Xarxa Feminista PV

Conclusiones del I. Encuentro de la Red de Grupos de Mujeres del P.V. Quart de Poblet. (4-Octubre-2003)

Propuesta de trabajo en torno a... Nuestras relaciones, la autoridad y el poder.

Domingo 9 de mayo de 2004

RESUMEN DE LAS CONCLUSIONES DEL TRABAJO EN GRUPOS.

¿Cómo nos relacionamos?

Las mujeres sentimos la necesidad de asociarnos.

Cada vez hay una mayor participación de mujeres en las asociaciones. Nos sentimos satisfechas de pertenecer a una asociación, puesto que nos brinda la oportunidad de comunicarnos e informarnos y esto es cómo una especie de “salir del armario”.

En las asociaciones fomentamos la solidaridad y el compañerismo entre nosotras y también aprendemos a escuchar y a valorarnos. Desarrollamos relaciones de confianza que posibilitan nuestro crecimiento personal, a la vez que nos permiten atender necesidades, deseos e intereses que van más allá del entorno familiar y de las “amistades de toda la vida”.

Pero... ¿cómo nos relacionamos entre nosotras?....

En asociaciones numerosas hay más jerarquía y eso implica menos participación de las socias y más dominio y poder de unas pocas sobre las otras. En nuestros grupos, hay mujeres que tienen diferentes posiciones dentro de su asociación: unas son simplemente socias, otras son “de la junta directiva”, algunas “presidenta”.

Entre nosotras: hay siempre tendencias personales (dominación, “manipulación”, pasividad...) que es necesario hacer conscientes para evitar roles y relaciones de poder.

Podemos plantearnos establecer relaciones de igualdad entre todas, ésta sería una tarea para llevar a la práctica en nuestras asociaciones. Hemos recibido una educación pobre y hemos de reeducarnos nosotras mismas.

... ¿Y con quienes nos rodean?...

Nos relacionamos de forma desigual, en función del lugar... dependiendo de la educación, circunstancias y carácter. La precariedad económica es algo latente en los años atrás en toda la sociedad pero más para la mujer y ésto no nos lo ha puesto fácil. También la influencia cultural y religiosa ha sido muy fuerte para seguir manteniendo esa situación de aislamiento que la mujer ha padecido y nos sigue presionando para ceder, aguantar, obedecer, servir a los demás, etc...

En común hemos pasado por una educación y entorno de poder masculino ante el que hemos respondido con diferentes estrategias:

- Hemos cedido.
- No hemos aceptado completamente y hemos desarrollado unas facetas personales de adaptación y habilidad.
- Buscamos el entendimiento y estrategias, a veces positivas para nosotras mismas y otras veces perjudiciales.
- Nos hemos mostrado rebeldes con mucho coste personal y familiar, y hasta con mucha problemática entre nosotras mismas.

Respecto al poder y la autoridad: ¿Qué entendemos por poder?

En general, entendemos el poder como imposición o mandar sobre otras. No lo entendemos como autoridad o instrumento para obtener resultados, para organizar. Aunque entendemos que hay varias clases de poder:

- El poder que te elimina y que te anula
- El poder que te levanta, el que te ayuda a ser tú misma.

Nos cuesta reconocer que tenemos poder y tampoco asumimos que otras lo tengan, sobre todo cuando lo percibimos cómo un ejercicio de dominio sobre nosotras.

Sentimos rechazo a las relaciones de poder entendidas como el dominio de una persona sobre otra, no nos gusta el sometimiento, nos sentimos anuladas. Aunque entendemos que toda clase de abuso de poder se propicia por falta de autoestima. El ejercicio del poder necesita de un sujeto que coopere.

El poder crea conflictos y nos damos cuenta de que entramos en dinámicas de queja, decepción, impotencia... que no nos benefician.

Respecto a otras formas de vivir el poder en nuestras relaciones.

Tradicionalmente, las mujeres hemos desarrollado formas más sutiles de relacionarnos, estrategias de sobrevivencia para ejercer cierto poder en las relaciones. La mayoría cedemos con el núcleo familiar. Nos cuesta romper las cadenas para escapar de la esclavitud emocional.

Entendemos como máxima expresión de las relaciones de poder la violencia de género.

Otra forma de entender el poder.

En asociaciones menos numerosas, o cuyos objetivos son más “terapéuticos” (autoestima, autoconocimiento), no se perciben tanto las “diferencias de poder”. La responsabilidad y el respeto evitan el poder sobre otra.

También es poder...
- El poder de tomar decisiones y ser oídas.
- El poder de llegar a ser protagonistas de nuestra vida.
- Dejar de sentirnos culpables o culpar.
- Asumir nuestra responsabilidad y compartirla con la de las demás.
- Compartir, incluir, no excluir a las otras/os.
- Intentar comprender más a la otra, la capacidad de empatizar.

¿Qué entendemos por autoridad?.

Distinguimos entre autoridad y autoritarismo. El autoritarismo es negativo, es imposición, es usar el poder para abusar de una persona o un grupo de ellas. Reconocemos que en la familia, en el ámbito íntimo, la mayoría de las veces no nos concedemos el derecho a decir no. En la asociación “es más fácil salirte por la tangente...”.

La mayoría encontramos a la asociación como nuestra propia voz y la instancia en la que delegamos el poder de representarnos. Sentimos admiración hacia las mujeres que se desenvuelven bien, que percibimos como la expresión de nuestra realidad y nuestra voz. Aunque seguimos teniendo pocos modelos de mujer para ejercer la autoridad, puesto que solemos ser críticas con las otras mujeres. Nos damos cuenta de que somos mucho más exigentes con una mujer que con un hombre, “como si ellos ya la tuvieran dada... y ellas se la tuvieran que ganar...”

Otra forma de entender la autoridad.

Aunque nos resulta muy difícil, estamos aprendiendo a decir no. Nos cuesta decir no, por sentimiento de culpa, por sentido de la responsabilidad mal entendido, o por no darnos la suficiente importancia. Cuando nos damos cuenta el chip se nos despierta.

Autoridad es usar el conocimiento para dirigir u organizar un grupo de personas o a una persona. “Es como una fuerza moral, un saber estar, saber transmitir...” . La autoridad nos la tenemos que dar nosotras. Darnos permiso, autorizarnos a desarrollar lo que queramos. Este proceso incluye también aprender de otras, es decir, conceder autoridad a quienes favorecen el crecimiento. Es bueno “imitar” a personas que admiramos. Diferenciamos entre el reconocimiento de la autoridad de quien aprendemos y la dominación de un poder que se impone

La autoridad es orientar, facilitar sin opresión, desde el respeto, aceptando a las personas con sus cualidades y defectos, brindándoles el espacio necesario para crecer. La autoridad la ejerceríamos mejor respetándonos y queriéndonos más a nosotras mismas.

¿Podemos relacionarnos de otra manera? Entendemos por relaciones equitativas/horizontales/igualitarias:
- La suma de experiencias, criterios, voluntades.
- La aceptación de criterios en su diversidad.
- La transparencia en el funcionamiento, información, gestión. No hay ocultamiento, nadie se guarda el poder.

En definitiva:
- Compartir responsabilidades.
- Asumir en conjunto.

- Entender la autoridad como recurso para la organización.
- Hablar con la seguridad de que no supone una crítica.

Es una situación ideal que depende del tiempo y del espacio de cada una, y por lo tanto debemos ampliar nuestro espacio de disponibilidad cuando no es igualitario. Esto es difícil por la historia de cada una, lo que hemos vivido y asumido en nuestra familia, etc...

Estrategias

Cómo dar un paso más allá y hacer cambios. Las mujeres somos la pieza central de la vida familiar, el reto es ¿cómo mover este papel en la vida familiar?

Educar en responsabilidad.

Nos recordamos que estamos haciendo historia. Los cambios que hagamos favorecerán las relaciones futuras. Los cambios personales y grupales tienen una trascendencia en el presente y en el futuro. Así cambiamos el mundo.

Hay que educar para que las personas se hagan responsables de su propia vida, y aprender a discernir entre responsabilidad y culpa. Con las hijas e hijos y el marido cuesta relacionarse desde el respeto. Los arropamos demasiado, ejercemos una superprotección que impedimos que crezcan y los disminuimos.

Nos planteamos la reflexión de si a las hijas les sirven los cambios hechos por las madres.

Reivindicar el apoyo entre todas

El encuentro con otras asociaciones será importantísimo para tener una visión más ámplia y enriquecedora para todas. Hay que ampliar en cada grupo el número de participantes en estos encuentros, para que compartan las vivencias. Tenemos que encontrar nuevas estrategias para gestionar los conflictos que vayan surgiendo en los grupos.

Es necesario un proceso de maduración para preparar el grito de rebeldía que rompa lo que nos oprime. Encontramos formas de sacar la rabia y que nos alivian, pero ¿nos conformaremos con sacudirnos la rabia y volver a las circunstancias indeseadas?.

Entendemos las redes como puentes para comunicarnos, hacernos más fuertes, ver qué podemos aportarnos desde la diversidad.

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