy se cotiza en las bolsas de mercadeo como petróleo pesado o extrapesado. Antes sólo le vendíamos al Norte; en consecuencia, estábamos sujetos a sus decisiones incluyendo volúmenes de venta y competencia con países no-OPEP a precios inferiores. Hoy podemos sustituirlos ventajosamente con los países emergentes del Sur, India y China.

El transporte de nuestros hidrocarburos dependía, sin alternativa alguna, de los tanqueros propiedad de las mismas trasnacionales que comercian el crudo a nivel mundial. En contraste, ya iniciamos la contratación de construcción de buques de mayor calado para enfrentar el gran reto de atravesar los océanos, cada día, con más de tres millones de barriles.

Difícilmente antes exportábamos productos elaborados o derivados de hidrocarburos. Refinados algunas veces y productos petroquímicos casi nunca. Sus ventas pasaban “por debajo de la mesa”. Ahora los planes a mediano y largo plazo de PDVSA incluyen ampliación y crecimiento en ambas operaciones y nos preparamos para exportar gasolina, diesel y plásticos.

Y finalmente: antes cobrábamos exclusivamente en una divisa cuyo valor es controlado por quien nos compra. Hoy recibimos bienes y servicios, y nos preparamos para multiplicar las monedas a utilizar como base de nuestras transacciones internacionales.

El mismo musiú

Aunque estos cambios ocurrieron en menos de 12 años, es sólo un reflejo, en tan corto tiempo, de lo que tiene décadas sucediendo en el acontecer económico de nuestra Patria.

Y así como hoy nos inundan con propaganda de lo que “deberíamos” hacer en materia comercial con nuestro petróleo: “abrirnos al mercado internacional”, “aprovechar las inversiones de las grandes trasnacionales”, “aumentar la exportación” y hasta “salirnos de la OPEP”; durante el siglo XX sus “estrategias” se disfrazaron, mencionándolas desde hoy hacia el pasado, de “convenios operativos”, “asociaciones estratégicas”, “negociación de campos marginales”, “Orimulsión: gran invento venezolano”, “nacionalización de la industria petrolera” y hasta una cosa que nos vendieron como “política del buen vecino”.

Todas disímiles en apariencia, pero en el fondo con una idea idéntica, sólo diferenciada según los matices de cada época y la tecnología que nos permitían accesar. En cada uno de esos momentos, enterado de lo que sucediese y con la experiencia y conocimientos de hoy, Fidel Castro nos hubiera dicho exactamente lo mismo que escribió la semana pasada: “Lo que quieren es el petróleo de Venezuela”.

Derecho a explotarnos

Nuestro petróleo es “nuestro” desde siempre, incluso desde cuando fuimos parte de España. Pero al crecer su utilidad, tal derecho de propiedad fué burlado con las concesiones. La propia enciclopedia virtual del capitalismo reconoce que la “concesión” es parte de un procedimiento neoliberal.

La “wikipedia” nos dice que: “En economía, una concesión es el otorgamiento del derecho de explotación por un lapso de tiempo determinado de bienes y servicios por parte de una empresa a otra, generalmente privada”.

Y, como para que no nos quede ninguna duda al respecto, agrega: “A medida que se fue extendiendo el modelo económico neoliberal por los distintos países del mundo, muchas empresas públicas fueron concesionadas como paso anterior a lo que hubiera sido una privatización completa”.

Si aún tuviéramos curiosidad por aclarar realmente si eso significa lo que creemos, bastaría profundizar la búsqueda para obtener, en la misma “wikipedia”, que “El término neoliberalismo (también ultraliberalismo), proviene de la abreviación de ‘neoclassical liberalism’ (liberalismo neoclásico). Es un neologismo que hace referencia a una política económica con énfasis tecnocrático y macroeconómico que considera contraproducente el excesivo intervencionismo estatal en materia social o en la economía. Defiende al libre mercado capitalista como mejor garante del equilibrio institucional y del crecimiento económico de un país, salvo ante la presencia de los denominados fallos del mercado”.

Renuncia a la soberanía

En nuestra Patria ha habido concesiones que seríamos muy benignos si sólo las calificáramos de “vergonzosas”. En cualquier país, casi en cualquier época, mínimo, hubiera levantado en armas a más de uno.

La “Concesión Hamilton” otorgaba el derecho a explotar “asfalto y otros productos naturales” en las tierras del entonces Estado Bermúdez que hoy lo constituyen los Estados Anzoátegui, Monagas y Sucre. Como “estímulo”, estaban exonerados de pagos de impuestos de importación y sólo cancelarían dos bolívares por cada tonelada de asfalto exportado.

La “Concesión Aranguren” le otorgó el mismo derecho en todo el Distrito Bolívar, que iba entonces desde Cabimas hasta Lagunillas, ambas inclusive. Ese Distrito fué el primer exportador de petróleo del mundo a finales de la década de los 30. La “Concesión Tregelles” otorgó similares derecho en ocho estados completos y parte de otros cuatro, sumando la bicoca de 27 millones de hectáreas, durante 50 años, y exonerados de impuestos de importación de maquinarias. La “Concesión Valladares” eran más de 25 millones de hectáreas, todas en el Lago de Maracaibo, cedida luego por artificios legales a las trasnacionales Caribbean y Shell.

Presente y futuro

Gente que se decía democrática, que pasó a la historia como tal, y que aún es defendida en ambos lados de la talanquera, firmó con el gobierno norteamericano, a principios de los años 40, un documento que las unificaba, con un premiecito ofrecido cual vulgar ñapa, a cambio de extender tales concesiones, ya a punto de vencer, durante cuarenta años más. Aquello pasó a la historia como parte de “la buena vecindad” del Presidente Roosevelt.

Ahora es distinto. Hoy vamos rumbo al Socialismo. Nuestro petróleo es el motor que moverá al Sur. Nuestros combustibles movilizarán los motores, físicos y mentales, que necesita la Revolución para derrotar definitivamente a este modelo caduco que tiene ya cinco siglos explotando nuestras riquezas naturales.


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