LA UNIÓN EUROPEA Y LA OMC |
La OMC, Organización Mundial del Comercio, con sede en Ginebra, que entró vigor el 1º de enero de 1995, es la sustituta del GATT, Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio, creado en 1948 como un tratado multilateral que fijaba las reglas del intercambio comercial entre los estados signatarios, en aquel momento representantes del 80 % del comercio mundial. El GATT se organizó a través de las rondas de negociaciones, que podían durar varios años. En 1986, con el inicio de la Ronda Uruguay, entraron bajo la cobertura del GATT todos los aspectos de la agricultura y algunos servicios. Tanto Estados Unidos como las grandes empresas transnacionales impulsaron el nacimiento de un nuevo organismo internacional con mayor poder que el GATT y con escaso control democrático. En 1994, dentro de las negociaciones de la Ronda Uruguay, por el protocolo de Marrakech, se dio por enterrado el viejo acuerdo y en enero de 1995 nació la OMC. Esta organización, que no pertenece al sistema de las Naciones Unidas, es el único ente de regulación internacional con un sistema jurídico propio. En la OMC están representados los países signatarios, pero además grupos y asociaciones de países: la UE es una de ellas y actúa como una unión aduanera con una política de comercio exterior y un arancel común. Aunque los Estados miembros de la UE coordinan sus posiciones en Bruselas y Ginebra, sólo la Comisión Europea habla en nombre de la UE en casi todas las reuniones de la OMC. Además dicha Comisión goza en algunos ámbitos, como la competencia, la agricultura y la política comercial, de una gran autonomía para tomar decisiones sin presentar propuestas al Consejo de Ministros de la UE. Nuestro representante en la OMC es el comisario de Comercio, Pascal Lamy. La UE junto con Estados Unidos, Canadá y Japón constituyen la Cuadrilateral (en inglés Quad), un lobby de los cuatro principales socios de la OMC que en las negociaciones “difíciles” se reúnen en “conversaciones previas” (del green room). Dado el escaso control democrático de las instituciones de la UE, en particular de la Comisión, l@s ciudadan@s europe@s tendremos escasa información de los intereses que se negocian en nuestro nombre en la OMC. La UE y la Conferencia Interministerial de Doha (Qatar) En el análisis de los resultados de la conferencia ministerial de Doha, realizado por la Comisión Europea el 19 de noviembre de 2001, observamos que la satisfacción europea se basa en la ratificación de la orientación neoliberal de la declaración ministerial y que impregnará la nueva ronda de negociaciones que se ha iniciado en esta conferencia. En Seattle, hace solamente dos años, la conferencia ministerial fracasó y con ello la Ronda del Milenio (ronda de negociaciones que debía comenzar en el año 2000). El fracaso se debió a la conjunción de dos factores: la desconfianza de los países del Sur, particularmente de los ministros de la OUA (Organización de la Unidad Africana), y la gran presión ciudadana que estaba totalmente en contra del inicio de una nueva ronda de negociaciones sin haber valorado el terrible impacto socioeconómico de los Acuerdos de Marrakech (1994). Tambien hubo el trabajo de las ONG presentes que apoyaron a los países del Sur aconsejando que no firmaran “a ciegas” ningún documento y a definir una estrategia común. Sin embargo, a pesar de los movimientos ciudadanos en contra de la globalización neoliberal, en Doha se consigue lo que no se alcanzó en Seattle: oficialmente el inicio de una nueva ronda de negociaciones. Y ahí está la UE frotándose las manos, ya que considera un éxito lo conseguido, habiendo tenido que ceder en las cuestiones referentes a los problemas sociales y ambientales. ¿Qué obtuvo la UE en Doha? La Comisión dice que obtuvieron los cuatro objetivos generales que la
UE llevaba a la conferencia ministerial.
Veamos qué quiere decir todo esto y qué ventajas obtendremos nosotros, ciudadanos de la UE. ¿Ventajas? 1.- Mientras no exista un comercio justo, y la mayor liberalización del
comercio mundial no lo favorece, por más que haya un tratamiento
especial para los países menos adelantados, tratamiento al cual no
pueden acceder los países en vías de desarrollo, considerados menos
pobres, es evidente que no habrá un reparto más equitativo de la
riqueza generada por los intercambios comerciales. Por el contrario, la
apertura de fronteras a productos de importación, así como un aumento
de las exportaciones de productos agrícolas en estos países, ha llevado
al empobrecimiento de los sectores más débiles de la población y muchas
veces al empobrecimiento total de un país.
2.- En el año 1997 se logró desbaratar el Acuerdo Multilateral de
Inversiones, el conocido AMI, a partir del trabajo exhaustivo del
movimiento de defensa del consumidor Public Citizen, de Estados Unidos,
que obtuvo una copia del acuerdo que se negociaba en Washington y que
pasó a Francia y a una coalicion internacional de movimientos
ciudadanos. La publicidad dada las tratativas despertó tal revuelo en
Francia, que ésta se retiró de las negociaciones y el AMI quedó
archivado. Momentáneamente, porque en Doha se volvió a la carga con el
Acuerdo Multilateral de Inversiones ya que es un asunto caro al poder
económico de la UE.
3.-En Doha también se habló sobre el AGCS, que ya hemos nombrado. La UE
consiguió su objetivo ya que las negociaciones que se abrirán ofrecerán
a las grandes empresas europeas oportunidades comerciales
considerables, beneficiando también (¿por qué no?) a los consumidores
del mundo entero. Las transnacionales también entrarán, por supuesto,
en nuestros servicios públicos que ultimamente comienzan a nombrarse
como servicios de “interés público”
4.-En cuanto al acuerdo sobre agricultura, según la UE corresponde al
mandato adoptado por el Consejo Europeo en 1999 y a la propuesta de
negociación adoptada en diciembre de 2000 (Agenda 2000). No se modifica
el modelo productivo agrario, modelo del cual nosotros hemos sufrido y
sufrimos sus “exquisitas consecuencias”: vacas locas, fiebre aftosa,
peste porcina... Todo eso aderezado con elevadísimos grados de
contaminación en aquíferos... producción de alimentos de baja calidad
biológica, etc.
5.- Dicen que llevaban un objetivo claro sobre el desarrollo sostenible
y la preocupación sobre el medio ambiente. Podemos leer en la
valoración de la comisión que “en virtud de las normas de la OMC, no
deberá impedirse a ningún país que adopte medidas para la protección de
la salud y la vida de las personas y animales, y la preservación de la
vegetación o para la protección del medio ambiente, siempre que no se
apliquen de manera que constituyan un medio de discriminación
arbitrario o injustificable.... o una restricción encubierta al
comercio internacional.
6.- Y por último, el interés europeo por la preocupación de los países
en vias de desarrollo de la valoración de los Acuerdos de Marrakech,
queda reflejado en la disposición de la UE a debatir estas cuestiones
en el marco de una negociación, a condición de que no se cuestionen los
elementos fundamentales de la Ronda Uruguay, ya que los Acuerdos de
Marrakech se inscriben dentro de esta ronda.
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