Historia Oral Orientaciones

Introducción La Historia es la memoria. Un individuo sabe quién es porque tiene memoria, un pueblo sabe quién es porque tiene Historia. Desde luego y hasta hoy, la mayor parte de la memoria histórica está en los libros y documentos escritos, porque en ellos se han venido recogiendo desde hace siglos todos los depósitos de la memoria colectiva. Esa Historia se basó siempre en lo que dejaron escrito los que nos precedieron, pero la mayoría de la población del mundo es (lo era hasta hace muy poco en nuestro país) analfabeta y, por tanto, está excluida del relato. Con mucha frecuencia, gran parte de las cosas importantes nunca "pasan a la Historia" Recoger la información oral de miles de ciudadanos comunes, protagonistas de la Historia del siglo XX que viven a nuestro alrededor, es tener el privilegio de acceder a una información de primera mano, muchas veces olvidada o silenciada. Quienes están en el poder tuvieron y tienen siempre un cuidado exquisito con la Historia que se publica y se difunde, pero hoy asistimos a una verdadera ofensiva de la tergiversación de nuestra Historia reciente: se tergiversan los acontecimientos de la Segunda República, se dulcifica el golpe de estado franquista, se presenta la Guerra Civil, como una lamentable "contienda entre hermanos", fruto de "errores cometidos por ambas partes", se la desvincula de la lucha contra el nazismo y el fascismo en toda Europa, se olvida a los exiliados y a los guerrilleros y nadie busca ya a los miles de "desaparecidos". Toda esta lamentable "confusión" sirve a su vez para presentar la situación actual como feliz resultado de una transición democrática en que "se olvidaron los rencores" bajo la sombra de la restauración monárquica. El pasado sirve así, una vez más, para explicar el presente. Pero a nuestro alrededor viven todavía miles de testigos que, sea cual fuere su ideología, pueden contarnos lo que realmente ha sucedido y podemos, con no mucho esfuerzo, recoger su testimonio. Queremos poner en marcha una recogida de miles de testimonios en todo el país, en las ciudades y en los pueblos, en todo el Estado español y el extranjero, para que pasen a formar parte de la memoria colectiva. Recopilar y guardar adecuadamente estos testimonios nos parece de vital importancia y una labor urgente porque muchos de los más importantes testigos, son ya muy ancianos. Lo que a continuación exponemos, son unas orientaciones para facilitar esta labor a cualquier individuo o grupo interesado en ayudarnos.

1. Selección del entrevistado En general, debe darse preferencia a los ancianos sobre la gente de menor edad, pues, aunque estos testimonios puedan ser también interesantes, es razonable suponer que para entrevistar a los mayores no contamos con un tiempo indefinido, así como que su testimonio se remontará más y abarcará mayor período de tiempo. No debería darse preferencia a los hombres sobre las mujeres "porque sí". Los hombres suelen ser mejores informadores sobre asuntos de la vida pública, experiencias de guerra, sindicatos, reivindicaciones, etc..., pero las mujeres de entonces, la mayoría reducidas al ámbito doméstico y dueñas de él, tienen informaciones fundamentales y mucho menos frecuentes: sobre la vida cotidiana, las tradiciones, las relaciones familiares o la organización de la retaguardia durante la guerra, por ejemplo. Además, muchas abuelas, especialmente las campesinas, han trabajado desde niñas y pueden hablarnos también de condiciones de trabajo.

2. Respeto al testimonio. El entrevistado debe dar voluntariamente su testimonio. No debe utilizarse el engaño para "sacar información" ni para grabar la entrevista. Si decide informarnos, debe saber el uso que se hará de su testimonio. Todo el mundo tiene derecho al silencio o a elegir sus interlocutores o los destinatarios de su mensaje. Hay que indicar que la legislación actual protege el acceso a la grabación y que el entrevistado debe decir si permite que todo el que lo desee tenga acceso a ella o si limita este acceso a según que personas, fechas, etc. Puede decir por ejemplo que no se puede consultar sin su permiso expreso, o que por el contrario desea que la escuchen cuantos puedan interesarse en la historia, o que solo permite el acceso a ella tras su fallecimiento o a partir de tal o cual año, o a partir del fallecimiento de otras personas que aparecen implicadas en la grabación. En todo caso si está de acuerdo en que sea de libre consulta no es preciso hacer nada especial, pero si desea limitar la consulta debe prepararse un documento en que indique esa circunstancia para que lo firme. Incluso puede suceder que el entrevistado no quiera dar su verdadero nombre y prefiera valerse de un seudónimo, pero esto no debe ser un problema para nosotros, que buscamos sobre todo la veracidad del testimonio. Las experiencias de la vida han marcado a algunos con el sufrimiento y el miedo, otros callan por motivos de conciencia, así que nosotros no tenemos derecho a transgredir los límites que nos pongan. Sin embargo, la mayoría suele dar su testimonio gustosamente, sorprendidos de que a alguien le pueda interesar lo que tanto han silenciado, sorprendidos de que su relato no se reciba como "las batallas del abuelo" o "la monserga de la abuela".

3. Preparación de la entrevista La entrevista no puede hacerse bien si no se ha preparado antes. Cuando hablemos con alguien para solicitar su testimonio y obtengamos su permiso, necesitaremos recoger algunos datos que nos servirán para preparar la entrevista. En realidad nos bastará inicialmente con saber el año y lugar de nacimiento, dónde pasó su infancia, juventud y madurez y algún acontecimiento o circunstancia singular a lo largo de su vida (guerra, guerrilla, emigración, exilio, cárcel, por ejemplo). Sobre esos datos deberemos hacer un trabajo previo que nos permita relacionar la vida del entrevistado con una sencilla cronología histórica. Desde luego, puede utilizarse cualquier método, aunque nosotros proponemos aquí uno muy sencillo: se trata de confeccionar una cronología a tres columnas, que ponga en relación los distintos períodos de la vida del entrevistado (infancia, juventud, etc...), que figuraran en la primera columna, con los períodos históricos o acontecimientos más importantes da cada etapa. La tercera columna la reservaremos para acontecimientos, medidas, costumbres o cualquier otro aspecto que creemos que haya podido afectar a la vida del entrevistado por ser cuestiones generales, locales, o por ambas cosas a la vez (la Guerra Civil, La Reforma Agraria, al caciquismo, el racionamiento, el estraperlo, etc...). Por ultimo debemos tener previsto dar cabida a toda la información sobre la vida cotidiana, juegos escuela, noviazgos, celebraciones, crianzas, etc... Este trabajo previo permitirá que no nos perdamos durante la entrevista y, sobre todo, será muy importante para que podamos intervenir cuando el entrevistado haya acabado su relato, para completar cuestiones importantes que hayan quedado fuera de él. Para prepararlo, debemos valernos de una bibliografía sencilla. Debemos elegir libros que tengan buenos índices onomásticos (nos facilitan la localización en el texto de personajes)y toponímicos (nos permitirán buscar lugares y poblaciones que puedan ser importantes en la vida del entrevistado). Los volúmenes sobre el siglo XX de la Hª. de España editada por Labor y dirigida por Tuñón de Lara, reúnen estos requisitos, pero pueden servir otras obras semejantes.

4. Desarrollo de la entrevista Nuestra entrevista no se parecerá nada a las que suelen hacer los periodistas, es decir, no será una sucesión de preguntas para que la persona nos conteste y nos de la información que buscamos. Sería absurdo, en primer lugar porque del tema sobre el que queremos charlar (lo que ha vivido y cómo lo vivió) nadie sabe más que nuestro entrevistado, así que si nos empeñamos en conducirle por los callejones estrechos de nuestras preguntas, probablemente quedarán fuera muchas cosas importantes. Otro motivo para no utilizar la clásica entrevista, es que no se adapta al camino de la memoria humana. Al paso de los años, las personas retenemos mejor los recuerdos de la infancia y de la juventud y archivamos nuestras experiencias siguiendo un hilo biográfico en el que recordamos lo que hemos creído importante y olvidamos lo demás. Además debe tenerse en cuenta que lo vivido por la persona directamente, permanece en la memoria más que los acontecimientos externos, así que recordarán mejor lo vivido por ellos que los acontecimientos políticos que les hayan sido externos. El mejor método es dejar que el entrevistado cuente su vida desde el principio, partiendo de la infancia, que es la base más sólida de sus recuerdos (a este método le llamamos "Historia de vida"). Se puede comenzar preguntando nombre (o seudónimo) año y lugar de nacimiento y seguramente al requerimiento de que cuente su vida, empezará a desgranar recuerdos de la infancia: el padre y la madre, los hermanos la escuela, si la hubo, los juegos, el trabajo infantil... Nosotros suscitaremos el inicio de su historia y le dejaremos hablar, sin límite de tiempo y respetando los silencios (no importa que haya silencios largos, sólo si el silencio se debe a que se pierde y no sabe cómo seguir, le ayudaremos dándole puntos de referencia y proponiéndole que nos hable de otro tema de su infancia o recordándole por dónde iba). Nuestro papel será conducirle a través del hilo de su vida, si se nos pierde, utilizando los conocimientos que tengamos sobre su propia vida, sobre cosas que pasaron en el pueblo o la ciudad o sobre la época de la que nos habla, pero seremos sobre todo "lazarillos". Cuando haya completado el relato será el momento de preguntarle las cosas que hayan quedado fuera de él y que nos parezcan importantes. También será ese el momento de contrastar con él informaciones concretas que estemos buscando nosotros El método que hasta aquí se ha expuesto es fruto de la experiencia, que nos indica que si el entrevistador intenta dirigir el relato, suscitando preguntas y temas, el hilo de la memoria se corta, el entrevistado se confunde y desorienta y se pierde gran parte de la información. Por otra parte, no debemos tener una visión corta sobre los objetivos de la entrevista. En el momento de realizarla a nosotros nos puede interesar sobre todo éste o aquel aspecto, pero la entrevista es un documento que ha de guardarse y en el que otra gente podrá buscar otras cosas el día de mañana Pero hay una razón aún más importante para dejar hablar a nuestro entrevistado. Antes de empezar este trabajo conviene pensar qué clase de labor vamos a hacer: vamos a entrevistarnos con un protagonista vivo de una larga etapa histórica, su testimonio no es cualquier cosa, es irrepetible y no está en los libros ni en los archivos. El informante no es aquí una pura fuente de información que debamos "exprimir" o "vaciar", como si se tratara de una carpeta de documentos. Nos interesa también su mentalidad, su forma de expresarse, la jerarquía que él o ella han establecido en sus recuerdos. No es un utensilio, sino un personaje histórico.

Sobre la grabación Para grabar la entrevista en aúdio o en vídeo necesitamos permiso del entrevistado y nunca debe hacerse sin que éste lo sepa. Un asunto fundamental es que la grabadora o la cámara, deben convertirse a lo largo de la entrevista en un objeto "invisible", no porque lo escondamos, sino porque no debemos manipularlo ni hacerlo presente, de tal modo que nuestro testigo no se vea incomodado por manipulaciones y siga el hilo de su recuerdo con tranquilidad.

La entrevista como documento La grabación de la entrevista debe archivarse acompañada de los datos sobre el informante. La fecha de realización y el período que abarca, así como un pequeño índice de los temas más importantes que trata, para que pueda ser fuente de información y objeto de reflexión o trabajo para quien pueda estar interesado, aunque ni conozca al informante ni haya realizado la entrevista. Es preciso hacer una copia, por si hay pérdida o deterioro del original. Si se cuenta con medios, debería hacerse una transcripción literal. Esto no es imprescindible, pero facilitará mucho el trabajo de quien quiera acceder al testimonio para estudiarlo a fondo, pues podrá tomar notas sin tener que deteriorar la cinta buscando aquello que le interesa.