Aprobado en el 3º Congreso de AUCA socialismo libertario 6/4/02 - 7/4/02
1. Las contradicciones de nuestro tiempo
2. Cómo se formo el sistema financiero mundial
3. Situación internacional actual
4. La situación en América Latina
6. Sobreproducción en el sudeste asiático
7. Los países periféricos en crisis
8. La triple dimensión del imperialismo
9. La situación en nuestro país
Anexo I: Biografía de Hugo Rafael Chávez Frías
Anexo IV: El argentinazo, paso a paso
Anexo V: Biografía de Duhalde Por José Vales, Revista Cambio
1. LAS CONTRADICCIONES DE NUESTRO TIEMPO
El mundo actual esta sujeto principalmente a 3 contradicciones.
A. La contradicción existente entre los países y bloques imperialistas, caracterizada por fuertes enfrentamientos en el campo económico y político, y en incremento en el plano militar.
B. La contradicción existente entre los países y bloques imperialistas, y los países explotados económicamente y dominados política cultural y socialmente en distintos grados, de acuerdo a sus procesos históricos.
C. La contradicción existente entre las Clases Dominantes y las Clases Oprimidas. Tanto a nivel mundial como al interior de los países.
Estas tres contradicciones son las que determinan
el desarrollo económico, político, social y militar en todo el
mundo.
Los procesos sociales, políticos, y económicos que se establecen
en el capitalismo son múltiples. Traen consigo varias contradicciones
internas, algunas principales (A y B) y otra fundamental (C). Las principales
se manifiestan en un momento dado, y se entrecruzan permanentemente. En cambio
C es inherente al sistema capitalista. Por eso la denominamos contradicción
fundamental. Y a pesar de que C también posea las características
para ser principal, A y B, para nosotros nunca pueden ser fundamentales, ya
que no hacen necesariamente a la diferenciación entre capital-trabajo.
Los países y bloques imperialistas son, principalmente los Estados Unidos,
seguido por la Unión Europea, Japón, China, y Rusia. Estos países
se disputan de forma económica, política y militar el control
del mundo y de los mercados de consumo mundial. Según el continente y
las zonas mundiales oprimidas de la periferia que enfoquemos, podremos encontrar
a distintos países disputando la hegemonía imperial. Por ejemplo,
en América Latina, la disputa central se da entre los Estados Unidos
y la Unión Europea, mientras que en Europa Oriental, la disputa central
es entre Rusia y la Unión Europea. En el Sudeste Asiático la disputa
es entre EEUU-Japón-China.
2. CÓMO SE FORMÓ EL SISTEMA FINANCIERO MUNDIAL
En líneas generales, luego de la crisis
del ´30 con la caída del patrón oro en el sistema comercial,
comienza a gestarse un proceso en donde lo material se aleja, dando lugar a
lo artificial: el dinero. En el año ´44, comienza a esbozarse la
creación del Fondo Monetario Internacional, que se concreta en el ´46,
plasmando la victoria de dos grandes ganadores de la 2º Guerra Mundial:
EEUU y URSS, dando paso al dólar como patrón mundial.
El mundo empieza a girar en torno a esta moneda, ya que la recuperación
de la Europa devastada por la guerra fue restaurada económicamente y
levantada industrialmente por las divisas que EEUU giró en esa época
(Plan Marshall). Esto fue posible gracias a que EEUU pagó su inflación
de posguerra con las deudas de los país del resto del mundo. La reconversión
europea, se realizó, entonces, a partir del incremento en la producción
del carbón y del acero.
3. SITUACIÓN INTERNACIONAL ACTUAL
Al ser el país que emite la moneda
referente en el mundo, EEUU puede especular (vender ganancia a futuro) con la
misma, y hacer pagar sus crisis a los demás países o sectores.
Para esto ha utilizado al FMI y Banco Mundial como herramientas para que las
crisis que ocurren en el centro sean pagadas por los países periféricos.
Por ejemplo países emergentes en ASIA (Tailandia, Malasia, etc.). Ha
creado las condiciones para realizar crisis por sector (industrial, comercial,
financiero) y no universales. Actualmente EEUU, y el resto de los países
centrales, ya no son países industriales clásicos, ya que se dedican
a mercancías especiales tecnológicamente más avanzadas.
A causa de que en dichos países, los impuestos por contaminación
son muy altos, se dedican a producir conocimiento y tecnología de punta,
e intentan ubicar la producción industrial masiva en otros países
emergentes. Tales países tienen un desarrollo desigual y combinado. Conviven
tecnología de punta con por ejemplo, el problema de la tierra. Ejemplo
de esto es Brasil, que si bien cuenta con un desarrollo industrial avanzado,
todavía no se ha hecho la reforma agraria.
Las crisis actuales se traducen en: crisis comerciales, industriales y financieras.
Esta última se ha transformado en la actual y principal, y es la que
se rige a nivel mundial. Por primera vez la crisis es mundial. Esto es causado
por el desarrollo tecnológico que siempre se anticipa al cambio y la
forma de apropiación social. Cada vez son menos las personas que acceden
al consumo de lo que se produce, generándose un desequilibrio entre la
oferta y la demanda. Cuesta mucho ubicar el excedente de producción.
Durante los años '90 las economías imperialistas descargaron la
crisis sobre las naciones periféricas y esta polarización contribuyó
especialmente en Estados Unidos a mantener un largo ciclo de crecimiento. La
principal potencia financió su déficit comercial y endeudamiento
con capitales absorbidos de todo el mundo y detentó el privilegio de
respaldar su inyección crediticia con la principal moneda de reserva.
El sobreconsumo y la sobreespeculación estadounidense fueron factibles
por esta consolidación hegemónica, que permitió también
evitar la conversión de los cinco grandes desplomes registrados en Wall
Street (1987, 1989, 1997, 1998 y 2000-01) en derrumbes comparables a los países
oprimidos de las zonas periféricas. Estas crisis afectaron inicialmente
al mercado estadounidense, pero la compensación creada por el retorno
de capitales atemperó el impacto. Por eso el dólar continuó
subiendo y la prosperidad se prolongó hasta fines de 2000.
En Europa no hubo euforia bursátil, ni tampoco afluencia masiva de capitales
externos, pero las crisis bancarias quedaron acotadas, la deuda pública
no desestabilizó los mercados y las crisis cambiarias tuvieron un desenlace
opuesto al desplome del peso, el rublo (moneda rusa), el real (moneda brasilera)
o el bath (moneda tailandesa). Mientras que estos episodios concluyeron en megadevaluaciones,
las caídas de la libra (inglesa) y la lira en 1992 terminaron preparando
el lanzamiento del euro.
Con esta moneda Europa busca ponerle freno a la hegemonía del dólar,
ubicándose como 2º potencia económica mundial. Su mayor problema
lo encuentra en el plano militar, pues es parte de la OTAN, que actualmente
se encuentra bajo estricto control norteamericano. Junto a esto se observan
problemas internos con los inmigrantes lo que ha traído a colación
una nueva avanzada de la ultraderecha. Como por ejemplo en Alemania, Francia,
Holanda, Italia y España.
Sólo la larga recesión japonesa presenta semejanzas con lo ocurrido
en la periferia, porque en ambos casos la burbuja financiera concluyó
en un gran desplome de los precios de las acciones y las propiedades. Pero este
desmoronamiento no dio lugar en el Japón a una hecatombe del yen, ni
revirtió el estatus acreedor y comercial superavitario del país.
China ha sido elegida enemigo estratégico por EEUU. Es el máximo
competidor en lo militar, industrial, en consumo y en producción. Tiene
una gran capacidad de acumulación, pues genera un excedente de producción
mucho mayor, y una mayor apropiación de este. En los años ´90
fue el país con la tasa de crecimiento sostenido más alto. China
asume que su integración al capitalismo no es una integración
pacífica (problema que puede no haber visto Rusia). China se ha preocupado
por crear una burguesía nacional fuerte, ya que no permite la injerencia
neoliberal en la racionalización del capitalismo y en la reestructuración
del Estado. Con esto ha logrado una mejor distribución de la riqueza,
y logrando una escasa participación de la deuda en el PBI.
Con el asenso de Bush al poder en EEUU, hubo una significativa profundización
de la derecha. Tomaron el mando los sectores productivos militares, reorganizando
económicamente el aparato industrial-militar, y dando mayor poderío
político al CSN (Consejo de Seguridad Nacional). Aunque esto no es reactivador
de la economía, si en cambio, de destrucción, y/o enfrentamiento
con otras economías. El único objetivo del gobierno de Bush, es
la creación de una campaña antiterrorista mundial. Pretende utilizar
a la guerra como instrumento de destrucción de las riquezas de sus competidores
y enemigos políticos en el mercado exterior.
Sobre la contradicción entre países imperialistas y otros países
oprimidos de la periferia, se establecen distintos tipos de relación.
Todas son de dominación pero difieren de acuerdo al tipo de socios locales
del imperialismo: la gran burguesía pro-imperialista. NO es dependiente,
sino socia.
En la mayoría de los países oprimidos de las zonas periféricas
existe una característica central: la explotación económica.
Pero existen también otros tipos de dominaciones como políticas,
culturales, religiosas, etc, con distintos grados cada una. El dominio cultural
le permite al imperialismo vender y comercializar sus productos. Las dominaciones
son interdependientes: dos caras de una misma moneda.
4. LA SITUACIÓN EN AMERICA LATINA
El ascenso del "menemismo continental"
como señala James Petras a la continentalización de los presidentes
estilo Menem, Fujimori, Frei, Franco, Pérez, Salinas de Gortari, etc,
trajo consigo catastróficas consecuencias en el plano político,
económico y social. La Organización Internacional del Trabajo
(OIT), pronosticó para América Latina un crecimiento del desempleo
para 2002. Según la entidad, habrá casi 3 millones más
que el año anterior.
Prácticamente la mitad de los trabajadores latinoamericanos debe desempeñarse
en empleos precarios y de baja productividad. Cobran salarios que apenas les
alcanzan para cubrir sus necesidades básicas. Hoy existen en la región
230 millones de seres humanos que viven en la pobreza. Estos datos no provienen
de ningún organismo dirigido ni influenciado por los marxistas, sino
de una publicación de febrero de 1998 de la CEPAL (Comisión Económica
para América Latina y el Caribe).
Por su parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) calificó a
la región latinoamericana como la más desigual del mundo. El 5
por ciento más rico recibe la cuarta parte (25 por ciento) de toda la
riqueza generada en esta parte del mundo, mientras que el 30 por ciento más
pobre apenas recibe un 7 por ciento de todo el ingreso. Esto refleja un desigual
reparto de la riqueza.
Esa pauperización va de la mano del crecimiento de la deuda externa,
que ya llega a los 900.000 millones de dólares y genera giros multimillonarios
por intereses y amortizaciones de capital. Así nuestros pueblos se empobrecen
aún más.
Pedro Sainz, director del departamento de estadísticas de la CEPAL, confirmó
que hoy en los hogares más pobres de Latinoamérica trabaja menos
del 1% de sus integrantes, pese a que estos hogares están compuestos
por 6 personas como promedio. Sainz reveló que lo más dramático
ocurre en las zonas rurales donde viven unos 170 millones de personas. En el
campo existe una elevada concentración de riquezas en muy pocas manos,
lo que agudiza la polarización social. Esta injusticia es mayor en Haití,
Bolivia, Brasil, Guatemala y Honduras.
En Guatemala se aplica el programa del FMI desde 1986. Antes de esta fecha el
63% de la población vivía en la pobreza, ahora supera el 84%.
En Honduras, desde 1990 se aplican los planes de ajuste preconizados por esos
organismos financieros. Antes de esta fecha el 68% vivía en la pobreza,
ahora supera el 74%.
En Haití, desde que en 1994 el régimen Lavalas retornó
al gobierno bajo ocupación militar yanqui, se aplican medidas de ajuste.
Cuatro años más tarde sigue sufriendo un 80% de analfabetos, una
renta per cápita que no supera los 200 dólares al año,
una tasa de mortalidad infantil de 120 por mil nacidos vivos y una desocupación
del 70%.
En Chile, en 1969 había un 28,5% de pobres, pero desde 1973 -año
del golpe del chacal Augusto Pinochet- y aplicando medidas económicas
dictadas por el FMI, los pobres aumentaron hasta llegar ahora a un 40% de la
población. Al mismo tiempo, en 1969, el quinto de los más ricos
de la población tenía el 44,5% de la renta nacional y el quinto
de los más pobres tenía el 7,6%. Pero en 1998, un quinto de los
más ricos tiene el 60% y un quinto de los más pobres un 4%. Es
decir, los ricos se hicieron más ricos y los pobres más pobres,
en este caso bajo el gobierno cívico-militar encabezado por Eduardo Frei,
auspiciado por los norteamericanos y controlado por los generales pinochetistas.
Con la llegada del falso socialismo de Lagos, se ha mantenido la receta neoliberal
y se continúa acrecentando la brecha entre ricos y pobres.
Pero al mismo tiempo, mientras las políticas imperialistas provocan el
hundimiento de todo el continente, la resistencia crece, y en algunos casos
se ha transformado en verdaderas situaciones revolucionarias, como en Colombia
y Venezuela.
En Venezuela desde la llegada al poder del Polo Patriótico de Chávez
(ver Anexo I Biografía de Chávez), se ha producido un cambio del
carácter político y económico del país petrolero.
Chávez a encabezado una fuerte transformación política,
jurídica y económica, abriendo un cauce revolucionario con un
final abierto. Más allá de las diferencias ideológico-políticas
que nos separan con el Comandante Chávez, vemos en la revolución
que ha encarado un verdadero sendero antiimperialista, que puede cambiar definitivamente
la situación de todo Latinoamérica.
Lo que ha sucedido en Venezuela en abril del 2002 es un caso prácticamente
inédito para la historia de Latinoamérica. No se vive muchas veces
que un presidente, luego de un golpe de Estado, vuelva al día y medio.
Es fundamental entender que el pueblo venezolano hizo retroceder a la operación
de Bush para desestabilizar a Venezuela. El golpe de Estado Militar y Empresarial,
encabezado por Pedro Carmona -perteneciente a la cúpula empresarial Fedecámaras-,
pero dirigido por los mismísimos EEUU, se desestabilizó cuando
el grueso del Ejército le quitó su apoyo. El puntapié inicial
lo había dado el cuerpo de Paracaidistas venezolanos, de donde proviene
Hugo Chávez Frías, más la incondicional presión
política de los círculos de defensa bolivarianos. El pueblo venezolano,
entonces jugó un papel decisivo. Indignado frente a las primeras medidas
del gobierno oligárquico de Carmona, (recordemos que disolvió
pisoteando la Constitución de la 5º República Bolivariana
de Venezuela, el Poder Legislativo y el Judicial, y cerró el Parlamento
con mayoría chavista), volvió a las calles de Caracas para manifestarse
en contra del golpe pro-yanki. Diferentes manifestaciones chavistas comenzaron
a converger sobre distintos puntos del país.
Los acontecimientos pusieron en evidencia las dificultades y los obstáculos
que se interponen a un intento de establecer un modelo político como
el que emergiera de la mano de Carmona: corrupción, y bajada de pantalones
hacia EEUU.
El presidente de EEUU, hacía un año que venía tramando
este atentado a Venezuela, diciendo, a través de la escasa información
disponible fuertemente manipulada por los poderosos lobbies empresariales (los
mismos que ejecutaron el golpe), que Chávez estaba completamente aislado
y huérfano de apoyo civil y militar. Bastaron 24 hs para desmentir tal
información. Por algo había ganado en tres años numerosas
elecciones por porcentajes desconocidos en la historia de Venezuela.
Más allá de las diferencias políticas e ideológicas
que tenemos con el régimen chavista, podemos decir que la restauración
oligárquica, que devastó a Venezuela en una pobreza descomunal
(situación de la que Chávez deberá atender inmediatamente),
está muy lejos de ser lograda, más allá de que afirmemos
que la crisis que enfrenta Venezuela sigue teniendo un final abierto. El chavismo
como fenómeno social y político parece llamado a sobrevivir a
su fundador, y no a desmenuzarse tal como lo soñaba EEUU y la derecha
venezolana.
Venezuela representa un ejemplo de derrota para los EEUU, y junto con Colombia,
Brasil y Cuba, se enmarca en una reconstrucción de fuerzas aintiimperialistas
que pueden poner en jaque los intereses estratégicos del Tío Sam.
En Colombia, las FARC (Ver Anexo II 38 años
de FARC-EP) han demostrado en los últimos años que la toma del
poder no será una situación muy lejana, ya que literalmente han
construido un poder tan grande que podemos decir que han construido un "Estado
dentro de otro Estado". A pesar de controlar el 40% del territorio colombiano,
todavía
La reciente ruptura del diálogo por parte del ex gobierno de Pastrana,
y la avanzada contra las posiciones de las FARC le han demostrado al gobierno
colombiano que no tiene las fuerzas necesarias, ya no solo para derrotar a las
FARC, sino ni siquiera para enfrentarlas, pese a los millones de dólares
que los Estados Unidos le han enviado. Y esto en preocupante para los yanquis,
porque en momento en que los milicianos de Bin Laden resisten y golpean al ejército
de los EEUU en Medio Oriente, sus "entrenados" pierden en las selvas
de Colombia.
Más importante que trasladar los enfrentamientos a las ciudades, las
FARC buscan implementar a través de un proyecto intensivo la recuperación
de las zonas perdidas a manos de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) en
la última década.
Luego del fracaso de los diálogos de paz, el 20 de febrero del 2002,
lo que dejaron las FARC flotando en el ambiente fue el mensaje de que iban a
con toda su fuerza sobre las ciudades. Sin embargo, más importante que
ese objetivo de urbanizar el conflicto puede ser el de retornar a los viejos
territorios que les fueron arrebatados por las Auc.
Incluso, el Ejército tiene información confirmada de que en la
reunión del pleno del Estado Mayor de las FARC, en febrero de este año,
se decidió como prioridad la arremetida contra los 'paras' de los bloques
Sur (con influencia sobre Caquetá y Meta), Catatumbo (Norte de Santander),
y José María Córdova (noroeste del país).
A recuperar lo perdido
Según el ex guerrillero y analista
del conflicto León Valencia, lo más grave es que para esta nueva
ofensiva la guerrilla cuenta con el refuerzo de unos 5 mil militantes, reclutados
en Caquetá y Meta en tres años de zona de distensión.
"Veo claro que la estrategia es eludir al Ejército y enfrentar directamente
a los paras", afirma Valencia. Dentro de esa lógica, las FARC pueden
estar apuntándole a una doble táctica: por un lado, golpear a
las ciudades con hechos que produzcan un gran impacto psicológico, pero
que no requieren despliegue de fuerza ni desgaste militar. El secuestro de los
12 diputados del Valle es un buen ejemplo, por otro lado el segundo elemento
de su estrategia implica volcar todo su aparato de guerra a la recuperación
de los viejos espacios territoriales. "La mayor efectividad de la avanzada
paramilitar en los últimos cinco años, además de hacer
replegar a las FARC y al ELN, fue ir estrangulando los corredores por donde
estos se movían", asegura el investigador social Javier Naranjo.
Algo similar piensa el investigador Álvaro Camacho Guizado, de la Universidad
de los Andes: "Si las FARC quieren sacar la guerra de la manigua donde
están, necesitan abrir los corredores que les cerraron. Su nuevo planteamiento
de lucha contra las ciudades los obliga a retirar del camino a los paramilitares",
dice él. Históricamente el conflicto armado viene produciendo
entre 1.600 y 1.800 muertos por año, sin contar civiles.
Tres frentes de guerra
Tres zonas concretas parecen ser los objetivos
inmediatos de esta 'operación retorno' de las FARC: Urabá, el
Magdalena Medio y la zona del Catatumbo. Urabá se vislumbra como el más
feroz de estos escenarios de lucha.
Muy ligada a la recuperación de Urabá está la reconquista
del Magdalena Medio. Esta área reviste una especial simbología
para los insurgentes, pues en ella se hicieron muy fuertes en los años
70, y fue allá de donde primero los erradicaron los paramilitares, a
fines de los 80, con la colaboración del narcotráfico.
Es bastante revelador que haya sido el bloque de las FARC que opera en el occidente
colombiano (desde el norte de Antioquia hasta el eje cafetero, y cerca de Urabá)
el que realizara el ataque, y que además haya estado comandado por Márquez,
a quien se le cuestiona dentro de las FARC por la pérdida de esta última
región a manos de los 'paras' hace cinco años.
Observando el mapa del noroeste colombiano es fácil notar que una operación
de barrido contra las Auc desde el Magdalena Medio hacia el occidente, complementada
con una que suba desde el Chocó hasta Urabá, terminaría
formando un enorme corredor de movilización, aprovechando el norte de
Antioquia.
Los ataques de finales del 2001 a los campamentos que las autodefensas habían
logrado consolidar en Ituango y Tarazá (Antioquia), ambos en la franja
que lleva a Urabá, refuerzan que esa es la intención.
El último sitio donde se puede apreciar perfectamente la 'operación
retorno' de las FARC es el Catatumbo (Norte de Santander). Así, en la
frontera con Venezuela, en zona rural de Tibú, el bloque Catatumbo, comandado
por Jorge Briceño, alias 'Grannobles', emboscó a una compañía
paramilitar.
La participación política de la mujer
En general en todo el mundo y en particular
en Colombia la incorporación o la exclusión (principalmente) de
la mujer responde a los esquemas políticos, ideológicos y culturales
creados por el sistema dominante, los mismos que buscan garantizar la reproducción
del mismo.
En el caso del capitalismo y su tan pregonado fin de la historia y de las ideologías,
la participación política de la mujer es reciente y lenta; no
olvidemos, sólo a mediados del siglo XX la mujer alcanzó el derecho
al voto en esta parte del continente. Pese a los cantos de sirena que el Estado,
con altavoces, pregona sobre la igualdad de la mujer, esta sigue siendo una
quimera, pues la participación de las mismas tanto en los sectores ejecutivo,
judicial, legislativo continua siendo restringido y es mantenida como una constante;
ni que decir de los partidos tradicionales conservadores y liberales en sus
distintas expresiones o membretes y/o sus instituciones.
Según estudios de las Naciones Unidas, en la actualidad la incorporación
de las mujeres en distintos cargos directivos se produce en un promedio de crecimiento
del 1 al 2% anual, con esas proporciones, la participación de las mujeres
en cargos de dirección en distintos niveles, en el ámbito mundial,
se produciría en el mejor de los casos en unos 400 años.
Debemos tener en cuenta las concepciones que se manejan sobre la participación
de la mujer en política por este tipo de organismos, que en muchos de
los casos sólo se la ve como un equiparamiento numérico de hombres
y mujeres en distintos cargos, y no de acceso a decisiones o real participación
política.
No olvidemos que en Colombia las mujeres representan mas del 50 % de la población,
pero la mujer no se ha constituido más que en el adorno de las campañas
políticas, los spots televisivos. Basta ver el carnaval electoral cada
cuatro años. Lo sucedido en la Asamblea Constituyente colombiana de 1990,
es un fiel reflejo de esa realidad donde de 70 constituyentes elegidos, apenas
4 fueron mujeres. Situación que se ve empeorada en los niveles municipales
y locales, donde la participación de las mujeres apenas llega al 5% en
las alcaldías y al 8% en los concejos.
Con frecuencia en lo que el establecimiento a denominado "democracia",
los sectores populares han tenido dificultad en acceder a una participación
política, y dentro de ellos el sector femenino enfrenta una serie de
dificultades y trabas para participar en política. Pues como parte de
la carga cultural impuesta por el sistema, el machismo, hace que las mujeres
tengan que demostrar sus capacidades mucho más que los hombres para acceder
a cargos o puestos de representación.
Si en general los sectores populares carecen de apoyos y recursos financieros,
en las mujeres, esta situación tiene aberrantes niveles de expresión,
donde el chantaje, la coima, el acoso sexual son práctica normal de la
política burguesa.
Con diversas acciones, luchas, movilizaciones, protestas, las colombianas han
buscado que se reconozcan los derechos políticos de la población
en general y de las mujeres en particular, lo que ha conllevado diversos frutos
y victorias, que han implicado que las propias leyes del Estado reconozcan los
derechos que asisten a las mujeres, pero vale recalcar que esto no ha sido una
dádiva de los gobernantes, sino el resultado de las conquistas refrendadas
con luchas y organización, por los sectores femeninos de Colombia.
En la actualidad, existen expresiones concretas de participación política
de las mujeres en nuevas condiciones. La presencia de la mujer en FARC-EP, es
una constatación de esas posibilidades.
Del total de la fuerza guerrillera, el 40% la componen mujeres. Nuestros reglamentos,
estatutos y normas, prohíben la discriminación de la mujer por
su condición sexual. Y esto no es letra muerta, es una lucha y una práctica
permanente en las filas guerrilleras, que presentan todas las dificultades producto
del entorno del que provenimos, pero lo importante es la existencia de las herramientas
teóricas y estatutarias para desarrollar y avanzar en esa lucha y esa
práctica.
Las responsabilidades, los cargos de Dirección, los puestos de mando,
las misiones responden a las capacidades políticas y militares de cada
uno de los integrantes de las FARC- Ejército del Pueblo.
Y esta participación no es abstracta, responde a una concepción
de clase que no es estática sino dialéctica, que comprende la
participación política de la mujer en las filas en todos los quehaceres
concretos de la misma, en la toma de decisiones, en el trazamiento de planes
políticos y militares, en su construcción cotidiana, en su proyecto
político.
La situación de Venezuela y Colombia es una amenaza para los intereses
estratégicos de los Estados Unidos en América Latina, y esparcen
la sombra de los cambios revolucionarios por todo el continente.
Los indígenas zapatistas se levantaron
en México en armas el 1º de Enero de 1994, día en que entraba
en vigor el tratado de libre comercio (NAFTA) entre Estados Unidos, Canadá
y México. Ellos se rebelaron por tanto no sólo contra el gobierno
y el ejército de México, sino también contra el modelo
económico y político neoliberal, del cual el NAFTA representaba
la aplicación a México. Dirigiéndose a los grupos dominantes
del país, los zapatistas declararon: "Lo que para ustedes representa
un gran progreso, el acceso de México al Primer Mundo, al club de los
ricos, representa para nosotros, y para los pobres del país, una sentencia
de muerte."
Este rechazo del modelo neoliberal sigue caracterizando la movilización
de los zapatistas; caracteriza en particular los encuentros continentales e
intercontinentales " por la humanidad y contra el neoliberalismo"
que ellos promueven . Frente a las "nuevas" perspectivas abiertas
al diálogo por la presidencia Fox, y por su proyecto neoliberal, la actitud
de los zapatistas se mantiene coherente. El subcomandante Marcos, que se declara
disponible al diálogo a determinadas condiciones, precisa que se tratará
de un diálogo entre enemigos políticos: porque desde el punto
de vista de los indígenas, el proyecto empresarial de Fox coincide sustancialmente
con el de Zedillo. Merece por tanto la misma firme condena y la misma oposición.
También operan en Méjico otros 14 grupos guerrilleros, entre los
cuales se destaca el de orientación maoísta Ejército Popular
Revolucionario.
El derrumbe del PRI (Partido Revolucionario Institucional) y el ascenso del
PAN (Partido autonomista Nacional), de orientación neoliberal y del PRD
(Partido de la Revolución Democrática), de orientación
socialdemócrata, que gobierna el Distrito Federal, ha introducido cambios
fundamentales en el mapa político de México.
Conflicto social y guerrillas
El esquema contrainsurgente que se viene
ejecutando reposa en un vértice peligroso donde confluyen principalmente
la militarización, paramilitarización y violación a los
Derechos Humanos y que se presentan inequívocamente complementarias para
cobrar así formas sangrientas en contra de sus pueblos. Muchas de estas
cuestiones hoy parecen recobrar inusitada fuerza pero en el sentido contrario
a las esperanzas que despertó el recambio gubernamental y, por consiguiente,
la democratización de la política mexicana.
Así pues se consumaron masacres y asesinatos selectivos, expulsiones
de poblados enteros y desplazados, detenciones arbitrarias y presos políticos;
y también otros delitos como violación a mujeres, incendios de
caseríos, destrucción de cosechas, robo de ganado, amedrentamiento
y amenazas, fomentando el enfrentamiento entre las propias comunidades indígenas
y consumando cualquier clase de atropellos que sólo pueden ejecutarse
bajo una espesa sombra de impunidad y financiamiento económico espurio.
En este caso debe atenderse una consideración aparte, ya que este conflicto
entre comunidades se genera, en un principio, entre facciones políticas
en pugna que responden al PRI en contra de miembros de otros partidos o zapatistas,
hasta el punto de formar parte de bandas armadas o paramilitares; o también
cuando la pugna armada se consuma en nombre de las fronteras estatales, como
el caso de Los Chimalapas, enclave geográfico alojado entre Chiapas y
Oaxaca.
Ambas cuestiones van en detrimento de la constitución definitiva de lo
indígena como conjunto, a nombre de identidades ajenas a sus usos y costumbres
pues han pretendido, y pretenderán, el poder por sobre la comunidad tanto
como lo aspira del ciudadano o elector.
En forma similar se reproducen otros enfrentamientos aunque sin la gravedad
del recurso a las balas, pero de igualmente violentos que comunidades enteras
se disputan con otras la posesión de tierras. El caso de la Organización
Regional de Caficultores de Ocosingo (ORCAO) y bases zapatistas por predios
de cultivo en Sibacá y Patria Nueva muestran la gravedad del problema
agrario irresuelto.
El ascenso de los movimientos sociales, en tanto se presentan como "otra
forma de hacer política" explica, aunque sólo en parte, que
los partidos hayan perdido gran parte de presencia e influencia en las comunidades.
Otra forma de ese repudio también se manifiesta por medio de la apatía
y el apoliticismo.
En aquel marco ominoso de impunidad brutal fueron -y siguen siendo- posibles,
por ejemplo masacres como las de Aguas Blancas y Acteal y, al mismo tiempo,
el asesinato de la abogada defensora de Derechos Humanos Digna Ochoa y Plácido.
Detrás de El Plan Puebla Panamá, se esconden intereses que implican,
ante todo, liberar de población indígena el territorio para posibilitar
la inversión de los capitales foráneos.
En toda esta trama de intereses en ocasiones ocultos, también desembozados
pero siempre violentos, irrumpen los movimientos guerrilleros que se suman como
nuevo actor imprimiendo una nueva dimensión de estos conflictos. Sin
pretender desconocer la anterior experiencia histórica, desde el levantamiento
zapatista de enero de 1994 el grado de incidencia es bien distinto pero guardan
algunos interrogantes que merecen ser planteados.
A las continuas agresiones a las bases y aliados zapatistas, no se produjo ninguna
respuesta armada por parte del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN), dejando expuestos al producto de, nada menos, una amplia capa social
que busca un cambio profundo a partir de la reivindicación indígena
que inicialmente se manifestó a partir de una expresión armada.
Esto es significativo por cuanto que sumado el racismo imperante desde antes
del levantamiento, las relaciones de sometimiento a las comunidades, su vulnerabilidad
ante los poderes locales y las profundas diferencias religiosas en las distintas
regiones, estos sectores vuelven a reproducir las condiciones descritas con
el agravante de haber apoyado el movimiento insurreccional.
Una situación semejante parece darse en la región Loxicha: el
accionar descarado de entregadores, guardias blancas y grupos paramilitares
no encontró resistencia armada en ninguna ocasión. Entonces la
pregunta es ¿Dónde está el Ejército Popular Revolucionario
(EPR)? ¿Tiene presencia real en la región?
Este caso puede tener, entre otras, dos respuestas factibles. La primera estriba
en considerar que las purgas y escisiones intestinas mantienen inmovilizado
al grupo armado y, por lo tanto, sin capacidad logística y menos aún
de fuego, aún de autodefensa. La segunda repuesta resulta más
sencilla: el EPR no tiene presencia en la región, pero no podría
decirse lo mismo de las zonas de influencia zapatista.
En ambos momentos, cualquier análisis de estos grupos no puede desconocer
los altos grados de violencia que existe en cada lugar, por lo tanto estarán
obligados a dar una respuesta concreta y de acuerdo a cada una de esas realidades.
Por supuesto que no están obligados a dar una respuesta armada, pero
tampoco se expiden sobre la coyuntura ni ofrecen una repuesta de tipo político
que al menos repudie estas situaciones. Con excepción del caso Digna,
para el EZLN ninguna de estas situaciones merecieron, al menos, un mensaje político
a las comunidades.
Sin embargo, puede esbozarse una apreciación, tal vez más compleja
y es la que resulta de entender que no tienen una política específica
para contener y proteger a sus bases; lo que los situaría en la difícil
situación de corresponder su análisis político con la máxima,
tal vez la más nefasta, de casi todas las guerrillas latinoamericanas:
"cuanto peor, mejor"; esto es, cuando más represivas y duras
son las condiciones sociales, mayores las perspectivas insurreccionales y de
cambio social.
Aun cuando fuere de una u otra forma, lo cierto es que el Ejército mexicano
y los grupos paramilitares ocupan espacios que formarían parte del territorio
con presencia guerrillera y no al revés. Tampoco se producen enfrentamientos
armados ni existe resistencia armada de sus bases, están a la intemperie
del devenir violento de las bandas armadas que responden a intereses caciquiles
o a estructuras partidarias que disputan los poderes políticos y económicos
Al tiempo que no conforman una fuerza beligerante,
los grupos insurreccionales marcan una presencia simbólica en un lugar
de referencia determinado por sus propios integrantes. En este sentido, es lógico
suponer que tanto el zapatismo como las distintas escisiones del eperrismo gozan
de representatividad y legitimidad en sus lugares de origen.
Por supuesto que la excepción del caso lo representa el EZLN, dado el
interés que concitó desde su primer anuncio y aún hasta
estos días, estableciendo un notable fenómeno que hizo trascender
el enfrentamiento militar en un remoto lugar de la selva Lacandona como un acontecimiento
de alcance mundial. Hoy el zapatismo se convirtió en un parteaguas político
del México contemporáneo y no exclusivamente una reducida fuerza
bélica. Precisamente por esta originalidad se destaca en importancia.
El eperrismo y sus escisiones en cambio, concluyen en una manifestación
más tradicional de las organizaciones políticas-militares concebidas
a la luz de la revolución cubana. Esto no implica que necesariamente
sea así pero vienen a representar esa imagen a fuerza de su dogmatismo
ideológico y su recurrencia armada. A su alrededor no parece aglutinarse
importantes movimientos de masas ni sociales ni campesinas, excepto las que
constituyen sus organizaciones de superficie.
Si importa sostener que desde sus lugares de procedencia y dada las altas cuotas
de violencia ejercidas por las gobernaciones precedentes, donde sólo
en Guerrero se produjo la masacre de los campesinos de la Organización
Campesina de la Sierra del Sur, el EPR concitó importante apoyo entre
los campesinos de la región.
No sufrieron igual desenlace los rompimientos del tronco original. El Ejercito
Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), las Fuerzas Armadas Revolucionarias
del Pueblo (FARP), la Coordinadora Guerrillera Nacional "José María
Morelos y Pavón" y la Tendencia Democrática Revolucionaria
(TDR) se encuentran aún en un doble proceso de reconocimiento y legitimación.
El primero es el interno, ya que luego de la ruptura y consecuente dispersión
se encuentran aún sumidos en una suerte de desconcierto que genera una
imagen tanto de debilidad como también de marginalidad. Ignotos y aún
desconocidos corrieron distintas suertes; desde el apresamiento de su conducción
principal, como ocurrió con el ERPI; hasta el golpe de gracia tras el
acontecimiento más publicitario de su accionar, como fueron los petardazos
al Banamex reivindicados por las FARP. Aun así fuese que los inculpados
no tuviesen responsabilidad en la acción, lo cierto es que las FARP no
volvieron a producir acciones guerrilleras.
La TDR tampoco obtuvo trascendencia aunque cabe consignar que se trata de uno
de los últimos desprendimientos, lo cual podría implicar un reciente
proceso de construcción o acumulación de fuerzas en silencio.
Caso similar parece suceder con la Coordinadora, otra instancia de unificación
de esas fuerzas dispersas, pero aún en una etapa de reacomodamiento interno.
El proceso de legitimación externo resulta más lento y arduo,
ya que enfrentan la lógica campaña gubernamental y también
absorben parte del descrédito generalizado que la sociedad manifiesta
hacia las actitudes políticas, aunque provengan fuera del propio sistema.
La desconfianza se produce también porque existe un alto riesgo de infiltración
de estos grupos, aunque no solamente en ellos sino que todos las asociaciones
políticas, sindicales y sociales no están exentos de correr la
misma suerte.
Inclusive no existe la suficiente claridad en los programas que enarbolan ni
el sentido que tiene el cambio social a partir del fusil. Más allá
de la visión romántica del encapuchado y guerrillero, también
existe un reflejo de distancia social hacia todo lo que produzcan medidas de
esta naturaleza. Por lo general se los considera como estructuras con altos
grados de autoritarismo interno y de inmediato a cada grupo armado se lo relaciona
con la dictadura del proletariado (o alguna otra clase de dictadura, ya sea
por desconocimiento o intencionalidad), aún cuando el sistema democrático
vigente viene manifestando limitaciones cada vez más pronunciadas a favor
de un credo neoliberal cada día más hegemónico e intolerante.
También es necesario considerar que no todos aprueban la violencia como
motor de estos cambios sino que aún perciben la posibilidad de producirlos
dentro de la legalidad. Aun sigue reducidos a una minoría radicalizada
los sectores quienes consideran a la violencia como partera de la historia y
como único medio para el cambio. Por último, están quienes
abrevan en el credo revolucionario a ultranza pues descreen de la posibilidad
de cambios sociales a través de vías pacíficas desde su
propia concepción, lo que los empuja a convertirse en la minoría
de aquella minoría.
Aun cuando el desprestigio de la democracia burguesa se atenúa vertiginosamente,
no existe un paso natural hacia la reivindicación de la violencia política
como método pues existen autoritarismos y populismos de toda calaña,
por lo general referenciados en la derecha, que aprovecha el malestar hacia
sus propios proyectos, también violentos, pero que los enmarcan en los
deseos mayoritarios y en el imaginario popular. Provienen en gran parte de estructuras
ya establecidas o sustentadas por partidos tradicionales y logran concitar interés
apelando a la restauración de la ley y el orden y seducen a la sociedad
aferrándose, sólo en apariencia, a una legalidad de la que luego
harán caso omiso de ella alardeando con total impunidad.
Frente a ello, la exposición de un programa revolucionario ante los ojos
sociales es perentorio para todo grupo insurgente. La disyuntiva que enfrentan
no es, por supuesto, sencilla. A riesgo de volverse funcional a los autoritarismos
de derecha y a las facetas represivas del neoliberalismo, el proyecto nacional
debe resultar prioritario para la disputa por los espacios sociales, el poder
y la legitimidad. En este caso es mucho más seguro que un grupo armado
desande un camino costosamente ganado, reciba un golpe mortal, se exponga a
su aniquilamiento y hasta pierda su razón de ser por una táctica
equivocada que cualquier otro grupo político ya establecido en el sistema,
sea cual sea.
Peor suerte corren aún los grupos más pequeños e ignotos.
Recién presentados o bien nunca lograron trascender en los medios de
comunicación con relevancia, son plausibles de una represión más
selectiva por parte de las autoridades; de esta manera e invisibles a los ojos
de la sociedad y por tanto aislados, su aniquilamiento no se divulga.
El ALCA en Latinoamérica
En diciembre de 1994, Estados Unidos convocó
la Primera Cumbre de las Américas en Miami, instando a los gobiernos
de 34 países americanos, excepto Cuba, a establecer un Área de
Libre Comercio en América. En Santiago de Chile en abril de 1998 se estableció
un Comité de Negociaciones Comerciales integrado por los viceministros
de cada país; éste comité adelantó una serie de
reuniones para la constitución del Área de Libre Comercio en medio
de un gran secreto.
Estados Unidos pretendía que el ALCA comenzase a regir el 1 de enero
del año 2003, pero la resistencia de Brasil y Venezuela permitió
postergar la fecha en la que el ALCA debe empezar a regir, ahora se ha fijado
el 31 de diciembre del año 2005.
Con el ALCA se apunta a tomar y depredar la naturaleza que aún existe
en la América Latina y que es lo poco que aún queda en el mundo,
condenar a nuestras poblaciones a mayor miseria, liquidar los retazos de autonomía
y soberanía en nuestros países y evitar nuestro proceso natural
de integración, hostilizado y dilatado por la intervención de
los Estados Unidos.
El ALCA es uno de los acuerdos internacionales de liberalización impulsados
por las poderosas corporaciones multinacionales para incrementar los territorios
de extracción de recursos, sus utilidades y su poderío. Sin embargo,
el argumento público que ha sido presentado a favor del ALCA es que con
el Área de Libre Comercio se logrará el "fortalecimiento
de la democracia en el continente y la creación de prosperidad y desarrollo
humano."
Lo que esta claro es que allí, donde esos acuerdos se han aplicado, las
grandes corporaciones transnacionales han recibido gigantescos beneficios, mientras
que la población ha sufrido la miseria, el desempleo y la violencia.
Han aumentado las diferencias sociales y el medio ambiente ha sido destruido.
El ALCA tiene un antecedente directo en el Tratado de Libre Comercio de América
del Norte NAFTA que inició su funcionamiento en 1994 y sus consecuencias
en estos años han sido: deterioro y eliminación de derechos laborales
y medioambientales. Los servicios sociales de salud, educación y acceso
al agua potable quedan condicionados a la tenencia de dinero para pagar las
altas tarifas impuestas por las empresas privadas dueñas del ofrecimiento
de los mismos; aumento del desempleo; quiebra y desaparición de la pequeña
y medianas empresa; arrasamiento de la industria, las finanzas y los servicios
nacionales; estrechamiento de las elites locales.
En México 28.000 pequeñas y medianas empresas tuvieron que cerrar
con el NAFTA. Ocho millones de familias han incrementado el número de
personas que sufren la pobreza. En la frontera en la que se han instalado las
maquiladoras textiles se han disparado las tasa de malformaciones genéticas
y de hepatitis de-bido a los elevados niveles de polución y desechos
químicos que ahora existen. En el Estado Mexicano de Guerrero se han
destruido el 40% de los bosques sin poder evitarlo pues las cláusulas
del NAFTA señalan la responsabilidad de los Estados ante las multinacionales
si surgen normas medioambientales, laborales, de salud o interés público
que sean un obstáculo al comercio y la inversión.
En Brasil, el principal fenómeno a
destacar es las crecientes posibilidades del Partido de los Trabajadores (PT)
de llegar al gobierno en las próximas elecciones. Si bien el PT forma
parte del ala izquierda de los partidos socialdemócratas, al estilo PRD
en México, o Frente amplio en Uruguay, el triunfo de su candidato, Luis
Ignacio Lula Da Silva, puede representar una nueva orientación en el
alineamiento del 8° país industrial del mundo, reposando sobre el
imperialismo Europeo, pero en permanente contradicción con los intereses
de este.
El Movimiento de los Sin Tierra -MST-, ha encabezado la lucha de los campesinos
y pequeños productores empobrecidos, que mediante la acción directa,
han golpeado continuamente los intereses terratenientes y de la Gran Burguesía.
En Uruguay existe el temor a que la crisis Argentina se disipe aún más.
"La Banda Oriental tiene la clave". Casi dos siglos después
de que Lord Ponsomby acuñara esa frase, Uruguay vuelve a ocupar un lugar
de extraordinario valor estratégico. En el siglo XIX, la política
imperial del astuto mediador ingles en la guerra entre Portugal y las colonias
recién emancipadas requería un "Estado tapón"
en la desembocadura del Plata. Hoy, Estados unidos despliega sus artes para
que este país opere como ariete de la voluntad y los intereses de Washington
en el hemisferio.
Lejos de impedirle ese papel, los sombríos pronósticos económicos
obran como fuerza adicional para hacer del gobierno uruguayo un instrumento
de Washington. Sólo que en el cuadro contemporáneo la complejidad
del mundo, de la región y del propio Uruguay, excluyen la reducción
de este país al papel de cuña. El opositor Frente Amplio (FA),
factor de estabilidad institucional, es a la ves una barrera objetiva frente
al gobierno de coalición de Bancos y Colorados. La crisis económica,
el alineamiento sobre actuado del presidente Jorge Batlle con el área
de Libre Comercio de las América (ALCA) y contra el MERCOSUR, completado
con el papel jugado por su gobierno al ponerse en manos de Washington para acusar
a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos en las Naciones Unidas, obran
como un relámpago en el apacible y siempre previsible panorama político
montevideano, donde junto con nociones tales como "riesgo país"
( que a fines de abril superaba los 700 puntos) aparecen en boca de lideres
moderados como Liber Seregni o derechas, como Luis Alberto Lacalle, frases del
tipo "Se agotan los tiempos políticos" , o "La estabilidad
no va a poder mantenerse por mucho tiempo" , sin drásticos cambios
económicos. Más directo, el hombre al que todas las encuestas
prevén como vencedor en las presidenciales de 2004, Tabaré Vásquez,
señala el riesgo sin subterfugios: "No quiero ser alarmista, pero
aquí se viene una crisis igual a la de la Argentina".
Constanza Moreira opina que es improbable que se abandone por completo la perspectiva
de integración regional: "Todo el sector diplomático, El
sindicalismo, la industria, apuestan al MERCOSUR. Sólo el sector importador
acompaña a Batlle", sostiene Moreira." El único sentido
que puede tener este intento del presidente Batlle de asociación bilateral
con Estados Unidos es debilitar la posición de Brasil", dice Raúl
Sendic a este corresponsal. Hijo del legendario fundador de Tupamaros, Sendic
es diputado del FA en representación del Movimiento 26 de Marzo, uno
de los numerosos agrupamientos situados a la izquierda de la conducción
hegemónica de la coalición.- Walter Bastión ( subsecretario
de Comercio estadounidense), esgrimió un dato lapidario: "No olviden
que en términos de mercado Uruguay es un barrio de Chicago". Ósea
la estrategia política del presidente Batlle se expone en términos
de abierta confrontación con sus vecinos, pero su onda expansiva se expresa
en una franca y muy honda fractura social, destinada acaso a impactar de manera
trascendental en el panorama político uruguayo.
El pasado16 de abril miles de trabajadores ocuparon las calles y convergieron
tanto con gauchos como con tractores y camionetas provenientes del interior
del país, convocados por 31 entidades empresarias, encabezadas por la
Federación Agraria. Al termino de la jornada esta convergencia produjo
un documento llamado Proclama del Obelisco, en referencia al lugar del multitudinario
encuentro. El gobierno bicolor sintió que la tierra desaparecía
bajo sus pies, incluso sectores del FA se vieron desplazados del escenario político.
La Proclama centra sus objetivos programáticos en "reactivación
del mercado interno; defensa de la producción nacional; reactivación
del sector exportador; reformulación del papel del Estado, potenciándolo
como factor del desarrollo nacional y de respaldo del aparato productivo y como
mecanismo de redistribución social de la riqueza; reformulación
del MERCOSUR, integrado macroeconómicamente, de complementación
productiva, democrático y solidario, no solamente como condición
necesaria para nuestro desarrollo económico sino para el afianzamiento
de nuestra soberanía".
Por su parte, la conducción del FA asumió de inmediato la significación
de la irrupción política de una fuerza social con ancha base de
sustentación."Es una interpelación a todo el sistema político(..)
hay que canalizarla dentro del sistema político y al Frente Amplio va
a trabajar sobre ese tipo de cosas y continuará su análisis"
declaró Jorge Brovetto, vicepresidente del FA tras una reunión
de la conducción nacional . Para canalizar el nuevo fenómeno,
el FA propone una reforma constitucional que permita que esos reclamos tengan
formalmente cabida en la definición de las líneas del gobierno.
Y poco trascendió lo que ya presentaba como certeza de círculos
políticos "El Frente Amplio está pensando en la posibilidad
de que un dirigente ruralista integre la formula presidencial con Tabaré
Vásquez".
La justificada certidumbre en la solidez de sus instituciones, como se ve, no
paraliza los reflejos de la oposición uruguaya ante el papel asignado
por Washington al actual gobierno y los riesgos de una derivación política
de la crisis económica.
De Cuba podemos decir que es uno de los países
que puede plantear una posibilidad de modelo diferente, sus 40 años de
resistencia al bloqueo imperialista yanki, garantizan una muy buena salud y
educación para la población.
Más de 800 millones de personas, en el Mundo, continúan siendo
analfabetos, ninguno de ellos vive en Cuba. Más de 130 millones de niños
crecen sin tener acceso a la educación básica, ninguno de ellos
vive en Cuba. Más de 800 millones de personas sufren de hambre crónica
y carecen de acceso a los servicios de salud, ninguno de ellos vive en Cuba.
Más de 200 millones de niños trabajan y/o viven en las calles,
ninguno de ellos vive en Cuba.
En menos de 30 años, Cuba pasó a ser el primer país de
América Latina, en bajar la mortalidad infantil al índice de 6.4
por cada mil nacidos vivos y alcanzar una expectativa de vida de 75 años;
además extendió los servicios médicos gratuitamente a todos
los ciudadanos; elevó la escolaridad promedio a nueve grados, graduó
más de 700.000 profesionales universitarios; desarrolló un poderoso
movimiento artístico y cultural.
Según UNESCO, los conocimientos de los alumnos cubanos de primaria casi
duplican el promedio de los del resto de América Latina. Hoy el pueblo
de Cuba ocupa el primer lugar entre todos los países del mundo, desarrollados
o no, en el per cápita de profesores y maestros, médicos e instructores
de algo nivel en educación física y deportes, tres ramas que son
decisivas para el bienestar y el desarrollo social y económico de cualquier
país ello se resume en más de 250.000 educadores, 67.500 médicos
y 34.000 profesores y técnicos de Educación Física y Deportes.
"Debo añadir algo más: en 42 años de Revolución,
jamás se ha lanzado en Cuba un gas lacrimógeno contra el pueblo,
ni se conoce el espectáculo de policías con escafandras, caballos,
o carros antimotines reprimiendo al pueblo, cosas muy frecuentes en Europa y
Estados Unidos. En nuestro país no han existido jamás Escuadrones
de la Muerte, ni un solo desaparecido, ni un solo asesinato político,
ni un solo torturado, pese a las miles de infames calumnias divulgadas por un
frustrado e inescrupuloso imperio que desea barrer de la faz de la Tierra la
imagen y el ejemplo de Cuba." "Ustedes podrán preguntarse por
qué me detengo a enumerar estos hechos: Porque me pregunto: Primero:
Si es por esto que se nos quiere condenar todos los años en Ginebra?
Segundo: Si es por esto que se nos hostiga, se nos bloquea y se nos hace una
guerra económica que dura ya 42 años? Tercero: Si es por esto
que se quiere destruir a la Revolución Cubana?".
Nuestra crítica política-ideológica radica en que Cuba
no representa un modelo político acorde a nuestros principios, pero es
innegable que ha sostenido un régimen anticapitalista a lo largo de todos
estos años.
Las crisis recientes golpean violentamente
los países pobres de la periferia inferior de África, Asia y América
latina, que al carecer de "mercados emergentes" ejercen poca atracción
sobre los flujos internacionales de capital. Pero aunque no reciben grandes
inversiones extranjeras, estas naciones sufren los colapsos financieros, porque
están integradas a la dinámica del capitalismo. No conforman un
mundo aparte, ni están "excluidas de la globalización",
sino que soportan las consecuencias de la inserción dependiente sin participar
del desarrollo económico.
La crisis se transmite a estos países a través del desplome de
los precios de las materias primas. Este derrumbe golpeó particularmente
en la última década los productos más afectados por la
competencia ruinosa de las plantaciones modernizadas de Asia y América
latina (café, cacao, algodón, té, azúcar, tabaco).
La arcaica dependencia del ciclo agrícola de las condiciones climáticas
y las guerras étnicas desataron hambrunas colectivas en el continente
negro, especialmente en África Subsahariana (Sudáfrica y el norte
del continente excluidos). Esta región alberga al 10% de la población
mundial, pero con un PIB per capita de 460 dólares sólo participa
actualmente del 3% del comercio y del 1% de la producción internacional.
Como en los países más pobres ya no queda nada por cobrar, el
pago de la deuda externa se ha vuelto impracticable y por eso periódicamente
la OCDE anuncia alguna condonación. Pero el último "perdón"
sólo alcanzó a 22 de las 41 naciones más pauperizadas y
excluyó las acreencias privadas. La irrisoria cifra de este "beneficio"
y las draconianas condiciones para obtenerlos incluso empujaron a dos naciones
(Ghana y Laos) a renunciar a su utilización.
La dimensión de la tragedia social que soportan los países más
atrasados es conmocionante. En África subsahariana, la pobreza absoluta
afecta al 50% de la población y en el conjunto del continente el ingreso
per cápita en 2001 es inferior al vigente en 1971. Cómo esta situación
se extiende a las naciones más pobres de Asia y América latina,
se estima que en la actualidad existen 1200 millones de personas que viven con
menos de 1 dólar por día y otros 1800 millones subsisten con dos
dólares, lo que ocasiona 40 millones de muertes al año por hambre.
Frente a la tragedia en curso en el continente negro han reaparecido viejas
teorías climáticas, culturales, raciales y demográficas
"afro-pesimistas", para explicar el actual desastre. Pero el misterio
no es tan irresoluble. Las guerras, la criminalización de los estados
y la dislocación de las comunidades campesinas están directamente
conectadas con el robo descarado de algún recurso (especialmente mineral)
por parte de las grandes corporaciones norteamericanas y europeas. África
padece una nueva escalada del saqueo colonialista que ha devastado la región
desde el siglo XVI. El látigo de la dominación imperialista continúa
frustrando su desenvolvimiento.
6. SOBREPRODUCCIÓN EN EL SUDESTE ASIÁTICO
La crisis del Sudeste asiático fue
más inesperada que las debacles latinoamericanas. Mientras que un estallido
cambiario en México y el Brasil siempre figuró en los cálculos
de los banqueros, el desplome de la moneda coreana no estaba previsto. Por eso
este derrumbe transformó el clima de triunfalismo capitalista en la actual
sensación de generalizada incertidumbre.
La crisis comenzó con la corrida contra el Bat. tailandés y se
extendió al conjunto de la región a fines del '97. La gran afluencia
de capitales atraídos por el crecimiento industrial y la valorización
de activos regionales terminó generando sobre inversión y consiguientes
fugas de capital, cuando el beneficio real no se correspondió con el
esperado. En Corea el ajuste fue severo, pero en Indonesia sobrevino una catástrofe
porque la devaluación del 70 % provocó la quiebra de 17 bancos.
El impacto social de esta conmoción ha sido terrible en la periferia
media e inferior de la región (Malasia, Tailandia, Indonesia). Especialmente
en este último país la caída del 50% de los ingresos de
la población agravó la pobreza absoluta de 55 millones de personas
y expandió el desempleo del 5% (1996) al 20% (1999). En la periferia
superior (Corea, Taiwán) se multiplicaron los despidos y la desregulación
laboral. La empresa de contratos flexibles Manpower, por ejemplo, ya gestiona
el trabajo corriente de 2,6 millones de obreros en la zona.
La crisis estuvo precedida por una oleada de devaluaciones competitivas que
es muy característica de los modelos exportadores sustentados sobre la
baratura salarial. En estos esquemas los concurrentes se disputan el mismo mercado
y deben recurrir a la devaluación cuando la reducción del costo
de la mano de obra alcanza un límite. En estas situaciones es tautológico
afirmar que la presión desvalorizante de las monedas proviene de su "excesiva
apreciación previa". La sobrevaluación monetaria constituye
aquí un síntoma de sobreproducción y las crisis cambiarias
expresan la intención de preservar las posiciones exportadoras en mercados
saturados.
Estos descalabros confirman que el "modelo de Corea" no es generalizable
ni siquiera al grueso del sudeste asiático, porque en el mercado no hay
lugar para todos. Cuando el mismo tipo de productos se fabrica en Indonesia,
Tailandia y Malasia, el crack tiende a estallar en las economías con
menor capacidad de financiamiento de sus desequilibrios comerciales.
Pero si la competencia por "inversiones mano de obra intensiva" entre
los países del Sudeste asiático explica la irradiación
de la crisis desde Tailandia, los trastornos específicos de Corea obedecen
a la barrera que enfrenta una economía periférica cuando debe
rivalizar con las potencias dominantes. Esta dificultad es una paradójica
consecuencia del éxito económico, porque al prosperar por encima
de la media de los subdesarrollados el país aventajado es empujado a
una escala de concurrencia que no puede sostener. Cuando en 1990 Corea comenzó
a desregular su economía para ingresar a la OCDE se lanzó a una
batalla perdida de antemano, porque ningún "chaebol" puede
enfrentar a los gigantes de Estados Unidos, Europa o el Japón. La primera
evidencia de este fracaso fue la quiebra del segundo productor de acero coreano
(Hanbo Iron and Stell) y la mayor prueba de esta derrota ha sido el desplome
de la automotriz Daewoo. Su aventurado intento de convertirse en una corporación
internacional construyendo plantas en Polonia, Ucrania, Rumania, India y Vietnam
no pudo pasar la prueba de la competencia con las grandes corporaciones.
Estos fracasos confirman que Corea acortó, pero no eliminó, el
retraso histórico de la industrialización periférica, como
lo demuestra el limitado avance de la productividad que acompañó
el salto registrado en la producción. Esta limitación ha sido
invisible tanto para los neoliberales que elogian el aprovechamiento de las
ventajas comparativas comerciales, como para los institucionalistas que ponderan
el intervencionismo estatal. Ambas vertientes desconocen que el carácter
dependiente de la economía coreana se mantiene, a pesar del acelerado
crecimiento y tiende a reforzarse con el ajuste fondomonetarista en curso. La
reducción de gastos públicos, la apertura importadora y la remodelación
de los "chaebols" apunta a forzar la extranjerización de los
sectores estratégicos de las finanzas y las telecomunicaciones.
7. LOS PAÍSES PERIFÉRICOS EN CRISIS:
A diferencia de las interpretaciones ortodoxas
y heterodoxas, el enfoque materialista atribuye correctamente las crisis periféricas
recientes a contradicciones intrínsecas del capitalismo y explica su
gravedad por la dominación imperialista. A partir de esta visión
se puede caracterizar a estas crisis como un producto combinado de la sobreproducción,
la caída tendencial de la tasa de ganancia y la estrechez del poder adquisitivo.
El impacto de estas tres contradicciones es mayor en la periferia, por la ausencia
de los mecanismos compensatorios que principalmente operan en los países
desarrollados.
En lugar de caracterizar a las crisis indagando un tipo excluyente de contradicciones,
se observa la interacción de múltiples desarmonías, que
a su vez generan sucesivos dislocamientos. Se parte del estudio del capitalismo
como una totalidad dinámica, que se reproduce desplegando sus contradicciones
en forma ampliada y se reemplaza el análisis monocausal de los distintos
desequilibrios (subconsumo, desproporcionalidad, caída de la tasa de
beneficio), por la indagación del efecto combinado de estos desajustes.
Una evolución semejante desde interpretaciones de la crisis centradas
exclusivamente sobre el campo de la oferta o de la demanda hacia visiones que
integran ambos desequilibrios se ha registrado en el pensamiento económico
burgués. El abordaje multicausal es particularmente útil para
el análisis de las crisis periféricas recientes en tres planos.
En primer lugar, en un nivel de mayor abstracción y generalidad, facilita
la identificación del principal desequilibrio del capitalismo que es
la sobreproducción, subrayando que un sistema basado sobre la presión
a bajar costos y elevar la productividad tiende necesariamente a la creación
de excedentes de mercancías y capitales. Pero este impacto es desigual
en los dos polos del mercado mundial, porque las economías centrales
disponen de opciones de compensación de la producción sobrante
que la periferia no tiene. Cuentan con mercados internos solventes y recursos
exportadores, que ningún país dependiente puede desenvolver plenamente.
En segundo lugar, en un nivel más concreto, la visión multicausal
permite reconocer que el principal mecanismo de la crisis es la ley de la tendencia
decreciente de la tasa de ganancia, resultante del aumento de la composición
orgánica del capital. Pero esta declinación porcentual de la tasa
de beneficio se plasma en el largo plazo y de manera fluctuante, en períodos
de bajo crecimiento derivados de la acción de la ley y en etapas de recuperación
generados por las fuerzas contrarrestantes del mismo proceso. Las economías
centrales que poseen grandes acervos de capital son el epicentro de este movimiento,
mientras que los países dependientes sólo reciben sus efectos
más negativos.
En las fases de contracción de la tasa de ganancia, la periferia soporta
la transferencia de esta pérdida desde las metrópolis y en las
etapas de prosperidad costea gran parte de la recuperación del beneficio.
Esta dinámica fue muy visible en la última década, cuando
las naciones dependientes contribuyeron a sostener la recomposición del
nivel de lucro de las corporaciones estadounidenses.
En tercer lugar, en un nivel más específico y resultante de la
polarización mundial, la mirada multicausal permite comprender cómo
opera otro mecanismo de la crisis asociado con los problemas de realización.
Estos desequilibrios se expresan en la superproducción relativa, es decir
el subconsumo y no provienen de conductas psicológicas conservadoras,
de reacciones frente a la incertidumbre o de bajas propensiones al consumo,
sino de la compulsión del capital a aumentar el beneficio a costa de
los ingresos de los asalariados.
Pero mientras que en el centro esta presión coexiste con el desarrollo
de un consumo masivo "fordista" (una parte del fruto del aumento de
la productividad se traslada al salario), este contrapeso es cualitativamente
más débil en el Sudeste asiático y América latina
y totalmente inexistente en la periferia inferior. En esta región directamente
predomina el "subconsumo", ya que la demanda solvente entre las 3.000
millones de personas que sobreviven con menos de dos dólares diarios
es irrelevante.
El impacto divergente de estos tres mecanismos de la crisis en los países
avanzados y subdesarrollados explica por qué en los '90 Estados Unidos
pudo recurrir al hiperconsumo, el Japón a los superávits comerciales
y Europa a ambas salidas para atenuar la crisis, mientras que México,
Corea, el Brasil, la Argentina o Rusia fueron los epicentros de los descalabros
financieros.
8. LA TRIPLE DIMENSIÓN DEL IMPERIALISMO
La dominación imperialista acentuó
las crisis periféricas recientes, porque permitió a las economías
avanzadas acaparar gran parte del plusvalor generado en la periferia por tres
vías. El intercambio desigual en el comercio, la succión de la
deuda externa y los superbeneficios resultantes de la inversión industrial.
Desde el punto de vista económico el imperialismo es un mecanismo de
apropiación sistemática del valor creado en los países
subdesarrollados por los capitalistas del centro. Esta confiscación extiende
en escala mundial, el proceso objetivo de transferencia de plusvalor hacia las
empresas de mayor productividad.
En algunas interpretaciones se atribuye esta transferencia a la estructura laboralmente
segmentada del mercado mundial, puntualizando que la existencia de grandes reservas
de fuerza de trabajo en la periferia constituye la causa del intercambio desigual
soportado por las naciones atrasadas.
Esta tesis reconoce adecuadamente la existencia de un mecanismo de perpetuación
del subdesarollo y relaciona, además, su dinámica con las leyes
de reproducción del capital. Prueba que el imperialismo no es una conspiración,
sino un resultado del funcionamiento mundial del capitalismo, de la misma forma
que la explotación expresa la compulsión a maximizar el beneficio
y no la perversidad de los empresarios. Pero al situar el origen del atraso
en la desigualdad de los salarios se colocan los efectos en el lugar de las
causas y se sustituye el estudio de la lógica objetiva de la acumulación
por el análisis demográfico.
La polarización mundial expresa la divergencia de productividades vigente
entre las economías desarrolladas y atrasadas. Este es el origen de la
brecha existente en los niveles de la acumulación y la causa de los sistemáticos
traspasos de plusvalor hacia las grandes corporaciones del centro. Si estas
transferencias perduran es porque el desarrollo jerarquizado del mercado mundial
retroalimenta los desniveles de productividad entre el centro y la periferia.
Los dos polos de la economía mundial difieren en su especialización
productiva e inserción en el mercado mundial. La industrialización
basada sobre el desarrollo de mercados solventes en el centro contrasta con
la fragmentación sectorial y la debilidad del poder adquisitivo en la
periferia. El ciclo económico se apoya sobre el superávit comercial,
la afluencia de capitales o la fortaleza de la moneda en los países avanzados,
mientras que el "ciclo capital-dependiente" provoca un déficit
recurrente en la balanza de pagos en las naciones dependientes.
El correlato político de este afianzamiento del subdesarrollo en la última
década fue la creciente recolonización de los países dependientes,
es decir la pérdida de autonomía de sus clases dominantes en relación
con los poderes metropolitanos. En el plano militar este avasallamiento se expresó
en una escalada de guerras que consolidaron el papel de gendarme de Estados
Unidos. Este rol fue encubierto con pretextos de erradicación del "narcotráfico"
(Panamá, Colombia), auxilios "humanitarios" (Somalía,
Haití, Ruanda) o intermediaciones "pacificadoras" (Balcanes).
Los enemigos fueron presentados como "amenazas islámicas" (Sudán,
Medio Oriente), "estados terroristas" (Corea del Norte, Irán),
"adversarios estratégicos" (Rusia y China) o simples obstáculos
comerciales en el negocio petrolero (Irak). Pero en todos los casos, la vieja
pauta imperialista de intimidar las luchas nacionales y sociales guió
la política exterior estadounidense. El agravamiento del drama de la
periferia ha sido paralelo al reforzamiento de esta triple dimensión
económica, política y militar del imperialismo.
Si bien esta contraofensiva le permitió a los EEUU y en segundo término
a la UE avanzar en el control estratégico de bastas zonas del mundo tercermundista,
demostró su debilidad en el largo plazo, ya que las consecuencias económicas
y sociales de las políticas "neoliberales" hicieron que en
solo 10 años hayan perdido la batalla ideológica y vean peligrar
su hegemonía en bastas zonas del mundo.
Decimos que han perdido la batalla ideológica porque, tanto en sus propios
países como en todo el mundo, las masas cuestionan y repudian las políticas
neoliberales.
En sus propios países se han vivido situaciones históricas, tomando
como punto de referencia los acontecido en la ciudad norteamericana de Seattle,
donde 70 mil manifestantes se movilizaron para oponerse a las políticas
de la OMC (Organización Mundial del Comercio).
Esta situación se repitió varias veces en los EEUU y en los principales
países de Europa y se extendió a países de América
Latina, como México, Brasil y Argentina.
En síntesis, las masas populares que durante los 90 apoyaron las reformas
de corte neoliberal en sus países, hoy han cambiado 180 grados su percepción,
y repudian estas políticas.
En relación al repudio de estas políticas, se destacan principalmente
dos casos, el de lo sucedido en Argentina y en Medio Oriente. Sobre estos puntos
desarrollaremos más adelante.
A su vez, existen dos casos diferentes sobre la relación entre los países
del tercer mundo y los imperialismos.
Por un lado se encuentran los países cuyos gobiernos se oponen y enfrentan
las políticas imperialistas. Este enfrentamiento no se da en todos los
casos de la misma manera. Existen casos de una confrontación directa,
irrestricta, como el caso de Afganistán, Irak, Palestina, Chechenia Korea
del Norte, Libia y Cuba entre otros. Con una posición no tan dura aparecen
países como Yemen, Tanzania, Irán y Venezuela, que a partir de
la llegada de Chávez al poder se ha convertido en un dolor de cabeza
para los intereses norteamericanos en América Latina.
Las posiciones de estos países los ha llevado reiteradas veces a sufrir
las consecuencias de levantar la voz contra los "dueños del mundo".
Así le pasó a Irak en 1991 y 1998, Afganistán en 1998 y
2002, a Palestina, a través de Israel, durante los últimos 10
años, a Cuba, con un bloqueo asesino durante los últimos 40 años.
Por otro lado, los gobiernos de muchos países del tercer mundo, son los
gerentes del imperialismo, aplicando los planes económicos elaborados
por los organismos internacionales de crédito, principalmente del FMI
y el Banco Mundial.
Estos gobiernos no han encarado el deber histórico que les corresponde,
el de guiar a sus pueblos a una lucha contra el imperialismo, por la definitiva
liberación nacional y social.
Por el contrario, han sido los garantes de los pactos que le han permitido a
las potencias imperialistas saquear a los países pobres del tercer mundo,
y profundizar los lazos de dependencia vistas solo antes de alcanzar la independencia
política y la formación de los estados nacionales.
Pero en estos países, las políticas neoliberales no se han aplicado
sin una fuerte resistencia por parte de las organizaciones populares y revolucionarias.
9. LA SITUACIÓN EN NUESTRO PAÍS
Antecedentes históricos
La gran pueblada del 19 y 20 de diciembre
es el punto más alto de las luchas sociales desde el período 1969-76,
desde el ciclo inaugurado por el Cordobazo y frenado en seco por el genocidio
de la dictadura. Las formas de la protesta ponen de manifiesto la envergadura
de los cambios económicos y sociales, pero también políticos
y culturales de los sectores populares. En la década de los noventa se
registraron esos cambios al calor de la desindustrialización que generó
una legión de nuevos pobres que comenzaron a compartir espacios (los
asentamientos) con los pobres estructurales.
La liquidación de las empresas estatales, a comienzos del gobierno de
Carlos Menem, permitió aguantar un tiempo la crisis social a través
de un crudo asistencialismo que tuvo su complemento en el clientelismo del aparato
menemista, que le permitió gobernar durante una larga y penosa década.
Cuando en 1989 asumió la Presidencia Carlos Menem, prometiendo "Salariazo
y Revolución Productiva", a los pocos meses, y en alianza con los
sectores del capitalismo financiero, dejó en el olvido esta propuesta
e implementó las políticas neoliberales, cuyos ejes fueron la
privatización de empresas públicas (agua, luz, gas, teléfonos,
líneas aéreas, empresas petroleras, autopistas, etc,) sumados
a una liberalización virtual dolarización de la economía
mediante la Ley de Convertibilidad, entre otros temas.
El FMI y el Banco Mundial aplaudieron al gobierno argentino y a su ministro
de economía "estrella" Domingo Cavallo, el "modelo argentino
de desarrollo", estaba en la boca de los directivos del Fondo Monetario.
El país recibió prestamos de miles de millones de dólares
que beneficiaron a sectores concentrados de la economía y sirvieron para
enriquecer a toda una camada de funcionarios corruptos cómplices del
endeudamiento. Creció la brecha entre ricos y pobres, la desocupación
trepó del 6% aproximadamente, al 14%. Menem dejó al país
en la ruina, con una deuda externa superior a los 130.000 millones de dólares,
un déficit fiscal de 12.000 millones de dólares, una pobreza que
alcanzó al 40% y una población con problemas del empleo superior
al 30%.
Una mirada a las luchas sociales de los noventa ayuda a comprender la dimensión
de la pueblada reciente. A mediados de esa década se produjo un giro
en la acción social. El principal antecedente fue la revuelta en Santiago
del Estero, el 16 y 17 de diciembre de 1993. Falto de fondos, el gobierno provincial
redujo los salarios de los funcionarios 50 por ciento y aplazó indefinidamente
el pago de los salarios de septiembre y octubre. En otras provincias como Catamarca,
Tucumán, Chaco, Formosa, Corrientes los trabajadores también se
movilizaron contra el modelo y frente a la destrucción del aparato productivo
regional por parte de las políticas menemistas.
Pero El Santiagazo fue la respuesta del pueblo más significativa: pusieron
en retirada a la fuerza pública, asaltaron y destruyeron los edificios
de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial; saquearon las viviendas de
dirigentes políticos y sindicales, sin la menor discriminación
de banderas. No fueron blancos arbitrarios. La ciudad quedó en manos
de los manifestantes, pero la organización era elemental, inexistente
casi. Ninguna organización sindical o política dirigió
ni reivindicó los hechos.
En 1996 se produjo el primer piquete en Cutral Có, provincia de Neuquén.
La privatización de la petrolera estatal YPF dejó en la calle
a todo un pueblo, lo que llevó a ex obreros y vecinos desocupados a cerrar
la carretera durante semanas. Allí desarrollaron una experiencia de convivencia
social. Se vio reflejada la democracia directa o de masas. Durante la protesta
fue asesinada la pobladora Teresa Rodríguez, convertida en emblema de
las organizaciones populares.
Al año siguiente, se produce el primer piquete en Buenos Aires, en Florencio
Varela. Tuvo éxito al conseguir subsidios estatales. Estos subsidios
fueron creados luego de los saqueos de 1989 y se fueron extendiendo a todas
las regiones del país a medida que avanzaba la desocupación y
la protesta. El investigador e historiador Nicolás Iñigo Carrera
contabilizó 685 bloqueos de carreteras y calles entre el Santiagazo (93)
y octubre de 1999. A partir del piquete de Florencio Varela la movilización
se extendió, involucrando cada vez más a sectores del cinturón
obrero de Buenos Aires. Como ocurrió en las protestas que partieron del
Cordobazo y el Rosariazo tres décadas atrás, las movilizaciones
arrancaron de las capitales provinciales para desembarcar lentamente en el cinturón
obrero de la capital, donde mandaban los jefes sindicales de la CGT e imponían
sus órdenes con mano de hierro.
El valor demostrado por el pueblo argentino confirma que los pueblos responden
a la opresión con las armas culturales que han ido incorporando a lo
largo de su historia. Y este pueblo argentino ha producido, sólo a lo
largo del siglo XX, insurrecciones periódicas: Semana Roja en 1909, Semana
Trágica en 1919, insurrección obrera en enero de 1936, 17 de octubre
de 1945, los "azos" de los sesenta (Cordobazo, Rosariazo, Tucumanazo).
Ellas fueron jalonando su historia. Algunos levantamientos clausuraron ciclos
y abrieron etapas nuevas en nuestra historia.
Hacia un análisis sobre la situación actual:
se inicia un proceso prerevolucionario
La gran pueblada nacional del 19 y 20 de
diciembre fue el resultado de un proceso que se abrió con el fin del
menemismo. Un proceso que tuvo varias etapas, donde se tensaron o relajaron
las contradicciones hasta que una multiplicidad de factores sellaron los destinos
del gobierno de De la Rua. La profundización de la crisis económica
y el comienzo de la reseción, sumado al deterioro de la situación
social, hicieron detonar la crisis política, y a partir de 1997 el menemismo
comenzó a derrumbarse.
La crisis avanzaba a pasos agigantados. Los desocupados y los productores agropecuarios
golpeaban reiteradamente al menemismo, con cortes de ruta que recorrían
todo el país. Las puebladas y las movilizaciones estremecían al
sistema político y la posibilidad de forzar la renuncia de Menem crecía.
Ciertos sectores de la burguesía nacional y la gran burguesía
pro-imperialista, principalmente los sectores pro europeos, crearon la "Alianza".
Una síntesis entre los sectores peronistas enfrentados al menemismo (principalmente
el grupo de los 8), que habían formado el Frente Grande (con parte del
PC) y luego el FREPASO (con Bordón, el PSP, PSD, DC); y la UCR.
Con la construcción de esta herramienta, las clases dominantes descomprimieron
la situación, y sellaron el pacto represivo para que de ahí en
más las luchas queden encajadas en la disputa entre el PJ y la Alianza.
Esto quedó demostrado en el paro con corte de ruta del 14 de agosto del
97, donde la represión fue salvaje. A partir de este paro, la CTA y el
MTA sacaron los pies del plato. La CTA apostó a la Alianza y el MTA al
duhaldismo. Millones de argentinos creyeron que las urnas eran el método
para vencer al menemismo, y en 1997, los votos golpearon al gobierno y en especial
a Duhalde, que se adjudicó la derrota como propia.
En 1999, las urnas se llenaron nuevamente de votos. Llevaron a De la Rua a la
presidencia (48,5 %), contra el 37, 5 de Duhalde). Pero esos millones de votos,
de ninguna manera representaban un apoyo unánime a la Alianza ni mucho
menos a De la Rua. Centralmente representaban el anhelo de cambio, de terminar
con la política de Menem, Cavallo y Roque Fernández.
Este voto provino centralmente de las capas medias rurales y urbanas y los asalariados
del primer cordón del conurbano (Ganando la Alianza las intendencias
de Avellaneda, Lómas de Zamora, Moron, Vicente López y San Isidro,
y haciendo la mejor elección de la historia del radicalismo en La Matanza).
Sin embargo, el único cambio que traía la Alianza era una ruptura
con la alineación automática con los EEUU y un acercamiento a
las posiciones pro europeas, del eje Vaticano.
Pese a las enormes expectativas de cambio que habían generado el quinteto
de Fernández Meijide, Chacho Álvarez, Terragno, Alfonsin y De
La Rua, el rechazo al sistema electoral comenzaba a ser un fenómeno importantísimo.
En efecto, la abstención, el voto en blanco y el voto anulado fueron
la tercera fuerza electoral en la elección presidencial. Una parte enorme
del electorado (5.609.223 personas, el 23,25% del padrón electoral)
El gabinete de De la Rúa fue un mosaico de tendencias que al tiempo que
atendía a la compleja lucha de corrientes internas de la UCR y el Frepaso,
garantizó la conducción real del gobierno al núcleo que
hegemoniza la Alianza. Allí cohabitaron desde sectores liberales de centro-derecha,
como Ricardo López Murphy, hombre de FIEL, ligado a fundaciones liberales
alemanas, socialcristianos como Juan Llach, que trabajó con Cavallo en
la época de las privatizaciones y el despliegue de la política
llamada "neoliberal" y José Luis Machinea, funcionario de la
dictadura y del alfonsinismo ligado históricamente al grupo Techin, hasta
sectores de centro, como el de Adalberto Rodríguez Giavarini, Nicolás
Gallo, Alberto Flamarique y Rodolfo Terragno y otros con larga militancia "progresista"
como Fredy Storani, Fernández Meijide, Gil Lavedra y Héctor Lombardo.
Los sectores económicos y políticos que nos gobiernan.
La maltrecha burguesía nacional.
Este sector que en parte se había esperanzado, quedó desahuciado. Sin peso político dentro de la UIA (Unión Industrial Argentina), y con la CAME (Cámara Argentina de la Mediana Empresa) como único organismo quedó fuera de toda discusión. No tiene poder para imponer ninguna medida y encima ya no pueden ilusionarse con el cliché duhaldista de "cambio de modelo".
Avances y retrocesos de la Gran Burguesía Pro-Imperialista
Los une el odio a Duhalde y el amor a la
dolarización. Para ellos, el Presidente es un "Perón de medio
pelo" y la única alianza posible está mucho más al
norte que el Mercosur. "Circulamos por la misma avenida, pero vamos por
sendas distintas", describe el ex presidente Menem demostrando sus diferencias
con Duhalde.
¿Quiénes son los que circulan? Los integrantes de un rejunte que
podría denominarse El Club de la Conspiración y que reúne
a los bancos de capital extranjero, las empresas privatizadas, el menemismo
y las grandes fundaciones económicas como FIEL y CEMA. Seis miembros
de la Corte Suprema de Justicia también se adhirieron con honores el
viernes 10 de febrero, al declarar inconstitucional el corralito y producir
el mayor terremoto que soportó la corta y machucada gestión duhaldista.
En una reunión informal entre banqueros y economistas que se hizo a mediados
de febrero en la sede de la Fundación BankBoston, (Florida y Diagonal
Norte), Manuel Sacerdote -titular del Boston- lanzó la fórmula
que le quita el sueño al establishment: José Manuel de la Sota
y Ricardo López Murphy. Menem sería como el vocero, ya que dice
lo que nadie puede decir, el que sabe como nadie cómo construir poder.
Pero no llega, es impresentable para la sociedad, De la Sota es entonces el
hombre elegido.
Además coinciden los plazos. El gobernador cordobés, como sus
promotores, necesita apurar los tiempos. Los voceros del poder financiero repiten
que el sistema no resiste dos años de rancio populismo duhaldista. "La
dolarización es el próximo paso, pero las condiciones están
dadas para ejecutarla como máximo en tres o cuatro meses, después
será demasiado tarde", explica Roque Fernández. De la Sota
teme que su administración -golpeada por las deudas- se derrumbe antes
del 2003 y eche por tierra su ambición presidencial.
De la Sota, aunque sigue pidiendo elecciones anticipadas, se muestra de lo más
amigable con Duhalde y le da afectuosos consejos a Jorge Remes Lenicov. Pero,
a espaldas del Presidente, el gobernador se reúne casi a diario con banqueros
y empresarios. Carlos Soria, titular de la SIDE, advirtió a Duhalde sobre
este doble juego de De la Sota, pero al Presidente no le preocupa. "Es
normal que quiera llegar a la Casa Rosada", dice.
El menemismo, encontró en los jueces supremos inmejorables socios en
la guerra contra el gobierno. Hubo otro aliado fantasma, también integrante
del Club de la Conspiración: López Murphy fue uno de los asesores
técnicos del juez Adolfo Vázquez en la redacción de fallo
anti-corralito. Menem le volvió a ganar de mano a Duhalde y lanzó
la embestida desde la Corte, cuando el gobierno tendría que haber aprovechado
los cacerolazos para cambiar a los jueces rápido. Pero bueno, Duhalde
mandó a negociar a Vanossi, el último radical clásico.
Las medidas de Cavallo
Las medidas de Cavallo a principios de diciembre tuvieron el efecto de un terremoto
en la sociedad. La limitación para sacar dinero de los bancos afectó
a las clases medias, hasta ese momento casi ausentes de la protesta social.
Pero los más pobres, vieron que las medidas restrictivas rompieron las
redes de sobrevivencia que pacientemente habían tejido en una década
de creciente desocupación. Fue el comienzo del fin.
El fracaso de Machinea
Machinea fantaseó con un plan económico
que no tenía posibilidad de ser aplicado. El objetivo de llegar al déficit
cero, en medio de una galopante recesión, aplicando ajuste tras ajuste
lo único que hizo fue profundizar aun más la crisis económica,
haciendo estallar la crisis política.
En octubre-noviembre de 2000, según los propios economistas del FMI,
parecía que la economía comenzaba a recomponerse. Pero la situación
se agravó en el primer trimestre del año pasado. En los primeros
diez días de marzo de 2001 el Banco Central ordenó cerrar 8.915
cuentas. Un record histórico. La crisis del Mercosur llevó a muchas
empresas a emigrar a Brasil. Esto, y la inundación de mercadería
importada, produjeron más desocupación.
El bajo precio de nuestra producción agropecuaria exportable y la crisis
de la lechería, la explotación lanera y la del algodón
(el área de siembra del algodón cayó de 1.100.000 hectáreas
en la campaña 1998-1999 a 280 mil en la de 1999-2000). Se ha profundizado
la crisis azucarera con la situación de quiebra, o al borde de la quiebra,
de varios ingenios azucareros. Es dificilísima la situación de
los productores tabacaleros, de yerba mate, de la fruti y la horticultura, entre
otros. La extensión de los cultivos de granos se ha hecho en gran parte
en detrimento de la ganadería. La existencia de ganado vacuno pasó
de 53 millones a 49 millones en 10 años. La crisis (estructural) y la
política que empujan los monopolios y el gobierno van liquidando la agricultura
tradicional. Con la siembra directa, la utilización cada día mayor
de semilla trasgenética, producida por monopolios como Monsanto (cuyas
consecuencias sobre la salud humana aún se desconocen) y el uso de agroquímicos
en cantidad, la agricultura se va integrando a un sistema manejado por los grandes
monopolios extranjeros, principalmente yanquis, y por los llamados pooles (en
muchos casos dirigidos por técnicos de esos monopolios) que trabajan
miles de hectáreas con grandes contratistas. El chacarero entra en una
red en la que, aparentemente es independiente, pero, poco a poco, es devorado
por los que han armado el sistema. Así se despuebla el campo. Esto se
agrava con el creciente control de las grandes cadenas de supermercados que
imponen a la industria precios y plazos que está descarga sobre los productores
directos. El "último orejón del tarro" es la gran masa
de trabajadores rurales. Estos han retrocedido en sus condiciones de vida y
de trabajo, desde 1976 hasta aquí, volviendo a trabajar en condiciones
semejantes a como se trabajaba a principios de siglo.
Esta difícil situación precipitó la salida de Machinea
del Gobierno Nacional, quien después de un año y pocos meses solo
había profundizado la recesión hasta transformarla en depresión
y dilapidó todo el poder político de los primeros meses de De
la Rua.
Rodríguez Saa
El Gobierno de Rodríguez Saa fue bastante difícil de encasillar, principalmente porque duró apenas una semana. En esa semana hizo anuncios que conmovieron a la opinión pública y preocuparon de sobremanera al establishment. Anunció a todo bombo el no pago de la deuda externa, la extradición de los militares requeridos por la justicia española, la creación de un subsidio para un millón de desocupados, la libertad de los presos políticos, la anulación de los recortes a estatales y jubilados, recibió a Hebe de Bonafini en la Casa Rosada y selló una alianza con las CGT. Todas estas ofensas hechas al establhisment en una semana, hizo que quienes lo habían puesto, además de un cacerolazo motivado contra la continuidad del mismo "sistema político de De la Rua" derribaran a Rodríguez Saa en medio de un escándalo entre los Gobernadores del PJ.
El gobierno de Duhalde
Del gobierno de Duhalde podemos sacar algunas
conclusiones en limpio sobre el carácter político, económico
y social de este nuevo régimen, y las implicancias que esto tiene para
la nueva etapa política que enfrentamos.
Una alianza entre Duhalde y Alfonsín, con apoyo del Frepaso posibilitó
que el líder del PJ bonaerense asumiera la presidencia de la Nación.
El gobierno de Duhalde es principalmente un gobierno de los sectores pro europeos.
Donde en un principio estuvo signado por un "empate técnico"
entre los sectores que acumulan a partir de financiar el déficit del
Estado y la renta diferencial de la Tierra (bancos y terratenientes) y los sectores
autodenominados "productivistas", que acumulan a partir de las exportaciones
como la agroindustria, el acero (Techint), hidrocarburos (Repsol YPF, Perez
Companc) y de los sectores que acumulan siendo proveedores del Estado, como
la construcción (Pescarmona).
Ambos sectores tienen a sus lobbistas en el gabinete, por un lado Ruckauf, el
vocero de los bancos, (principalmente del BCH Santader-Río y BVVA-Banco
Francés -Españoles y el HSBC -Inglés-) y por otro De Mendiguren
de la UIA vocero de la burguesía intermediaria.
Pero los yanquis no andan con rodeos, están sumamente preocupados por
la situación y por sus intereses estratégicos. Así lo han
hecho notar, por ejemplo a través del Departamento del Tesoro, deslizando
en un primer momento el mote de "Populista" para calificar al gobierno
de Eduardo Duhalde.
Luego de varios gestos del Presidente hacia los EEUU, repentinamente dejó
de ser populista y fue calificado de "pragmático" y elogiado
por su firmeza. Es que Duhalde siempre supo que inevitablemente necesitaba la
aprobación de Bush para el desembolso de miles de millones de dólares
que le permitan financiar el déficit programado - de unos 4 mil millones-
y que el mercado retome la confianza que le permita deshacerse del corralito,
una "verdadera bomba de tiempo". De todas formas Duhalde sigue tecleando
entre el populismo y la política del pragmatismo. Recordemos lo que el
ministro de economía Remes Lenicov decía a través de Ámbito
Financiero: "Duhalde tiene que dejar de ser tan populista, ya que EEUU
tiene a Argentina en la mira para el desembolso de dinero" (Ámbito
Financiero, 26/2/02). Hecho que a más de dos meses de su llegada al gobierno
no se produjo. El Presidente junto a su gabinete, no ha logrado hasta ahora
convencer ni al FMI ni al BM con la política económica que intenta
poner en práctica en nuestro país.
El Coronel Mohamed Alí Seineldín, referente de sectores nacionalistas
del ejército (con Chávez como referente internacional) declaró
que "la CIA esta operando en la Argentina para desestabilizar a Duhalde
y precipitar la guerra civil. Esto le permitiría a los EEUU, vía
ONU imponer un gobierno dócil". Si bien la credibilidad de Seineldín
es relativa, no es una locura lo que plantea, incluso Elisa Carrió, señaló
"que si bien no compartía esa información, no le parecía
una locura pensar eso"
La figura de Duhalde ha danzado entre el golpe de estado cívico-militar,
la rebelión popular, el adelantamiento de las elecciones y demás
golpes internos. Lo cierto es que el aumento de su salario como presidente de
la nación, no es más que una provocación hacia la bronca
popular que todavía no ha podido consolidar una opción real y
concreta de cambio y transformación social. Este fantasma de "gobierno
cívico - militar" también es repetido y analizado por los
principales medios de comunicación y por operadores políticos
como Daniel Hadad, y Mauro Viale, quien durante la segunda semana de febrero
llevó a su programa de TV a un representante de las FFAA por día
para discutir esta idea. Otros personajes como Chiche Gelbrum o Majul construyen
la temática de su programa diario en torno a la cercanía del estallido
social, demonizando a los desocupados y piqueteros, especialmente Gelbrum, quien
se dedica a narrar, de la forma más amarillista que existe, cómo
huirán los "habitantes dignos de los countrys" cuando "las
hordas de salvajes" entren allí.
2001 el año explosivo
El 2001 marcó para siempre el rumbo
de la política argentina. El proceso que se abrió con la designación
de López Murphy (FIEL -pro europeo-) y su breve paso por el Ministerio
de economía no hizo más que tensar las contradicciones existentes.
El débil gobierno de la Alianza que asumía en el ´99, entregó
sus destinos a Cavallo (Mediterránea -pro europeo-) que nunca tuvo un
plan coherente. En cierto sentido, Cavallo fue el reflejo de la agonía
de un gobierno que a esta altura sólo daba manotazos de ahogado.
El gobierno Delarruista fue sin lugar a dudas, uno de los más inútiles
e ineficientes de la historia. Lejos de cumplir sus promesas acentuó
las políticas del ex presidente Menem, causando la virtual quiebra del
Estado Nacional, el desempleo siguió creciendo llegando prácticamente
al 30%, (sumando a esta cifra el subempleo, los argentinos con problemas de
trabajo llegan casi al 50% de la población económicamente activa)
la deuda externa siguió creciendo llegando a los 170.000 millones de
dólares.
Las recetas Fondomonetaristas mostraron su cara más cruel de pobreza
y desempleo, desde estos organismos internacionales, sin embargo, se insistía
con más ajuste a los sectores populares, menos gasto social, etc. Para
los trabajadores y el pueblo argentino, la Alianza fue el continuismo de una
política de hambre y represión.
En pocos años la protesta social ganó y se asentó con una
fuerza inusitada en el viejo cinturón obrero bonaerense. Este año
fue el más explosivo y, a su vez, el que verificó un salto gigantesco
en la organización de los desocupados. En mayo el piquete de La Matanza
duró dos semanas y consiguió 7 mil 500 planes "Trabajar"
(un subsidio de unos 160 dólares por trabajos comunitarios) y más
de 6 mil subsidios. En junio, la represión en General Mosconi contra
miles que cortaban la carretera, con muertos y decenas de heridos, fue una conmoción
nacional. El 24 de julio se realizó en la iglesia del Sagrado Corazón,
de San Justo, provincia de Buenos Aires, la primera Asamblea Nacional de Organizaciones
Populares, Territoriales y de Desocupados, en la que participaron más
de dos mil personas. Se aprobó un plan de bloquear calles en 50 ciudades
durante tres semanas. La movilización fue creciendo y en la segunda semana
de agosto se cortaron 300 puntos con la participación de más de
cien mil personas
El 4 de septiembre se reunió en La Matanza la segunda Asamblea Nacional,
que definió un nuevo plan de lucha que culminó con un paro general
de 36 horas.
A lo largo de la prolongada crisis argentina, cuyo inicio podríamos fechar
en 1989, los nuevos desocupados y los pobres más recientes, tejieron
nuevas estrategias de sobrevivencia. A menudo en base al trabajo informal, las
changas el rebusque más o menos organizado y una multiplicidad de formas
muy creativas para sobrevivir. No olvidemos que muchos de los nuevos pobres
de los 90 eran viejos obreros industriales, muchos de ellos sindicalizados,
con experiencia social y política y una cultura organizativa de largo
tiempo.
En Rosario, las ollas populares estaban tan bien organizadas que intercambiaban
productos con otros que tenían lo que a ellos les faltaba. Se fueron
creando redes para conseguir comida que mostraron una gran eficiencia. En otros
sitios, como La Matanza y Solano, los que recibían planes "Trabajar"
los compartían en común con sus vecinos o en la organización
a la que pertenecen, y con ese dinero encaran proyectos colectivos de sobrevivencia.
Días antes comenzaron los saqueos a comercios en provincias y en ciudades
pequeñas como Concordia, Entre Ríos. Los saqueos se fueron generalizando,
llegando a producirse alguno en el Gran Buenos Aires. La avalancha de votos
fue impresionante: tres millones se acercaron a las urnas instaladas en plazas,
parques y aceras, preguntaron, expresaron su protesta y votaron. Sin el apoyo
del Estado ni de ningún partido político, fue un éxito
y marcó un camino alternativo al de las viejas luchas sociales. Fue,
de alguna forma, un complemento de la lucha piquetera: el que no se atrevía
a cortar la calle, podía depositar un voto simbólico. La lucha
social ha cambiado de forma sustancial respecto a décadas atrás.
El fin de las fábricas hace renacer al barrio.
Se profundiza la crisis, pero se abre una etapa de ofensiva
Con la gran pueblada nacional del 19 y 20
de diciembre se cierra un largo período de Resistencia, caracterizado
desde mediados de la década de los 90 por un marcado auge de la lucha
de masas, donde se destaca la creciente presencia de elementos conscientes en
las protestas. Con las Marchas Federales, los paros activos con cortes de ruta,
las grandes puebladas donde se ensayó la acción directa y la democracia
directa de masas, como en Cutral-Co y Plaza Huincul, Neuquen, Jujuy, Salta,
Corrientes, etc.
Este auge tuvo a los trabajadores desocupados en el centro de las protestas,
que empujados por el hambre fueron el detonante de las luchas más avanzadas.
Junto a los desocupados, los trabajadores ocupados jugaron un rol importante,
aunque siempre contenidos por las burocracias de las dos CGT (hegemonizadas
por fracciones distintas del PJ) y, aunque en menos medida por la CTA hegemonizada
por la socialdemocracia, en apoyo crítico a los primeros meses de la
Alianza).
Junto a los trabajadores, los campesinos y pequeños productores tuvieron
una participación activa en el último año del gobierno
de Menem, protagonizando cientos de cortes de ruta. Su participación
decayó con el gobierno de la Alianza. Esta ruptura en la alianza entre
trabajadores y el campo fue, entre otros puntos lo que imposibilitó ir
más allá en el desarrollo de la pueblada del 19 y 20.
El movimiento estudiantil y también la clase media también fueron
activos protagonistas de la resistencia, tanto frente al menemismo como al delarruismo.
La histórica lucha del movimiento estudiantil contra la LES (Ley de Educación
Superior) en el 95-96, luego de una recaída por la aprobación
de la LES (Ley de Educación Superior)- aunque la ley se aprobó
en el Congreso, logró impedir la incorporación de los puntos más
conflictivos de la misma. Tras esto el movimiento estudiantil organizado irrumpió
fuertemente en la escena política nacional del año 99 logrando
torcer el brazo a Menem y Roque Fernández (del CEMA -pro yanki-). Desde
ese momento el movimiento estudiantil participó activamente en la mayoría
de los conflictos, en algunos casos como protagonista, en otros acompañando,
con una característica que marcará para siempre nuestra política
estudiantil: la permanente unidad en la calle junto a los desocupados y trabajadores.
Mientras tanto la crisis económica, política y social se profundiza.
La pobreza, la falta de trabajo, el derrumbe del consumo y la estafa de los
bancos están haciendo estragos en nuestro pueblo.
La desocupación se ubica en el 25 %, la pobreza superó 15 millones
de habitantes y han cerrado en lo que va del año 30 mil comercios en
todo el país.
La profundización de la crisis ha tensado a mas no poder las contradicciones
en el seno de nuestra sociedad. Luego de la gran pueblada nacional se forjó
una fuerte alianza de Clases Oprimidas, resumida en la UNIDAD DE LAS CACEROLAS
Y LOS PIQUETES, que duró hasta mediados de febrero.
EL surgimiento de las Asambleas populares (órganos creados originariamente
en Capital Federal trasladado al conurbano y luego trasladado a algunas provincias)
se han convertido en el organismo deliberativo y resolutivo, donde las clase
media de las grandes ciudades se organiza, y en los barrios toman fuerza las
organizaciones populares. El grito es unánime: "Que se vayan todos,
que no quede ni uno solo" y los sectores más avanzados ya esbozan
una salida: "Gobierno de las asambleas populares".A pesar de que dichas
expresiones reflejen un poco la bronca popular, hay que profundizar el análisis:
existen Asambleas Vecinales, más precisamente las que componen Zona Norte
de Cap. Fed., pero también se encuentran las Asambleas Populares y barriales
de Zona Sur. Es decir, son disímiles entre sí. Dependen también
del lugar en donde se realicen.
En La Plata el fenómeno se expresa con diferente matices: por un lado
existe la voluntad popular de la autoorganización, con comisiones de
trabajo, en la participación orgánica de la Asamblea Regional
La Plata, Berisso, Ensenada, la concurrencia al cacerolazo de los viernes, etc.
Por otro lado, el componente social está siendo desbordado por los aparatos
políticos como el PTS o el PO, donde bajo la consigna "somos todos
vecinos, trabajadores y estudiantes", se pretende "cupulizar"
dichos espacios.
Como decíamos en octubre, no hay duda que la salida va madurando. Los
masivos cacerolazos del 10 y del 25 hicieron temblar al gobierno. La movilización
de los desocupados del 28 de enero llevó 30 mil desocupados a plaza de
Mayo y si no hubiera sido por la dirección de la CTA-CCC se hubiera producido
un hecho histórico, ya que cuando la columna principal de La Matanza
hacía su ingreso, también comenzaban a llegar los "caceroleros".
La CCC y la CTA solo estuvieron unos 10 minutos lo que imposibilitó que
decenas de miles de vecinos se sumaran a la Plaza, lo que hubiera puesto al
borde de la renuncia a Duhalde. (Es probable que el Gobierno haya amenazado
con reprimir si los desocupados permanecían más de 10 minutos).
Otro fenómeno a destacar es la radicalización
que está tomando la protesta, sobre todo en el interior del país.
Este tema preocupa de sobremanera al gobierno. Juan José Álvarez,
Ministro de Seguridad, asegura por lo bajo que "lo preocupante fue lo de
Casilda, ésa era gente común". (Revista La Primera)
En Jujuy, en una marcha de Estatales, la CTA (Fernando Acosta) y la CCC (Perro
Santillán) destruyeron e incendiaron 15 bancos. En Junín, en una
marcha para repudiar a "los políticos", tras ser baleado un
joven, se desató la violencia sobre la casa de una Diputada del PJ, a
quien le incendiaron la casa y sus autos.
En Córdoba en una manifestación similar se atacaron casas de políticos
y bancos, estos hechos se repitieron en La Plata, Mar Del Plata, Chaco, Neuquen,
Corrientes y Mendoza.
No hay duda de que el país está convulsionado, cientos de miles
se vuelcan a las calles a ser protagonistas de esta Argentina que esta naciendo.
Pero, como en octubre, cuando analizábamos una posible salida, decíamos:
que "para darle una salida popular a la crisis es necesario construir un
gran Frente de los Oprimidos, de organizaciones populares, sindicales, estudiantiles
y campesinas que peleen por un gobierno de los de abajo, por el trabajo, la
justicia social y la libertad".
Hacia la organización de la ofensiva popular
Para caracterizar a la apertura de la etapa
pre-revolucionaria en la cual estamos luchando deberemos observar algunas características
ya establecidas en el Punto 3 de nuestro programa: "Tipo de país
y modelo de revolución".
De todas formas añadimos a estos conceptos que debido a la crisis política,
social y económica, las clases dominantes, ya no pueden imponer su receta
como en otros tiempos, en la Argentina actual: por una lado esto se ocasiona
por las contradicciones internas de las mismas clases dominantes, y por otro
por la agitación social que germinó en los últimos tiempos,
y el rechazo que generaría un modelo al estilo neoliberal de otros tiempos.
Frente al retroceso de las clases dominantes hay un avance lógico de
nuestra clase. El avance o el retroceso de las clases no necesariamente es consciente
y con un objetivo estratégico claro. El carácter de ofensiva implica
un avance de un sector sobre otro, pero no debe relacionarse directamente con
la imposición. La actual etapa de ofensiva se caracteriza porque condiciona
a las clases dominantes, pero no existe un nivel de conciencia que permita canalizar
estratégicamente a la ofensiva. Es una ofensiva combinada ya que nuclea
diferentes factores inconscientes con elementos conscientes. El proceso pre-revolucionario
se justifica cuando se van asentando las bases de tres factores decisivos: las
clases dominantes no pueden imponer su política, la unidad en la lucha
del campo popular, y el control de territorio o zonas como ejercicio de poder.
A partir de la última pueblada, los sectores dominantes no pueden imponer
tranquilamente las condiciones para los sectores oprimidos. Los sectores dominantes
están sumamente condicionados, sin embargo son ellos los que todavía
detentan el poder. Esto sucede ya que no existe una herramienta estratégica
de la clase trabajadora con una programática estratégica clara.
La no existencia de este gran Frente de los Oprimidos con una dirección
estratégica clara y precisa impuso grandes limitaciones al desarrollo
de la pueblada del 19 y 20 de diciembre, y posibilitó al PJ usufructuar
la lucha llevada adelante por nuestro pueblo. Centralmente fue la no existencia
de este Frente lo que imposibilitó la imposición de un gobierno
de los de abajo, y no, como señaló el PCR, la no participación
de un sector de las FFAA del lado del pueblo.
La construcción de esta herramienta política es la tarea principal
que enfrentamos las fuerzas populares en la Argentina. Porque mientras la crisis
sigue profundizándose y cuando aún faltan pocos meses para terminar
el año, que el mismo gobierno señala como negativo, con crecimiento
de la desocupación, profundización de la recesión y una
creciente presión popular, se avecinan nubes de tormenta para el gobierno
de Duhalde y es muy poco probable que lleguemos a fin de año con el mismo
Presidente. Si existiera esta herramienta estaríamos asistiendo a una
etapa revolucionaria directa.
Anexo I: Biografía de Hugo Rafael Chávez Frías
1. Hijo de un matrimonio de maestros de ascendencia
mestiza y segundo de seis hermanos, cursó estudios primarios en el Grupo
Escolar Julián Pino y secundarios en el Liceo Daniel Florencio O'Leary,
en el estado de Barinas. Obtenido en el último centro el título
de bachiller en Ciencias, en 1971 comenzó sus estudios superiores en
la Academia Militar de Venezuela y en 1975 se graduó con el grado de
subteniente de artillería y especializado en Ciencias y Artes Militares,
en la rama de Ingeniería.
Posteriormente realizó cursos de capacitación en la Escuela de
Comunicación y Electrónica de la Fuerza Armada (1975) y en el
arma de Blindados (1979 y 1983). En 1988 asistió en Guatemala a un Curso
Internacional de Guerras Políticas y entre 1989 y 1990 realizó
un master en Ciencias Políticas en la Universidad Simón Bolívar
de Caracas, si bien dejó la tesis pendiente de defender.
Chávez fue enriqueciendo una notable hoja de servicios. Oficial de comunicaciones
en el Batallón de Cazadores Cedeño, en Cumaná, de 1975
a 1977, y oficial tanquista en el Batallón Blindado Bravos de Apure,
en Maracay, de 1978 a 1979, en 1980 fue comisionado en la Academia Militar de
Venezuela, donde hasta 1984 sirvió sucesivamente como jefe del Departamento
de Educación Física, jefe del Departamento de Cultura y comandante
de la Compañía José Antonio Páez.
En 1985 se le encomendó la comandancia del Escuadrón de Caballería
Francisco Farfán, en Elorza, en 1986 la comandancia del Núcleo
Cívico-Militar del Desarrollo Fronterizo Arauca-Meta, en 1988 la jefatura
de Auxiliares del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa en el Palacio de Miraflores
de Caracas y en 1990 fue destacado como oficial para asuntos civiles en la Brigada
de Cazadores de la guarnición de Maturín.
Sus convicciones nacionalistas le empujaron a fundar el 17 de diciembre de 1982,
junto con otros capitanes del Ejército de Tierra, el Movimiento Bolivariano
Revolucionario 200 (MBR-200, en alusión al bicentenario de el Libertador
Simón Bolívar), un grupo de reflexión y agitación
en el que jóvenes oficiales se reunían "para estudiar el
pensamiento de Bolívar y discutir sobre la situación del país",
según la explicación del propio colectivo.
Aunque aseguraban no albergar ambiciones políticas, sino sólo
la pretensión de dignificar la milicia y combatir la corrupción
e ineptitud de unos gobiernos civiles proclives a dilapidar los ingentes ingresos
del petróleo, lo cierto es que los oficiales bolivarianos hacían
proselitismo en los cuarteles y denunciaban con virulencia la presunta venalidad
de la cúpula castrense.
En julio de 1991, luego de terminar el curso de Comando y Estado Mayor en la
Escuela Superior del Ejército, Chávez fue ascendido a teniente
coronel y asumió el mando de la Brigada Paracaidista Coronel Antonio
Nicolás Briceño, con base en Maracay. En aquellos momentos, Venezuela
estaba sumida en una crisis económica y social sin precedentes, y seguían
activos los rescoldos del virulento estallido social de febrero de 1989, pasado
ya a la historia como el caracazo, en protesta por la política neoliberal
del presidente Carlos Andrés Pérez Rodríguez, el cual trataba
de aplicar el draconiano plan de ajuste exigido por el FMI.
Chávez y sus compañeros, hombres jóvenes o de media edad
que se habían destacado de entre los más brillantes de sus promociones
y que representaban a una escala de mandos intermedios de capitán a teniente
coronel, pretendieron aprovechar este ambiente de profundo descontento, dirigido
ya contra la clase política tradicional en su conjunto, para ejecutar
su plan, denominado Operación Ezequiel Zamora, de hacerse con el poder
en un audaz y sorpresivo golpe de Estado.
En la noche del 3 de febrero de 1992 unos 300 efectivos de élite de la
brigada paracaidista de Chávez, tocados con boinas rojas, se trasladaron
a Caracas y tomaron posiciones alrededor de la residencia presidencial de La
Casona y la base aeronaval Francisco Miranda, popularmente llamada La Carlota,
mientras que otras unidades sediciosas se hicieron con el control de centros
neurálgicos en Maracaibo, Maracay y Valencia. Tras unas horas de confusión
y los primeros tiroteos, Pérez, por cuya vida se temió en un principio,
recondujo resueltamente la situación desde el Palacio presidencial de
Miraflores, situado no muy lejos de La Casona.
En la madrugada del 4 el presidente apareció en la televisión,
sorprendentemente no intervenida por los golpistas, para anunciar el fracaso
del levantamiento y la lealtad al orden constitucional manifestada por el Alto
Mando de la Fuerza Armada. Pocas horas después, el propio Chávez,
en uniforme de camuflaje, apareció en las pantallas de televisión
para confirmar que "por ahora" no se habían logrado los objetivos
del movimiento, por lo que asumía toda la responsabilidad y pedía
a sus camaradas que retornasen a los cuarteles. El balance de la intentona se
estableció en 19 muertos y un millar de detenidos, la mayoría
reclutas, que, según se contó, fueron engañados por el
centenar largo de profesionales, verdaderos autores del golpe.
La tentativa golpista, sin precedentes en 34 años de historia democrática
desde la caída del último dictador, Marcos Pérez Jiménez,
en 1958, fue sin embargo acogida con indisimulado júbilo por una parte
considerable de la población, de manera que desde entonces la popularidad
del teniente coronel de paracaidistas no hizo más que aumentar al tiempo
que Pérez se hundía en el descrédito.
Chávez, cuya incierta ideología bolivariana suscitó especulaciones
sobre si era de extrema izquierda o si, por el contrario, tenía filiaciones
fascistas, fue de inmediato detenido y procesado por un tribunal militar caraqueño
por el delito de rebeldía, imputación relativamente benigna dado
que lo sucedido fue un verdadero intento de golpe de Estado.
En la prisión de Yare Chávez suscribió un manifiesto titulado
Cómo salir del laberinto y el 27 de noviembre del mismo 1992 fue testigo
de una nueva rebelión protagonizada por sus compañeros, quienes,
con mayor determinación que en febrero, bombardearon los edificios de
las principales instituciones y durante unas horas tuvieron el control de acuartelamientos
clave y la casa de la televisión.
Desde allí se transmitió un mensaje sedicioso de Chávez,
lo que hizo pensar que los alzados obraban por su cuenta; de hecho, con posterioridad
a los hechos, se supo que intentaron su liberación. En cualquier caso,
esta asonada revistió más peligro para Pérez, ya que la
encabezaron oficiales de mayor graduación que además involucraron
a las tres fuerzas armadas, los contraalmirantes Hernán Gruber Odreman
y Luis Cabrera Aguirre, y el general del Aire Efraín Francisco Visconti
Osorio.
El día 28, un centenar de militares rebeldes, encabezados por el general
Visconti, escapó a Perú, mientras que otros muchos fueron detenidos.
El Gobierno reconoció 200 muertos en los combates, mientras que la Organización
de Estados Americanos (OEA) y la comunidad internacional expresaron su rotunda
condena por la nueva irrupción castrense.
2. Traslado del proyecto político
al frente civil
El 27 de marzo de 1994, menos de un año después de la destitución
parlamentaria de Pérez por malversación de fondos, el nuevo presidente,
el veterano estadista Rafael Caldera Rodríguez, firmó el sobreseimiento
del caso del militar. A cambio de su libertad, a Chávez se le exigió
la baja en la Fuerza Armada por la incompatibilidad del uniforme con las conductas
antiinstitucionales, lo que, de hecho, le dio vía libre para desarrollar
todo su activismo político.
Lejos de mostrar gratitud a Caldera, al que no consideraba diferente del resto
de los políticos tradicionales, Chávez se dedicó de inmediato
a contactar con sus antiguos camaradas de 1992 y con militantes de los partidos
de izquierda para formar un frente político dirigido a derrocar a la
vieja clase política, aunque ahora por vías no insurreccionales.
De esta iniciativa surgió el Movimiento V República (MVR), versión
civil del MBR-200 que recogía su mismo programa de restauración
del "honor perdido de la nación", una gestión gubernativa
de la riqueza nacional honrada y eficiente y medidas concretas contra la inseguridad
ciudadana.
Erigido en director general del MVR, Chávez recorrió el país
con un discurso fieramente populista, bien ilustrado con mensajes redentoristas
y articulado reiteradamente en los conceptos de misión y de servicio
a la patria, tomando la figura de Simón Bolívar como un referente
casi hagiográfico. Sin una ideología clara, acaso confusamente
izquierdista, el movimiento chavista aspiraba a abrir una tercera vía
en un continente que ya había experimentado el estatalismo de mayor o
menor regusto socialista y más recientemente, prácticamente sin
excepciones en todos los países, el capitalismo neoliberal.
Chávez, casado y padre de cuatro hijos, dijo sentirse de izquierdas,
pero también se definió como un católico devoto a quien
la Biblia le inspiraba tanto como su idolatrado prócer de la independencia
nacional. Según ciertos analistas, podía encontrarse en el movimiento
de Chávez, a falta de referentes doctrinales cercanos y al menos en su
etapa puramente castrense, algún eco de las experiencias de los regímenes
militares de Juan Velasco Alvarado en Perú (1968-1975), Juan José
Torres González en Bolivia (1970-1971) y Guillermo Rodríguez Lara
en Ecuador (1972-1976), excepcionales en el subcontinente por adoptar unas posiciones
nacionalistas y revolucionarias, pero carentes de una ideología articulada.
Otros observadores describían su estilo como neocaudillista, en alusión
a otra forma de hacer política igualmente periclitada en la región.
Aunque al principio de su andadura política rehusó optar a cualquier
mandato representativo para no legitimar un sistema que juzgaba caduco, el 29
de abril de 1997 Chávez inscribió el MVR en el registro electoral
con la intención de concurrir a los procesos electorales en ciernes.
En las elecciones legislativas del 8 de noviembre de 1998 el MVR se convirtió
en el segundo partido del país con 49 de los 189 escaños de la
Cámara de Diputados y el 21,3% de los votos, sólo cuatro décimas
por debajo de Acción Democrática (AD), el histórico partido
socialdemócrata que había aportado la mayoría de los presidentes
de la democracia -Pérez entre ellos- y que con el Partido Social Cristiano
(COPEI) había constituido el sistema bipolar vigente entre 1959 y 1994.
Precisamente, en los comicios de 1998 el COPEI quedó en cuarta posición,
mientras que el partido del presidente Caldera, Convergencia, puesto en marcha
después de separarse del COPEI, tuvo que conformarse con un testimonial
2,4% de los votos y 3 escaños.
3. Arribo espectacular al poder a través
de las urnas
Chávez acudió a las presidenciales del 6 de diciembre siguiente
en un clima triunfalista. Enormemente popular entre los numerosísimos
desfavorecidos tras una década de políticas económicas
de austeridad poco convincentes y bien arropado por un Polo Patriótico
en el que además del MVR estaban el Movimiento al Socialismo (MAS), el
Partido Comunista de Venezuela (PCV), Patria para Todos (PPT) y otras cuatro
formaciones menores -esto es, la izquierda en bloque-, el ex militar arrolló
con el 56,5% de los votos, por delante del economista Henrique Salas Romer,
que contaba con los apoyos de AD y COPEI, y la ex miss universo Irene Sáez
Conde.
Chávez, presentándose como un hombre del pueblo, salido de las
clases humildes, caló profundo entre las masas populares esperanzadas
con un cambio, pero para sus detractores, aturdidos por tamaño éxito,
se trataba de un demagogo proclive al autoritarismo castrense y, dado el precedente
sedicioso, de dudoso pedigrí democrático.
El 2 de febrero de 1999 Chávez tomó posesión para un período
de cinco años ante una nutrida representación de mandatarios regionales,
entre los que figuraban el boliviano Hugo Banzer, el peruano Alberto Fujimori
y el cubano Fidel Castro. Tras añadir a la fórmula legal la apostilla
"juro sobre esta Constitución moribunda", el flamante presidente
pronunció un áspero discurso inaugural, lleno de citas bíblicas
y bolivarianas, en el que arremetió contra Caldera y los recién
elegidos diputados no pertenecientes al Polo Patriótico.
También, anunció la declaración del "estado de emergencia
social" en el país, solicitó poderes excepcionales para un
plan de reformas económicas y convocó a un referéndum para
disolver el Congreso, elegir una Asamblea Constituyente y anular la Carta Magna
de 1961, con la advertencia de que "o hacemos la revolución democrática
o la revolución nos pasa por encima".
Añadió que los militares saldrían de los cuarteles para
desempeñar tareas civiles y que aspiraba a sacar de Venezuela de su postración
y convertirla en la nueva abanderada continental, como lo fuera en los tiempos
de El Libertador. Abonando su atribuida fe en el tercerismo económico,
propugnó "tanto Estado como sea necesario, tanto mercado como sea
posible".
Así, ya en la campaña prometió emprender una drástica
reforma de Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), el emporio estatal que
aporta el 80% de las exportaciones, el 40% de los ingresos del presupuesto nacional
y el 27% del PIB, para erradicar la mala gestión y las prácticas
corruptas. Ahora bien, lo que se perseguía no era un saneamiento típicamente
liberal con vistas a una eventual privatización, sino precisamente lo
contrario: hacer más eficiente el funcionamiento de una empresa clave
para fortalecer su aportación financiera a las arcas del Estado.
Chávez, a falta de mayor precisión, dio a entender que ni se avanzaría
en las privatizaciones ni se volverían a nacionalizar antiguas empresas
públicas. Se proponía estabilizar la economía, de la que
había heredado una coyuntura francamente negativa, pero sin devaluar
la moneda o imponer un sistema de control de cambios.
Precisamente, eran sus planes económicos, y desde luego los referidos
al petróleo (Venezuela es el cuarto productor mundial y el segundo de
la OPEP tras Arabia Saudí), lo que más inquietaba a la comunidad
internacional. De hecho, Chávez culpó al petróleo -verdadera
bendición y, al mismo tiempo, condenación para las perspectivas
de progreso nacional- de los males en el desarrollo de los sectores industrial,
agrícola, minero y de servicios, y subrayó la necesidad de estrenar
un modelo que escapara de la dependiera de este recurso natural como única
fuente generadora de riqueza.
Antes de asumir la Presidencia, Chávez viajó a Europa para tranquilizar
a las multinacionales petroleras que compran a Venezuela, pero fue tajante en
que iba a revisar todas las concesiones. Asimismo, si bien aseguró que
iba respetar los acuerdos firmados con OPEP, no ocultaba su intención
de propiciar un cambio en la filosofía de esta organización para
hacerla menos complaciente con los países importadores del mundo desarrollado.
En estas declaraciones, Chávez tenía presente que el desplome
de los precios del barril de crudo en 1998 había causado mucho daño
a la economía venezolana.
4. Instauración de la República
Bolivariana
Aunque Chávez quiso remover los temores a una forma suya de gobernar
excluyente o despreciativa de las fórmulas de consenso básicas
en democracia, con alusiones a la unidad y la reconciliación nacionales,
sus declaraciones lapidarias sobre la "muerte" del Estado tradicional
y el nacimiento de una "verdadera democracia" provocaron ansiedad
entre los paisanos que no le habían votado y la preocupación en
varios gobiernos del exterior por el rumbo que podría tomar el sistema
venezolano.
El caso es que el presidente, impertérrito ante las crispaciones que
sus modos y lenguaje iban generando, no perdió el tiempo en el cumplimiento
de sus promesas de "barrer" los principales centros del poder. Otras
disposiciones, como la instrucción premilitar de todos los estudiantes
de primaria y secundaria, la apertura en los cuarteles de cientos de "escuelas
bolivarianas" (centros dedicados al estudio de la obra de El Libertador)
y el empleo de miles de soldados en diversas labores de instrucción civil
y servicios comunitarios, levantaron bien pronto airadas protestas de la oposición,
que alertó contra una deriva militarizante de la sociedad civil.
El populismo de Chávez, solemne y mesiánico a veces, cordial y
dicharachero las más, desmedido siempre, se expresó a través
de medios tan insólitos en las democracias normales como un programa
semanal de televisión, Aló presidente, en el que él personalmente
atendía las peticiones y consultas de los oyentes, hacía apología
de su pensamiento político y defendía la obra de su Gobierno,
manteniendo un canal de comunicación directa con el pueblo por encima
de las estructuras formales del poder.
El 25 de abril de 1999 el Congreso le concedió los poderes especiales
solicitados para gobernar por decreto en materia económica durante seis
meses (a esas alturas, la caída de los precios del petróleo había
incrementado el déficit fiscal al 9% del PIB) y negociar con el FMI la
reestructuración de la deuda externa, cuyo monto de 35.000 millones de
dólares devoraba el 40% del presupuesto nacional.
No obstante, se esperaba que el FMI le iba exigir a cambio el recorte del gigantesco
aparato estatal (un millón de trabajadores públicos sobre una
población total de 24 millones). Cauto y conservador en sus primeras
decisiones de economía interna, en el mes de marzo se apuntó un
primer éxito exterior al conseguir que la OPEP decidiera una nueva reducción
de la producción, lo que iba a aportar miles de millones de dólares
extras muy necesarios para corregir el desequilibrio presupuestario.
El mismo 25 de abril Chávez ganó el referéndum sobre la
elección de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) con el 92% de los
votos, si bien con sólo un 39% de participación, lo que venía
a significar que en la consulta votaron a favor los mismos que lo hicieron por
Chávez en las presidenciales. Aunque se había determinado que
el referéndum sólo tendría validez si se superaba el 50%
de participación, el Consejo Nacional Electoral dictaminó que
bastaba una mayoría de seis.
Sintiéndose legitimado, Chávez siguió adelante con su programa.
El 25 de julio se eligió en las urnas la ANC y el Polo Patriótico
arrasó con 120 escaños sobre 131, lo que no dejaba dudas sobre
el desenlace de la catarata de cambios desencadenada por Chávez. La ANC,
o Soberanísima en la expresión de Chávez, cuya primera
sesión se celebró el 3 de agosto de 1999, elaboró el proyecto
de Constitución, si bien los detractores del oficialismo acusaron a dicha
asamblea de limitarse a certificar un borrador que ya había redactado
el equipo del presidente.
Sus puntos más significativos eran: la consagración de la V República,
incluyendo el cambio de nombre del país por el de República Bolivariana
de Venezuela; la ampliación del mandato presidencial de cinco a seis
años y renovable una sola vez; la adición a los tres poderes clásicos
-ejecutivo, legislativo y judicial- de otros dos nuevos: el moral, aplicado
en la lucha contra la corrupción, y el electoral, entendido como el ejercicio
de fórmulas de democracia directa; la sustitución del Congreso
bicameral por una sóla Asamblea Nacional de 165 miembros elegida cada
cinco años; el refuerzo del poder ejecutivo del presidente, que ahora
podría decidir los ascensos militares, nombrar al vicepresidente, convocar
referendos y disolver el Parlamento; vagas referencias al modelo de economía
planificada; el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas;
y, un especialmente controvertido artículo sobre la participación
de los militares en la vida pública.
El 5 de agosto Chávez proclamó en el pleno de la ANC la defunción
de la IV República y pidió la aprobación de una declaración
de "emergencia nacional" que facultase a la asamblea para intervenir
en todas las instituciones del Estado. La oposición, que parecía
incapaz de reaccionar ante el huracán chavista, lanzó débiles
denuncias de "ilegalidad" y de "golpe de Estado". Reincidiendo
en su ambigüedad económica, Chávez apostrofó contra
"un dogma de mercado que pretende ser Dios" y propuso un modelo intermedio
"autóctono".
El 9 de agosto la ANC consagró la victoria total de Chávez con
la aprobación de la declaración de emergencia y la creación
de una Alta Comisión de Justicia para asumir la función legislativa
del Congreso y con capacidad para nombrar y destituir magistrados. Ante esta
situación, el 24 de agosto la Corte Suprema de Justicia se plegó
al acatamiento, lo que fue calificado por su presidenta, Cecilia Sosa, como
un acto de "suicidio" para evitar el "asesinato" de la institución.
Desde el 31 de agosto el Congreso, declarado en rebelión pero en realidad
resignado a su destino (el 28 de julio los diputados habían anunciado
la suspensión de sus actividades para no obstruir la labor de la ANC),
quedó en situación de "cierre técnico". El 20
de noviembre la ANC presentó el texto acabado, el 16 de diciembre (coincidiendo
con las catastróficas riadas en Vargas, que provocaron entre 30.000 y
50.000 muertos y arrasaron este estado costero) un segundo referéndum
lo sancionó con el 71,2% de los votos (la participación subió
discretamente al 46%) y el 20 de diciembre la ANC promulgó solemnemente
la nueva Constitución.
No obstante el triunfalismo oficial, en los primeros meses de 2000 el chavismo
afrontó su primera crisis importante al declararse desafectos varios
antiguos comandantes de las aventuras golpistas de 1992, quienes acusaron a
su ex camarada de laxitud ante los comportamientos corruptos de algunos mentores
políticos del MVR. Este malestar, extensible a sectores en activo de
la Fuerza Armada, debido a ciertos errores y precipitaciones del Gobierno y
a supuestos relajos no precisamente bolivarianos, hacía suponer la configuración
de una oposición interna a Chávez, cuando paradójicamente
la oposición nominal se hallaba fuera de juego y carecía de una
voz influyente.
Por otro lado, el 27 de febrero de 2000 el presidente dio banderazo de salida
al Plan Bolívar 2000, una estrategia para revertir las tendencias negativas
en lo social y medioambiental. A través de las fases Propatria, Propaís
y Pronación, el Plan comenzó por movilizar a miles de ciudadanos,
civiles y militares, en tareas de restauración de infraestructuras sociales
y vías de comunicación, en un ejercicio de voluntarismo popular
muy al gusto cubano.
Culminando el arrollador proceso constituyente, el 30 de julio de 2000, luego
de suspenderse (con gran polémica) el 25 de mayo anterior por falta de
condiciones técnicas, se celebraron las elecciones generales. En las
legislativas, el Polo confirmó su hegemonismo con un centenar de escaños
(sólo el MVR se hizo con 76), y en las presidenciales, Chávez
se deshizo de su único contrincante, el antiguo compañero de armas
Francisco Arias Cárdenas (cabeza del golpe de 1992 en Maracaibo y gobernador
del estado de Zulia en 1995), con el 59% de los votos. El 19 de agosto, cumpliendo
con lo prometido en su primer juramento año y medio año atrás,
Chávez inauguró mandato hasta 2006 ante un ejemplar de la Soberanísima.
5. Protagonista internacional apoyado y cuestionado
El presidente venezolano ha conducido una agresiva política exterior,
insólita en un mandatario latinoamericano en muchos años, que
le ha erigido en uno de los actores más conspicuos del panorama internacional.
El 26 de mayo de 1999 asistió en la ciudad colombiana de Cartagena de
Indias al XI Consejo Presidencial de la Comunidad Andina (CAN) y llamó
a crear en las próximas décadas una federación de estados
latinoamericanos y caribeños que, luego de resolver los más perentorios
problemas domésticos, podría dotarse de una política exterior
común.
El 21 de septiembre siguiente, con motivo de su alocución en la Asamblea
General de la ONU en Nueva York y luego de concederle Estados Unidos el visado
(durante largo tiempo denegado por considerarle un terrorista y por sus simpatías
cubanas), departió con el presidente Bill Clinton, quien le expresó
su respaldo, y de nuevo con el colombiano Andrés Pastrana, con el que
se había indispuesto a raíz de su anunciado ofrecimiento para
mediar entre el Gobierno de Bogotá y las guerrillas comunistas, para
muchos, en tratos inconfesables con el Gobierno venezolano.
Días antes de estos encuentros, Chávez
mantuvo en Manaos una cordial entrevista con el presidente brasileño
Fernando Henrique Cardoso (preclaro partidario de avanzar la integración
económica y social en el subcontinente antes de proceder a la liberalización
hemisférica de los mercados junto con Estados Unidos), y ambos se manifestaron
rotundamente en contra de una eventual intervención militar estadounidense
en Colombia para combatir el narcotráfico. En la cumbre especial de Brasilia
del 1 de septiembre de 2000, Chávez advirtió que la región
sería "aniquilada" si no avanzaba en la unidad antes de la
creación en 2005 del Área de Libre Comercio de las Américas
(ALCA) perseguida por Washignton.
Significativamente, Chávez sostiene una relación especial con
el dictador cubano cuyo prólogo público fue la recepción
en La Habana el 14 de diciembre de 1994, meses después de ser excarcelado.
Cuando la asunción presidencial en 1999, Castro le felicitó y
presentó su elección como un triunfo para toda Latinoamérica.
Desde entonces, el dirigente venezolano ha cultivado la imagen de discípulo
del mítico comandante, con el que ha intercambiado todo tipo de elogios:
así, Chávez retrata a Castro como un "campeón de las
libertades" en el continente, mientras que éste le define como el
"mayor demócrata" de América.
Siendo presidente electo, Chávez visitó a Castro en La Habana
(al encuentro se sumó Pastrana) el 17 de enero de 1999, de vuelta de
su primer viaje a España. Repitió el viaje el 16 de noviembre
del mismo año y el 26 al 30 de octubre de 2000 tributó a Castro
en Caracas una bienvenida de héroe, en el primer viaje a Venezuela del
líder cubano desde 1959, cuando se acogió a la hospitalidad del
presidente Rómulo Betancourt antes de que éste le incluyera en
su elenco de enemigos. En este encuentro, los mandatarios firmaron un Acuerdo
de Cooperación Integral, que levantó fuertes controversias domésticas,
por el que Venezuela proveería a Cuba con 50.000 barriles de petróleo
al día en condiciones financieras blandas a cambio de servicios profesionales
y técnicos cubanos.
Esta diplomacia de prestigio e independencia nacional perseguida por Chávez
quedó bien reflejada con su maratoniana gira del 10 al 14 de agosto de
2000 por los otros diez estados de la OPEP, para invitar a sus respectivos mandatarios
a una cumbre en Caracas encaminada a fortalecer la unidad organizativa y a estabilizar
el precio del barril de crudo.
Más aún, Chávez propuso dar entrada en la OPEP a Rusia,
Noruega y Omán, y, por otro lado, al no excluir a Bagdad, Teherán
y Trípoli de su gira, Chávez suscitó un considerable malestar
en el Gobierno de Estados Unidos. El líder venezolano, que era el primer
jefe de Estado que visitaba a Saddam Hussein desde la guerra del Golfo en 1991,
rechazó las críticas y advirtió que Venezuela era un país
soberano al que nadie podía dictaminar su política exterior.
Durante el itinerario, Chávez calificó a la OPEP de "arma"
para los Países en Vías de Desarrollo, una "especie de instrumento
estratégico" que "no se puede dejar escapar". En Libia
estuvo de acuerdo con Muammar al-Gaddafi en que si se producía un nuevo
desplome en los precios sería imprescindible un recorte drástico
de la producción.
Estas presuntas ínfulas de institucionalización de la OPEP han
sido interpretadas en Estados Unidos -sobre todo tras la asunción de
la administración republicana de George W. Bush- y la Unión Europea
como un intento de politizarla, y acaso de convertirla en un cártel del
petróleo verdaderamente corporativo, si bien Washington no ha estado
en condiciones de ir más allá de las amonestaciones verbales porque
importa de Venezuela 1,4 millones de barriles de petróleo al día,
más de la mitad del total de las ventas venezolanas. De momento, la escalada
del precio del barril, que alcanzó en agosto de 2000 el pico de los 34,6
dólares, sin precedentes desde la invasión de Kuwait en 1990,
amortiguó los efectos de la crisis económica en Venezuela.
Así, 2000 registró una inflación del 16,2%, siete puntos
menos que 1999 y la tasa más baja desde 1986, mientras que la balanza
de pagos por cuenta corriente registró su mayor superávit en cinco
años y el déficit fiscal se redujo hasta el 2%. Igualmente, el
segundo año de la Presidencia de Chávez se saldó con un
crecimiento del 3,2% del PIB, cuando 1999 había padecido una recesión
brutal del 7,2%.
La segunda cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la OPEP desde la celebrada
en Argel en 1975 tuvo lugar en Caracas el 28 de septiembre de 2000. En ella,
el anfitrión Chávez invitó a los países consumidores
de petróleo a discutir fórmulas para contener el alza de los precios.
Pero los saudíes hicieron valer su peso tradicional, así que la
denominada Declaración de Caracas no extremó las críticas
a los países desarrollados y consumidores (fundamentalmente, se les demandó
el alivio de las cargas fiscales sobre los carburantes) y aparcó para
ulteriores encuentros toda decisión sobre cuotas de producción.
En los albores del verano de 2001 Chávez protagonizó otro período
de hiperactividad diplomática, primero, con una gira que le llevó
por Rusia, Irán, India, Bangladesh, China (país que, al igual
que Irak y Cuba, no ha sido condenado por Venezuela a la hora de votar los informes
de la ONU sobre la situación de los Derechos Humanos), Malasia e Indonesia,
donde asistió, el 30 de mayo, a la cumbre del Grupo de la Cooperación
Sur-Sur o Grupo de los Quince (G-15).
Luego, el 23 y el 24 de junio, presidió en Valencia el XIII Consejo Presidencial
Andino, en cuya clausura anunció en primicia la captura en Caracas del
que fuera principal colaborador del dimitido Fujimori, Vladimiro Montesinos,
y su inmediata entrega a las nuevas autoridades peruanas que lo reclamaban para
juzgarlo por diversos crímenes. Ahora bien, la disputa con Lima estalló
al punto cuando el ministro del Interior peruano, desplazado a Caracas para
coordinar la búsqueda y captura de Montesinos, fue amonestado por violar
la soberanía nacional, mientras que el Gobierno del país andino
acusó a su homólogo de haber protegido al prófugo durante
meses. La crisis culminó, el 29 de junio, con la retirada de los respectivos
embajadores.
Con Colombia, los rifirrafes continuaron por la insistencia de Chávez
en declarar una posición neutral y potencialmente facilitadora en el
tortuoso proceso de paz (por lo demás, fracasado en febrero de 2002)
entre el Gobierno de Bogotá y la guerrilla de las FARC, cada vez más
percibidas fuera y dentro de Colombia como una mera organización criminal
no obstante su discurso revolucionario.
Las actitudes de proteccionismo comercial y freno a la integración regional
percibidas por Colombia, Perú y Ecuador en el seno del CAN, la denuncia
por el ex cónsul venezolano en París de que el mandatario, supuestamente,
intentó que Francia excarcelara al sangriento terrorista internacional
de los años setenta Carlos o Chacal, venezolano de nacimiento, y la furibunda
reacción de Estados Unidos, con la llamada a consultas a su embajadora
en Caracas, ante la demanda de que cesaran los bombardeos contra Afganistán
porque no se podía "combatir el terror con el terror", fueron
otros tantos episodios de destemplanza -o independencia de criterio, según
fuera el opinador- que aparejaron a Chávez el perfil de outsider en el
escenario internacional.
Del 11 al 13 de agosto Chávez agasajó a Castro en Santa Elena
de Uairén, estado de Bolívar, con motivo de su 75 cumpleaños,
y de paso amplió el convenio petrolero a nuevas áreas. Este nuevo
ejercicio de efusividad con el anciano dictador ahondó las suspicacias
en sectores de la sociedad civil venezolana sobre los riesgos de la "cubanización"
del país.
A lo largo de octubre desarrolló otra prolongada gira por las capitales
de la OPEP, así como París, Roma, Bruselas, Lisboa, Moscú,
Londres -donde sostuvo, el día 23, una reunión con el primer ministro
Tony Blair, Ottawa y México, para intentar fraguar un consenso entre
los países exportadores e importadores de petróleo en torno a
unos precios estables con unos niveles de extracción bajos. Y el 11 y
12 de diciembre Isla Margarita brindó el escenario para la III cumbre
de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), a la que no faltó,
por supuesto, el incondicional mentor cubano.
6. Sucesión de contestaciones y auge
de la oposición
Si la controvertida actuación de Chávez en el exterior no daba
tregua a observadores y analistas, el sosiego tampoco arraigaba en el interior.
El incremento a ojos vista de la corrupción, la pobreza -que afectaba
ya al 80% de los venezolanos-, el paro -el 25% de la población activa-
y la criminalidad común -de proporciones insportables en los núcleos
úrbanos-, municionaron los argumentos de la aún deshilvanada oposición
(los "escuálidos", en la expresión de Chávez),
igualmente presta a criticar los citados acercamientos a líderes y organizaciones
del mundo de naturaleza democrática más que dudosa, en detrimento
de los interlocutores tradicionales de Venezuela.
En mayo de 2001, la constatación del malestar y la impaciencia sociales
indujo a Chávez a sopesar la declaración del estado de excepción
para combatir por decreto la corrupción y la pobreza, lo que motivó
la ruptura con el MAS, primera baja del Polo Patriótico, llamado a disgregarse.
El 9 de junio, en un acto con estética guevarista convocado en su honor
por el PCV, urgió a sus seguidores a unirse bajo la bandera de la "revolución
antiimperialista" y a estar listos para parar la "avalancha de ataques
desde todos los frentes" y derrotar a la "contrarrevolución"
en marcha.
Después, el 8 de septiembre, presidió la entrega de 105.000 acres
de latifundios baldíos del estado de Zulia al Instituto Agrario Nacional
(IAN), como preámbulo de la ultimada Ley de Tierras y Desarrollo Rural
y en lo que se atisbó el arranque de una reforma agraria de tipo radical
para acabar con una situación sangrante: mientras que unos cientos de
propietarios acaparan el 70% de las tierras cultivables, el país debe
importar casi todos los alimentos que consume la población; no en vano,
Chávez instó a los terratenientes, so pena de afrontar subidas
de impuestos o expropiaciones forzosas por ley, a que entregaran las fincas
no cultivadas al Estado, el cual dispondría su distribución entre
las comunidades rurales empobrecidas.
A finales de noviembre, con las encuestas
de opinión muy desmejoradas y en un ambiente enrarecido que auguraba
más protestas e inestabilidad, el presidente negó que hubiera
riesgo de golpe de la fuerza armada. El ministro civil de Defensa, José
Vicente Rangel, alertó de la existencia de "gente que quiere reeditar
en Venezuela lo que pasó en Chile con Salvador Allende" y el propio
Chávez, incapaz de moderar su talante de confrontación y de pergeñar
un solo consenso, advirtió: "esta revolución está
armada".
El 10 de diciembre marcó el punto de no retorno en una etapa de contestación
en las calles, a través de marchas masivas, caceroladas a la argentina
y paros nacionales, convocada por un arco creciente de partidos, organizaciones
sectoriales, ONG y demás componentes de la sociedad civil. Hecho insólito,
los empresarios, a través de la patronal Fedecámaras, representante
del 90% del PIB no petrolero, y los sindicatos, con la Confederación
de Trabajadores de Venezuela (CTV) -ligada a AD y que Chávez había
intentado, sin éxito, descabezar- en primer lugar, unieron fuerzas para
propiciar una revuelta civil que forzara, sin esperar a un referéndum
revocatorio, la dimisión del presidente.
Aquel día, una huelga general al grito de "¡fuera el loco!"
saludó la promulgación de 49 decretos-ley, entre los que figuraban
la ya comentada Ley de Tierras y otra sobre hidrocarburos que perseguía
aumentar la tributación de las corporaciones extranjeras hasta el 30%
y reservar al Estado una participación mayoritaria, del 51%, en las sociedades
mixtas con las empresas concesionarias privadas. El cambio de rumbo en PDVSA
trataba de compensar la inesperada merma de la renta petrolera, a causa del
desplome del precio del barril por debajo de los 16 dólares tras los
atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, que a su vez había
desbaratado los presupuestos de 2002.
En opinión de Fedecámaras, pero también de la CTV, los
propietarios agropecuarios y los medios de comunicación privados, este
paquete legal ponía en peligro el derecho a la propiedad privada y la
misma estructura de la economía de mercado, considerando claramente inconstitucionales
algunas de las disposiciones. Por lo que respecta a los cambios en PDVSA, denunciaron
su carácter estatista y centralizador, y en un análisis general,
alertaron que el derrumbe de las inversiones privadas resultaba inevitable.
Por de pronto, señalaron la escalada en la fuga de capitales y, de nuevo,
en los débitos del Estado. El déficit fiscal se acercaba entonces
al 10% del PIB, unos 9.000 millones de dólares.
El 23 de enero de 2002, sendas marchas de uno y otro signo (si bien sólo
la antigubernamental fue verdaderamente multitudinaria) midieron sus fuerzas
en Caracas en el 44 aniversario del derrocamiento del último dictador
militar, Marcos Pérez Jiménez. Sólo un día después,
Chávez destituyó a Luis Miquelena, ministro del Interior y considerado
el preceptor intelectual del chavismo, aparentemente por defender una posición
de diálogo y acercamiento a sectores de la sociedad más allá
del MVR. La proclamación por Chávez el 4 de febrero, el décimo
aniversario del intento de golpe de 1992, como "día de celebración
nacional" ante 100.000 de sus partidarios fue considerada un ultraje a
la democracia por la oposición
El creciente número de militares, en activo o retirados, ocupando altos
cargos del Gobierno y la administración, lejos de anular la capacidad
de la Fuerza Armada para perturbar la República Bolivariana, la estimuló.
La dedicación de los uniformados a menesteres no propiamente castrenses,
los discretos vínculos con las guerrillas colombianas, la promoción
de la ideología bolivariana en los cuarteles, los indicios de entregas
de armas a chavistas organizados como Círculos Bolivarianos (imitación
de los Comités de Defensa de la Revolución cubanos) y las mudanzas
en el escalafón para asegurar la lealtad al Gobierno, generaron un resentimiento
en varios mandos intermedios que cristalizó, primero, en expresiones
de descontento más o menos contenidas en el perímetro de los cuarteles,
y luego, en desafecciones públicas.
Quien abrió la más peligrosa caja de Pandora para Chávez
fue, el 7 de febrero, el coronel de Aviación Pedro Luis Soto, que en
un programa de televisión, asegurando hablar en nombre del "70%
de la Fuerza Armada", demandó la sustitución de Chávez
por un presidente civil y la celebración de elecciones, ya que aquel
no había sido elegido "para que se adueñara de Venezuela"
e "impusiera un sistema con una ideología que en otros países
ha fracasado, trayendo miseria y pobreza".
Soto fue castigado con la expulsión del Ejército y el Alto Mando
Militar ignoró su llamamiento a la sublevación, pero recibió
la solidaridad de otros oficiales de diverso rango, como el capitán de
la Guardia Nacional Pedro José Flores y el contraalmirante Carlos Molina
Tamayo, que en los días y semanas siguientes le secundaron con sus propias
proclamas sediciosas. Los generales Alberto Poggioli y Guaicaipuro Lameda fueron
asimismo cesados de servicio, el primero por pertenecer a la disidencia y el
segundo a voluntad expresa, por discrepar con la reforma de PDVSA, de la que
era presidente.
Al tiempo que estos desafíos en el estamento militar, Chávez hubo
de hacer frente al imparable deterioro de la situación económica,
damnificada en parte por la incertidumbre política y la misma retórica
beligerante del presidente. El 13 de febrero, tras varias semanas de intervenciones
infructuosas del Banco Central (BCV) en defensa del bolívar frente al
dólar, el Gobierno eliminó la banda de fluctuación vigente
desde 1996 y dejó en libre flotación a la moneda nacional, que
sólo en las primeras 24 horas se devaluó un 31,4%, y anunció
el ajuste fiscal, grato al FMI, para enjuagar el déficit. De entrada,
los presupuestos del Estado serían podados en un 22%.
Las borrascas militar y económica animaron a la oposición a intensificar
la campaña de protestas, de manera que el 5 de marzo, Fedecámaras,
la CTV, la Conferencia Episcopal y el rectorado de la Universidad Católica
Andrés Bello (UCAB) firmaron un Pacto Democrático contra Chávez
en el que convocaban a la unidad de todos los sectores del país para
rescatar el diálogo social y acometer medidas urgentes contra los múltiples
y graves problemas que arrastraba el país.
7. Derrocamiento, contragolpe y restauración
del chavismo
La CTV convocó una huelga general el 9 de abril y, constatado su seguimiento
desigual (en PDVSA se trabajó sin novedad, no obstante la crispación
causada por los recientes despidos de ejecutivos rebelados contra el nombramiento
de la nueva dirección y la revisión de los criterios de gestión
mercantilistas del holding), decidió prolongarla al día siguiente.
En la segunda jornada de paros se disparó la tensión, con la llamada
por la CTV y Fedecámaras a la huelga general indefinida, la desautorización
de Chávez por otros dos generales y la advertencia del Gobierno de que
había una conspiración para derribarlo.
El día 11, jueves, se aceleraron los acontecimientos. En respuesta al
llamamiento de Fedecámaras y la CTV, varios cientos de miles de caraqueños
exigieron la renuncia inmediata de Chávez. La marcha, pacífica
y protagonizada por las clases medias, se encaminó hacia el Palacio de
Miraflores y allí fue tiroteada indiscriminadamente por miembros de la
Guardia Nacional y francotiradores de paisano, aparentemente chavistas armados,
provocando al menos una veintena de muertos y más de 100 heridos.
La masacre desencadenó en las horas siguientes una cascada de declaraciones
de rebeldía o condena por parte de un grupo de generales encabezados
por el jefe del Estado Mayor de la Armada, vicealmirante Héctor Ramírez
Pérez, del alcalde de Caracas, gobernadores estatales y el ex ministro
Miquelena, mientras que los medios de comunicación privados, desde tiempo
ha enfrentados con el Gobierno por el acoso de los Círculos Bolivarianos
a sus trabajadores y las trabas oficiales a la libertad de expresión,
pusieron el grito en el cielo por el corte de sus emisiones.
El día 12, pródigo en informaciones confusas, se produjo la caída
de Chávez como consecuencia de la desautorización pública
del Alto Mando Militar, inclusive el comandante del Ejército, general
Efraín Vásquez Velasco, y el inspector general y comandante en
jefe de la Fuerza Armada, general Lucas Rincón. Éste, no sin ambigüedad
sobre su postura personal, leyó un comunicado en el que informó
que la cúpula militar había pedido la renuncia del presidente
y que éste había aceptado.
En lo que tenía el aspecto de ser un golpe de Estado, Chávez,
vestido con su uniforme de teniente coronel de paracaidistas, fue puesto bajo
arresto por el general Néstor González (que el día 10 se
había anticipado a los hechos acusando de "traidor" al mandatario
por proteger a las FARC colombianas) en el Fuerte Tiuna, sede de la Comandancia
General del Ejército, después de que, según parece, viera
frustrado un intento de escapar del país al estar tomados los aeropuertos
por soldados rebeldes. Trascendió que el mandatario aguardaba su comparecencia
ante la justicia por la matanza del día anterior y circularon versiones
contradictorias sobre si llegó a firmar o no la carta de dimisión.
Entretanto, el presidente de Fedecámaras y principal rostro de la oposición
en los últimos meses, Pedro Carmona Estanga, anunció que contaba
con el apoyo de los militares para formar un Gobierno Transicional de seis miembros,
de hecho una junta cívico-militar. Carmona, con el título de presidente
de la República, y su ejecutivo de "transición democrática
y unidad nacional" tomaron posesión por la tarde en el Palacio de
Miraflores, en un clima de euforia en las filas opositoras, que, con la consigna
de "ni un paso atrás", creían asistir al final de la
era Chávez.
Carmona precisó que su mandato era interino, prometió gobernar
para reponer "la pluralidad democrática civil" y asegurar "el
pleno imperio de la ley", así como castigar a los elementos de las
"hordas chavistas" responsables de los asesinatos de la víspera,
desconvocó la huelga general, nombró un nuevo Alto Mando Militar
y se lanzó a emitir un torrente de decretos ejecutivos, dirigidos a desarticular
toda la institucionalidad vigente desde 1999, entre los que figuraban: la retirada
de la condición de Bolivariana del nombre de la República, el
desarme de las organizaciones civiles adictas al poder derrocado, la disolución
de la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo y la Fiscalía General, la
celebración de elecciones generales en un año a más tardar,
la dotación al presidente de potestad para cesar y designar a todos los
representantes públicos, desde ministros a alcaldes, en el período
de transición, y la suspensión de los polémicos 49 decretos-ley.
Amparado en el artículo 350 de la Constitución de 1999, que faculta
al pueblo, en tanto que depositario del poder constituyente originario, para
"desconocer cualquier régimen, legislación o autoridad que
contraríe los valores, principios y garantías democráticos
o menoscabe los Derechos Humanos", Carmona parecía tener la situación
bajo control, pero en menos de un día confluyeron una serie de circunstancias
que precipitaron la desbandada de su gobierno y la reposición triunfal
de Chávez en la Presidencia.
En tan sorpresivo y vertiginoso vuelco en la correlación de fuerzas resultó
decisiva la retirada de la confianza a Carmona por los mismos militares que
lo habían aupado, por intentar blindar su autoridad civil en el período
de transición y el alcance, de regusto revanchista y totalitario, de
algunos de sus decretos, así como el comienzo de la persecución
sistemática por los cuerpos de seguridad de figuras del régimen
depuesto y miembros de los Círculos Bolivarianos. La fractura de la institución
armada, como la del conjunto de la sociedad, polarizada hasta el borde de la
guerra civil, era un hecho.
El ostentoso distanciamiento de los generales titubeantes, el malestar de partidos
políticos y sindicatos por lo que veían un giro a la derecha y
la disparidad de reacciones en la comunidad internacional ante el forzado relevo,
con Estados Unidos congratulándose sin disimulos, España deseando
la pronta recuperación de la "calma y solidez democrática"
y el resto de Latinoamérica, a través de la XVI Reunión
en Costa Rica del Grupo de Río, condenando la "interrupción
del orden constitucional" en Venezuela (los presidentes de Argentina, Paraguay
y México se expresaron en términos duros, mostrándose distantes
y cautos otros mandatarios), animaron a los apesadumbrados partidarios de Chávez,
muy numerosos en los suburbios pobres, a adueñarse de las calles céntricas
de Caracas y, con cólera desatada, exigir la liberación del ex
teniente coronel.
En la tarde del 13, Carmona, después de que el general Vásquez
(a su vez, presionado por unidades salidas en defensa de Chávez, como
los paracaidistas de Maracay) dijera que el Gobierno de transición había
cometido "errores", anunció correcciones a los decretos del
día anterior y restituyó los poderes del Estado, pero los partidarios
de Chávez, civiles y militares, ya habían iniciado el contragolpe.
Mientras Caracas era devastada por disturbios y pillajes y una decena de personas
moría a manos de las fuerzas del orden público, que no estaba
claro si disparaban para contener a los saqueadores o por motivos políticos
contra los chavistas, el vicepresidente ejecutivo Diosdado Cabello Rondón,
nombrado el 13 de enero anterior y extrañamente destituido por Chávez
justo antes de abandonar, emergió de la clandestinidad para restaurar
el régimen.
Al final del día, Cabello juró como presidente provisional en
el Palacio de Miraflores, ya tomado por los ministros y demás hombres
fieles a Chávez, ante el presidente de la Asamblea Nacional, Tarek William
Lara, que en todo este tiempo se había negado a obedecer a Carmona. El
empresario reconoció al punto a Cabello y presentó su dimisión,
siendo a continuación arrestado y confinado en el Fuerte Tiuna. Ya en
la madrugada del domingo 14, Chávez partió en helicóptero
de la isla caribeña de La Orchila, a 100 km del continente, y aterrizó
directamente en Miraflores, en cuyas inmediaciones le esperaban cientos de miles
de enfervorecidos partidarios.
Acto seguido y vestido de civil, retomó la jefatura del país de
manos de Cabello y Lara y, en una atmósfera de euforia apenas contenida,
pronunció un discurso inesperadamente mesurado y conciliador, en el que
declaró sentirse "estupefacto" por el triunfo de la "contra-contrarrevolución"
y que regresaba "sin odio ni rencor", llamó a la "calma"
y la "cordura" de todos y negó que el Gobierno fuera a desatar
una "caza de brujas" en la oposición, a la necesitaba "leal
con el país y el pueblo". Con todo, la larga intervención
televisada comenzó con unas palabras enigmáticas, "a Dios
lo que es de Dios, al César lo que es del César, y al pueblo lo
que es del pueblo", y, a modo de advertencia, sentenció que era
hora de "tomar decisiones y ajustar muchas cosas", exhortando directamente
a los medios de comunicación para que hicieran "profundas rectificaciones".
El 27 de mayo de 1964, hace 38 años
surgieron las FARC-EP como respuesta política, económica, social
y armada a la agresión del Régimen político oligárquico
del bipartidismo liberal-conservador, contra los marquetalianos, la que se extendió
después a todas las organizaciones populares.
En 1964 el Estado colombiano comenzó con 16.000 hombres, la mas grande
operación militar de exterminio contra 46 hombres y dos mujeres bajo
el mando del Comandante Manuel Marulanda Vélez, en Marquetalia. Fue el
Congreso de la Republica, influenciado por Alvaro Gómez Hurtado, el que
autorizó al Presidente Guillermo León Valencia agredir a Maquetalia,
acusándola de ser una "Republica Independiente", porque en
ella se habían quedado, gracias a la fertilidad de sus tierras, la mayoría
de los amnistiados. Contando para esta agresión, con el apoyo irrestricto
de los Altos Mandos Militares, asesorados estos, por oficiales del Pentágono
y respaldados en su cometido, por la gran prensa, los Jefes de los dos partidos
tradicionales, los latifundistas y los terratenientes. El Generalato pensó
que tres semanas, era tiempo mas que suficiente para acabar con el grupo de
48 valientes campesinos y entregarle a los militaristas un parte de victoria.
Los marquetalianos después de ser agredidos, decidieron en una asamblea
levantarse en armas.
Antes de iniciarse la agresión contra Marquetalia, las FARC hicieron
distintos llamamientos públicos dirigidos al Congreso, a los jefes de
los partidos políticos, a las organizaciones sociales, a las personalidades
civiles y militares, la Iglesia Católica colombiana, las Naciones Unidas,
a la Cruz Roja internacional, a los intelectuales de Europa, entre otros, para
que contribuyeran a persuadir al Estado y al Gobierno de Colombia, sobre la
conveniencia de darle solución pacífica y satisfactoria a las
justas peticiones de los marquetalianos amnistiados, sin necesidad de volver
a recurrir a la confrontación armada. Pero se impuso, como siempre, la
intransigencia y la voracidad de los intereses mezquinos de la oligarquía
gobernante, a quien le pareció mas barato no invertir cinco millones
de pesos en la construcción de vías de penetración, escuelas,
puestos de salud y un centro de mercadeo para sus productos, sino liquidarlos
físicamente por medio de la fuerza, y con ello ahogar en sangre el deseo
de cambio de la mayoría de colombianos, para que el Estado continuara,
sin obstáculo alguno, con su política de "tierra arrasada"
contra el pueblo, expropiando los campesinos de las mejores tierras y entregando
nuestras riquezas y soberanía a los más oscuros intereses del
capital transnacional, liderado por el Fondo Monetario Internacional.
Sólo en el Gobierno de Belisario Betancourt (1982-1986), fue posible
desarrollar los primeros Diálogos Gobierno-FARC-EP y firmaron las dos
partes en la Mesa, los Acuerdos de la Uribe. Acuerdos que produjeron simpatía
y esperanza en casi todos los sectores sociales de nuestro país, porque
a pesar de las trabas puestas por los militaristas enemigos acérrimos
de los Diálogos y la salida política, el 28 de mayo del 1984,
se firmó el primer Cese de Fuegos bilateral, anunciado simultáneamente
por el Presidente de la Republica Belisario Betancourt y por el Comandante en
Jefe de las FARC-EP Manuel Marulanda Vélez. Con posterioridad al Cese
de Fuegos, nace como resultado de los Acuerdos de la Uribe, una nueva fuerza
política en el país: la Unión Patriótica, Movimiento
político pluralista creado para aglutinar los mas variados sectores sociales
y populares, interesados en contribuir a darle apoyo real de masas a los Diálogos
y a los Acuerdos, que en adelante surgieran de la Mesa, producto de las conversaciones
entre Gobierno-FARC.
Los militaristas tanto de uniforme como de civil, desde los tres Poderes del
Estado y fuera de él, opusieron sus oligárquicos intereses en
obstaculizar el cumplimiento por parte del Estado de los Acuerdos firmados por
las partes, acudiendo para ello, a los asesinatos selectivos, a las masacres,
las desapariciones, amenazas y torturas de los integrantes y dirigentes del
Movimiento político Unión Patriótica, del Partido Comunista,
de dirigentes sindicales y populares. Este plan de exterminio contra el pueblo
y sus dirigentes se llamó en los países del Cono Sur: Brasil,
Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, que también lo vivieron,"Guerra
Sucia", para significar el terrorismo desatado por el propio Estado, dentro
de una concepción contra insurgente, diseñada por el Pentágono
y la CIA Norte Americana con el fin de evitar que se repita en el continente
americano, otra revolución socialista, como la cubana.
La operación de exterminio denominada por el Alto Mando Militar "Centauro"
en diciembre de 1990, contra el Secretariado de las FARC-EP, en Casa Verde,
ordenada por Cesar Gaviria Trujillo, Presidente de la época, terminó
repentinamente con el proceso de Diálogos, iniciado con el Gobierno de
Belisario Betancourt. La clase gobernante en el poder consideró llegado
el momento de doblegar militarmente a la guerrilla, aplicándole la fórmula
del ex presidente Alfonso López Michelsen, quien dijo:" A la guerrilla
hay que derrotarla primero y después sentarla a conversar", para
así, imponerle a la insurgencia su política de Estado. Cuando
ya consideraron que habíamos sido ablandados militarmente, ofrecieron
nuevamente Diálogos. Fuimos a Cravo Norte, luego llegamos a Caracas y
terminamos en Tlaxcala, México, en otra demostración de nuestra
invariable voluntad hacia la consecución de una salida política
al conflicto social y armado. El Gobierno Gaviria, unilateralmente determinó
suspender las conversaciones con la guerrilla, tomando como pretexto que ésta
no tenía voluntad política, porque durante los Diálogos
hubo contundente respuesta militar de la insurgencia a los intensos operativos
de las fuerzas militares contra las unidades guerrilleras. El Gobierno, la clase
gobernante y sus Fuerzas Militares, esperaban la rendición y la entrega
del Movimiento guerrillero.
El Gobierno de Ernesto Samper, ofreció a las FARC-EP, Diálogos
en medio de la guerra. Las FARC-EP expresaron su disposición de dialogar
con el nuevo Presidente siempre y cuando se desmilitarizara el municipio de
la Uribe (en el departamento del Meta). Pero las Fuerzas Militares, en cabeza
del entonces General Harold Bedoya, se opusieron y amenazaron con dar Golpe
de Estado, si el Presidente aceptaba la petición de las FARC. Samper
que conocía perfectamente la grave crisis que para su Administración
significaba la presencia de millones de dólares del narcotráfico
en su campaña presidencial, no tuvo fuerza ni voluntad de enfrentar a
quienes se opusieron a los Diálogos y al igual que Gaviria, declaró
la Conmoción Interior y la Guerra total contra el pueblo y sus organizaciones
revolucionarias y populares. Fueron otros cuatros años de dura confrontación
política-militar contra el Estado y sus organismos represivos.
El mismo Comandante en Jefe de las FARC-EP en carta dirigida al Presidente de
Costa Rica, José María Figueres y Augusto Ramírez Ocampo,
anunció la disposición de su Organización guerrillera de
dialogar en Colombia, con el Gobierno que desmilitarizara cuatro municipios
en el Meta: La Uribe, Mesetas, La Macarena y Vista Hermosa. Quienes ya habían
rechazado la propuesta de desmilitarizar la Urbe, consideraron descabellado
y divorciado de realismo político la nueva propuesta de las FARC.
El Pleno del Estado Mayor Central, realizado en noviembre de 1997, determinó
exigir del Gobierno que sucediera a Samper, la desmilitarización, no
de cuatro, sino de cinco municipios: San Vicente del Caguán (Caquetá),
la Uribe, Mesetas, La Macarena y Vista Hermosa en el Meta; así como el
desmonte de los grupos paramilitares, como condición para adelantar Diálogos
hacia la búsqueda de la paz con justicia social. Estas dos condiciones
para los Diálogos ya se habían dado a conocer al país y
al mundo, por el Jefe de las FARC-EP, en el documento central leído públicamente
en Cartagena del Chairá, a través de medios de comunicaciones
nacionales y extranjeros, el día de la entrega de 70 militares hechos
prisioneros de guerra en la toma de la Base de las Delicias y en Juradó,
Chocó.
El Presidente Pastrana durante su campaña electoral asumió el
compromiso con quienes votaran por él, de liderar, en persona, los Diálogos
y ofreció desmilitarizar los cinco municipios exigidos por las FARC-EP.
Una vez elegido el nuevo Jefe del Estado y el Gobierno, aun sin posesionarse,
tuvo una entrevista con el Jefe de las FARC, para definir detalles sobre las
dos condiciones: Desmilitarización de los cinco municipios y el desmonte
de los grupos paramilitares organizados por el Estado. En esta ocasión
el Presidente contaba al Comandante Marulanda, de cómo pensaba resolver
los distintos problemas sociales y económicos que afectaban al país.
Entonces el Comandante Marulanda le dice: " Señor Presidente, nosotros
le creemos todo lo que usted esta diciendo, pero hay un problema,"cómo
piensa resolver usted el problema del paramilitarismo, ya que ahí están
metidos oficiales y suboficiales?. A lo que el Presidente respondió:
"Utilizaré para ello todos los instrumentos del Estado".
Sobre la base del cumplimiento de esos compromisos se iniciaron los Diálogos
Gobierno-FARC-EP. El 7 de enero de 1999, en San Vicente del Caguán, se
realizó el acto de instalación el que contó con la presencia
del propio jefe del Estado y varios altos funcionarios de su Gobierno, como
también de importantes delegaciones nacionales e internacionales. El
Comandante en jefe de las FARC-EP, no pudo asistir, porque se descubrió
un siniestro plan de la inteligencia militar, para asesinarlo a él y
si fuere necesario, también al Presidente Pastrana; lo que hubiera terminado
con el proceso de Diálogos antes de empezar y sumergido al país
en una tragedia más, de impredecibles consecuencias.
Dos días después de instalada la Mesa Nacional de los Diálogos,
la prensa dio cuenta de más de 200 colombianos, civiles indefensos, asesinados
por las organizaciones paramilitares en distintos lugares de la geografía
Patria. En rechazo a éste baño de sangre de compatriotas inocentes,
las FARC-EP decidieron Congelar los Diálogos hasta que el Gobierno demostrara
resultados satisfactorios en el combate contra el paramilitarismo estatal.
Sin antes obtener del Gobierno resultados satisfactorios contra el paramilitarismo,
las FARC-EP tomaron la decisión de descongelar los Diálogos, entregándole
al Alto Comisionado para la Paz, un largo listado de militares, políticos,
ganaderos, congresistas, empresarios, latifundistas, narcotraficantes y terratenientes
claramente comprometidos con el terrorismo de Estado, en contra de la oposición
política al Régimen gobernante.
Descongelamos y regresamos a la Mesa de Diálogos con el único
interés de avanzar en la elaboración de la Agenda Común
y dar tiempo a que el Gobierno emprendiera acciones militares, jurídicas
y políticas, encaminadas a diezmar las bandas paramilitares y de romper
su reconocido vínculo con las Fuerzas Militares y de Policía,
para imprimirle confianza y fortaleza al proceso de Diálogos y Negociación.
Con gran esfuerzo las partes en la Mesa de Diálogos lograron conformar
y firmar la Agenda Común Por el Cambio hacia la Nueva Colombia, con 12
temas fundamentales, a tratar en la búsqueda de soluciones de fondo a
la crisis nacional y con el fin de garantizar la participación de diversos
sectores sociales y populares, fue creado el Comité Temático Nacional
con representación numéricamente igual del Gobierno y las FARC-EP.
Las funciones de esta nueva instancia eran: Coordinar la realización
de las Audiencias Públicas, servir de vínculo entre la Mesa y
todos los sectores sociales interesados; y resumir el conjunto de propuestas
recogidas en las Audiencias, para presentarlas a la Mesa de Diálogos.
Después de darle a conocer al país y a la Comunidad Internacional
los avances de la Mesa con la aprobación de la Agenda Común, se
generaron mayores expectativas en los resultados de los Diálogos y se
considero de beneficio para el proceso, organizar la Gira Internacional de la
Mesa, visitando a algunos países de Europa, empezando por Suecia y Noruega,
con el propósito de explicar el estado del proceso de paz, con todas
sus particularidades. La gira resultó exitosa, dado que las dos partes
fueron recibidas en condición de iguales y fue evidente el interés
mostrado por los países visitados, por conocer interioridades de las
conversaciones; así como por visitar ellos también la Zona Desmilitarizada,
en un gesto recíproco, atendiendo a una invitación de la Mesa.
Mientras se dinamizaba la Mesa con estos elementos políticos, el Gobierno
seguía sin dar respuesta a las FARC, sobre la cantidad de crímenes
cometidos por el ejército y la policía a nombre de las bandas
paramilitares.
Cuando todo estaba dispuesto para la realización de la Audiencia Pública
Internacional sobre sustitución de Cultivos ilícitos y Medio Ambiente,
con la significativa presencia de representantes de la Comunidad Internacional,
el Presidente Pastrana sin contar con las FARC, decide unilateralmente incumplir
el acuerdo de la Mesa y suspende indefinidamente la Audiencia Internacional,
pretextando la supuesta autoría de las FARC en el vil asesinato de doña
Elvia Cortés, con un "collar bomba".Crimen de Estado perpetrado
por la inteligencia gubernamental.
Superada esta provocación fraguada por los círculos militaristas
gobernantes, que buscaba antes que todo evitar la realización de la Audiencia
Internacional, desprestigiar a las FARC-EP y romper el proceso, logramos persuadir
al Gobierno para que cumpliera el acuerdo firmado en la Mesa, de hacer la Audiencia
en el mes de julio de 2000. Y así se hizo; donde la Comunidad Internacional
fue testigo de la propuesta presentada por las FARC-EP al Gobierno Nacional,
de desmilitarizar Cartagena del Chaira para convertirla en Municipio Piloto
de la sustitución de cultivos ilícitos, ofreciendo la experiencia
organizativa y la autoridad de la Organización guerrillera ante las comunidades,
para evitar el mal uso de los recursos asignados a la sustitución de
cultivos. En el mismo evento conocieron los invitados Internacionales las propuestas
de los campesinos, quienes dijeron que la causa de que ellos cultivaran la coca,
era la ausencia de una Reforma Agraria Integral, y que esos cultivos eran su
unico medio de subsistencia, ante el absoluto abandono estatal. También
expresaron su disposición de renunciar a ello, si el Estado les aseguraba
medios dignos de supervivencia.
En el mismo año se hizo pública la propuesta de un Pleno del Estado
Mayor Central de las FARC-EP, de Legalizar las Drogas, con el objetivo de aportar
elementos concretos de solución definitivos al fenómeno del tráfico
de alucinógenos a nivel global. De esta propuesta tampoco hubo respuesta
oficial del Gobierno, porque el aceptarla implicaba dejar de recibir millonarios
recursos del Plan Colombia y no tendría manera de justificar la guerra,
que hoy lidera contra el pueblo y sus organizaciones, pretextando el combate
al "narcotráfico y al terrorismo", ni podría acusar
a las FARC-EP de participación en el tráfico de drogas.
Los representantes de los Países Amigos, por haber participado en calidad
de Facilitadores durante el proceso de Diálogos y Negociación,
también fueron testigos de nuestra permanente disposición a discutir
las propuestas políticas, económicas y sociales contenidas en
la Agenda Común por el Cambio Hacia la Nueva Colombia, firmada por las
dos partes en la Mesa Nacional de Diálogos y Negociación. Así
como la propuesta presentada a la Mesa por las FARC-EP, de subsidiar transitoriamente
a los desempleados, mientras se buscaba el consenso para firmar el acuerdo referido
a erradicar gradualmente el desempleo.
El Gobierno del señor Pastrana nunca tuvo una política de paz,
sino una verdadera estrategia de guerra contra el pueblo y sus organizaciones
populares. Para lo cual se apoyó en la política paramilitar del
Estado, estimulada y alimentada con los recursos provenientes del intervencionista
Plan Colombia, proporcionados por el Gobierno de los Estados Unidos. Todo lo
anterior sin excluir, la responsabilidad que también tienen los candidatos
presidenciales del bipartidismo liberal-conservador: Uribe Vélez, Horacio
Serpa y Noemí Sanin, quienes de manera sistemática y malintencionada
se dedicaron a torpedear el proceso de paz; también sectores del empresariado,
de la Iglesia Católica colombiana, de las Fuerzas Militares, de Policía
y los principales medios de comunicación.
Sin embargo, cabe destacar el Acuerdo Humanitario alcanzado con el Gobierno
Pastrana, gracias al cual recuperaron la libertad 360 uniformados del ejército
y la policía y 14 guerrilleros, que también estaban privados de
la libertad en las cárceles del Sistema. La importante ceremonia pública
para entregar y recibir los prisioneros se hizo con nutrida presencia de la
Comunidad Internacional, Cruz Roja Internacional, Naciones Unidas, el Vaticano,
la Iglesia Católica colombiana, familiares de los prisioneros, población
de los cinco municipios y los medios de comunicación. Este Acuerdo se
logra después de que el propio Jefe de las FARC-EP, hiciera permanentes
e infructuosas gestiones ante los tres poderes del Estado, sobre la necesidad
de aprobar una Ley de Canje transitoria o permanente, que permitiera liberar
la totalidad de los prisioneros de guerra en poder de las dos partes.
En la propuesta de Canje, en la de subsidiar a los desempleados y en la de sustitución
de cultivos ilícitos en el Municipio de Cartagena del Chairá,
el Estado y sus Negociadores mostraron intransigencia y mezquindad, y una absoluta
ausencia de iniciativa y voluntad política.
La evidente negativa del Gobierno de asumir su responsabilidad en el combate
contra el paramilitarismo, obligó a las FARC, por segunda vez a Congelar
los Diálogos, para darle tiempo al Gobierno de cumplir con su compromiso,
mostrando resultados concretos en esta lucha.
En la tercera entrevista del Presidente Pastrana con el Comandante Marulanda,
se firmó el Acuerdo de los Pozos, compuesto por 13 puntos, pero de todos
ellos, vale la pena por su importancia, referirse a dos: el número 3
y el 10. El número tres dice "El Gobierno y las FARC Ejército
del Pueblo coinciden en la importancia de avanzar en las discusiones sobre los
mecanismos para acabar el paramilitarismo y disminuir la intensidad del conflicto.
Para tal efecto, la Mesa de Diálogo y Negociación creará
una comisión con personalidades nacionales que le formulen recomendaciones
en estas dos direcciones". Resultado de lo anterior accedimos nuevamente
a Descongelar los Diálogos y la Negociación, para continuar la
discusión de los temas de la Agenda Común y desarrollar los 13
puntos del Acuerdo de los Pozos.
El número 10 del Acuerdo de los Pozos dice: "Las FARC-Ejército
del Pueblo no se oponen a los proyectos de erradicación manual y de sustitución
de cultivos ilícitos, pero reiteran que un proceso tal, debe adelantarse
de común acuerdo con las comunidades. El Gobierno Nacional y las FARC
coincidimos en la importancia estratégica de trabajar en la protección
y la recuperación del medio ambiente". Este Acuerdo fue incumplido
por el señor Presidente, porque, lejos de concertar con las comunidades
la erradicación manual de los cultivos ilícitos, la fumigación
aérea se intensificó, volviéndose indiscriminada, lo que
afectó todos los cultivos de plátano, yuca, maíz, etc de
los campesinos del Sur del País, fuera de los irreparables daños
ecológicos causados al medio ambiente. Cuando públicamente le
exigimos al Presidente que cumpliera la acordado, respondió, también
públicamente, fue la Embajadora de Estados Unidos Anne Patersson, quien
dijo, que su país no suspendería las fumigaciones.
La Mesa, en base al punto tres del Acuerdo de los Pozos, nombró una Comisión
de cuatro Personalidades encargada de formular recomendaciones a las partes
en la Mesa, para acabar el paramilitarismo y disminuir la intensidad del conflicto.
Estas recomendaciones no obligaban a las partes a hacerlas suyas. La Mesa en
pleno las recibiría para su intercambio y estudio por cada una de las
partes y después de hacer cada sus respectivas consultas internas, se
daría la discusión en la Mesa, donde cada parte sentaría
su posición con relación a las propuestas consignadas en el documentos
de las Personalidades. Transcurrieron varios meses sin que el Gobierno se interesara
en el análisis y la discusión colectiva de las recomendaciones.
En cambio, se limitó a decir a través de los medios de comunicación,
que la propuesta de la Comisión de Personalidades debería acogerse
por las partes integralmente, sin antes abordar el intercambio de opiniones
entre las dos partes como fue el acuerdo. Después difundieron la mentira,
de que mientras el Gobierno aceptaba sin objeciones las recomendaciones de los
Notables, las FARC-EP las rechazaban totalmente.
Mientras todo lo anterior ocurría, el Presidente de la Republica afirmaba
de manera obsesiva y desafiante en todos los eventos que presidía y en
todas las alocuciones que disponía de unas Fuerzas Militares altamente
preparadas para la guerra, con inmensos recursos provenientes del Plan Colombia,
para garantizar la capacidad combativa de sus tropas, en caso de que las FARC
se negaran a hacer gestos unilaterales de paz. A las anteriores amenazas del
Jefe del Estado se sumaron una serie de presiones de la casta gobernante contra
la Zona desmilitarizada, los Diálogos y las FARC-EP; luego vinieron los
hechos del 11 de septiembre, en Estados Unidos, con lo que pensaron los del
Gobierno y la Oligarquía llegado el momento de presionar a las FARC,
con mayor dureza, para obligarlas a hacer concesiones de principios, y sino
hacerlas levantar de la Mesa, y responsabilizarlas de la ruptura de las conversaciones.
Las FARC-EP que conocían la maniobra gubernamental no cayeron en la trampa:
No se dejaron provocar.
El señor Presidente Pastrana, lo mismo que los gobernantes que le antecedieron
exigió desarrollar las conversaciones en medio del conflicto, sin embargo,
el 20 de febrero del año en curso, de forma unilateral determinó
la ruptura definitiva de las conversaciones y la cancelación de la Zona
Desmilitarizada convenida por las dos partes, tomando como motivo el desvío
de un avión y la retención de un congresista, por la Columna Teófilo
Forero de las FARC-EP.
Durante el proceso de conversaciones hacia la paz, que duró tres años
y medio, el propio Presidente Pastrana, en foros nacionales e internacionales,
defendió el carácter político de las FARC-EP y apenas él
rompió los diálogos convierte por arte de magia, a las mismas
FARC-EP, en "terroristas"; como si el carácter político
de nuestra organización dependiera del estado emocional del gobernante
de turno, y no de 38 años de lucha política-militar al lado del
pueblo por conquistar cambios en las estructuras del Estado y en las esferas
políticas, económicas y sociales de nuestra patria.
Las FARC-EP, sin pausa ni desmayo continuarán hoy, al igual que hace
38 años, su invariable política de buscar los Diálogos
hacia la paz con justicia social, utilizando las únicas formas de lucha
que el Régimen oligárquico les ha impuesto, hasta conquistar el
poder político para construir una sociedad sin explotadores ni explotados,
donde prevalezca la justicia social, se respete nuestra soberanía y reine
la armonía en las relaciones con todos los países, fundamentada
en la libre autodeterminación de los pueblos.
En este 38 aniversario de las FARC-EP rendimos un sentido y combativo homenaje
a todos los marquetalianos, quienes, con su sangre y sacrificio contribuyeron
a crear sólidas bases para la construcción de la Nueva Colombia;
igualmente recordamos a todos los combatientes caídos en el cumplimiento
de misiones, y a todos nuestro presos políticos, que han tenido el suficiente
temple revolucionario, para convertir las cárceles del Régimen,
en trincheras ideológicas de combate. A los familiares de los camaradas
caídos en combate, nuestras mas sinceras condolencias, y a los camaradas
presos y a sus familiares, nuestra voz de aliento y esperanza. A los mandos
y combatientes felicitaciones por nuestro día y recordarles, la obligatoriedad
moral que tenemos como revolucionarios, con nuestro pueblo y nuestra Organización
de ser cada día mejores combatientes, más disciplinados y cumplir
los planes y tareas emanados por los organismos superiores, con iniciativa y
abnegación convencidos, que cada uno de nosotros es un modesto albañil
en la construcción de la Nueva Colombia.
Anexo III: ALCA
Al examinar las propuestas públicas
del ALCA, porque muchas se mantienen en secreto a pesar de afectar gravemente
la vida de las comunidades, encontramos clausulas que apuntan a:
- Establecer en la región el "derecho
a la libre inversión" que le permite a las empresas demandar a los
gobiernos por la adopción de politicas sociales que disminuyan sus beneficios.
- Establecer Tribunales Comerciales que sustituyan los jueces y las cortes nacionales.
- Desregular y privatizar los servicios y bienes públicos que aun queden.
- Imponer el dólar como moneda unica en toda la América Latina
y lograr que la Reserva Federal de los Estados Unidos dicte la politica monetaria
de cada uno de nuestros paises.Este proceso ya se ha puesto en marcha aún
sin ALCA.
- Eliminación de barreras arancelarias y prohibición de politicas
estatales orientadas a favorecer el uso de bienes nacionales o el desarrollo
local y sectorial.
- Obligar a abrir las compras y contrataciones estatales a todas las empresas
del continente.
- Expandir el derecho de propiedad intelectual que permite patentar nuestra
biodiversidad y nuestros saberes tradicionales, facilitando el lucro de las
corporaciones multinacionales de medicamentos.
En este momento la agricultura norteamericana
recibe subsidios por valor de ochentamil millones de dólares. Como el
principal sector estadounidense en una economía regional sin barreras
sería la agricultura, se creará, claro, una excepción,
esos subsidios se mantendrán con una excusa u otra. Con estos subsidios
y la licencia para operar químicos y cultivos transgenicos que dañan
la salud humana será casi imposible para nuestros agricultores enfrentar
la competencia de los productores estadounidenses y se deteriorara aun más
nuestra soberanía alimentaria.
Con estas normas, condiciones y plazos es que se pretende unir la economía
de los Estados Unidos, la súper potencia industrial, tecnológica
y financiera, con las economías de nuestros países que padecen
la pobreza y dependen de los dictados del Fondo Monetario Internacional y el
Banco Mundial instituciones financieras controladas y dirigidas por los mismos
Estados Unidos. Es por estos sentidos y condiciones que el ALCA ha sido definido
como el "proyecto de integración entre el tiburón y las sardinas".Así
el ALCA significa la anexión arrasadora y definitiva de la América
Latina a los Estados Unidos, la perdida de nuestra tierra para ser destruida
por la voracidad de las multinacionales, la condena de nuestra gente a un horror
aun mas grande y terrible, agudizando el sufrimiento de los que ya se encuentran
en la pobreza y la indigencia y lanzando a enormes franjas de la población
al infierno del desempleo y la miseria; para los que queden con los pocos puestos
temporales que existirán y los oficios mas despreciados y riesgosos,
la condición será la de esclavitud sumisa a los dictados y deseos
de los amos de las corporaciones multinacionales estadounidenses y sus reducidas
burocracias estatales que de cuando en cuando revisaran la eficacia de los controles.
Para poner en marcha este ALCA que afecta de manera directa y brutal la vida
cotidiana de las poblaciones, se pretende impedir que los pueblos sepan , comprendan
y participen directamente en la aceptación o rechazo del Acuerdo.
Es por esto que estamos abriendo la comunicación y organizando este plebiscito
para que sean los pueblos los que se pronuncien de forma directa y clara sobre
los asuntos que nos afectan en la vida cotidiana.
ALCA: Una necesidad estratégica de los Estados Unidos
Después de los acontecimientos del
11 de septiembre del 2001 el Comité de Medios y Árbitros de la
Cámara de Representantes aprobó el fast-track. ¿ Por qué
tanta urgencia? Podríamos decir. En el discurso oficial, las razones
parecen, como siempre, idealistas y hasta filantrópicas; en la realidad,
los problemas y necesidades de América Latina no cuentan a la hora del
balance de los grandes intereses de la superpotencia. La premura se explica
porque Estados Unidos necesita descargar el peso de su propia crisis sobre los
hombros de América Latina. El ALCA nació en otro contexto histórico,
en 1994, en plena onda expansiva de la euforia del capital.
Ahora el sistema muestra síntomas de agotamiento. No es sólo un
problema que afecta a los Estados Unidos de América. Japón se
sumió en 1992 en una crisis del sector inmobiliario que se contagió
a las finanzas y, desde entonces, la segunda economía mundial no termina
de levantarse. México se derrumbó en 1994, los Tigres Asiáticos
en 1997, Rusia en 1998, Brasil en 1999 y Argentina, el modelo de Washington,
vive el peor momento de su historia. En los propios Estados Unidos "caen
el PIB, la producción industrial, las inversiones, la confianza del consumidor,
las ventas, las ganancias empresariales y la Bolsa. Aumentan el desempleo, el
déficit externo y el pánico." Estados Unidos busca consolidar
América Latina como su región exclusiva de dominio, frente a la
competencia Europea y Asiática, aprovechando los recursos naturales y
la fuerza de trabajo barata de la región, desbaratando los avances productivos
que habían logrado históricamente para convertirlos en un mercado
de importación y consumo.
LA ARTICULACIÓN DEL PLAN COLOMBIA CON EL ALCA
En las preocupaciones norteamericanas, expresadas
en el borrador del ALCA, ocupan un importante espacio los problemas de seguridad.
La agenda es explícita, el ALCA busca combatir el narcotráfico,
el tráfico de armas, la corrupción, las migraciones, el terrorismo.
La forma en que darán ese combate es mediante la creciente militarización
de la sociedad que, tarde o temprano, desemboca en una guerra de baja intensidad
contra los enemigos que ha elegido unilateralmente el poderoso imperio. Ahora
mismo, a fines de febrero del 2002, luego de más de tres años
de combate a las drogas en Colombia, las caretas ruedan por el suelo, los gestos
de Pastrana se parecen cada vez más a los de su homólogo norteamericano
y el lenguaje de las bombas y los fusiles se impone sobre los que soñaron
en la posibilidad de una paz negociada y pacífica.
El ALCA, entonces, no puede prescindir de un elemento central de la actual estrategia
de dominación norteamericana para América Latina: la guerra contra
la cocaína. Pues la guerra contra las drogas: "Al criminalizar todo
el proceso... permite que desaparezcan todas las tensiones estructurales, se
despoliticen y vacíen de contenido el problema de la injusticia, el desarraigo,
la falta de oportunidades, la miseria, los privilegios, etc., mientras se ofrece
la oportunidad de reforzar los sectores militares brindándoles una relación
privilegiada con Estados Unidos, permitiendo la unificación de los ejércitos
en su fase de formación, en el desarrollo de las operaciones, compartiendo
los mismos ideales, objetivos, preceptos morales".
EL APOYO DE LAS CLASES DOMINANTES LATINOAMERICANAS.
El agotamiento del modelo desarrollista de
la CEPAL en los años 70, la explosión de la deuda externa en los
80 y la imposición del Consenso de Washington en los 90, han determinado
un debilitamiento extremo de los mínimos resquicios de autonomía
que, en otros momentos, demostraron algunos sectores de la clase dominante Latinoamericana.
En la actualidad, las diversas fracciones de la burguesía del continente,
han optado, como mecanismos de vida, por el malinchismo y la sumisión
de Felipillo. La hoja de parra que cubre sus miserias es la globalización,
pero, en el fondo, saben que sus últimas boyas se juegan en la completa
identidad con las imposiciones y los intereses de la burguesía metropolitana,
esa es la raíz del apoyo a los procesos de dolarización, al Plan
Colombia y la Iniciativa Radical Andina, al Mercado Común de las Américas.
Lo hemos dicho en otros ácapites de este libro, las excepciones honrosas,
son la Cuba de Fidel Castro, el Presidente Hugo Chávez de Venezuela y
Fernando Enrique Cardoso del Brasil que han advertido que, si se mantiene el
actual esquema del ALCA, Brasil no participará.
Los otros grupos de apoyo al actual esquema del ALCA son las grandes empresas
transnacionales y la burguesía monopolista norteamericana que serían
las principales beneficiarias del mercado ampliado.
Ecuador: Punta de lanza del ALCA
El Presidente Gustavo Noboa, en su informe
ante el Congreso Nacional (15/01/2002), presentó como uno de los logros
de su gobierno el tener la presidencia del ALCA, a la vez que advirtió
que: "El proceso de integración de la Comunidad Andina (CAN) debe
salir de su estancamiento", declaraciones aparentemente intrascendentes
e inconexas, de no mediar acciones inmediatas de especial importancia que descubren
la verdadera intencionalidad que se escondía tras tan "inocentes"
declaraciones: el retiro del Ecuador del CAN, para forzar la marcha del Ecuador
hacia el ALCA.
Efectivamente, tres días luego del mencionado informe presidencial, el
Ministro de Relaciones Exteriores del Ecuador Heinz Moeller encabezaba en México
la delegación para la Primera Reunión del Mecanismo Bilateral
de Consultas en Materia de Interés Mutuo, en la cual, bajo la premisa
de que: "resulta prioritario para ambos países incrementar los intercambios
de bienes y servicios en un marco de certidumbre y confianza", el Canciller
Moeller, con su homólogo mexicano Jorge Castañeda, acordaban iniciar
de inmediato las negociaciones de un Tratado Bilateral de Libre Comercio[1],
tipo de tratados que eliminan todas las restricciones arancelarias y paraarancelarias
entre los suscriptores, manteniendo sus aranceles individuales frente a países
ajenos al tratado, por lo que, de suscribirse, colocará en entredicho
la permanencia del Ecuador en el CAN.
La declaración de que: "El proceso de integración de la Comunidad
Andina (CAN) debe salir de su estancamiento", se convierte entonces en
una amenaza, o sale del estancamiento o nuestra permanencia debe ser cuestionada,
posición similar a la adoptada por el gobierno de Pinochet, con antelación
a su salida del CAN, entonces denominado Pacto Andino.
A justificar la salida del Ecuador del CAN igualmente se orientan las declaraciones
del Ministro Moeller, cuando señalaba que ante la "cascada de devaluaciones"
de los países miembros del CAN, (como medida defensiva ante la devaluación
de Argentina), y la imposibilidad de Ecuador de optar por una similar medida
a causa de la dolarización, el Ecuador demandaría de los otros
miembros del CAN un tratamiento preferencial, ya que, el Ministro Moeller bien
conoce que es imposible que el CAN conceda las preferencias solicitadas, mediante
un tratamiento arancelario en el corto plazo o a través de precios preferenciales,
en este caso por razones legales que hacen a la situación de "dumping"
que de ello se derivaría. La disyuntiva inviable planteada por el Ministro
Moeller, entonces, solo se constituye en otro argumento para justificar la salida
del Ecuador del CAN.
La firma de un tratado de libre comercio del Ecuador con México, al propiciar
las condiciones para la salida del Ecuador del CAN, forzará la marcha
del Ecuador hacia el ALCA, si se recuerda que México es parte del NAFTA
(acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y Canadá), lo que conlleva
a una real, aunque no oficial, adscripción a ese tratado.
En esa perspectiva las declaraciones del Ministro Moeller de que coincide con
las prevenciones del Brasil respecto al ALCA, solo se constituyen en una acción
de distracción ante los requerimientos de la opinión pública
del Ecuador, que adquieren cada vez mayor fuerza, para que se revea la posición
que se advierte en el gobierno de Noboa Bejarano, el integrar al Ecuador sin
cortapisa alguna al ALCA, desestimando incluso la posición del Banco
Mundial, organismo que a través de declaraciones de Nicholas Stern, su
Economista-Jefe, expresa que:
"La globalización no es un juego inocente. Los países sólo
deben abrir sus economías en los sectores en los que saben que son competitivos",
precisando que: "El Brasil y otros países en desarrollo deben procurar
abrir sus economías en aquello en que les es ventajoso comercialmente"[2],
posición que, necesariamente, contraría la del gobierno ecuatoriano,
adoptada en su afán por servir obsecuentemente a los intereses del imperialismo
norteamericano.
La próxima visita oficial al Ecuador que realizará el Presidente
de Chile Ricardo Lagos Escobar en el mes de marzo próximo, vista la posición
del Presidente "socialista" chileno ante el ALCA y el NAFTA[3], seguramente
proporcionará luces adicionales sobre la intención del gobierno
ecuatoriano de avanzar en tratados bilaterales de libre comercio, mecanismo
elegido para profundizar el entredicho con la Comunidad Andina, que termine
por justificar la salida del Ecuador del CAN, para con ello, tener el camino
expedito para acelerar, forzar la marcha hacia el ALCA.
Todo anuncia que la visita de Ricardo Lagos Escobar se inscribirá en
la línea antes mencionada, si se recuerda, por ejemplo, las declaraciones
de Soledad Alvear (Ministra de RR.EE. de Chile), luego de conocida la aprobación
de la "vía rápida", en las que afirmaba que: "el
país está más cerca que nunca de alcanzar un acuerdo de
libre comercio con EE.UU. Es una señal importante, un paso que da cuenta
al mundo de la liberalización comercial, la importancia que EE.UU. le
atribuye a este tema y lo más cerca que estamos de alcanzar un acuerdo
de libre comercio", agregando que: "es probable pensar que dentro
del primer semestre podamos tener un Tratado de Libre Comercio con EE.UU."[4],
tratado de libre comercio entre Chile y EE.UU. visto como un trampolín
hacia el ALCA, como lo afirma Carlos Fazio.
Si se concretan las firmas de los anunciados tratados de libre comercio Ecuador-México
y Chile-EE.UU, y el previsible tratado de libre comercio Ecuador-Chile, se habrá
allanado de forma muy importante el camino hacia el ALCA y se descubrirá
la estrategia diseñada por el imperialismo norteamericano para alcanzar
sus designios: el disponer de dos puntas de lanza al interior de los dos acuerdo
subregionales más importantes de América Latina: el Ecuador en
la Comunidad Andina de Naciones y Chile en el MERCOSUR.
El gobierno ecuatoriano, entonces, si tendrá motivos para "enorgullecerse"
de ostentar la Presidencia del ALCA, puesto que habrá cumplido su rol
de "encomendero" del imperio en la CAN, habrá colocado definitivamente
al Ecuador en el carril del ALCA, todo ello, por cierto, a costa de situar al
Ecuador "ad portas" de un nuevo desastre nacional propiciado por la
inevitable destrucción del aparato productivo que generará el
ALCA, como es previsible dadas la diferencia tecnológicas y de productividad,
así como por las dimensiones de su economía, la que, por ejemplo,
es 500 (QUINIENTAS) menor que la de los Estados Unidos, a todo lo cual se suma
la constante pérdida de competitividad respecto a los países vecinos
a causa del tipo de cambio fijo que establece la dolarización, como lo
advierte el gobierno de Noboa Bejarano a través de su ministro de Relaciones
Exteriores.
-------------------------------------------------------------------------------
[1] Véase el despacho de ANSA: "Ecuador y México caminan
a su Tratado de Libre Comercio", Diario El Comercio, Quito, Ecuador, 19/01/2002.
[2] Entrevista con Nicolas Stern, Economista-Jefe del Banco Mundial, publicada en el Folha de Sao Paulo, Diciembre 2001
[3] Es decidor respecto a la posición de Lagos Escobar, el que su hijo Ricardo Lagos Weber, sea considerado uno de los más connotados lobbystas de Chile, para la aprobación del Trade Promotion Authority (TPA) (igualmente conocida como Fast Track o vía rápida).
[4] Véase Arnaldo Pérez Guerra:
"Chile el trampolín de Bush (y Lagos) para el ALCA", publicado
en "La Insignia", 13 de diciembre de 2001.
(Tomado de http://www.rebelion.org/) 30 de enero del 2002
El ALCA dentro de la estrategia hegemónica de Estados Unidos
Dr. Carlos Alzugaray Treto, Profesor Titular, Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García.
Un conjunto de factores económicos, sociales y políticos influyeron en la situación creada en América Latina y el Caribe a partir de 1989, cuando el fin de la bipolaridad estratégica ofreció significativas oportunidades para que los Estados Unidos rediseñaran su estrategia hegemónica de dominación sobre la región. Ante todo, debe tenerse en cuenta que en ese diseño han estado presentes al menos cuatro factores estructurales tradicionales:
1) La voluntad de excluir la influencia y/o presencia de cualquier competidor global que pudiera poner en peligro la primacía de los Estados Unidos como potencia preponderante en el Hemisferio Occidental tanto en lo económico como en lo político y militar.
2) La conquista de posiciones preferenciales para el comercio de los Estados Unidos con la región y para las inversiones de corporaciones multinacionales norteamericanas y, en consecuencia, el rechazo y derribo de cualquier proyecto social que, como la Revolución Cubana, intentara liberar a algún país del pesado fardo de la dependencia económica.
3) El profundo menosprecio por la identidad cultural y nacional latinoamericana y caribeña. El Profesor Lars Schoultz, de la Universidad de Carolina del Norte, ha demostrado fehacientemente, mediante el amplio uso de documentos diplomáticos confidenciales en archivos norteamericanos, que la creencia en la "inferioridad latinoamericana constituye el núcleo esencial de la política de los Estados Unidos porque determina los pasos precisas que los Estados Unidos dan para proteger sus intereses en la región." [1]
4) El uso unilateral de la coerción y la fuerza como instrumentos preferidos de política para el logro de sus fines. Un académico tan poco sospechoso de prejuicios anti-norteamericanos como Jorge Domínguez lo ha reconocido así en un reciente trabajo sobre el futuro de las relaciones interamericanas. [2]
El fin de la bipolaridad estratégica
mundial por abandono de uno de los dos contendientes, la Unión Soviética,
no encontró a los Estados Unidos en la mejor posición económica.
Plagados por un déficit crónico en su balanza de comercial y de
pagos y afectados por serios problemas económicos y sociales domésticos,
los Estados Unidos debían enfrentar el creciente desafío que representaban
la Unión Europea y Japón.
La agenda de las relaciones interamericanas a la altura de 1989 era bien compleja.
No puede olvidarse que los años entre 1980 y 1989 se habían caracterizado
por crecientes índices de deterioro económico y social en América
Latina y el Caribe, agudizados por la crisis de la deuda, por lo que se le había
calificado como la "década perdida". Aunque la región
vivía un momento de auge de gobiernos formalmente democráticos
al estilo burgués, parecía que la mayor parte de las dictaduras
militares prevalecientes en la década anterior habían optado por
entregar el poder a los civiles, conscientes de la gravedad de los problemas,
muchos de ellos insolubles. El producto interno bruto per cápìta
había caído un 8 por ciento por debajo del de 1981. La inflación
promediaba el 758 por ciento. La deuda externa total excedía los 400
mil millones de dólares. El servicio de esa deuda había costado
a la región una pérdida neta de capitales de 180 mil millones
de dólares entre 1982 y 1988.
La administración de George Bush (padre) enfrentaba tres desafíos
concretos, heredados de la etapa de Ronald Reagan. El primero de ellos era el
de poner fin a la Revolución Sandinista. El segundo era el creciente
conflicto con el gobierno del General Noriega en Panamá, el cual se negaba
a aceptar la imposición norteamericana. El tercero era el del narcotráfico.
La desaparición del campo socialista y de la Unión Soviética
abrirían el camino para solucionar los dos primeros problemas de manera
favorable para los Estados Unidos entre 1989 y 1990. El tercero era, y es, prácticamente
insoluble para un gobierno como el norteamericano, que se niega a reconocer
que su política es parte del problema y no de la solución.
La contradicción era evidente. Para América Latina y el Caribe
el problema prioritario de la agenda interamericana era el económico
y, en particular, el de la deuda. Para los Estados Unidos la seguridad nacional
seguía siendo el asunto de mayor urgencia, interpretado ese concepto
en términos neomonroistas.
Si, por un lado, el contexto económico
doméstico e internacional obligaba a la administración Bush a
seguir una política comercial más agresiva - no debe olvidarse
el estancamiento de las negociaciones de la Ronda Uruguay - tampoco puede descontarse
que por esos años la élite del poder norteamericana vivía
un momento de euforia política a causa de la inesperada y acelerada decadencia
y hundimiento de la Unión Soviética. Estas condiciones, que se
reflejaban en América Latina y el Caribe en la facilidad con que los
Estados Unidos invadieron y ocuparon Panamá en diciembre de 1989 y en
la derrota del Frente Sandinista en las elecciones generales de 1990 en Nicaragua,
creaban las premisas necesarias para la adopción de iniciativas políticas
hegemónicas.
Aunque en el plano económico la administración de Bush será
recordada sobre todo por el lanzamiento de la Iniciativa para las Américas
en 1990 y la conclusión exitosa de la primera etapa negociadora para
la firma del Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (ALCAN o
NAFTA, como se le conoce más comúnmente), debe tenerse en cuenta
el significativo antecedente que representó el Plan Brady, ideado en
1989 con el pretexto de buscar una solución al agudo problema de la impagable
deuda externa de América Latina y el Caribe. Este proyecto, anunciado
en marzo de 1989, tenía como objetivo ofrecer cierto paliativo financiero
para el problema de los pagos por las obligaciones contraídas en años
anteriores, pero significó la imposición, como condición
sine qua non, de reformas económicas encaminadas a "liberar"
las economías de los países que se acogieran al mismo.
El Plan Brady fue la base sobre la cual se erigió el llamado "Consenso
de Washington" adoptado por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional,
a instancias de los Estados Unidos, como criterio estricto para el otorgamiento
de nuevos préstamos a países endeudados, bajo el eufemismo de
"ajuste estructural". El Consenso, formulado por John Williamson,
Presidente del Banco, consistía en tres grupos de recetas:
1. Reducir y revisar el papel económico del estado disminuyendo ante todo los gastos sociales y desregulando las economías nacionales para permitir el libre juego de las fuerzas del mercado.
2. Apoyar al sector privado mediante la eliminación de subsidios, la liberalización del régimen de inversión de capitales foráneos y la privatización de las empresas públicas.
3. Revisar la política comercial, eliminando todo tipo de tarifas o barreras para las importaciones.
Aunque el Plan Brady y el Consenso de Washington
fueron diseñados primariamente con el caso de México en mente,
varios países latinoamericanos y caribeños se acogieron al mismo.
La región en su conjunto comenzó a aplicar las medidas recomendadas,
que se constituyeron en el núcleo de la agenda de reformas económicas
neoliberales que caracterizaron a América Latina y el Caribe durante
la década de 1990. Como ha señalado Duncan Green, estas políticas
han llevado a la región a un callejón sin salida y, paradójicamente,
están muy lejos de resolver el problema que las originó, el pesado
fardo de la deuda externa.[3]
El 27 de junio de 1990, el Presidente Bush propuso la creación de una
zona de libre comercio que se extendiera desde el Yukón hasta la Patagonia.
Esta propuesta, llamada Iniciativa para las Américas[4] abarcó
tres aspectos concretos: buscar la cooperación de los países latinoamericanos
y caribeños en el seno de la Ronda Uruguay; ofrecer la firma de acuerdos
de libre comercio con otros países o grupos de países en la región;
y, si esto último no fuera posible, la firma de acuerdos marco que permitiesen
negociaciones sobre aspectos de interés mutuo.
No dejan de tener razón quienes afirman que la Iniciativa para las Américas
del Presidente Bush constituyó un cambio en los enfoques norteamericanos
hacia la problemática hemisférica. Pero sería un error
considerar que, por esa razón, constituyó un caso en el que los
Estados Unidos tuvieron en consideración los intereses latinoamericanos
y caribeños para diseñar su política. En este sentido,
vale recordar la advertencia que hiciera el Presidente Fidel Castro en la I
Cumbre Iberoamericana de Guadalajara en 1991:
"Siempre hay un canto nuevo de sirenas para los eternos navegantes en que
nos hemos convertido. No hablo ya de bloqueos, guerras sucias, invasiones mercenarias
o con el empleo de las fuerzas armadas de la potencia militar más poderosa
de este mundo, que se han repetido escandalosamente a nuestra vista en este
hemisferio durante las últimas décadas; me refiero a ilusiones
como la Alianza para el Progreso, el Plan Baker, el Plan Brady, y la última
de las fantasías: una Iniciativa para las Américas."[5]
El actual Canciller de México, Jorge Castañeda, en un artículo
publicado en 1994, valoró así la propuesta del Presidente Bush:
"Mientras que el déficit comercial de los EE.UU. se mantenía
obstinadamente alto y ulteriores devaluaciones del dólar se hacían
difíciles - o, en todo caso, inefectivas en la 'zona del dólar'
- reducir las barreras comerciales para la exportaciones de los EE.UU. en América
Latina representaba una contribución barata y rápida, si bien
parcial, a la estabilización de las cuentas externas de los EE.UU. El
libre comercio dentro del hemisferio, unido a una tarifa común aplicada
al resto del mundo, fortalecería la competitividad de los EE.UU. sin
un sacrificio doméstico inmediato."[6]
A tono con esta iniciativa, y en respuesta a crecientes demandas del Presidente
de México, Carlos Salinas de Gortari, la administración de Bush
(padre) inició y completó negociaciones para la incorporación
de ese país al Tratado de Libre Comercio que ya existía entre
Estados Unidos y Canadá. No obstante haber obtenido autorización
del Congreso para concluir las conversaciones por "vía rápida",
el tema de ALCAN o NAFTA estaría presente en las elecciones de 1992,
ganadas por el candidato opositor, William F. Clinton, quien planteó
durante la campaña la necesidad de reformar el acuerdo en aquellos aspectos
que se referían al medio ambiente y los derechos laborales, respondiendo
así a las demandas de dos influyentes grupos de cabildeo norteamericanos
vinculados al Partido Demócrata.
La administración Clinton obtuvo dos tempranos éxitos en la consecución
de su estrategia respecto al ALCAN. Primeramente, negoció exitosamente
acuerdos complementarios en materia medioambiental y de derechos laborales.
En segundo lugar, el presidente logró el apoyo congresional necesario
para que se aprobara el acuerdo. Fue el así que el ALCAN o NAFTA entró
en vigor el 1 de enero de 1994. A pesar de ello, México se vió
afectado rápidamente por dos crisis paralelas: el levantamiento campesino
de Chiapas y la crisis financiera de 1995. Esta última obligó
a la administración a crear un paquete de ayuda que solventara la grave
situación creada por la fuga de capitales y la caída de la moneda
en el vecino sureño.
Fue en ese contexto que se desarrolló la Cumbre de Miami en diciembre
de 1994.[7] Lanzada la idea por primera vez por el Vicepresidente Albert Gore
durante una visita a México en diciembre de 1993, el proceso hacia la
realización de la Cumbre estuvo marcado por un conjunto de disensiones
internas alrededor de 3 temas comerciales entre el Ejecutivo y el Congreso:
la autorización parlamentaria para la "vía rápida"
en el caso de ulteriores negociaciones comerciales hemisféricas; la adopción
de un programa interino de comercio que resolviera las afectaciones que produjo
el ALCAN a las concesiones hechas a países del Caribe durante la administración
de Reagan; y la ratificación de los acuerdos de la Ronda Uruguay. El
triunfo republicano en las elecciones congresionales de 1994 dio al traste con
la mayor parte del programa del Presidente y echó un cubo de agua fría
sobre las perspectivas de que se aprobara la "vía rápida"
con la que Clinton pretendía presentarse en la ciudad floridana.
Como ha señalado un experto norteamericano, "los dirigentes latinoamericanos
consideraban que la agenda de Clinton (para la Cumbre) estaban descolocadas
y eran intrusivas e irrelevantes."[8] La mayor parte de los Jefes de Estado
latinoamericanos y caribeños presentes en Miami insistieron en la agenda
económica, si bien es necesario señalar que pusieron especial
énfasis en el logro de un área de libre comercio o ALCA, en la
esperanza de que ello abriría las puertas del mercado norteamericano
y atraería los capitales necesarios para su desarrollo. Los Estados Unidos,
por su parte, realizaron especiales esfuerzos por obtener un acuerdo en materia
de inversiones. Frente a la posición latinoamericana, sin embargo, a
la delegación norteamericana no le quedó otro remedio que aceptar
la meta de alcanzar un acuerdo para el 2005.[9]
Como señalara en su momento el especialista cubano Pedro Monreal, "los
gobiernos de la región trataron de aprovechar la Cumbre para continuar
avanzando intereses particulares en el contexto de un eventual proceso de diálogo
o negociación frente a Estados Unidos; pero la agenda económica
definida para la reunión está en abierta contradicción
con las metas de desarrollo social que respecto a esos propios países
los documentos de la Cumbre apuntan en otras partes."[10]
Poco más de dos años después, en septiembre de 1997, el
Presidente Clinton, ya en su segundo período como Primer Mandatario,
solicitó al Congreso la renovación de la autorización de
"vía rápida" para negociaciones comerciales con otras
naciones del Hemisferio. Para la administración resultaba de vital importancia
obtener este éxito con vista a encarar la próxima Cumbre, fijada
para Santiago de Chile en abril de 1998. Estados Unidos enfrentaba varios desafíos.
Por un lado, varios proyectos latinoamericanos y caribeños de integración
avanzaban y ello podría afectar los intereses norteamericanos. Por otra
parte, la Unión Europea había tomado la iniciativa de pedir una
Cumbre con América Latina y el Caribe y avanzaba en la negociación
de acuerdos de distinto tipo con el MERCOSUR, México y Chile. Finalmente,
las reformas neoliberales iniciadas a principios de la década enfrentaban
cada vez mayor resistencia, una vez comprobada su inviabilidad como fórmulas
para resolver los graves problemas de la región.
Como reconoció el Banco Interamericano de Desarrollo en su informe de
1997: "La persistente desigualdad en el ingreso y el lento progreso social
son importantes rezones de insatisfacción con el nuevo modelo económico
de América Latina. Después de una década de reformas no
se observa en la región una disminución de las brechas sociales
ni de los mayores niveles de pobreza que se acumularon en los ochenta."[11]
El proyecto de ley encontró inmediata resistencia de un conjunto de fuerzas
políticas, pero en particular de la AFL-CIO, la mayor organización
norteamericana de trabajadores. Como resultado, la administración tuvo
que reconocer que no llegaría a Santiago con el deseado instrumento.
Si la Cumbre de Miami tuvo escasa repercusión, la de Santiago tuvo menos.
Nuevamente se produjeron largos comunicados y documentos repitiendo lugares
comunes. Algunos actores secundarios, como Canadá, intentaron imprimirle
al proceso negociador cierto dinamismo, pero todo quedó pendiente de
la III Cumbre a celebrarse en Québec en el 2002.
El camino recorrido desde Santiago en 1998 hasta Québec en abril del
2001 estuvo marcado por aún mayores dificultades. Por un lado, los Estados
Unidos siguieron demostrando más interés en temas relacionados
con la seguridad regional, en particular el del narcotráfico. En este
sentido, el Plan Colombia, con sus posibles repercusiones regionales, se ha
convertido en el de mayor impacto en las relaciones interamericanas. Por otro
lado, varios países latinoamericanos y caribeños sufren agudas
crisis económicas y sociales, como son los casos de Argentina y Ecuador,
por ejemplo.
La presencia de una nueva administración republicana en Washington no
cambió sustancialmente el proyecto hegemónico norteamericano,
si bien debe reconocerse que al interior de los Estados Unidos se conjugan fuerzas
que pueden dar al traste con el ALCA. Por un lado están los movimientos
sociales que señalan que el libre comercio, tal y como está concebido
en el ALCAN (NAFTA), es una amenaza para las sociedades de la región
y para el medio ambiente. Por otra, están los partidarios de un unilateralismo
más crudo en la política norteamericana, para quienes el proteccionismo
comercial es concomitante con los intereses nacionales de los Estados Unidos.
No debe olvidarse el hecho de que entre Santiago y Québec se produjo
un considerable aumento de los movimientos populares de resistencia a las políticas
neoliberales que caracterizan al actual proceso de globalización. Las
demostraciones populares en Seattle, Praga, Ginebra, Sydney y otras ciudades
donde se han reunido el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o la
Organización Mundial del Comercio ponen de manifiesto la bancarrota del
pensamiento único y de las políticas promovidas por las potencias
capitalistas a partir de dichas instituciones.
Es así que el cónclave cimero de Québec será recordado
más por las manifestaciones populares y por la Cumbre de los Pueblos
que se dio en esa vieja ciudad de manera paralela y alternativa. Es sintomático
que la Cumbre oficial se haya desarrollado prácticamente en la clandestinidad.
Pocas reuniones de Jefes de Estado y de Gobierno han tenido más opacidad
tanto en sus principales manifestaciones como en sus acuerdos. Nuevamente se
produjo un Plan de Acción, esta vez de 44 páginas. Después
de los fracasos de Miami y Santiago, pocos esperan que éste tenga algún
resultado ventajoso.
Sin embargo, han pasado prácticamente dos meses antes de que se diera
a conocer el proyecto de acuerdo para el ALCA. Por otra parte, el texto publicado
en la portada electrónica oficial tiene la mayor parte de sus formulaciones
entre paréntesis, lo que indica la falta de acuerdo.
No obstante, el proyecto hegemónico norteamericano sigue siendo promovido
por los Estados Unidos como la panacea que traerá beneficios tangibles
a la región. Uno de los acuerdos más conspicuos de la Cumbre fue
la adopción de una titulada "cláusula democrática"
para acceder al futuro ALCA. No hubo, sin embargo, una "cláusula
sobre la pobreza", que es el problema que a afecta a un mayor número
de latinoamericanos.
La deuda social incurrida por las políticas neoliberales ha venido acumulándose
en la región, como reconocen todos los organismos internacionales. La
respuesta no es el libre comercio y mucho menos un ALCA orientado hacia una
mayor apertura de las economías latinoamericanas y caribeñas a
las inversiones de gigantes transnacionales interesados solamente en incrementar
su cuota de ganancia, aún al precio de mayor pobreza y mayores daños
al medio ambiente, como ha sido el caso del TLCAN o NAFTA.
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[1] Lars Schoultz, Beneath the United States: A History of U.S. Policy toward
Latin America, Cambridge, Massachusetts, Harvard University Press, 1998, p.
xv.
[2] Jorge I. Domínguez, "The Future of Inter-American Relations:
States, Challenges and Likely Responses", en Domínguez (compilador),
The Future of Inter-American Relations, An Inter-American Dialogue Book, New
York, Routledge, 2000, pp. 24-27.
[3] Duncan Greene, Silent Revolution: The Rise of Market Economics in Latin
America, Londres, Cassell, 1996, p. 205.
[4] Enterprise for the Americas Initiative en inglés.
[5] Fidel Castro, 'Discurso en la Primera Cumbre Iberoamericana, Guadalajara,
México, 18 de julio de 1991', en Fidel Castro, Por un mundo de paz, justicia
y dignidad: discursos en conferencias cumbre 1991 - 1996, La Habana: Oficina
de Publicaciones del Consejo de Estado, 1996, p. 13.
[6] Jorge Castañeda, "Latin America and the End of the Cold War:
An Essay in Frustration", en Abraham F. Lowenthal y Gregory F. Treverton
(compiladores), Latin America in a New World, An Inter-American Dialogue Book,
Boulder, Col., Westview Press, 1994, p. 37.
[7] Cuba no fue invitada a este cónclave a pesar de su proclamado nombre:
Cumbre de las Américas.
[8] Peter H. Smith, Talons of the Eagle: Dynamics of U.S.-Latin American Relations,
Segunda edición, New York, Oxford University Press, 2000, p. 267.
[9] Debe enfatizarse que lo acordado en Miami fue concluir las negociaciones
en el 2005 y no lograr el libre comercio para esa fecha, como generalmente se
asume por los medios masivos de comunicación.
[10] Pedro Monreal, "El libre comercio hemisférico: multilateralismo
modular, bajas prioridades y pobres expectativas", en Cuadernos de Nuestra
América, La Habana, Vol. XII, No. 24, Julio-Diciembre de 1995, p. 45.
[11] Banco Interamericano de Desarrollo, América Latina tras una década
de reformas: Progreso Económico y Social en América Latina, Informe
1997, BID, Washington, diciembre de 1997, p.76.
Por qué oponerse al ALCA
El proyecto ALCA es una propuesta de sectores
empresariales y gubernamentales de EUA, con el objeto de recuperar el terreno
perdido en determinadas áreas geográficas de América Latina,
respecto de la UNION EUROPEA (UE) y eventualmente Japón y China y también
respecto de Brasil y MERCOSUR.
Asimismo, es parte de un proyecto general y de largo alcance para crear condiciones
que permitan perfeccionar la hegemonía de EUA a nivel mundial. El proyecto
ALCA propicia replicar a nivel de las Américas, el esquema de la ORGANIZACIÓN
MUNDIAL DE COMERCIO (OMC).
Esto es, liberalizar el comercio de mercancías (bienes y servicios),
eliminando o reduciendo intervenciones (regulaciones) estatales, provinciales
y municipales e incrementando en forma inversamente proporcional el rol de las
corporaciones privadas a nivel de las transacciones de bienes y de servicios.
El credo del ALCA es otorgar absoluta libertad para el desplazamiento de los
capitales, sin restricciones respecto de su ingreso, permanencia o resultados;
así como la vigencia del criterio de la "reciprocidad" (tratan
como iguales a economias que son desiguales), en detrimento de la "preferencialidad"
(concesión de trato especial y diferenciado a países de menor
desarrollo económico relativo).
AGENDA DEL ALCA: los nuevos y los viejos temas
EUA y Canadá están interesados
en los "nuevos temas" del comercio internacional: inversiones, servicios,
compras gubernamentales, derechos de propiedad intelectual y solución
de controversias.
MERCOSUR (principalmente Brasil) está interesado en los "viejos
temas", específicamente lo relacionado con acceso a mercados; subsidios,
recursos antidumping y medidas compensatorias; y agricultura.
POR QUÉ OPONERSE A ESTE PROYECTO ALCA
1) EUA prioriza la reducción o eliminación arancelaria, porque su arancel de importación promedio es uno de los más bajos de las Américas. Sin embargo, sus políticas extra o para- arancelarias son un obstáculo para que muchos bienes exportados por países latinoamericanos accedan a su mercado.
2) El gobierno de EUA se rehusa a negociar dentro del ALCA "viejos temas" como subsidios agrícolas y mecanismos antidumping, so pretexto de que se estarían negociando en la OMC. Con este criterio, tampoco correspondería negociar sobre derechos de propiedad intelectual, porque este "tema nuevo", está en la agenda de negociación de la OMC.
3) Su propuesta incluye la reproducción del Capítulo XI del TRATADO DE LIBRE COMERCIO DE AMERICA DEL NORTE (NAFTA, siglas en inglés), sobre inversión extranjera que prohíbe los "requisitos de desempeño" (un gobierno nacional, provincial o municipal, no puede exigir a un inversor extranjero radicado o que aspire a radicarse en su jurisdicción que transfiera tecnología; que cree puestos de trabajo; que utilice insumos o servicios de producción nacional; que limite la repatriación de capitales o la remesa de utilidades o dividendos; etc.) y concede a los inversionistas la facultad de demandar ante tribunales extranjeros a los gobiernos nacionales, provinciales o municipales que dicten normas que "socaven sus ganancias".
4) Propicia la derogación o modificación de los regímenes de compre nacional, provincial y municipal para que las firmas extranjeras participen en "pie de igualdad" con las domésticas en licitaciones, concursos o contrataciones que excedan determinado monto.
5) La iniciativa de EUA sobre derechos de propiedad intelectual excede el nivel de acuerdos alcanzados en la OMC (TRIP´s).
Si es aprobada, las corporaciones farmacéuticas tendrán facultades para oponerse a la producción de medicamentos a precios más bajos, comprometiendo la continuidad de planes de salud.
6) La remoción de cualquier restricción al ingreso, permanencia y expansión de las empresas del sector servicios, incluyendo las entidades financieras.
7) En las negociaciones sobre servicios, la pretensión es desregular los servicios de educación, aguas, salud, etc. Por ejemplo, si una firma de EUA (Disneyworld) abre una escuela primaria en Argentina y consigue que un grupo de padres manden allí sus hijos, automáticamente se la habilitaría sin mayores controles sobre los "contenidos educativos", con el consiguiente despojo de la identidad nacional.
8) El Tesoro de EUA protege y subsidia la producción y exportación de la agricultura, en desmedro de países como la Argentina.
9) Existirían sólo 3 (bienes, servicios y capitales) de las 4 libertades de una ZONA DE LIBRE COMERCIO, se excluiría la movilidad de la mano de obra.
10) No existe en el sistema jurídico de EUA el equivalente al ius gentium del derecho romano, aplicable dentro del Imperio tanto a los ciudadanos como a los extranjeros. Sí existe la imposición de leyes de EUA con alcance extraterritorial que aspiran a convertirse en el "nuevo derecho internacional" (Helms-Burton; Torricelli; D´Amato, etc.)
A diferencia de la Roma Imperial, que desarrolló
la capacidad productiva local de sus provincias y les aseguró el acceso
al mercado Imperial, el ALCA producirá, en nombre del libre comercio,
la esterilización de las industrias de América Latina.
El ALCA condenaría a los países de América Latina a la
exclusiva producción de materias primas o al establecimiento de verdaderas
"repúblicas maquiladoras", acarreando más injusticia
y deterioro social.
ANEXO IV El argentinazo, paso a paso
El denominado Argentinazo, fue la síntesis
destilada por 10 años de políticas antipopulares y corruptas,
que ya habían mostrado su fracaso en el Perú de Fujimori, el Ecuador
de Bucaram, la Venezuela de Pérez, el México de Salinas de Gortari,
etc.
Los primeros días de diciembre de 2001, el gobierno reacciona tardíamente
para frenar la fuga de los depósitos bancarios (ya se habían retirado
alrededor de 20.000 millones de dólares, del circuito financiero, con
la complicidad de funcionarios y banqueros) el Ministro de Economía de
la Presidencia De la Rua, Domingo Cavallo impone restricciones para el retiro
de dinero de los pequeños ahorristas; por 90 días solo se podrá
retirar hasta 250 dólares semanales. Esto comienza a generar tensión
en distintos sectores que temen por la caída de los bancos y la perdida
de sus ahorros.
El 5 de diciembre, y luego de idas y vueltas el FMI pide mas ajustes y anuncia
que no desembolsará el dinero pactado con Argentina (1.264 millones de
dólares) empujando al país a una situación aun mas difícil,
el Premio Nóbel de Economía Joseph Stiglitz decía respecto
del FMI y su política hacia Argentina "Se suponía que la
austeridad fiscal iba a restaurar la confianza. Pero las cifras del programa
del FMI eran ficticias; cualquier economista podía haber predicho que
las políticas de ajuste del gasto incitan a la recesión y que
los objetivos presupuestarios no serían alcanzados. No hace falta decir
que el programa del FMI no alcanzó sus metas. Rara vez se recupera la
confianza cuando una economía cae en una profunda recesión y en
un porcentaje de desempleo de dos dígitos."
El 13 de diciembre, una huelga general, en rechazo a la marcha económica
del país, paraliza a Argentina, la situación se recalienta. Ese
día se conocen las cifras del desempleo 18,3 por ciento.
El 14 de diciembre comienzan los saqueos a supermercados y comercios por parte
de la población empobrecida, el país en busca de alimentos. La
dramática situación de millones de Argentinos indigentes se hace
visible en el robo de mercadería, un país construido en base a
la producción de alimentos, mata de hambre a sus habitantes, las contradicciones
hacen estallar al poder político.
Durante los días sucesivos se recrudece el conflicto, trabajadores desocupados,
jóvenes, sectores empobrecidos se plantan frente a grandes supermercados
en busca de alimentos. Acá se visualizan dos sectores, uno corresponde
a los sectores mas organizados en las demandas, movimientos de trabajadores
de desocupados, organizaciones gremiales y políticas que exigen la entrega
de alimento frente a los grandes hipermercados transnacionales (Wall Mart, Carrefour,
Norte, etc.) por el otro, grupos de habitantes de barriadas y villas pobres,
con pocos niveles de organización que arrasan con todo lo que encuentran
a su paso, caen así pequeños comerciantes al igual que grandes
tiendas. El presidente, no advierte la gravedad de la situación y declara
"Se esta exagerando. No es tan grave, hay algunos problemas en el Gran
Buenos Aires", el país estalla, las provincias donde se producen
saqueos suman 11.
El 19 de diciembre ya son miles los comercios saqueados en todo el país,
el gobierno argentino decreta el estado de sitio por 30 días. La Cámara
de diputados, frente al descontrol, deroga los poderes especiales que tiempo
atrás había dado al del ministro de Economía. De la Rúa
dirige un mensaje por cadena nacional, que las protestas fueron organizadas
por "enemigos de la república", el presidente sigue sin advertir
la gravedad de la situación económica, los muertos en enfrentamientos
con la policía suman alrededor de 10, al menos dos de ellos menores de
edad.
El día 20 de diciembre a la madrugada se movilizan de forma espontánea
miles de personas blandiendo cacerolas hacia Plaza de Mayo, (30.000 según
algunos medios) exigiendo la renuncia de Cavallo, de De la Rua, y el fin de
la nefasta política económica.
Cavallo presenta su renuncia mientras varios miles de manifestantes con cacerolas
reclaman frente a su domicilio, y horas después se ve obligado a hacerlo
el presidente De la Rua ante la falta de apoyo hasta de su propio partido. La
represión policial contra los manifestantes es feroz y causa mas muertes,
(alrededor de 35), son miles los heridos entre ellos varias ancianas Madres
de Plaza de Mayo que son atacadas por la infantería montada con balas
de goma, los detenidos hacienden a mas de 5000 manifestantes.
· El fin del gobierno de De la Rua
marca el fin de la alianza del poder político con el capital financiero
y deja varios puntos en claro:
· El golpe de cacerolas, la movilización popular hacen temblar
a gobiernos y gobernantes, estos sectores tendrán que ganarse la confianza
en base a políticas que beneficien a las mayorías y no a las élites.
· El fracaso estrepitoso del modelo económico neoliberal, y de
las políticas de ajuste estructural.
· El fracaso de los sectores concentrados de la economía (poder
financiero, empresas privatizadas, etc), que de manera insultante acumularon
riquezas y poder a costa del empobrecimiento de la mayoría del pueblo,
con la complicidad de los principales partidos en el poder.
· El visible fracaso de las recetas de los organismos multilaterales
de crédito (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, BID, etc).
Luego de la renuncia del Presidente De la Rua, la Asamblea Legislativa elige
al gobernador justicialista Rodríguez Saa como su sucesor, de manera
provisoria hasta el día 3 de marzo fecha en la que habría elecciones.
Entre sus primeras medidas, declara la cesación de pagos de la Deuda
Externa (medida que es festejada por el pueblo), la emisión de unos bonos
denominados Argentinos para el pago de salarios y la creación de un millón
de puestos de trabajo.
Luego de tres días, un cacerolazo por la falta de respuestas del nuevo
gobierno y por los ministros designados por Rodríguez Saa, muchos de
ellos sospechados por hechos de corrupción, hacen temblar al Gobierno.
Al cumplir una semana, el día 30 de diciembre, el presidente renunciaba
ante la falta de apoyo por parte de su partido, el justicialismo.
En una nueva Asamblea Legislativa asume Eduardo Duhalde, confirma el no pago
de la Deuda Externa y varias de las medidas de su predecesor, Rodríguez
Saa como creación de puestos de trabajo y la ayuda social, en su asunción
declaró "Mi compromiso es terminar con un modelo agotado (...) y
crear un nuevo modelo capaz de recuperar la producción, el trabajo de
los argentinos, el mercado interno y promover una distribución más
justa de las riquezas".
Así llegamos e la actualidad donde la historia se está escribiendo
día a día, el pueblo no le firmó ningún cheque en
blanco y se mantiene alerta, esto llama la atención a los políticos
de los distintos partidos ya que no es común el estado de movilización
permanente de la gente. Se realizan cacerolazos, cortes de ruta y protestas
espontáneas frente a distintos temas que le preocupan a la sociedad:
la confiscación de depósitos (corralito bancario), la corte suprema,
la entrega de alimentos, la falta de medicamentos, la ayuda social, etc., El
pueblo muestra una madurez importante al imponer nuevas formas de acción
democrática y de presión para hacer que los gobernantes cumplan
con sus promesas.
ANEXO V Biografía de Duhalde Por José Vales, Revista Cambio
Eduardo Duhalde llegó a la Presidencia
de la misma forma en que comenzó su carrera política: por un golpe
de suerte y más de un negociado político. Esa es su característica
más notoria desde que en 1974 se encontró con la intendencia (alcaldía)
de la ciudad bonaerense de Lomas de Zamora en sus manos.
Su buena estrella es tan notoria como su relación con el mundo de las
drogas al que siempre le destinó recursos y planes para combatirla desde
la Vicepresidencia, durante la gestión de Carlos Menem, o desde la gobernación
de Buenos Aires.
Pero eso no le impidió ser, junto al ex presidente y principal enemigo,
uno de los políticos señalados por sus presuntos vínculos
con el narcotráfico. Algo que en estos días los principales grupos
multimedia argentinos se niegan a recordarle a la opinión con el argumento
de que no van "a contribuir a la anarquía".
Ex salvavidas de piscina, abogado y notario devenido en líder político
gracias a sus buenas relaciones con miembros de la derecha peronista, Duhalde
llegó a la intendencia de la ciudad donde nació hace 60 años.
Después de destituir al intendente, varios miembros de las 62 organizaciones
peronistas (corriente de la derecha peronista que pugnaba por el poder a los
balazos) lo fueron a buscar a su casa para que asumiera el cargo.
En 1976 fue depuesto por el golpe militar, pero a diferencia de otros compañeros
de causa a él le perdonaron la vida debido a un gran favor que él
hizo al Ejército desde la intendencia. Tras recibir el dato de un agente
de inteligencia, el intendente le transmitió al más militarista
de los dirigentes peronistas de la época, el entonces gobernador Victorio
Calabró, que el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) se aprestaba
a atacar el cuartel militar de Monte Chingolo, en el partido de Lanús.
Gracias a ese aviso, la que debió ser una de las operaciones militares
de la insurgencia más grande de la época se convirtió en
una trampa cazabobos para la organización liderada por Mario Santucho.
En 1983 los vientos democráticos lo devolvieron al cargo en medio de
una crisis del Partido Justicialista que lo dejó en los primeros planos.
Ya por entonces en la periferia de Lomas solían apodarlo Papá
Porro, pero pocos conocían el origen y el porqué de ese mote.
Con los años y las denuncias los vecinos irían atando cabos.
Aportes vía México
Cuando en 1999 intentó coronar su
carrera política con la Presidencia debió enfrentar no sólo
al candidato de la alianza opositora UCR-Frepaso, Fernando de la Rúa,
un abogado conservador afiliado al radicalismo y ex representante legal de OCA
(una de las empresas del empresario Alfredo Yabrán), sino también
a la rémora de un gobierno viciado por la corrupción y un sinnúmero
de sospechas.
Pero el principal escollo de Duhalde era el propio Menem, al que acompañó
y de quien supo sacar provecho durante la mayor parte de su gestión de
10 años en los que ambos abjuraron del peronismo. Como se tenían
fe, puso como compañero de fórmula al ex cantante Ramón
Palito Ortega, quien de un sólo golpe consiguió un millón
de dólares para los gastos de campaña. ¿Quién los
depositaba?
"Un grupo de mexicanos con ganas de hacer negocios en Argentina que fueron
contactados por mi asesor Aldo Ducler", fue la respuesta de Palito. Esos
mexicanos no serían otros que los lugartenientes de Amado Carrillo Fuentes
-el Señor de los cielos, capo del cartel de Juárez-, que lograron
lavar más de 20 millones de dólares a través de la financiera
Mercado Abierto, propiedad de Ducler, ex secretario de Hacienda de la dictadura
y administrador de los fondos de la campaña de Palito Ortega.
Cada vez que lo acusaron de tener vínculos con el narcotráfico,
Duhalde dijo que se trataba de una campaña de desprestigio. Así
quedó especificado en el informe que la Comisión Antilavado del
Congreso estadounidense, presidido por el senador Carl Levin, y en las investigaciones
que realizaron en Argentina el ex jefe de la Interpol México, José
Miguel Ponce Edmonson. Ponce recordó: "Esos fondos ingresaron por
parte de Palito Ortega, a quien Duhalde, enseguida lo raleó de la campaña.
Fui testigo del profundo enojo del ahora presidente quien se vio muy afectado
por ese episodio".
Cada vez que lo acusaron de tener vínculos con el narcotráfico,
Duhalde dijo que "no sabía nada al respecto" y que se trataba
"de una campaña de desprestigio". Fue el argumento que esgrimió
cuando las acusaciones contra las mafias enquistadas en la policía bonaerense
-a la que calificó como "la mejor del mundo"-, que señalaban
a su jefe, el comisario Pedro Klodczyk, como un hombre permisivo en la distribución
de drogas cuando estuvo a cargo de la regional de la ciudad de Quilmes.
Utilizó la misma defensa en 1992, cuando el juez español Baltasar
Garzón tuvo su primera aproximación a Argentina y acusó
a la ex cuñada de Menem, Amira Yoma, y al ex secretario de Recursos Hídricos,
Mario Caserta (amigo de Duhalde), de integrar una organización de lavado
de dinero vinculada al traficante de armas sirio, nacionalizado argentino, Monzer
Al Kassar.
Sin aduana
En septiembre del 1989, durante un viaje
de Menem a Yugoslavia, Duhalde quedó a cargo de la Presidencia. En esos
días estampó la firma, junto al ministro de Economía de
la época, Néstor Rapanelli, en el decreto 642 con la designación
del sirio Ibrahim Al Ibrahim como asesor especial de la aduana en el aeropuerto
de Ezeiza.
Al Ibrahim era ya el ex esposo de Amira Yoma y en español sólo
sabía decir "muchas gracias". Durante una entrevista con medios
argentinos y españoles, Al Ibrahim -quien vive refugiado en Damasco desde
que se convirtió en un prófugo de la justicia argentina y de la
española-, aseguró que "Duhalde era uno de los funcionarios
de gobierno que más favores me pedía en la aduana".
Eran los días en que la ex primera dama, Zulema Yoma, declaraba a boca
de jarro: "Si quieren saber sobre las drogas pregúntenle a Menem
y a Duhalde". Y Duhalde le encargaba a su lugarteniente Alberto Bujía
retirar maletas o bultos que pasaban sin abrir por los controles de la aduana
en el aeropuerto.
Las irregularidades en la aduana fueron denunciadas por el semanario español
Cambio 16 y las pruebas contundentes que aportaba el semanario llevaron a que
Garzón tomara la causa que involucraba a Al Kassar.
Con el escándalo en todos los medios, Duhalde se comunicó rápidamente
con el juez "para saber cuál era su situación en el expediente",
según cuenta el periodista Hernán López Echagüe, en
su biografía sobre el actual presidente, titulada El otro. Como consecuencia
de su investigación, López Echagüe fue víctima de
dos atentados contra su vida que lo obligaron a abandonar el país. Ante
la consulta desesperada del Vicepresidente, la respuesta del magistrado español
fue corta y tajante: "Duhalde, yo sé qué clase de político
es usted..."
Diez días antes de que la jueza María Romilda Servini de Cubría
iniciara las indagatorias por esa causa, conocida como el narcogate, Alberto
Bujía, uno de los hombres de confianza de Duhalde -el emisario ante Al
Ibrahim- moría en extrañas circunstancias.
El Negro, como era conocido Bujía, era considerado un peso pesado de
Calabró y de la derecha peronista. Desde cuando comenzó a trabajar
para Duhalde en 1982, era el enviado que llevaba extraños paquetes a
las familias Romero y Saadi, en las provincias de Salta y Catamarca, respectivamente.
Roberto Romero y Vicente Leonides Saadi fueron los fundadores de dos dinastías
políticas que hicieron historia en sus provincias (actualmente el gobernador
de Salta es Roberto Romero, hijo).
Bujía solía frecuentar la finca Don Alejo, propiedad de los Romeros
en Salta donde en 1984 fue descubierta un pista de aterrizaje a la que llegaban
aviones desde Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, que estuvo en la mira de la
DEA.
Con Al Ibrahim en la aduana, Bujía no sólo visitaba al extraño
asesor con el que se comunicaba por señas, sino que requería los
servicios del funcionario en cada uno de sus viajes al extranjero con bultos
que en los controles gozaban del mismo estatus que todos los encargos del Vicepresidente.
El 16 de marzo de 1992 falleció cuando conducía su motocicleta
y un camión lo atropelló de frente, según testigos del
hecho. Aún así, su muerte pasó a la historia como un accidente
por ebriedad.
Hombre de encuestas
En 1991 Menem le pidió a Duhalde
que se presentase a los comicios para gobernador en la provincia de Buenos Aires.
"Sólo acepto si cuento con el dinero necesario y la posibilidad
de saber cómo estoy ubicado en las encuestas", le dijo en cada una
de las negociaciones al entonces presidente.
Los sondeos de opinión son su debilidad, al punto de que Duhalde no suele
tomar una sola decisión de gobierno sin antes hacerla pasar por el tamiz
de sus encuestadores de cabecera, los sociólogos Julio Aurelio y Ricardo
Rouvier.
Encuestas no le faltaban, pero sí dinero. Acordó con el ex presidente
la creación de un Fondo de reparación histórica para el
Conurbano bonaerense de 700 millones de dólares anuales, que manejó
a discreción durante ocho años. Sus gastos de representación
como gobernador, según lo reconoció en más de una oportunidad,
ascendieron a US $720.000 anuales, reconocidos por él mismo, cuando su
salario oficial era de US $5.001.
Ni el fondo ni las privatizaciones que llevó a cabo en la provincia lograron
evitar que dejara en 1999 el estado más grande del país en virtual
bancarrota y al borde de un estallido social que recién se consumaría
en diciembre último. Ni los numerosos casos de corrupción administrativa
durante su gestión que duermen en los archivos judiciales, ni los manejos
políticos en la investigación por el asesinato del reportero gráfico
José Luis Cabezas en 1997, ni la matanza de víctimas y victimarios
por parte de la policía bonaerense en el asalto al Banco Nación
de Ramallo en 1999 -oscuros episodios plagados de sospechas-, son recordados
en estos días por la prensa argentina. Mucho menos sus presuntos vínculos
con los narcotraficantes y los aportes del cartel de Juárez a su campaña.
Nada de esto impide, sin embargo, que los jubilados que no logran cobrar sus
salarios o que los gestores de esporádicos cacerolazos se lo recuerden
con insultos ante las cámaras de los noticieros.
Con esos antecedentes, y tal vez porque hasta ahora ha sido un hombre de suerte,
es que la oligarquía política se puso en sus manos. Después
de todo, la clase dirigente argentina es consecuente: confió en él,
uno de sus fieles representantes, para salvarlos del abismo.