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"Vas a mear sangre de la paliza"

La vigilancia a un guardia civil por tráfico de droga desvela la paliza a un detenido

dimarts 7 d’abril de 2009, per  atom

El 26 de enero de 2008 Raúl D., un inmigrante cubano en situación ilegal en España que sobrevivía del pequeño delito, fue detenido y golpeado por dos guardias civiles, un cabo y un agente, del cuartel de Tavernes Blanques. El cabo era investigado entonces por su presunta participación en una red de tráfico de drogas que finalmente fue desarticulada en octubre y por ello está ahora en prisión provisional. El dispositivo de vigilancia que llevó a su detención permitió detectar los malos tratos infligidos a Raúl D. y el departamento de asuntos internos de la Guardia Civil se propuso que el episodio no quedara impune. El juzgado de instrucción número 14 de Valencia, que había iniciado la investigación, se inhibió hace algo más de un mes a favor del juzgado número 2 de Montcada porque los hechos ocurrieron en Alboraia. Los dos guardias civiles implicados y el vigilante de seguridad privada están imputados

El vigilante de seguridad retuvo a Raúl D. en un centro comercial de Alboraia por el supuesto hurto de la cartera a un cliente y llamó a la Guardia Civil. Poco después, llegó una dotación en un coche sin distintivos. Los agentes metieron al detenido en el asiento trasero. Junto a él, se situó el guardia, conducía el cabo y el vigilante viajaba en el asiento de copiloto. Una grabación de audio recogió lo que ocurría.

Cabo. ¿Dónde pollas está la cartera? Me vas a decir dónde está, te cojo de la patilla. (Se escucha quejarse y llorar al cubano).

Guardia. ¿Con quién coño has venido?

Cabo. O te rompo la...

Guardia. En la nuca, dentro de dos minutos te doy. En el barranco, para.

Se escuchan golpes, y a Raúl D., gritar, lamentarse y suplicar que no le peguen más.

Cabo. ¿Te vas acordando?

Guardia. ¿Sabes a quién se parece? Al hijo de Aida.

Se escuchan risas de los guardias civiles, los golpes no cesan y tampoco los lamentos del detenido.Guardia. No te voy a cobrar el walky que hemos roto cuando te hemos roto las costillas.

Cabo. ¿Sabes nadar? ¿Dónde pollas está la cartera?

Guardia. Hasta aquí has llegado, Raúl.

Y le dice a su compañero: "Cuidado, que hay casas enfrente".

El coche se había parado en la playa, frente a unos apartamentos.

Cabo. Levanta la puta cara.

El detenido no deja de llorar y de quejarse.

Cabo. ¿Dónde está? Me cago en tu puta madre. Nos vas a llevar donde está.

Raúl D. (Entre sollozos y quejándose) La cartera la cogió el otro, señor.

Cabo. ¿Con quién has venido?

Se escucha como le golpean.

Raúl D. Con un muchacho.

Cabo. ¿Cómo se llama?

Raúl D. Se llama Juan, señor.

Cabo y guardia. Me cago en Dios y en tu puta madre.

Se escuchan gritos de dolor, golpes y llanto.

Cabo y guardia. ¿Dónde vive?

Quejidos.

Cabo y guardia. ¿Que dónde vive?

Más golpes y lamentos.

Raúl D. No me pegue, señor, no me pegue más, por Dios.

Cabo. ¿Quién es Juan? A ver, ¿cómo se llama?

Quejidos y sollozos.

Guardia al cabo. Espera que hable.

Cabo. Me importa una mierda ya que hable.

Guardia a Raúl D. No llores como una nenaza.

Cabo. ¿Cómo se llama? No bajes la cabeza.

Guardia: Te voy a dar una paliza que vas a mear sangre.

Cabo. Cuando lleguemos, te vas a acordar. Agáchate.

Empujan de nuevo al detenido en el asiento de atrás del coche.

Guardia. Te meto otra somanta...

Cabo. No llores, no salpiques esto de lágrimas.

Se escuchan de nuevo golpes seguidos y gritos del detenido.

Guardia. ¿Dónde vive ese Juan? Te lo podemos preguntar de dos maneras.

Cabo. No mientas. Te metemos la porra por el culo y te la sacamos por la boca.

El cabo habla con el vigilante de seguridad y le dice que Raúl D. cuenta que iba con otro cuyo nombre es Juan.

Cabo. ¿Tiene agua la acequia? ¿Lo tiramos a ver qué pasa? Esto es lo mejor que tiene este trabajo.

Y le empiezan a cantar Cuando salí de Cuba.

Cabo. ¿Te ha pegado alguien? No, ¿verdad?

Guardia. Sí, te he pegado yo y más que te voy a dar.

El coche llegó al cuartel y ya no se sabe qué más ocurrió dentro, excepto la declaración de Raúl D., quien asegura que le continuaron pegando durante varias horas y luego lo dejaron en unas dependencias hasta que lo sacaron.

El 29 de enero, el guardia contó lo ocurrido a otro agente del mismo puesto, también implicado en operaciones de narcotráfico por, supuestamente, facilitar información a las mafias sobre los controles de estupefacientes en puntos sensibles. "Le venía tirando de las patillas al cubanito", le dice. "No entiendo", le responde el otro. "Está el tío así y yo le hacía así, zas, zas, y él decía: Ay, ay. Ya le digo yo a Palomo, porque paró el coche y se lió a darle unas hostias, colega, pero puñetazos en la espalda, le quitó la porra al otro (refiriéndose al vigilante), le subió la camiseta y le daba en los riñones. Y en el despacho, pim, pam. Yo trataba de decirle a Palomo: ponte guantes, lo vas a matar".

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