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La conferencia de Teherán

Sábado 24 de abril de 2010, por atom

Aunque se le presente como el gran peligro mundial y la mayor de las dictaduras, la simple realidad es que Irán y su régimen detestable no representan peligro global significativo.

RAFAEL POCH

La semana pasada se celebró en Teherán (Irán) una conferencia sobre desarme nuclear. Asistieron representantes, ministros y viceministros de asuntos exteriores de sesenta países de todo el mundo, incluida Francia, Suiza, China y Rusia. Su lema general fue "Energía nuclear para todos, armas nucleares para nadie" y su propuesta concreta la de crear una zona libre de armas de destrucción masiva en Oriente Medio y acabar con la proliferación a nivel global, pero usted no se enteró porque nuestros medios de comunicación, aquí y en todos lados, apenas mencionaron este evento, y si lo hicieron fue para ningunearlo.

El planteamiento de esta cumbre ha sido mucho más racional y comprensible que el de la "cumbre de seguridad nuclear" que Obama organizó en Washington el 12 de abril. La cumbre de Obama excluyó cualquier discusión sobre el principal problema nuclear que tiene la humanidad, es decir la existencia de enormes arsenales el 90% de los cuales corresponde a Estados Unidos y Rusia, con el resto en manos de tres potencias del Consejo de Seguridad de la ONU, Inglaterra, Francia y China, y otros tres países no firmantes del Acuerdo de no proliferación (NPT), Israel, India y Paquistán. Todos los demás problemas de la proliferación se derivan de éste, pero eso no fue tema. El tema fue el peligro de que esas armas caigan en manos de terroristas, algo que podría solventarse anulándolas, con un acuerdo universal y vinculante.

Sin armas nucleares, la supremacía militar de Estados Unidos y la correlación de fuerzas global no se alteraría. Simplemente se reducirían los riesgos globales, así que no es un sueño ilusorio: los gamberros globales podrían seguir siéndolo sin armas nucleares, pero el mundo sería más seguro.

Desde la premisa del potencial peligro de que las armas caigan en manos de terroristas, el objetivo de Obama es promover la campaña de Estados Unidos contra lo que éste país presenta como el (único) problema nuclear del momento: Corea del Norte e Irán. Estados Unidos acusa a Corea del Norte, Irán y Siria, tres países adversarios, de violar el NPT. En realidad los tres son firmantes del NPT, aunque Corea del Norte se salió de ese acuerdo en vísperas de su prueba nuclear, lo que es lamentable pero completamente legal. La acusación contra Irán de violar el NPT no es reconocida por la autoridad internacional competente de la ONU, la Agencia Internacional para la Energía Atómica, la IAEA. Washington no tiene objeción con tres países amigos que sí han eludido el NPT manifiestamente: India, Paquistán e Israel.

India fue premiada con un acuerdo de cooperación nuclear en 2005, Israel es el principal receptor de ayuda americana, incluida militar, y Alemania le suministra submarinos capaces de portar misiles nucleares. Respecto a Paquistán es el país que concentra el mayor peligro del tipo evocado por Obama: presencia de armas nucleares e inestabilidad interna, algo a lo que contribuye con creces la guerra de Afg-Pak... En cualquier caso, el propósito declarado de Obama es ir ganando apoyos al proyecto de imponer "sanciones duras" contra Irán.

Aun no hay pruebas de que Irán quiera la bomba, pero un rápido vistazo al mapa y un somero repaso de su historia permite hacerse una idea sobre los motivos de esa posible voluntad. Irán es el único país de la principal zona energética del mundo que es políticamente independiente y autónomo de Estados Unidos. En el pasado tuvo un gobierno, el de Mohammad Mosaddegh, que quiso nacionalizar el petróleo y fue derrocado por ello, en 1953, por un golpe de estado organizado por la CIA. La dictadura del Sha que le siguió fue apoyada por Estados Unidos y Occidente, que fomentaron su propósito de sembrar Irán de las centrales nucleares que ahora son delito.

Irán es un país de 80 millones con una gran tradición política y de civilización. No es un país con vocación de siervo, sino que es un país grande que exige ciertas formas. Aunque se le presenta como el gran peligro mundial y la mayor de las dictaduras, la simple realidad es que no ha invadido ningún país en su historia reciente, que la única guerra que conoció, ocho años contra Sadam Hussein, que usó armas químicas y mató a un millón sin que nadie rechistara, fue inducida por los patrones occidentales de aquél. Respecto a su régimen teocrático detestable, es mucho menos dictatorial que los de los amigos saudíes o egipcios. La mayoría de los vecinos directos de Irán no consideran un peligro a ese país. El verdadero peligro que Irán representa es que no es un siervo de Occidente y está en una zona energética clave. Por eso está militarmente rodeado.

A un lado está el Irak ocupado, al otro el Afganistán invadido, al norte el Asia Central con bases de Estados Unidos, y al sur la armada de Estados Unidos en el mar y todo un rosario de bases en todo el Golfo Pérsico. Además, Irán tiene en su región, a este y a oeste, dos vecinos con armas nucleares, Paquistán e Israel, este último temido por todos sus vecinos de los que ocupa territorios y que ha invadido Líbano cinco veces en treinta años. Y por si fuera poco, la doctrina militar de Estados Unidos, con Bush y con Obama, identifica a Irán como país susceptible de ser atacado con armas nucleares. Así, la ambición nuclear de Irán, si es que existe, es puro sentido común.

Todo esto lo entiende cualquiera. Sin embargo, gracias al esfuerzo mancomunado de miles de funcionarios, de especialistas de "centros de estudios estratégicos", de medios de comunicación y publicistas quita vergüenzas, es lo más irracional y absurdo lo que se abre paso. Es así como se presenta como natural una situación en la que el único país que ha usado alguna vez el arma nuclear contra un enemigo en tándem con Israel, que rechaza reconocer su propio arsenal nuclear de 200 bombas y portadores, dirige la acusación contra el incipiente programa de Irán, explica Linda Heard.

Si Israel dejara de ocupar territorios ajenos y los devolviera, si cesara su crueldad criminal con los palestinos y se sometiera a los preceptos internacionales que establecen la creación de un Estado palestino y si se trabajara para hacer zona libre de armas nucleares a Oriente Medio, la paz y la distensión progresarían mucho en Oriente Medio. Israel, que en su situación actual es un factor de violencia e inestabilidad global (ahora eso lo ha reconocido ante el Senado de EE.UU hasta el General David Petraeus, jefe de las tropas americanas en Oriente Medio), se convertiría en un Estado viable y con futuro, algo que la inmensa mayoría del público y de los países apoyarían. La relajación del extremismo y de las recetas y respuestas desesperadas y suicidas en esa región, serían la consecuencia. Vista la inoperancia y total ausencia de voluntad de los políticos europeos y americanos, la campaña civil de boicot y desinversión contra Israel (bdsmovement.net) es lo más acertado y realista para lograr eso. En última instancia sería la mejor ayuda a Israel, un país perdido en su loca carrera, tal como señalan representantes del propio pacifismo de ese país.

Que un país en la situación en la que se encuentra Irán organice una conferencia bajo el lema "Energía nuclear para todos, armas nucleares para nadie" y defienda la propuesta de convertir en zona no nuclear el Oriente Medio, la región más explosiva del planeta, debería ser motivo de atención en un mundo racional. Pero no lo es, porque lo que se hace pasar por racional equitativo y democrático es que una minoría autocalificada de "comunidad internacional" pueda amenazar con sus sanciones y armas de destrucción masiva, cometer crímenes e invadir otros países para hacerse con sus recursos, mientras que los demás deben conformarse e incluso aplaudir como geniales planes de paz concepciones que son la consagración mas grosera de la desigualdad, la imposición y la doble moral.

En noviembre de 1943 Stalin, Churchill y Roosvelt celebraron su "Conferencia de Teherán". En aquel tiempo, el gran Occidente representado por aquella tríada tenía el 90% de las acciones del planeta. El resto, los chinos, los indios, los persas, los brasileños y los venezolanos, eran paisaje. Hoy aquel Occidente no tiene más del 65% de las acciones del mundo, pero pretende seguir comportándose como si siguiéramos en la Conferencia de Teherán de 1943. Esa inercia miope es muy peligrosa para el siglo XXI.

Ver en línea : http://www.lavanguardia.es/lv24h/20...

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