CARTA A MUMIA ABU JAMAL

Madrid, noviembre de 1999

Somos un grupo de personas que soñamos, y, que peleamos por los sueños. Un colectivo exótico por lo diverso : provenimos de diferentes tierras y rincones, pero coincidimos en un mismo sendero.
De este camino queremos hablarte, porque es desde dónde nos encontramos con vos, aún cuando, en apariencia, sea muy diferente. Nuestro lugar está poblado de gestos, de miradas, de sonrisas, de ojos buscando... de certidumbres y confianzas, las verdaderas, las que no decepcionan.
Te hablamos desde los 30.000 desaparecidos en Argentina durante la última dictadura militar. Será en marzo del 2000, 24 años desde entonces, 24 años en que no ha ganado el olvido un sólo palmo, 24 años en que la memoria ha fertilizado.
Los 30.000, como te decíamos, nos pueblan el alma, nos fortalecen los principios y, fructifican en ternura.

En estos tiempos en que hay tantos que dan por perdidas las batallas, incluso antes de iniciarlas, en que tantos otros se venden por baratijas, sean éstas de poder o de publicidad; en que algunos que otros lucran con los muchos... salen al encuentro de fariseos y manipuladores los rostros asomados de nuestros alentadores de utopías, todos ellos, y, cada uno de ellos, dan cuentan fiel y precisa de los resultados de la resistencia y de la lucha.
Los militares y los poderosos querían desaparecerlos, borrarlos para siempre de la faz de la tierra, y aquí estamos a 24 años del genocidio, andando los pasos de los 30.000 para decirte que, no te asombres cuando los adivines en las manifestaciones, en las pintadas, en los panfletos, en las cartas, en las calles... en cada mínimo reclamo de justicia, en cada partícula de dignidad, en cada combate, en cada suspiro, y en todo futuro, están ellos, los 30.000; y, con la infinita diversidad que celebramos en todos y en cada uno de ellos, con todos te decimos: hermano-compañero, acá estamos, acá los traemos a todos al combate por tu vida y tu libertad.
Por ello, por todos ellos y con todos ellos, Mumia compañero, salimos ayer a las calles de Madrid llevando tus fotos y gritando tu nombre. Avanzabas entre antorchas, con nosotros. Nos convocaste, la cárcel injustificada que soportás, nos convocó.

Tu libertad y tu vida, nos convocan, a esta cita y a todas en cuantas crezca la rebeldía y la coherencia, a todas cuantas sean necesarias, para que la esperanza, tenga por lo menos, tu sonrisa.

Remitente : Casa de los Pueblos de América