A la opinión pública del Reino de España:

Las continuas campañas de intimidación y desprestigio que desde hace años se suceden en Argentina contra la Asociación Madres de Plaza de Mayo, en general, y contra Hebe de Bonafini, su presidenta, en particular, parecen trasladarse ahora al Reino de España, en sospechosa sincronía con la visita oficial del presidente de la República Argentina, Fernando de la Rúa, al Palacio de la Moncloa.

Independientemente de las apreciaciones aparecidas en la página web de la Asociación Madres de Plaza de Mayo -por cierto, la denuncia sobre la práctica de torturas en el Reino de España también aparece en el último informe anual de Amnistía Internacional- lo que la presente campaña trata de penalizar es la trayectoria de una organización y de una mujer que fueron y son capaces de materializar lo aparentemente imposible: convertirse en hijas de sus propios hijos, resucitar la utopía cercenada por la muerte y la desaparición, y transformar el dolor en energía revolucionaria; una forma de ser que resulta indigesta para los cómplices y agradecidos estómagos del sistema dominante.

Se puede o no coincidir con las valoraciones políticas de la Asociación Madres de Plaza de Mayo sobre el conflicto en Euskal Erría, lo cierto es que esa postura obedece a la trayectoria de identificación con todos los movimientos de resistencia que en el mundo se oponen a los diferentes centros de poder, perpetuadores del modelo único de una sociedad que, en sus propósitos neoliberal y globalizador, excluye a los más débiles, margina a las minorías, y rechaza la soberanía de los pueblos.

Quienes hoy condenan a la Asociación Madres de Plaza de Mayo, hubieran preferido que la agrupación se limitara a llorar a sus hijos desaparecidos y recibir indemnizaciones a cambio de sus huesos; no les perdonan sus compromiso y su denuncia constantes, no les perdonan su lucha insobornable y su espíritu internacionalista, no les perdonan que asuma cada lucha como propia y que ponga su enorme prestigio al servicio de quienes todavía creen que otro mundo es posible.

Las voces que ahora se levantan en el Reino de España contra Hebe de Bonafini no son nuevas, algunas de ellas recibieron los favores del PSOE en los años del GAL o “comprendieron” las leyes de “punto final” y de “obediencia debida” dictadas por el gobierno de Alfonsín. El coro anima el linchamiento público y el ministro Mayor Oreja anuncia que Hebe de Bonafini puede ser declarada persona “non grata” y que estudia la apertura de diligencias judiciales por “apología de terrorismo”, mientras su compañero de gabinete, el ministro Piqué, reconoce que el gobierno se preocupa por encontrar un exilio dorado para el asesino y torturador Montesinos, miembro de la CIA y ex jefe del servicio de inteligencia peruano.

Que quede claro: el objetivo inconfeso de la actual campaña es dinamitar el ilusionante proyecto de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, el hijo común de todas ellas, a la que prestan apoyo ayuntamientos y universidades del Reino de España. Se trata de abortar la solidaridad con un empeño que ya está en marcha.
¿Será esto parte de los acuerdos de cooperación recientemente firmados por los presidentes De la Rúa y Aznar?

Grupo de Apoyo a Madres de Plaza de Mayo de Madrid