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Informe: El progreso de las mujeres en el Mundo 2011-2012, elaborado por ONU Mujeres

Lunes 11 de julio de 2011

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La ONU denuncia la impunidad de la violencia sexual en Europa

Solo un 14% de los casos abiertos por violación acaba en condena - En medio mundo no se castigan las agresiones domésticas ni los abusos en el matrimonio

SANDRO POZZI - Nueva York

EL PAÍS - Sociedad - 06-07-2011

La igualdad entre hombres y mujeres está reconocida constitucionalmente por 139 de los 192 miembros de las Naciones Unidas. Pero ante los ojos de la ley, la brecha entre los dos sexos es importante y eso se traduce, por ejemplo, en que en Europa sea difícil probar los casos de violación ante la justicia o en que 603 millones de mujeres en el mundo no tengan protección legal frente a la violencia doméstica. En este último caso, son mujeres que viven en países donde, además, actos como la violación conyugal no son considerados explícitamente un delito. Eso, en cifras, significa que hay 2.600 millones de mujeres en 52 países que pueden ser asaltadas por sus maridos, sin que estos sufran castigo alguno.

Son algunos datos recogidos en el primer informe de ONU Mujeres, el órgano de las Naciones Unidas para las políticas y acciones en el ámbito de la igualdad de género. Las mujeres, según afirma su directora, Michelle Bachelet, "están marcando la diferencia y provocando el cambio". Pero la discriminación y la injusticia de género todavía son frecuentes en todo el mundo.

Las mujeres, denuncia la expresidenta chilena y directora ejecutiva de ONU Mujeres, "siguen experimentando injusticias, violencia y desigualdades en el hogar y en el ámbito laboral". Algunos de los factores que explican esta brecha son las leyes basadas en costumbres y la religión, que restringen los derechos de la mujer sobre todo en el ámbito privado. Es una lacra también en el mundo desarrollado.

El informe cita un estudio realizado en 2009, que revela que solo el 14% de las denuncias por violación en 13 países europeos (la muestra no incluye a España) acababan en condena. Hay casos, como el de Bélgica, en el que no se llegaba al 5%. Esto, sumado al coste del proceso, las dificultades prácticas, la debilidad de los sistemas judiciales y el estigma social, provoca que el índice de abandono sea elevado.

Eso si llegan a denunciarlos. Hay países en los que el 60% de las mujeres ha experimentado alguna forma de violencia física o sexual. La lacra se repite en todo el mundo. En el 57% de los países miembros, el 10% de las mujeres afirma haber sufrido algún tipo de agresión sexual en su vida. Sin embargo, solo el 11% de ellas lo denuncia. En el caso de robo, el 38% sí busca justicia.

El informe también pone de relieve que en el ámbito laboral hay países donde las mujeres reciben un 30% de salario menos que sus pares varones. Y la mitad de las trabajadoras del mundo están en empleos que carecen de la protección de leyes laborales. De nuevo, las leyes en el ámbito de la igualdad salarial existen en 117 países, pero no se aplican de manera apropiada.

La ONU hace referencia al vínculo que hay entre la brecha por sexos en los salarios y la vida familiar. Es lo que se conoce como "castigo a la maternidad". Cuando el hombre asume una mayor proporción en las tareas domésticas, "la brecha salarial es inferior". Un tercio de los países impide a las mujeres trabajar en los mismos trabajos que los hombres con leyes "paternalistas".

También hay desigualdad en la vida pública, donde la proporción de mujeres en los Parlamentos es del 19% de media en el mundo. Hay 28 países que superan el umbral del 30%, un salto importante frente a los cuatro de 1997. En prácticamente todos, salvo en cinco, fue gracias a las cuotas. Y lo que es más alentador, es que seis de ellos son países que superaron una situación de conflicto.

Bachelet pide por eso a los Gobiernos que garanticen que sus legislaciones protegen a la mujer de la violencia y la desigualdad o apoyando servicios innovadores que garanticen que las mujeres puedan acceder a la justicia. Colocar a la mujer en el primer plano de la administración de justicia -juezas, legisladoras, policías- contribuirá a avanzar en ese camino.

El nivel de representación femenina en el sistema judicial es bajo en Europa, según la ONU. De media, las mujeres representan el 35% de la magistratura y el 32% de los fiscales.

En el caso del cuerpo de policía, el promedio de mujeres baja al 13% del personal total. "Cuando las mujeres son parte del cuerpo policial, las denuncias de agresiones sexuales aumentan", apuntan.

El informe pone como ejemplo a España, al decir que "un mayor número de mujeres en el Parlamento acelera las reformas". Pero no se trata simplemente de un cambio sobre el papel. Para que haya un cambio de actitud, debe velarse por que las leyes se apliquen y garantizar que las mujeres conocen y exigen sus derechos. "La base para la plena igualdad está ahí", concluye Bachelet.

Como señala la ONU, los tribunales fueron el lugar principal al que acudieron las mujeres para reivindicar sus derechos y donde se han sentado los precedentes legales. Es donde acudieron en EE UU una docena de empleadas de la compañía farmacéutica Novartis, por discriminación de salarios y en materia de ascensos.

O lo que hizo Unity Dow en Botswana, para que se reconociera el derecho de ciudadanía a las mujeres e hijos tras casarse con un extranjero.

El organismo también pide a los donantes de fondos para iniciativas relacionadas con la justicia, que destinen más a programas que promuevan la igualdad de género. De los 4.200 millones de dólares movilizados (2.890 millones de euros), solo se aprovecharon para eso 206 millones.

Empleadas domésticas explotadas

Unos 100 millones de personas en todo el mundo se dedican al trabajo doméstico, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Son las mujeres, en muchos casos inmigrantes en situación irregular, las que se dedican a este tipo de empleo -desde limpieza y plancha al cuidado de niños y ancianos-. Un trabajo en el que las mujeres sufren a menudo la explotación y los abusos de todo tipo (incluidos sexuales) por parte de sus empleadores, según alertó ayer la Unión Europea. Salarios irrisorios, excesivas horas de trabajo, carencia de un seguro médico o cobertura por accidentes, además de la imposibilidad de acogerse a una baja por enfermedad. Problemas habituales para estas empleadas que registra un informe de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la UE (EFRA).

Vulneraciones que casi nunca son denunciadas. "El pánico a la deportación o al despido disuade a las víctimas de acudir a los tribunales cuando han sufrido los abusos o la explotación de sus empresarios. Y como la deportación puede ser el precio que se paga por recurrir a la justicia, los que maltratan a los empleados domésticos en situación irregular quedan a menudo impunes", criticó el danés Morten Kjaerum, director de la Agencia.

Estos casos son habituales y difícilmente prevenibles porque en la UE el trabajo doméstico está menos sujeto a inspecciones de trabajo que otras formas de empleo. En España, por ejemplo, el hogar se considera un ámbito privado en el que las inspecciones que analizan (por ejemplo) los riesgos laborales no pueden actuar. Hace unos días, la OIT aprobó un convenio para tratar de corregir situaciones de desprotección como las reflejadas en el informe de la EFRA. Como el caso de una mujer de Togo que trabajaba 15 horas al día en casa de una familia en un país europeo. Limpiaba, planchaba, cuidaba a los niños... y dormía en un colchón en el suelo. No le pagaban un sueldo. Sus empleadores fueron condenados por esclavitud en 2005.

Primer informe anual de ONU Mujeres

Si un violador está casado con su víctima, la agresión no es delito

Esa es la realidad de más de 2.600 millones de mujeres en el mundo que viven en países donde esta forma de violencia no es delito

Madrid, 8 jul. 11.AmecoPress

ONU Mujeres presenta su primer informe anual, titulado ‘El progreso de las mujeres en el mundo: En busca de la justicia’, en el que se recogen los avances alcanzados como, por ejemplo, los 139 países y territorios que consagran la igualdad de género en sus constituciones. Pero también muestra que, muy a menudo, las mujeres siguen experimentando injusticias, violencia y desigualdades en el hogar y en el ámbito laboral.

El informe incluye resultados alarmantes, tintes esperanzadores, sugerencias urgentes y sueños: “Sueño con un mundo… donde mi hija puede ser una líder”, Kefayah Mohammed Mostaza, territorio palestino ocupado. “Sueño con un mundo… donde las mujeres son libres de la violencia de género, donde ONU Mujeres trabaja por una vida libre de violencia. Donde todo el mundo es igual. Donde tenemos los mismos derechos en todas sus formas”, Karen Valero, Colombia. “Sueño con un mundo… donde la ONU apoya a las mujeres para que sean más independientes económicamente y el mundo mejora así en su conjunto”, Reem Badran, parlamentaria jordana. “Si un niño puede ser presidente, una niña puede ser presidenta”, Gabriel Pierre, Haití.

De momento, estos sueños no se han alcanzado y así lo demuestran los datos del informe. 603 millones de mujeres viven en países donde la violencia de género no es considerada un delito. Nada comparado con los 2.600 millones de ellas que viven en lugares donde si el violador y el marido resultan ser la misma persona, la violación no es un delito. Además, “las leyes basadas en la costumbre o la religión, que coexisten con las legislaciones estatales, frecuentemente restringen los derechos de las mujeres en la familia, por ejemplo, en lo referido al matrimonio, el divorcio o el derecho a heredar bienes”, advierte el informe.

Y las cosas no mejoran en el entorno laboral. 117 países cuentan con leyes sobre igualdad de remuneración pero, en la práctica, las mujeres todavía perciben hasta un 30 por ciento menos que los varones en algunos países. Las mujeres, además, realizan una mayor cantidad de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado en todas las regiones del mundo. En todas. Mundialmente, el 53 por ciento de las mujeres que trabajan, unos 600 millones, desempeñan empleos vulnerables como el autoempleo o el trabajo no remunerado prestado en negocios familiares, que generalmente carecen de la protección de las leyes laborales.

En cuanto al ámbito público, existen evidencias contundentes de países como Rwanda, Nepal y España, según las cuales un mayor número de mujeres en el parlamento acelera las reformas en favor de los derechos de las mujeres. No obstante, la proporción de mujeres en los parlamentos es todavía inferior al 30 por ciento en la gran mayoría de los países.

“Con la mitad de la población mundial en juego, las constataciones del informe constituyen un enérgico llamado a la acción. Las bases para la justicia para las mujeres han sido sentadas: en 1911, las mujeres tenían derecho a voto en solo dos países; ahora ese derecho es casi universal. Pero la plena igualdad exige que las mujeres se conviertan en verdaderas iguales de los hombres ante los ojos de la ley: en el hogar y la vida laboral, y en la esfera pública,” ha declarado Michelle Bachelet, Secretaria General Adjunta y Directora Ejecutiva de ONU Mujeres.

Soluciones

Para garantizar que la justicia se convierta en una realidad para todas las mujeres, ONU Mujeres insta a los gobiernos a revocar las leyes que discriminan a las mujeres y a garantizar una legislación que las proteja contra la violencia y la desigualdad ejercida en el hogar y el lugar de trabajo. A apoyar servicios innovadores de justicia, incluyendo centros integrales de atención, asistencia jurídica y tribunales especializados para garantizar que las mujeres puedan acceder a la justicia a la que tienen derecho.

Pero también a colocar a las mujeres en el primer plano de la administración de justicia. Como policías, juezas, legisladoras y activistas, las mujeres de todas las regiones están marcando la diferencia y provocando cambios. A invertir en sistemas de justicia que puedan dar respuesta a las necesidades de las mujeres. Las donaciones ascienden anualmente a 4.200 millones de dólares en asistencia para las reformas judiciales, pero apenas el 5 por ciento de ese gasto se destina a las mujeres y las niñas.

La justicia sigue siendo inalcanzable para millones de mujeres del mundo, advierte el informe emitido hoy por ONU Mujeres.

Red Feminista

El informe insignia de la nueva entidad de la ONU para las mujeres insta a los gobiernos a adoptar medidas urgentes para erradicar las injusticias que mantienen a las mujeres en la pobreza y con menos poder que los hombres en todos los países del mundo.

El progreso de las mujeres en el mundo: En busca de la justicia es el primer informe principal de ONU Mujeres. Éste reconoce los avances alcanzados – por ejemplo, 139 países y territorios ahora consagran la igualdad de género en sus constituciones – pero también muestra que, muy a menudo, las mujeres siguen experimentando injusticias, violencia y desigualdades en el hogar y en el ámbito laboral.

Para garantizar que la justicia se convierta en una realidad para todas las mujeres, ONU Mujeres insta a los gobiernos a:

- Revocar las leyes que discriminan a las mujeres y a garantizar una legislación que las proteja contra la violencia y la desigualdad ejercida en el hogar y el lugar de trabajo

- Apoyar servicios innovadores de justicia, incluyendo centros integrales de atención, asistencia jurídica y tribunales especializados, para garantizar que las mujeres puedan acceder a la justicia a la que tienen derecho. Por ejemplo, en México las Casas de la Mujer Indígena, CAMI, trabajan con los tribunales indígenas locales para crear conciencia sobre los derechos de las mujeres y cuestionar las actitudes patriarcales de algunos jueces

- Colocar a las mujeres en el primer plano de la administración de justicia. Como policías, juezas, legisladoras y activistas, las mujeres de todas las regiones están marcando la diferencia y provocando cambios

- Invertir en sistemas de justicia que puedan dar respuesta a las necesidades de las mujeres. Los donantes distribuyen anualmente US$ 4,2 mil millones en asistencia para las reformas judiciales, pero apenas el 5% de ese gasto se destina a las mujeres y las niñas

“Con la mitad de la población mundial en juego, las constataciones del informe constituyen un enérgico llamado a la acción. Las bases para la justicia para las mujeres han sido sentadas: en 1911, las mujeres tenían derecho a voto en solo dos países; ahora ese derecho es casi universal. Pero la plena igualdad exige que las mujeres se conviertan en verdaderas iguales de los hombres ante los ojos de la ley: en el hogar y la vida laboral, y en la esfera pública," declaró Michelle Bachelet, Secretaria General Adjunta y Directora Ejecutiva de ONU Mujeres.

Las mujeres todavía sufren injusticias en el hogar, el ámbito laboral y la vida pública, señala El progreso

Es mucho lo que se ha logrado durante el último siglo en la esfera pública y privada. Sin embargo, la discriminación y la injusticia de género todavía son frecuentes en todo el mundo. Esa desigualdad puede observarse en:

El hogar:

- La violencia doméstica ahora está prohibida en 125 países, aunque mundialmente, 603 millones de mujeres viven en países donde esta forma de violencia no es considerada un delito.

- Hasta 2011, al menos 52 países habían penalizado la violación conyugal. Sin embargo, más de 2,6 mil millones de mujeres viven en países donde esta forma de violencia no ha sido tipificada explícitamente como delito.

- Las leyes basadas en la costumbre o la religión, que coexisten con las legislaciones estatales, frecuentemente restringen los derechos de las mujeres en la familia, por ejemplo, en lo referido al matrimonio, el divorcio o el derecho a heredar bienes

El ámbito laboral

- 117 países cuentan con leyes sobre igualdad de remuneración; sin embargo, en la práctica las mujeres todavía perciben hasta un 30% menos que los varones en algunos países. Las mujeres además realizan una mayor cantidad de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado en todas las regiones del mundo.

- Mundialmente, el 53% de las mujeres que trabajan (600 millones en total) se desempeñan en empleos vulnerables como el autoempleo o el trabajo no remunerado prestado en negocios familiares, que generalmente carecen de la protección de las leyes laborales.

En la vida política y pública:

- Existen evidencias contundentes de países como Rwanda, Nepal y España, según las cuales un mayor número de mujeres en el parlamento acelera las reformas en favor de los derechos de las mujeres. No obstante, la proporción de mujeres en los parlamentos es todavía inferior al 30% en la gran mayoría de los países.

Los cambios en las leyes, cuando se las observa adecuadamente, sientan las bases para cambiar actitudes y modificar la situación de las mujeres en la sociedad, destaca El progreso

Los avances se han logrado, indica el informe, gracias a los esfuerzos de individuos, la sociedad civil y los gobiernos para dotar a las mujeres de mayor poder económico y político a través de cambios jurídicos, incluyendo las garantías de igualdad salarial, la adopción de cupos parlamentarios, y velando para que las mujeres conozcan sus derechos y puedan exigirlos. Entre los casos históricos que han acelerado la reforma de leyes y el cambio de actitudes se encuentran:

* El caso de María da Penha en Brasil, a quien los ataques de su esposo, incluyendo un intento de electrocutarla, la dejaron paralítica. Ella llevó su caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, lo que generó en Brasil una legislación más firme contra la violencia doméstica, denominada simbólicamente Ley de María da Penha.

* El caso de Unity Dow, una jueza de Botswana, que exigió que le permitieran transmitirle su ciudadanía a los hijos, cuyo padre era extranjero. Unity ganó el caso y, desde entonces, al menos 19 países africanos han reformado sus leyes para permitir a las mujeres transmitirles su ciudadanía a los hijos.

Pero la reforma legal es sólo un comienzo, sostiene El progreso; las leyes deben ser implementadas para que se traduzcan en verdadera igualdad.

En general, el informe encuentra que muy frecuentemente las leyes vigentes no se cumplen de manera apropiada. Muchas mujeres no se atreven a denunciar los delitos debido al estigma social y a sistemas judiciales débiles. Los costos y las dificultades prácticas que surgen en el momento de buscar justicia pueden ser prohibitivos: desde viajar a tribunales alejados hasta pagar por asesoramientos jurídicos costosos. Como resultado, los índices de abandono en los casos donde las mujeres buscan reparación son elevados, especialmente en aquellos referidos a violencia de género.

El caso “Campo algodonero” en México es un caso emblemático que muestra que la violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez es parte de una violencia sistémica basada en el género, la edad y la clase social. La Corte Interamericana de Derechos Humanos falló que el Gobierno de México debía proporcionar reparación, incluyendo la garantía de que estos actos de violencia nunca se vuelvan a repetir, para identificar y eliminar la desigualdad de género que conduce a la violencia.

Actualmente numerosos gobiernos están adoptando medidas de carácter práctico para que la justicia sea más accesible para las mujeres, mientras otros deberían imitar el ejemplo, sostiene El progreso

Algunas formas de abrir el acceso a la justicia pueden ser:

- Invertir en centros integrales de atención que aglutinen servicios judiciales, jurídicos y de salud en un lugar y reduzcan la cantidad de pasos que una mujer debe seguir para acceder a la justicia, como es el caso de Sudáfrica.

- Emplear a más mujeres policías como sucede en América Latina, donde las comisarías de la mujer han provocado un aumento en las denuncias de violencia de género.

- Ofrecer asistencia y alfabetización legal para las mujeres como ocurre en países tan diversos como Pakistán, México, Fiji y Kirguistán, con el fin de garantizar que las mujeres conozcan sus derechos y puedan manejarse en los sistemas judiciales.

- Crear tribunales especializados como los tribunales móviles de la República Democrática del Congo que llevan la justicia a las mujeres que habitan en zonas rurales remotas, donde los niveles de violencia sexual son muy elevados.

- Al cambiar las leyes y darles a las mujeres el apoyo práctico para obtener justicia, podemos cambiar la sociedad y garantizar que mujeres y varones gocen de verdadera igualdad en el futuro, concluye El progreso.

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