POESIAS DE MEXICO

 

BREVE IDILIO DE LA CONCILIACIÓN ENTRE UN
                  AMOR Y LA VIGILIA


Profane mi soledad con su presencia,
Adopte entusiasmos ficticios
Inventando formas ideales
Con las que se recrea un amor eterno.
Quise habitar junto con ella
En el centro del sol negro de mis venas.
Por encima , las vanas protestas de la razón,
En tanto, la acostumbrada traición de la sangre.
Escalé tan solo en un instante peldaños de espíritu
Que solo se sienten por un amor de sombra con rostro desconocido.
Me parecía saberlo todo en un momento,
Creí que los misterios de dolor del amor
se habían revelado en un tiempo supremo.
Que el amor profanador de mi silencio
habría de redimir mi espacio vacío.
Delicias infinitas vapuleaban en las entrañas y recobraban terreno,
ante lo mas ridículo de la vigilia ante lo más verdadero de la razón.
Las desdichas enemigas infligían un sentido conciliatorio
entre el mundo opuesto del sueño y la vigilia.
Entonces quise lograr mi perdón y el de los demás.
Quise vencer a la cordura con quimeras terribles
Imponiendo preceptos a los demonios encargados
de vapulear y ridiculizar la razón.
Pero el espacio se fue llenando de angustia...
¿A quien se culpaba?

Amé al amor que no era amor,
Ilusión insensata
Solo un trozo de nada entre las manos
Tiempo inútil de irrealidad.
Así fui naciendo,
Aún sin arraigo, destierro de un corazón.

El amor soterrado inevitable salió con odio inaudito e indiferencia certera
Así esquive círculos fatales de sombra trazadas sobre el aire,
Y decidida despedazó mi memoria completa…
Ahora no recuerdo más del final de este idilio.


ANDRES VICTORIA

REZOS DE UNA SANTA AL AMOR INEVITABLE

Amor, descubro tu mirada de relámpago enmedio de la noche,
te siento respirando sobre mi piel como una obsesión trágica.
Te suplico amor inevitable, desciende a mis sueños,
y habita en sus sombras.
Alimenta mis ansias lívidas y
forma parte de la claridad que respiro
extiende lo incierto mas allá del sueño
llegando hasta el centro de la vigilia
Convierte tu aliento en sendero iluminado.

No querido amor mi estrella no te ha atravesado,
No amor informe, no te has muerto, ni te he matado.
Te tengo, sosteniendo todo el peso de la lejanía.
Y tu Flor amada,
¿ soy acaso en tu sueño una bendición desgarrada ?
¿o soy el odio que nace en la gruta de un sueño abandonado?

Te recito como una oración lejana en el hastío de mi encierro
y me escuchas como se escucha la lira antes de llegar a la muerte
tal vez en ella habitaras para quedarte, para ser plenamente.

Solo hasta el final se escucharan murmullos,
quejas y rezos de fe de mis hermanas santas a su amor inevitable.
Y solo, solo hasta el final, escucharé satisfecha,
los gritos desgarrados de placer de mi cuerpo en llamas
que ese ahoga lentamente en la hoguera de mi pecho.


ANDRES VICTORIA

NO TE VISTAS TODAVÍA CON TU PIEL

¿Que pasaría amor mío, si desprendo la piel de tu cuerpo para amarlo, y después la cuelgo en el espejo estrellado ?
Mientras amor desgarrado, lamería tus entrañas,
mientras, tocaría el palpitar de la noche en tu cuerpo desollado,
mientras amor bendito,
olería la agonía de tus miembros brillantes,
aspiraría el vaho de tu respiración deshojada dispuesta a morir.
Escucharía tus aullidos de loba en celo descifrando en el aire
enigmas de pasión encarcelada.
Mientras amor implacable miraría la catástrofe henchida voluptuosa de un cielo en tinieblas.

Debajo, la mariposa negra del deseo
aletearía extasiada sobre mi vientre.
¿Qué pasaría amor mío si con mis yemas ardiendo
acariciara tu nombre en el cristal de la ventana
por el vapor que dejan tus entrañas al amarlas?
¿Qué pasaría amor mío
si me sumerjo en el mar profundo y salvaje de tu sangre?
¿Qué harías?
¿Te meterías en mi sueño como en una fosa?
¿ Dejarías que tus vísceras enamoradas
se juntaran con mi cuerpo?
¿O te precipitarías al agua inmóvil de la Muerte?

Imagen suspendida en un instante:
Mi cuerpo y tus arterias fatigadas después de la tormenta.
Tus vísceras y tu sangre regadas por mi lecho
captando los secretos de mi aliento.
¡Amor mío no huyas más hacia otros sueños!
No te vistas aun con tu piel,
permanece así tendida sobre la noche
déjame recorrerte con mis ojos
los caminos interiores de tu cuerpo
Sentir tus órganos tibios de amor todavía palpitantes,
Para que no se me olvide el día
cuando me abriste tu cuerpo para lamerlo
Y soportaste en tus entrañas la catarsis de agua de la muerte.

Luego ponte la piel contaminada por la realidad aciaga
Y aléjate desapareciendo en la bruma del sueño
dejándome con el recuerdo lejano de tu interior,
viviendo en mi cuerpo desnudo y extasiado.

ANDRES VICTORIA




















HABITANDO LO INCIERTO


Cercado por incipientes nostalgias
La desdicha se atraganta sobre mí
Se ahoga dentro de su coraza de nube
Por las tinieblas soledad sombría
Que abruma el vértigo borrascoso
Del día medido en círculo lacerante
Soy solo el caminar andado por todos
Sendero bordeado terquedades milenarias
Libertad limitada por la idea mancillada
Acechada solo por la razón incendiada
Desde la rebelión de la pasión encarcelada
Me quedo habitando lo incierto
La imaginación prisionera por la verdad
Repetida heredada por los tiempos
Los momentos los segundos los instantes
Que se vuelcan por nuestros cuerpos
Carcomidos por letras insatisfechas y tenaces
También limitadas como los caminos
Que surgen desde el centro de mi aliento
De vejez decadente nunca satisfecha.

ANDRES VICTORIA

ME EXTRAÑO TANTO

Me extraño tanto que pienso en lo feliz que fui
me extraño tanto que me condeno a los infiernos que no he pisado
me extraño, es inevitable añorar lo que fui
verme en el espejo y añorar mi rostro de tiempo.
Me necesito aquí
tratando de llegar al destino designado
ahora mis manos no alcanzan a sentir nada
mi mirada se estrella con la paredes blancas
mis pasos ya nos escuchan en la habitación
Quiero venirme para no morirme
por que ahora estoy sin mi, muerto
sin mi, el de ayer,
el que abría los libros
y me enseñaba a no tener tristezas
el que me hacia reír cuando sentía soledad
Hoy las niñas corren por la casa
y el otro que soy yo
ya no las siente ni puede verlas
me extraño tanto
que me repudio demasiado.


ANDRES VICTORIA

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