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Hildegart Rodríguez o el proyecto de una mujer avanzada

Lunes 8 de diciembre de 2014

Aurora Rodríguez acabó con la vida de su hija una mañana del 9 de junio de 1933, cuando Hildegart contaba con tan solo 18 años.

Julián Vadillo 08/12/14 Diagonal

Cuesta creer que alguien proyecte el nacimiento de un ser vivo para moldearlo con una finalidad concreta. Más duro aun cuando el proyecto que pensaste no funcionó y decides eliminarlo, como en la obra de Mary Shelley ’Frankestein o el moderno Prometeo’.

Si hablamos de cosas quizá es sencillo. Pero cuando hablamos de personas la perversión del hecho es lo primero que nos viene a la cabeza. Y, sin embargo, eso sucedió. Sucedió en España. Y tuvo dos nombres propios: Aurora Rodríguez Carballeira y su hija Hildegart.

Hildegart nació en Madrid el 9 de diciembre de 1914. Su madre estaba influenciada del pensamiento de reforma sexual y eugenésico. Entendía la eugenesia como la mejora de la especie humana, de hombres y mujeres, para una mejor sociedad. Un pensamiento muy avanzado en el seno del movimiento libertario español desde principios del siglo XX. Para Aurora, la concepción de Hildegart debía de servir para que se dedicara de lleno a la emancipación de la mujer, con una concepción "individual e integral del anarquismo", como ella misma dijo en el juicio que se instruyó por el parricidio.

Y a esta tarea se encomendó Aurora. Hildegart fue desde pequeña una verdadera niña prodigio. Con un año ya hablaba perfectamente, con tres años sabía leer y escribir y con apenas ocho años ya dominaba varios idiomas. Comenzó sus estudios y con 14 años accede a la universidad para estudiar Derecho. Los métodos de aprendizaje de Aurora fueron efectivos. Además, no era la primera vez que los ponía en práctica. Con anterioridad, cuando estuvo al cuidado del hijo de su hermana, el niño aprendió con precocidad a tocar de forma virtuosa el piano. El sobrino de Aurora, al que apartaron de su lado en uno de los momentos más duros de su vida, fue el famoso pianista Pepito Arriola.

La concepción de Hildegart debía de servir para que se dedicara de lleno en la emancipación de la mujer Hildegart se afilió a las Juventudes Socialistas (JJ SS) y con apenas 14 años publicó su primer artículo en El Socialista. En su militancia en este colectivo conoció a personalidades de renombre del socialismo del momento, como Julián Besteiro o Andrés Saborit, entonces las máximas figuras del socialismo español. Aunque Aurora hubiese preferido que la militancia política de su hija se encauzase por otros parámetros, no intervino en ese momento en su decisión. Su actividad política fue en aumento. Numerosas conferencias y artículos llevaron incluso a Hildegart a ser procesada por un Consejo de Guerra que nunca llegó a celebrarse.

La proclamación de la República el 14 de abril de 1931 fue aclamada por toda la ciudadanía. Hildegart también recibió con alegría el cambio de régimen, más teniendo en cuenta que ya era una destacada dirigente de las JJ SS.

Pero esas expectativas que la República se marcó se vieron tornadas en fracaso para una buena parte de la izquierda española. Hildegart denunció que los socialistas, siendo mayoría en el parlamento republicano, no hiciesen nada para evitar masacres contra los campesinos como la que sucedió en Arnedo. También que la mayoría de diputados socialistas votasen a favor de la deportación de militantes obreras por los sucesos de Alto Llobregat en enero de 1932. Para Hildegart, los socialistas eran cómplices al tener participación directa en el gobierno que había ordenado la represión.

Las duras críticas que Hildergart dirigió a las estructuras de los socialistas acabaron con la baja de afiliación de la joven cuando apenas unas semanas antes había conseguido una de las votaciones más altas como vocal de la ejecutiva. Muy pronto, el nombre de Hildegart se hizo conocer en el diario La Tierra, periódico de la izquierda republicana, crítico con el gobierno republicano-socialista, dirigido por Salvador Cánovas Cervantes, y que tenía como redactores a Eduardo de Guzmán, periodista madrileño que siguió muy cerca todo lo relacionado con el caso de Hildegart, o Ezequel Endériz, una de las plumas más brillantes del periodismo republicano. Igualmente, Hildegart, que por su evolución formativa-ideológica estaba muy cercana al anarquismo, acabó recalando en ese momento en el Partido Republicano Democrático Federal, encabezado por el abogado Eduardo Barriobero y Herrán.

También perteneció a la Liga para la Reforma Sexual, que fundó el médico Gregorio Marañón. Conoció a personalidades de renombre de la época como Havellock Ellis, uno de los estudiosos de la sexualidad mas influyentes entonces, o la figura de H.G Wells, el famoso novelista británico.

La obra de Hildegart fue realmente impresionante. Numerosos folletos sobre la libertad sexual y la liberación de la mujer lo atestiguan. También una obra realmente interesante, ¿Se equivocó Marx? ¿Fracasa el socialismo?, escrita en 1932, en la que hizo un repaso a toda la teoría marxista y puso los puntos flacos de la misma encima de la mesa.

Pero junto a Hildegart estaba la personalidad de su madre Aurora. Ésta había adquirido desde su juventud una fuerte personalidad progresista y había interiorizado que sólo con la fundación de hombres nuevos, fuera de los prejuicios de la sociedad burguesa, se podía llegar a una redención total del proletariado y de la humanidad. Para la fundación de esos hombres nuevos, la natalidad tiene una importancia enorme, muy en la línea del neomalthusianismo. La genética es trascendental a la hora de concebir a los hijos. Por ello los seres que estén libres de todo vicio tendrán hijos puros. Así concibió Aurora a Hildegart, como un ser puro que luchara por una sociedad digna. A eso dedicó toda su vida Aurora. Lo que ella no había podido conseguir.

Aurora, tal como en la novela Frankestein o el moderno Prometeo, intentó crear un ser perfecto dedicado a una misión específica.

Pero los hombres perfectos no existen. Hildegart se fue relacionando con gente, fue extendiendo sus pensamientos en diversos ambientes y muchos querían que esos conocimientos los desarrollara en otros lugares fuera de España. Eso fue interpretado por Aurora como un intento de arrebatar a Hildegart de su lado. Incluso hablaba de una conspiración desde Londres para llevarse a Hildegart y ponerla al servicio del imperialismo británico, para que traicionara a la clase obrera por la que siempre había luchado.

Igualmente Hildegart comenzó una amistad con un joven abogado, republicano federal. La madre interpretó que Hildegart se había enamorado, algo inadmisible para la tarea que le había encomendado.

No quedó ahí la cosa. Aurora, que había elegido al hombre con el que concebir a Hildegart, se percató al principio de que éste no tuviera vicios, fuera físicamente sano y no se ocupara para nada de Hildegart. Sin embargo, la elección de Aurora no fue finalmente la correcta. El padre de Hildegart, un cura que trabajaba en la marina mercante, llevaba una vida disoluta. Eso lo entendió Aurora como una señal de que los genes del padre estaban haciendo aparición en la hija. El proyecto de Aurora se veía truncado.

Todo este cúmulo de circunstancias unido a que Hildegart había decidido marcharse a Londres, llevaron a Aurora Rodríguez a acabar con la vida de su hija una mañana del 9 de junio de 1933, cuando Hildegart contaba con tan solo 18 años. Aurora Rodríguez acabó con la vida de su hija una mañana del 9 de junio de 1933, cuando Hildegart contaba con tan solo 18 años. Aurora se entregó voluntariamente a la policía. Fue juzgada en 1934 y condenada a 26 años de cárcel. Ella siempre afirmó que no era presa de ninguna locura o esquizofrenia, que siempre fue consciente de todo lo que hizo. Que la decisión de matar a Hildegart fue la más dura de su vida, pero necesaria.

Con el estallido de la Guerra Civil y la liberación de los presos, Aurora salió de la cárcel, aunque posteriormente acabó recluida en el sanatorio de Ciempozuelos.

El caso de Hildegart fue trágico. Una joven prometedora que fue asesinada cuando contaba con pocos años de edad. Sus artículos todavía hoy los podemos consultar en las hemerotecas y sus libros están todos en la Biblioteca Nacional.

Algunos libros se han escrito sobre el tema. Sobre la posible patología psiquiátrica de Aurora, el psiquiatra Guillermo Rendueles escribió un libro titulado ’El manuscrito encontrado en Ciempozuelos’, donde analizó el caso patológico de Aurora. No conviene entrar a valorar si Aurora estaba loca o no, o si era más inteligente que la propia Hildegart. Cierto es que en el momento de producirse el parricidio se desató un debate entre psiquiatras de la época. Mientras para la psiquiatría progresista, representada por Mira o Lafora, el caso de Aurora fue particular, para psiquiatras de extrema derecha como Vallejo-Nágera el caso de Aurora era la prueba evidente de que las ideas progresista conducían al crimen. Una posición, esta última acientífica, que mantuvo Vallejo-Nágera durante toda su vida.

Sobre Hildegart, para quien quiera entrar más en detalle, hay algunas obras que pueden ayudar a acercarnos a este caso, dejando a un lado sus propias obras. Destaca la obra de Eduardo de Guzmán ’Aurora de sangre’ (también publicada con el título ’Mi hija Hildegart’), donde hace un repaso a la vida de Hildegart y a la relación con su madre. Tiene varias ediciones. Destaca también el artículo de María Losada Urigüen en la revista ’Germinal’ con el título ’El pensamiento político de Hildegart Rodríguez: entre socialismo y revolución’. También la importante biografía escrita por la profesora Rosa Cal ’A mi no me doblega nadie: Aurora Rodríguez, su vida y su obra’. Mucho más modesta es la obra de Joan Llarch ’Hildergart, la virgen roja’ o la obra de teatro de Fernando Arrabal ’La virgen roja’.

El libro de Eduardo de Guzmán fue llevado a las pantallas de cine por Fernando Fernán Gómez en una extraordinaria película titulada ’Mi hija Hildegart’, protagonizada por Amparo Soler Leal en el papel de Aurora y Carmen Roldán en el papel de Hildegart.

Una historia realmente impresionante que consternó a la España de la Segunda República.

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