CÓMO NOS RELACIONAMOS
Entre nosotras :
El carácter personal impregna y determina nuestra acción en las asociaciones.
En asociaciones numerosas hay más jerarquía y eso implica menos participación de las socias y más dominio y poder de unas pocas sobre las otras.
“¡Mucho mejor en la Asociación! : ahí encontramos cariño, afecto, felicidad, con esas personas...” , “No hay problemas, no hay disgustos entre nosotras...!
Nosotras estamos satisfechas de pertenecer a una asociación, la comunicación y la información es una especie de “salir del armario”.
Se fomenta la solidaridad y el compañerismo, entre las mujeres se aprende a escuchar y a valorarte.
También surge el tema de las relaciones que se establecen en el grupo, frente a las amigas que se tienen fuera de él: “Con las amigas no puedes decirlo todo... en el grupo es diferente, es un intercambio más enriquecedor” . “Y eso que, a veces, tienes que ir con cuidado, porque resulta que tienes a una cuñada allí también, y no sabes si decir eso va a...” . “...Y es que las amigas evolucionan de distinta manera...”. “Yo estaba además interesada por temas sociales...”.
El tema de la confianza, del crecimiento personal, de otras necesidades y deseos, de intereses que van más allá del entorno familiar y de “amistades de toda la vida”.
Cada vez hay una mayor participación de mujeres en las asociaciones.
En el grupo, hay mujeres que tienen diferentes posiciones dentro de su asociación: unas son simplemente socias; otras son “de la junta directiva”, algunas “presidenta”.
Después de esa primera afirmación, compartida en general, surgen inmediatamente cuestiones relacionadas con lo que siente cada una desde su “posición”, que nos remiten al tema del poder:
“Pero cuando se expone lo que una piensa, ahí surgen diferencias...” . “No he sabido mandar” . “Pues, , en la vida, o mandas o te comen”. “La Junta, eso ya es otro cantar”.
Relaciones de igualdad entre todas, tarea para llevar a la práctica en nuestras asociaciones. Hemos recibido una educación pobre y hemos de reeducarnos nosotras mismas.
Entre nosotras: hay siempre tendencias personales (dominación, discrección, pasividad...) que es necesario hacer consciente para evitar roles y relaciones de poder.
Con quienes nos rodean:
Nos relacionamos de forma desigual, en función del lugar...
Dependiendo de la educación, circunstancias y carácter.
En común hemos pasado por una educación y entorno de poder masculino ante el que:
Hemos cedido.
No hemos aceptado completamente y hemos desarrollado unas facetas personales de adaptación, negociación y habilidad.
Buscamos el entendimiento y estrategias, a veces positivas para nosotras mismas y otras veces perjudiciales.
Nos hemos mostrado rebeldes con mucho coste personal, familiar y hasta con mucha problemática entre nosotras mismas.
La precariedad económica es algo latente en los años atrás en toda la sociedad pero más para la mujer.
La influencia cultural y religiosa ha sido muy fuerte para seguir manteniendo esa situación de aislamiento que la mujer ha padecido (ceder, aguantar, obedecer, servir a los demás, etc...)
Repetimos el modelo del “huevo frito”.
A las mujeres nos resulta difícil ejercer el derecho a que nos respeten.
RESPECTO AL PODER Y LA AUTORIDAD
¿Qué entendemos por PODER?
Se entiende el poder como imposición o mandar sobre otras. No lo entendemos como autoridad o instrumento para obtener resultados, para organizar.
No se entiende la autoridad o el poder entre mujeres. Se entiende el poder igual a dominio.
Cuesta reconocer que tenemos poder.
No asumimos que otras tengan poder = dominio sobre nosotras.
Tradicionalmente, las mujeres hemos desarrollado formas más sutiles de relacionarnos, estrategias de supervivencia para ejercer cierto poder en las relaciones.
Toda clase de abuso de poder se comete por falta de autoestima.
Intentamos concretar más qué es eso del poder y de las relaciones de poder entre nosotras:
Desde las asociadas: “algo que le otorgamos, que le damos a alguien”.
Desde las que “lo tienen”: “pues es una satisfacción interior, porque tú tienes unas cosas... una disponibilidad de tiempo, unas capacidades... que le das a las demás...”.
Surgen críticas: “pero algunas, buscan el prestigio, mandar...”, “no hay eso, ¿relaciones horizontales?, buscar juntas... el consenso...” , “ahí quien habla más es la que lleva la voz cantante...”.
Y “justificaciones”: “Yo no quería salir... en la foto... cuando pusieron el cartel en todas las paradas de autobús, yo pedí que lo quitaran”.
También propuestas para que sea de otra manera: “Saber delegar el poder cuando se lo tiene... aunque siempre llega un momento que tienes que hacerlo, y con una votación”. “Nosotras, en nuestro grupo, cuando alguna hace una propuesta ella se encarga de llevarla a cabo... el respeto y el afecto... se expresan las diferencias...”.
Lo que hay en el fondo y no se expresa: “...Rivalidad, envidia... ¿quién vale más?...”. Sentimientos poco aceptables en nosotras mismas, aunque “si se pudiera hablar de eso...”.
El poder crea conflictos : “cuando no teníamos la asociación -formalizada- funcionábamos mejor” . Crea también abuso de poder : “hay violencia... y no siempre por la que manda... descalificación...”
Y nos damos cuenta de que entramos en dinámicas de queja, decepción, impotencia... que no nos benefician.
Sentimos rechazo a las relaciones de poder entendidas como el dominio de una persona sobre otra, no nos gusta el sometimiento, nos sentimos anuladas.
Incluso en grupos donde no hay “Junta directiva” y se establecen relaciones más horizontales, “...ahí la que más habla, es la que tiene más poder... la voz cantante”
Respecto a otras formas de vivir el poder en nuestras relaciones: destacamos el esfuerzo por conciliar la vida familiar y el tiempo de relación grupal, dificultad en asumir responsabilidades en grupo porque hay una tendencia muy fuerte a priorizar siempre el tiempo familiar. Vemos la necesidad de poner límites a la dedicación a l@s demás.
Hay varias clases de poder:
El poder que te elimina.
El poder que te ayuda a ser tú misma.
La mayoría cedemos con el núcleo familiar.
Entendemos como expresión de las relaciones de poder la violencia de género.
Nos cuesta romper las cadenas para escapar de la esclavitud emocional.
A veces ejercemos el poder con autoridad o sin autoridad en la familia.
Hay diferentes formas de ejercer el poder: el que te puede anular como persona o el que te levanta. El poder necesita cooperar.
El poder de la que habla frente a la que calla. La dificultad de estar en una posición de poder. Y, también, la dificultad de otorgar ese poder aunque “...y eso que nosotras hemos elegido a esas personas para que nos representen...”.
Otra forma de entender el poder:
En asociaciones menos numerosas, o cuyos objetivos son más “terapéuticos” (autoestima, autoconocimiento), no se perciben tanto las “diferencias de poder”:
“Todas somos una, todas tenemos voz y voto... hay autoestima, afectividad... Ahora hablo ya, antes estaba apretaeta, algo así como que estaba ahogándome” (La palabra como empoderamiento). “Ahí no tienen poder sobre mí”.
“En mi grupo hay moderadoras... no sientes que te controlen, hay facilidad para hablar, para expresar sentimientos”.
La responsabilidad y el respeto evitan el poder sobre otra.
También es poder... el poder de tomar decisiones y ser oídas. El poder de llegar a ser protagonistas de nuestra vida.
“... pues claro que necesito ayuda, que me dirijan..”. “No creer que todo el mundo tiene que venir por donde yo voy... ceder” “Saber delegar...” (desde una posición de “poder”).
“Escuchar a la otra” . “Hablar más...” . “Si no reconocemos que tenemos envidia... culpamos a la otra de que habla mucho y no nos deja hablar...” .
“También es por falta de autoestima... creemos que lo que podíamos decir nosotras no tiene valor...” . “La inseguridad...”. (Desde la posición del “no poder” : dejar de sentirnos culpables o culpar, asumir nuestra responsabilidad y compartirla con la de las demás).
“Yo, por ejemplo, con mi marido... él ve bien que yo esté allí... le digo ¿por qué no vienes a arreglar un grifo que no va en la asociación... y él, pues no se siente apartado, y está contento de que yo vaya...” , “eso, lo has sabido llevar...” , “pues, se trataría de no excluir...”.
Compartir, incluir, no excluir a las otras/os. “Intentar comprender más a la otra...” , capacidad de empatía.
¿Qué entendemos por autoridad?
“Cuando me mandan, me ordenan...” , “ahí es el problema de los ‘ismos’... el autoritarismo” en negativo.
Autoritarismo es imposición, es usar el poder para abusar de una persona o un grupo de ellas.
Alguien se fija en la pregunta “¿nos cuesta todavía decir ‘no’?”, lo que hace que el discurso del grupo se decante hacia el ámbito de las relaciones familiares:
“Nos cuesta decir no, ya lo creo...” , “cuando creemos que vamos a defraudar”, “...porque no nos querrán” , “para que no cambie la imagen que tú das...”, “si, esa de que tienes que ser buena, que tienes que atender..” (los mandatos),
“nos sentimos culpables si no atendemos...” (la culpa),
“porque tengo miedo a que me agredan...”(la violencia) ,
“más que ser buena...el que te quieran, creo...”,
“yo, por no ‘barallar’...” , “eso es...por comodidad a veces...”.
Se reconoce que en la familia, en el ámbito íntimo, la mayoría de las veces no nos concedemos el derecho a decir no. En la asociación “es más fácil salirte por la tangente...”.
La mayoría encuentra a la asociación a la que pertenece como su voz propia y en la que delegamos el poder de representarnos.
Sentimos admiración hacia las mujeres que se desenvuelven bien, que sentimos como la autoridad de nuestra realidad y nuestra voz.
Tenemos pocos modelos de mujer para ejercer la autoridad.
Las mujeres solemos ser críticas con la misma mujer.
Cuesta mucho poner los límites y decir no.
Y volviendo al tema de la autoridad, nos damos cuenta de que somos mucho más exigentes con una mujer que con un hombre, “como si ellos ya la tuvieran dada... y ellas se la tuvieran que ganar...” :
“...Y es que, antes de darle autoridad, queremos ver si vale, si sabe, si nos representa...” , “somos más críticas con las mujeres... a veces somos ¡más machistas que ellos!... si tiene un fallo vamos a por ella”.
“...¿serán celos, o envidia..., rivalidad?...” , “también está otro tema... mi madre, cuando yo me fui de casa, pués le dio un patatús, porque entonces es que yo era una puta, no que fuera independiente, porque si reconocía esto ¿en qué lugar quedaba ella?...” , “y es que estamos tan chafadas que cuando una de nosotras levanta el ala ¡hale! p’abajo”. (Los sentimientos no reconocidos, los modelos de mujer con los que nos identificamos).
Otra forma de entender la autoridad
Estamos aprendiendo a decir no.
Cuando nos damos cuenta el chip se nos despierta.
“Es como una fuerza moral, un saber estar, saber trasmitir...” , “no tiene que significar mando...” en positivo.
Autoridad es usar el conocimiento para dirigir u organizar un grupo de personas o a una persona.
Autoridad igual a respeto.
Sí, aceptamos la autoridad de otras mujeres y nos sentimos orgullosas de que estén las mujeres en puestos de responsabilidad.
El acceso de la mujer a las cotas de poder ha sido primordial, pero resulta curioso que casi siempre giran al mundo de carácter humano y menos hacia el mundo técnico.
Diferenciamos entre el reconocimiento de la autoridad de quien aprendemos y la dominación de un poder que impone.
La autoridad es orientar, facilitar sin opresión, desde el respeto. El autoritarismo es la imposición.
La autoridad nos la tenemos que dar nosotras. Dar permiso, autorizarnos a desarrollar lo que queramos. Este proceso incluye también aprender de otras, es decir, dar autoridad a quienes favorecen el crecimiento. Es bueno “imitar” a personas que admiramos. Distinguirlo de la envidia, que sería tener o ser como otra persona y deseando que esa otra persona deje de ser o tener.
Se acepta siempre que no se utilice esa autoridad para desvalorizar a otras personas. Sí que se acepta, incluso la deseamos.
Otro concepto de autoridad: coordinación reparto de responsabilidad según capacidad.
La autoridad la ejerceríamos mejor respetándonos y queriéndonos más a nosotras mismas.
Respetar a las personas, aceptarlas con sus cualidades y defectos.
Respetar y dar el espacio.
Las mujeres sí somos capaces de manejar nuestra barca.
“Aparentemente me dejo dominar, pero en realidad, tengo formas de autoridad. Digo lo que pienso”.
Hoy soy como soy.
¿PODEMOS RELACIONARNOS DE OTRA MANERA?
Entendemos por relaciones equitativas/horizontales/igualitarias
La suma de experiencias, criterios, voluntades. La aceptación de criterios en su diversidad. La transparencia en el funcionamiento, información, gestión. No hay ocultamiento, nadie se guarda el poder. Responsabilidades compartidas.
Compartir responsabilidad. Asumir en conjunto. Autoridad como forma de organización. Hablar con la seguridad de que no supone una crítica.
Es una situación ideal que depende del tiempo y del espacio de cada una, y por lo tanto debemos ampliar el espacio nuestro cuando no es igualitario.
En los grupos tienen que existir cargos, pero sólo de manera formal, que sean participativos.
Hay que esforzarse por conseguir relaciones igualitarias, aunque es una utopía, o en todo caso un proceso lento.
Esto es difícil por la historia de cada una, lo que hemos vivido y asumido en nuestra familia, etc...
ESTRATEGIAS
Cómo dar un paso más allá y hacer cambios. Las mujeres somos la pieza central de la vida familiar, el reto es ¿cómo mover este papel en la vida familiar?
La educación que hemos recibido
La educación que hemos recibido : “es que lo hemos mamado!...”, “eso, es educacional... ¡y somos las que educamos a nuestros hijos!, ¡y lo podríamos parar!... pero no, seguimos educándolos así”.
La necesidad de nuevos referentes
... Pues, el ver que una sale... podría ser un estímulo, un motor... un estímulo para seguir, para... ¿cómo es la palabra?... ¡referente!, para tener otro referente...”.
Educar en responsabilidad.
Nos recordamos que estamos haciendo historia. Los cambios que hagamos favorecerán las relaciones futuras. Los cambios personales y grupales tienen una trascendencia en el presente y en el futuro. Así cambiamos el mundo.
Hay que educar para que sean responsables de su propia vida, y aprender a discernir entre responsabilidad y culpa.
Nos cuesta decir no, por sentimiento de culpa, por sentido de la responsabilidad mal entendido, o por no darnos la suficiente importancia.
No sé si sabemos educar, pero se intenta hacer lo mejor posible.
Con l@s hij@s y el marido cuesta relacionarse desde el respeto. Los arropamos demasiado, ejercemos una superprotección que impedimos que crezcan.
No creemos que los demás supieran manejarse. No les damos opción a que aprendan. Todo es por la educación y los patrones aprendidos. (A nivel familiar) (A nivel asociativo) hay de todo. Hay quien hace por los demás la faena por cumplir el programa. También hay quien hace y deja hacer, se acuerda.
Se plantea la reflexión de si a las hijas les sirven los cambios hechos por las madres.
Reivindicar el apoyo entre todas.
El encuentro con otras asociaciones será importantísimo para tener una visión más ámplia y enriquecedora para todas.
Hay que ampliar en cada grupo el número de participantes en estos encuentros, para que compartan las vivencias.
Cuando se tengan dificultades se habla del tema y entre todas se intenta solucionar.
Necesario un proceso de maduración para preparar el grito de rebeldía que rompa lo que nos oprime. Encontramos formas de sacar la rabia y que nos alivian, pero ¿nos conformaremos con sacudirnos la rabia y volver a las circunstancias indeseadas?.
No estamos educadas para manejar nuestra barca y los grupos de mujeres sirven para tomar fuerza, para compartir miedos.
Nosotras creemos que sí que sabemos manejar nuestra barca y sí sabemos pedir ayuda.
¿Creamos una red?
Entendemos las redes como puentes para comunicarnos, hacernos más fuertes, ver qué podemos aportarnos desde la diversidad.
Es interesante obtener base de datos para poder contactar entre nosotras.
CON COMPRENSIÓN Y RESPETO, PASO A PASO, LO CONSEGUIREMOS.
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