APUNTES Y OPINIONES SOBRE METODOLOGÍA.
En la Plataforma Contra la Guerra de Madrid hemos planteado algunas cuestiones sobre la metodología más oportuna, eficaz y respetuosa de la que nos podemos dotar para avanzar en la gestión y toma de decisiones en espacios amplios, plurales y complejos.

La principal característica es que un proceso metodológico no debe ser reducido a una fórmula concreta, a modo de fórmula mágica que de repente soluciona todos los problemas y facilita todos los procesos. Los problemas y los procesos son cambiantes, nunca se presentan de la misma forma ni tienen l@s mism@s actores/actrices. Por esta razón los métodos deben irse adecuando, a modo de estrategia, de táctica, a las situaciones cambiantes.

Sin embargo, hemos puesto el acento en algunas cuestiones premetodológicas, que tienen que ver mucho con nuestra subjetividad, con nuestras actitudes individuales y grupales, con nuestras aptitudes…

Es de cajón que los métodos, como las luchas, están atravesados por las subjetividades dispares de quienes participamos. Si quienes nos dotamos de métodos no respetamos unas normas básicas del juego (no nos auto respetamos), parece difícil que ninguna entelequia pueda sacarnos del sumidero cósmico en el que nos encontramos, donde a veces la atracción gravitatoria es tan intensa que ni siquiera deja escapar la luz (y olé).

Es decir: podemos concluir que diferentes dinámicas de grupo facilitan el debate, la participación…etc., y que la descentralización es la mejor fórmula (de nuevo etc.), pero igualmente debemos concluir que esto no se sostiene si de forma automática (es decir, sin una introspección previa, personal, ínter subjetiva) reproducimos los mismos comportamientos en estos métodos tan buenos (que lo son sin duda).

Para concretar, hay unas cuestiones anteriores a la metodología que tienen que ver con nosotr@s. Éstas son algunas de nuestras actitudes y aptitudes en los espacios de la POLÍTICA:

· Agresividad verbal y a veces incluso física

· Falta de respeto total a las normas de las que nos dotamos (a la moderación, a los turnos de palabra, a los tiempos de intervención, a los tiempos dedicados a los diferentes puntos del orden del día)

· Elevado número de intervenciones ( y su contrario, gente a quien no se le conoce opinión)

· Estrategias de grupo (múltiples intervenciones en la misma dirección para aparentar un mayor acuerdo con alguna propuesta concreta)

· Falta de respeto a las intervenciones de otr@s compañer@s, como levantarse cuando otr@s están hablando, rumorear, hablar en voz alta, reírse, aplaudir -no es lo mismo aplaudir una decisión a modo de acuerdo del que todo el mundo se felicita, que como método, aplaudir las intervenciones de algunas personas (con el reconocimiento que esto tiene) y ser irrespetuoso con otras (como principio, incluso aunque una intervención sea una majadería)

· El estigma y la ciencia de la rumorología (hay gente que antes de abrir la boca ya está condenada -lo que dice tiene dobles interpretaciones, es un/una manipulador/a…). Cuando extendemos rumores y prejuicios estamos atacando a compañer@s que como nosotr@s se están jugando las castañas (lo digo porque nos ha tocado vivir un momento en el que pintan bastos)

· Absoluta falta de transparencia y de confianza (decir las cosas a las claras conlleva que te califiquen como borde, como agresivo).

· Querer tener siempre la última palabra y creer que siempre eres el/la mejor para cerrar los debates

· Entender los espacios comunes no como algo a potenciar y cuidar, sino como espacios en los que puedo darme protagonismo (personal o colectivo) llevando mis propuestas para que las apoye todo el mundo y no apoyando las de l@s demás

· Militar en las reuniones. Hay mucho de esto. Desde gente que lo único que hace es ir a las asambleas a poner el nombre hasta quien incluso propone cosas que luego no sostiene. Este problema es especialmente crítico porque favorece una imagen irreal del espacio de lucha concreto (hay menos personas y grupos que las que parece) y provoca saturación mediante interminables propuestas que luego nadie va a desarrollar pero que tienen la misma equivalencia que las demás (se les dedica escucha, tiempo, se debate sobre ellas)

· No dinamizar el trabajo concreto entendido como bien superior (luchar contra la guerra, contra la globalización, contra la especulación en mi barrio…) a la par que pongo/ponemos en marcha mezquinas estrategias maquiavélicas: yo que soy enemig@ de éste/ésta espero a que se desgaste para asestarle/a después un golpe mortal, establezco subrepticias alianzas que bloquean acuerdos, me alineo con no sé qué opiniones o corrientes para cargarme a una parte de "mi familia"

· Querer controlar desde planteamientos burocráticos y narcisistas pequeñas porciones del todo (controlar un grupo o área de trabajo, entender la descentralización como mi gran oportunidad de hacerme con un "petit comité"…)

· No cogestionar los problemas. En lugar de aportar soluciones, nos lanzamos a degüello en la primera ocasión

· Discutimos tanto aferrándonos al binomio éxito-fracaso (si no salgo de la asamblea con mi propuesta me bloqueo y bloqueo todo lo demás) que nos olvidamos de lo antagónico.

Es decir, que con este tipo de actitudes y aptitudes los que calificamos como "nuestros enemigos" no tienen por qué preocuparse. Nosotr@s sabemos muy bien cómo tirar por tierra cualquier batalla que comencemos.

Para lograr salir de los guetos y de nuestra particular endogamia, individualismo y narcisismo, debemos al menos prestar atención sobre algunas cuestiones:

· No es posible disociar la subjetividad de la metodología. Están absolutamente relacionadas aunque se nos presenten en planos diferentes

· Debemos generar un modo de socialidad (o sociabilidad) coherente con los procesos que impulsamos y participamos

· La construcción de cooperación es un ejercicio. No hay ninguna metodología predefinida que por sí misma o por la acción de no sé qué mano invisible, construya sujetos respetuosos, cooperantes, solidarios...

· Preguntarse qué tipo de sujetos somos y qué tipo de sujetos buscamos debe ser un esfuerzo personal y colectivo. Ésta es la verdadera esencia de la POLÍTICA

· La tarea de transformarnos a nosotr@s mism@s, en colaboración constante con las otras personas con las que construimos sociabilidad debe ser llevada con expresa atención (de forma inconsciente podemos reproducir sujetos contrarios a lo que estamos buscando)

· Debemos dedicar tanto tiempo al ejercicio de la construcción de la unidad y del malogrado consenso como a sacar una consigna. Abandonar en el baúl de los recuerdos estas cuestiones sólo nos lleva a reproducir una y otra vez los mismos errores. No es raro tener en muchas ocasiones la sensación de estar empezando siempre desde cero

· Debemos auto imponernos la no trasgresión de los límites de que nos dotamos.

· Las mayorías silenciosas son malas consejeras. No es posible construir espacios plurales que no cuenten con las mayores opiniones posibles

· Es importante desarrollar el protagonismo y no entenderlo como algo negativo. Debemos poner el acento en cuestiones básicas como intervenir sabiendo de lo que se habla y lo que se propone, y no sólo por imperativo estatutario (superar la subjetividad que nos ha construido y que nos construye si no la enfrentamos). Es necesario independizarnos de la lógica que nos constituye

· Debemos participar con nuestros límites en la construcción de estos espacios comunes, unitarios, asumiendo nuestros compromisos

· Hay que dar status de valor a la dimensión de construcción de la subjetividad

· Confiar en las tareas que otr@s compañer@s lleven adelante y apoyarles en lo que se pueda

Y para concluir, no interpretar esto de modo voluntarista, de modo conductista. El proceso es de una profundidad enorme, e implica algo más que leerme cada día: "has de ser respetuoso, apoya a tus compañer@s", etc.…

A partir de aquí hay muchas experiencias sobre los métodos que favorecen la participación, como los grupos de trabajo, talleres, técnicas de debate, de participación, juegos de escucha, de expresión, juegos de observación de roles, ejercicios para practicar la toma de decisiones, formas organizativas en la toma de decisiones…

Debemos huir del binomio éxito-fracaso. Si las hay, las derrotas son de tod@s, como las victori@s.

Ánimo y pa´lante. Nos queda mucho por construir.

Tor. 16/11/01


Imprimir la página