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Kurdistán: Las Compañeras Combatientes

Jueves 10 de marzo de 2016

Las chicas de la guerra

Por Tomás EliaschevRed latina sin fronteras

Mucho se habla en los últimos tiempos sobre las atrocidades que comete el Estado Islámico (EI), ya no sólo en medio Oriente sino en las principales capitales mundiales, sembrando miedo y terror. Menos se habla de quienes combaten en el terreno contra esta nueva variante del yihadismo medievalista. Y no nos referimos a los que pelean desde bombarderos o comandan drones de la coalición internacional que lidera Estados Unidos, ni a quienes protagonizaron las recientes incursiones rusas contra bases del EI. En la crisis que vive esta zona del mundo emergieron con fuerza las milicias kurdas en el distrito de Rojava, al norte de Siria: fueron el único bastión donde el EI fue repelido a los tiros por sus propios pobladores. No por un ejército regular, sino por batallones de milicianos y milicianas kurdas.

El periodista Leandro Albani se especializa en cubrir el devenir de los kurdos, el mayor pueblo de mundo sin Estado, cuyo territorio abarca Turquía, Irán, Irak y Siria. Luego de viajar a las montañas del norte iraquí, en la frontera con Irán, donde tiene mucha fuerza la guerrilla del Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK), Albani publicó el libro Kurdistán, Crónicas insurgentes, junto al fallecido periodista Alejandro Haddad, que había recorrido la zona kurda de Turquía. Ahora vuelve a la carga con Revolución en Kurdistán. La otra guerra contra el Estado Islámico, siempre a través de la editorial Sudestada.

“En Rojava está el pueblo armado. Se habla de la guerrilla, pero más allá de que ya eran muchísimos guerrilleros, se sumaron recientemente numerosísimos sectores del pueblo que tomaron las armas por necesidad o desesperación, para defender su tierra. Como en la Guerra Civil Española, ahora se están planteando si expropiar las tierras y qué hacer con las fábricas abandonadas en la ciudad de Kobane, que quedó prácticamente destruida”, explicó Albani sobre la situación que se abrió luego de que este año EI sufrió una significativa derrota militar a manos no de un ejército regular sino de milicias con fuerte participación de mujeres. Según explica, “en esa zona de Siria los kurdos están con mucha fuerza tratando de llevar a la práctica el confederalismo democrático que plantea el PKK, la guerrilla liderada por Abdullah ‘Apo’ Öcalan, preso desde 1999 en la Isla de Imralý”.

–¿En qué consiste esa concepción?

–El PKK nació en los ’70, con una concepción marxista leninista. Son una organización muy férrea y militante, con cuarenta años de historia, con mucha fuerza entre los 40 millones de kurdos que hay. Siguen teniendo rasgos marxistas y del nacionalismo kurdo, pero desarrollaron una visión comunitaria de la vida, tomando elementos de su propia historia como pueblo originario que son, como la organización comunal y el matriarcado. Están planteando el cooperativismo y la autogestión. Ellos vieron la imposibilidad de crear un Estado kurdo: un Estado más iba ser algo peor para Medio Oriente, generando más división. Piden autonomía respetando la integridad territorial. Ahí, y en cómo se organizan desde abajo, tienen un rasgo de anarquismo. Öcalan leyó al anarquista estadounidense Murray Bookchin y sus tesis sobre el municipalismo. Cuando viajé, me preguntaban mucho sobre Hugo Chávez y el poder comunal. Tienen muchas semejanzas con el Movimiento Sin Tierra de Brasil y el zapatismo de México.

–¿Cómo se está llevando esto a la práctica?

–Se están abriendo como una tercera posición entre las dos grandes tendencias que hay en esa zona del mundo: el Islam político y el nacionalismo árabe. Los kurdos están buscando otra manera. Le dan mucha importancia a la palabra democracia, pero no en el sentido de la institucionalidad burguesa. Buscan crear un sistema muy inclusivo. Gran parte del pueblo está participando por primera vez en asambleas para resolver qué hacer con lo poco que tienen. Todavía rige el sistema judicial clásico de Siria y ellos están buscando crear otro muy complejo y rico, en medio de una guerra fratricida. En Siria, en cinco años, murieron 200 mil personas. Hay muchas familias destruidas. Se produjo un éxodo masivo. En ese contexto aparece una nueva corriente que puede ser muy importante para Medio Oriente. Y atrás está el PKK. El pueblo kurdo tiene una consigna que resume muy bien lo que significa su pelea. Ellos dicen: “Luchar contra el EI es luchar por la humanidad”.

–Los grandes medios apenas mostraron esta realidad…

–El único momento en el que los grandes medios internacionales estuvieron cubriendo la lucha del pueblo kurdo fue cuando se liberó la ciudad siria de Kobane corriendo al EI. Se mostró sólo el aspecto superficial: la imagen de las guerrilleras simpáticas y lindas con un fusil Kalashnikov colgando del hombro, y el hecho de que los de EI les tienen terror porque, según su interpretación del Islam, si los mata una mujer, no van al paraíso.

–¿Qué hay detrás de esa imagen?

–Es algo muchísimo más profundo: en la historia del pueblo kurdo, las mujeres tienen una importancia central. Todavía rige el matriarcado. Las mujeres tienen una participación muy grande, no sólo en la guerrilla sino en la población civil. En las últimas elecciones en Turquía, el HDP, el partido aliado del PKK, que es mayoritariamente kurdo, tuvo la misma cantidad de diputadas mujeres que diputados hombres electos. En todas sus organizaciones tienen copresidencias: un hombre y una mujer. En las alcaldías que controlan en la zona kurda de Turquía ponen un alcalde y una alcaldesa.

–¿Por qué el EI tiene tanta prensa?

–Los medios muestran las aberraciones que hace el loquito vestido de negro y barbudo, pero no van al fondo. Están financiados por Arabia Saudita, Qatar y Turquía. Tienen una capacidad comunicacional muy grande: el manejo de las redes y videos es de una calidad que ninguna organización tiene. Cuentan con mucho dinero. También, indirectamente, Estados Unidos los ayuda. Obama y el Congreso estadounidense aprobaron una ayuda de 500 mil millones de dólares para la oposición moderada siria a Bashar al-Assad. Y eso no existe: los mercenarios cambian de bando permanentemente. Hay muchos indicios de que ese dinero fue a parar a EI. Estados Unidos, que tiene capacidad de bloquear durante seis décadas a Cuba o sancionar a cualquier país que esté en el eje del mal, sea Venezuela o Irán, ¿no puede cortar el financiamiento de EI? ¿No tiene capacidad para tumbarle los medios de comunicación? Además, está comprobado que el EI trafica muchísimo petróleo: ¿adónde va? A Europa, vía Turquía. Hay evidencia obscena de que le entregan armas al EI, les facilitan el paso de los camiones cisterna con el petróleo… Los kurdos padecen la persecución de un Estado represor como es Turquía. Si para los palestinos el opresor es Israel, para los kurdos es Turquía.

–¿En qué beneficiaría a Estados Unidos?

–El caos les sirve a los que tienen poder. En Medio Oriente cambiaron las cosas. Estados Unidos ya no busca cambiar gobiernos, como hicieron en Irak y Afganistán. Directamente generan el caos, como en Libia. Siguen vendiendo armas y comprando petróleo. Ya no necesitan un Estado que les responda.

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