LA ESCUELA DEL IMPERIO AMERICANO
Mumia Abu Jamal 10/2/2001

"Una sociedad que se acostumbra a utilizar la violencia par resolver sus problemas, sean grandes o pequeños, es una sociedad en la que las raíces de las relaciones humanas están enfermas". Ignacio Martín Baró

Es virtualmente imposible para cualquiera analizar la terrorífica violencia que se ha adueñado de América Central y América Latina, sin considerar las horribles raíces de dicha violencia, que crecen y florecen en Norteamérica.
Durante décadas, un sangriento flujo de asesinatos, masacres, violaciones, torturas y carnicerías, creó una estela cuyas huellas pueden rastrearse hasta las puertas de la institución de adiestramiento militar norteamericana conocida como "Escuela de las Américas", en Fort Benning, Georgia. Los activistas de derechos humanos han realizado repetidas manifestaciones frente a dicha institución, y la han rebautizado como la "Escuela de Asesinos".
Durante años el Pentágono rechazó estas críticas, y defendió a la Escuela de las Américas como una academia internacional de adiestramiento para la "contrainsurgencia" o, más indirectamente, para "la enseñanza de la democracia".
Los graduados de la Escuela de las Américas, sin embargo, constituían todo un elenco de déspotas y dictadores militares, como el general boliviano Hugo Banzer Suárez, que eliminó brutalmente a los miembros progresistas de la iglesia y a los mineros huelguistas; como el dictador guatemalteco General Romeo Lucas García (1978-1982), responsable de 5.000 asesinatos políticos y aproximadamente 25.000 civiles masacrados por el ejército guatemalteco; o el general Juan Rafael Bustillo, de El Salvador, jefe de las Fuerzas Armadas quien -según el informe de la ONU de 1993- planeó y encubrió la masacre de seis religiosos jesuitas, su sirvienta y su hija.
Si uno menciona cualquier masacre, existen grandes posibilidades de que los hombres que la ordenaron o cometieron, sean graduados de la Escuela de las Américas. Las masacres de "El Mozote", "El Junquillo", "La Hojas" y "San Sebastián", fueron obra de escuadrones de la muerte adiestrados en la Escuela de las Américas. Cuando cuatro monjas estadounidenses fueron violadas y asesinadas, cuando Monseñor Oscar Romero fue asesinado, cuando los sindicalistas eran asesinados, fue la Escuela de las Américas quien impulsó la carnicería. Las personas adiestradas y armadas en la Escuela de las Américas se han implicado en tantos golpes militares, que en América Latina ha pasado a ser conocida como "Escuela de Golpes".
Recientemente, el Departamento de Defensa -escocido por décadas de publicidad negativa- cerró "oficialmente" la Escuela de las Américas, sólo para reabrirla inmediatamente bajo el nombre de "Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad" (IHOCS). Aunque no es una mera copia de la Escuela de las Américas, parece que va a desarrollar el mismo juego, bajo otra denominación. Poco después del asesinato de los Jesuitas, las tropas salvadoreñas entrenadas por los Estados Unidos, rodearon la oficina de la archidiócesis católica y gritaron: "¡Ignacio Ellacuría e Ignacio Martín Baró ya han caído, y seguiremos matando a los comunistas¡". Ellacuría y Martín Baró eran dos religiosos jesuitas implicados con las comunidades cristianas de base, donde los pobres aprendían literatura, historia y cómo organizarse por los derechos humanos en medio de la monstruosa represión.
Martín Baró era un brillante psicólogo y teólogo de la liberación que, como Frantz Fanon, eligió el bando de los oprimidos en vez del de los ricos y poderosos opresores. Por eso fue elegido como objetivo por los terroristas asesinos adiestrados en la Escuela de las Américas, y es por hombres y mujeres como él -que luchan por terminar con la opresión económica y social- por lo que los campos de adiestramiento del imperio, como la Escuela de las Américas, existen.
Su nombre ha cambiado, pero el juego sigue siendo el mismo.

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