Semana 4

Con la cuarta semana completamos el primer mes en el aula de jardinería. Ha llegado el otoño, ha traído un poco de “tiempo fresquito” algo de lluvia y mucha hierba seca en los jardines. Nuestros chicos se han aplicado de verdad con sus herramientas y la zona cercana al invernadero está quedando limpia como un sol. Aún queda mucho por hacer y mucho por organiza pero como ideas no nos faltan todo irá llegando.

Las clases en el aula son un poquito más difíciles de organizar. Claro que no se puede decir eso de la hora de matemáticas que tanto absorbe las mentes de estos chicos nuestros. Hacen progresos, ponen interés y demuestran que quien pone interés en lo que hace no encuentra barreras.

En las clases de lengua hemos pasado de un extremo a otro. Días en los que el trabajo les mantiene interesados copiando todo un folio al dictado nos llevan a otros días en los que la actitud de unos pocos hace que la clase no pueda tener lugar. Ya, ya sé que algunos estarán pensando que soy una pesada y que nunca han tenido una profesora más pesada que esta que escribe estas líneas.

Tengo claro que la clase la tenemos que hacer entre todas las personas que estamos en ella. No sirve que unos que no quieren aprender nada se dediquen a impedir que otros puedan divertirse aprendiendo cosas nuevas. Aprender a ser nosotros y nosotras mismas sin imitar a nadie es fundamental para tener una buena comunicación en la vida. Aprender a valorar la actitud de nuestros compañeros es también fundamental. Si yo veo algo que no me gusta tengo que saber expresarlo y tengo que conseguir que me respeten, tanto si soy alumno como si soy profesora o profesor. El respeto no va en proporción al tamaño del cuerpo. Eso, según mi punto de vista y puede ser discutido, es de cobardes. La gente cobarde escoge bien con quién hace chistes y con quién no los hace. La gente valiente y por la tanto respetuosa hace chistes en el momento oportuno sin tener en cuenta si la persona es alta o baja, hombre o mujer. Las personas no tienen categorías y los tiempos de la esclavitud pasaron hace ya algunos siglos.

Por último esta cuarta semana nos ha traído cuatro ordenadores al aula. De momento no los podemos conectar a internet pero nos van a resultar muy útiles por la cantidad de cosas que podemos hacer con ellos. Tenemos que terminar este curso con un dominio total de lo que es escribir un texto, usar una hoja de cálculo, diseñar dibujos con infinidad de posibilidades, jugar y muchas otras cosas nuevas que iremos viendo día a día.

Por el cuento que leímos nos ha quedado claro que la nieve sí pesa y que la paciencia tiene un límite y yo os tengo que confesar una gran decepción con la que hoy me he ido a mi casa. He tenido que ponerle mucho esfuerzo y muchas negociaciones para que pudiéramos tener esos ordenadores en el aula. Cuando ya estaba todo conseguido alguien ha sacado las bolas de 3 ratones y las ha tirado por la ventana. Sin ratones no funcionan 3 ordenadores de los 5 que teníamos. Me pregunto una y mil veces por qué alguien ha tenido que hacer imposible el uso de estos ordenadores que son nuestros, que son para los chicos del aula de jardinería. Igual alguien me lo puede explicar y si lo entiendo todavía estaremos a tiempo de buscar una solución. También puede pasar que otro alumno decida, por imitación, seguir tirando las 2 bolas que quedan por la ventana y así volveremos a estar sin nada.