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Una reforma que se quiere abortar

Viernes 7 de febrero de 2014

Con la entrada en vigor de la nueva legislación solo seis de cada cien interrupciones actuales de embarazo se podrán acoger al texto legal

02.02.2014 Levante.emc

La movilización general que se ha iniciado en la Comunitat Valenciana y en España para defender el derecho al aborto ha llenado la calle de pañuelos violetas feministas que airean mujeres y hombres dispuestos a no ceder ante una norma que consideran arcaica.

Pilar G. del Burgo valencia

Una mujer de Castelló que deseaba con todo su corazón el hijo al que tuvo que abortar, por descubrir en la semana 22 (la límite para las interrupciones por malformación) que tenía una «agenesia del cuerpo calloso» incompatible con la vida, ha sido una de las primeras que a principios de enero ha tenido que viajar a Francia para interrumpir su embarazo tras habérselo denegado la Comisión de Expertos de la Comunitat Valenciana. Esta es una de las primeras consecuencias de la reforma de la ley del aborto del ministro de Justicia Alberto Gallardón que, sin estar todavía en vigor porque no se ha aprobado en el Parlamento, ha comenzado a aplicarse de hecho.

«Es la primera denegación de aborto que conozco por una malformación tan grave en treinta años de actividad», afirma Josep Lluis Carbonell, director de la clínica Mediterrànea Médica, uno de los históricos centros concertados con la Conselleria de Sanidad para la práctica de abortos y el único que hace interrupciones hasta la semana 22.

A pesar de que hasta el momento es una ley «fantasma», el temor que inspira el sonido de sus cadenas ya se respira en algunos centros de planificación familiar de la C. Valenciana donde algunos «seguidores» de la reforma han comenzado a decir a algunas mujeres que llegan con la angustia de un embarazo no deseado mordiéndole en las cuerdas vocales que, «el aborto no es legal», «que no está cubierto por la SS» y que si quieren abortar, se lo tienen que pagar ellas mismas, como tuvo que hacer la frustrada madre de Castelló en un hospital francés, donde al desgarrante dolor de la pérdida se sumó una factura de 4.000 euros porque no se contempla el reembolso. La reforma de la ley del aborto ha avivado la movilización feminista y de quienes defienden el derecho de la mujer a decidir sobre su maternidad, uno de los motores de arranque de los Derechos Humanos.

«Decidim si parim o no parim»

La plaza de la Virgen de Valencia ha recuperado desde el pasado mes de mayo el acento reivindicativo del «Nosaltres parim; nosaltres decidim si parim o no parim» que se respiraba tres décadas atrás, cuando las mujeres se encadenaban a la verja del jardín del Palau de la Generalitat para exigir, ante la mirada del mundo, la excarcelación de los médicos que habían sido culpados de practicar abortos a ciudadanas que habían tenido el infortunio de quedar gestantes sin desearlo ni quererlo. La memoria de aquellas concentraciones ha vuelto a Valencia todos los 28 de cada mes. «Elegimos ese día porque es el de la reivindicación de los derechos sexuales (en el mes de septiembre)», indica María Ángeles Bustamante, asesora de Género de la UGT-PV que en pleno barullo de los gritos y proclamas de la concentración enfatiza: «Salimos a la calle para retiren esta ley, que es una falsedad absoluta porque las mujeres sabemos ejercer nuestros derechos y la libertad es uno de ellos».

En un corrillo, una mujer y dos hombres de más de 70 años y con ganas de dejarse oir califican de «inadmisible» la nueva ley. «No se trata solo de que sea retrógrada sino que esta vuelta atrás nos recuerda a tiempos muy oscuros de abortos en clandestinidad», afirma María Ángeles Rubio, portavoz de los Jubilados y Pensionistas de UGT.

«Ocúpate de tu vientre, del mío me ocupo yo». La frase va escrita en una de tantas pancartas que se exhiben en las movilizaciones donde las más jóvenes están dispuestas a sacar el pecho como lo hicieron sus madres, sus abuelas, sus antepasadas... «Gallardón quiere enviarnos 40 años atrás, convertirnos en unos úteros que solo tienen derecho a albergar fetos para parirlos y aumentar la economía del paro», declara Encina García, portavoz de la Comissió de Dones y bregada en cientos de movilizaciones. «Hay que plantar batalla hasta que la retiren porque esto es una cuestión nuestra, pero es una cuestión de derechos y cuando restringen los derechos, nos los restringen a todos», afirma segura de sus palabras.

«Tristemente, ninguno de los derechos que conseguimos podemos creer que son para siempre, porque en cualquier momento pueden echar marcha atrás y arrebatárnoslos», agrega la feminista que destaca que con el aborto hay un consenso social, «no supone un problema social, las mujeres seguiremos abortando con esta ley, con otra o con la que sea y prohibirlo nos llevará a un aumento de muertes de mujeres».

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