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España entrega las víctimas de la trata a sus captores desde los centros de inmigrantes

Lunes 22 de junio de 2015

Por Beatriz Lucas - junio 16, 2015 ViceNews

Ruth no había cumplido los 30 años y ya había vivido demasiado. Llevaba años prostituyéndose en España. Así apuraba su deuda [entre 30.000 y 40.000 euros] con quienes la habían prometido en su ciudad, Benín City, al sur de Nigeria, trabajar para su familia desde Europa. Pero el peaje a esa nueva vida incluía violaciones reiteradas, palizas y rituales de juju, que la vinculaban a ellos como una auténtica esclava.

Después de años prostituyéndose, por fin podía demostrar el arraigo. El día que fue a tramitar el papeleo, a Ruth le paró la policía por la calle. Tenía un procedimiento de expulsión pendiente, así que la internaron en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche en Madrid. Tenía dos bazas a su favor: estaba embarazada de cinco meses y medio y estaba decidida a denunciar a sus tratantes que la querían obligar a abortar.

Cuando llegó al CIE, tres de las organizaciones que trabajan allí — Women´s Link, ACNUR y Proyecto Esperanza — le asesoraron e identificaron como víctima. Al día siguiente, cuando iban a tramitar la solicitud de los 30 días de protección que confiere el periodo de restablecimiento y reflexión para las víctimas de la trata, Ruth ya había sido deportada. Aunque los informes habían sido favorables, el Gobierno no le concedió asilo y la deportó sin garantías. Ahora su caso se debate en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

La historia de Ruth, con distintos matices, se repite varias veces al año. Según denunció el Defensor del Pueblo en su informe "La Trata de Seres Humanos", y las organizaciones sociales que trabajan con los internos del CIE, allí se internan reiteradamente y deportan a su países a mujeres víctimas de trata de seres humanos con fines de explotación sexual.

"En la mayoría de los casos pasan inadvertidas por el CIE sin ser detectadas, sin que nadie se percate de que se hallan en situaciones extremas: mujeres violadas, ultrajadas, vendidas, mujeres marcadas por profundos traumas", denuncia la Catedrática de Derecho Penal de la universidad Complutense Margarita Martínez Escamilla autora del informe Mujeres en el CIE. "Se las desoye, se les deniega el asilo a pesar de los peligros a los que están expuestas y se las mete otra vez por la fuerza en un avión que las arrojará de nuevo a la desesperación y probablemente a las manos y bolsillos de sus tratantes", explica Escamilla a VICE News.

Devueltas a los brazos de las redes

Cuando una mujer vuelve deportada a su país, sin protección, y tras haber denunciado a la red, el control y el maltrato a la que se le somete es aún más radical, como le ocurrió a Ruth. "Intentamos comunicarnos con ella y nos dijeron que nadie podía, ni siquiera su hijo, estaba aislada e incomunicada", explica a VICE News la abogada Gema Fernández de la organización Women’s Link Worldwide (WLW), autora del informe La trata de mujeres y niñas nigerianas.

A veces vuelven con sus familias y son éstas las que las entregan de nuevo a la red, ya que son la única alternativa para sacar a los suyos adelante. "Si con su trabajo ayudó a elevar el nivel económico familiar, su sacrificio la redime; al fin y al cabo ha sido buena hija", explica la abogada de WLW.

Otras quedan estigmatizadas de por vida, se sabe que han sido prostituidas y nadie quiere casarse con ellas. Según explica Gema suelen quedarse en la calle en una situación con una vulnerabilidad brutal. "Y si no han terminado de pagar la deuda, las van a buscar, porque la red está por todas partes, y las envían de nuevo para pagar su deuda. Otras veces frente a la estigmatización y la marginación social, además de la deuda pendiente, deciden volver a intentarlo".

Problemas con las evaluaciones

Aunque los países europeos están obligados por el principio de no devolución y por normas que pretenden proteger a las víctimas de la trata, en la práctica no es todo lo eficaz que debería: las mujeres a veces no son ni siquiera conscientes de su condición de víctima, según explicó en las Jornadas sobre la Trata organizadas por la Universidad Carlos III de Madrid la Fiscal Delegada de Extranjería Beatriz Sánchez Álvarez; y a veces porque es difícil hacer entender a los jueces que su situación y sus conductas no están dentro de nuestros parámetros y por eso sus versiones son contradictorias y resulta difícil de entender su forma de comportarse", señala Sánchez Álvarez.

La fiscal de Extranjería asegura que trabajan en equipo junto con las ONG para hacer la identificación correcta. "Nos reunimos mensualmente las ONG Proyecto Esperanza y Apram, la Fiscalía y la Policía. Estas organizaciones se turnan para hacer las evaluaciones y cuando se hace un registro en un establecimiento y se detecta una posible víctima estas organizaciones están presentes porque somos conscientes de que para la víctima el juez y el policía es el enemigo, y desde el primer momento se les ofrece la protección del periodo de reflexión. Si tenemos una alerta desde el CIE se activa el protocolo también inmediatamente", explica Sánchez Álvarez.

Pero los protocolos muchas veces no están funcionando porque el problema de la trata sigue creciendo cada día. "El Estado identifica bien a las víctimas y las acaban devolviendo a sus países donde acaban siendo víctimas de la trata de nuevo. Las lanzan a los brazos de la red que traficó con ellas y vulneran así el artículo 2 y 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos", explican desde WLW.

¿Protección a las víctimas?

Aunque existen varios tratados internacionales para combatir la trata de personas, la realidad es que no obligan a los Estados a cumplir con las obligaciones de proteger a las víctimas, según explica la profesora de derecho de la Universidad Carlos III, Carmen Pérez González, especialista en migraciones irregulares. "En la mayoría de los casos no son identificadas y además, una vez identificadas, sólo pueden seguir en el país si la víctima colabora con la policía y la justicia, y para esta colaboración se cuenta apenas con 30 días, muy poco tiempo cuando se trata de mujeres extorsionadas, amenazadas y anuladas", explica esta profesora de Derecho Internacional.

Según recuerda esta experta, ACNUR lleva años trabajando para que se respete el principio de no devolución y las víctimas de trata puedan acceder al procedimiento de asilo y lograr la no devolución a su país. "Si se plantea la trata como un crimen contra la humanidad, al mismo nivel que la esclavitud o la tortura como actos inhumanos podría lograrse, pero hace falta una voluntad política que no existe y el problema sigue y aumenta porque el foco de los Estados está puesto en la inmigración irregular como prioridad y eso no lo es, aunque acaba cayendo en el mismo saco", apunta Pérez González.

WLW ha recurrido al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para denunciar casos como el de Ruth. O el de otra presunta víctima de trata que estuvo internada en uno de estos CIE sin recibir asistencia y a quien las autoridades intentaron deportar en dos ocasiones. Las abogadas de WLW aseguran que no se investigó el testimonio de la mujer sobre la red de trata a la que pertenecía. En este otro caso, denunciado en 2012, lograron frenar su expulsión y fue liberada por haber agotado el plazo de internamiento de 60 días y vive ahora en España en situación irregular.

Otro dato apunta a la presencia de víctimas de la trata en CIE: las mujeres más frecuentes en estos centros son nigerianas, paraguayas y brasileñas, precisamente las nacionalidades más comunes entre las víctimas de la trata.

Recaer en la red

Es difícil poner cifras a este drama. Pero WLW elaboró el informe Mujeres entre rejas que incluye varios de estos casos en los que se dieron atropellos judiciales. En 2012 detectó 21 víctimas de trata recluidas en Centros de Internamiento de Extranjeros. "Esto provoca carencias en la identificación y protección de estas víctimas. Más cuando sienten la amenaza de ser deportadas a su país, donde pueden sufrir peligro y persecución de las mafias".

El drama de estas mujeres da una vuelta de tuerca incluso cuando son identificadas y puestas bajo la red de protección, según explican desde la organización Pueblos Unidos.

Muchas llegan directamente al CIE desde la patera. Acaban de comenzar su periodo de rentabilidad para la red, que se ha encargado de que lleguen embarazadas, tras reiteradas violaciones, o con un bebé, que a veces ni siquiera es suyo. Así se garantizan que en lugar de ser deportadas pasen a recursos sociales, a donde pueden ir a buscarlas miembros de la red para prostituirlas y cumplir con el plan previsto. Pero a veces, acaban igualmente en el CIE, donde, con suerte, las detectan las ONG.

En el informe de Pueblos Unidos de 2013 relatan que el patrón de las chicas que identificaron como víctimas de la trata se repite en las subsaharianas. Son muy jóvenes, y vienen con una historia aprendida y un teléfono de contacto, que normalmente es de un miembro de la red que se hará cargo de ellas cuando sean liberadas, aunque niegan que lo tengan.

Llevan a sus espaldas viajes migratorios estremecedores cruzando fronteras y desiertos hasta llegar a los bosques en el norte de África donde permanecen días o meses sometidas a violaciones y maltrato, supervisadas por algún miembro de la red al que llaman boyfriend o housband. Pero sus relatos son tan parecidos que es evidente que han sido construidos.

Cuentan que trabajaron de criadas para un señor árabe antes de cruzar, que él les contactó con otros subsaharianos que las llevaron al bosque. Dicen que pagaron cantidades irrisorias para cruzar [100 ó 200 euros, cuando suelen costar de 1.000 a 1.200] y que consiguieron el dinero para cruzar mendigando y que cruzaron después de esperar en el bosque hasta que un día, sin previo aviso, les pidieron que corrieran. Subieron a una patera y llegaron a España. Aseguran que vienen solas, que no tienen contactos en Europa y que solo quieren estudiar.

Así es la historia de Joy, Akorede o Salma, de 16 años, que recoge el informe y que fueron localizadas en el CIE de Aluche. En su camino desde Níger o Benin, sufrieron violaciones, maltratos, abortos.

A Joy la reconocieron como menor de edad y la llevaron a un centro de Primera Acogida tras 18 días en el CIE, una vez allí pidió entrevistarse de nuevo con la Policía, pero días antes de la cita, desapareció. A Akorede le concedieron la protección policial por ser víctima de trata, salió del CIE tras 34 días y pocos días después abandonó la casa de acogida sin decir nada. Salma fue también derivada a un centro de acogida de donde desapareció sin despedirse, ni decir nada; no cobró siquiera la ayuda de salida que se les brinda para facilitar los traslados.

"Cuando empiezan su viaje los tratantes les dicen que no se fíen de la policía y su experiencia en los países africanos con altos niveles de corrupción así se lo demuestra. Ellas vienen con un objetivo: ganar dinero para pagar su deuda y para su familia. Cuando llegan al sistema de protección a veces se sienten incómodas por no estar ganando dinero, que es a lo que vinieron. Otras veces aparece un miembro de la red que se identifica como su hermano, por ejemplo, y dice que se la lleva a misa, y ya nunca más vuelve. Entonces los tratantes deciden dónde la colocan y qué hacen con el niño. Puede ser para trabajo sexual pero también las usan para explotación laboral, mendicidad, tráfico de organos…", explica la abogada de WLW.

Cuando vuelven a caer en brazos de la red el sistema las pierde. Muchas veces no hablan ni el idioma, no saben dónde están, desconfían, y lo único que conocen son los tratantes: comparten con ellos su cultura, su idioma, tienen a sus hijos. Es lo familiar y su única alternativa. Por eso cuando terminan de pagar la deuda [de 30.000 a 60.000 euros] muchas acaban trabajando para red como Madames [supervisoras de las chicas tratadas y cuidadoras de los niños de la red] porque es la opción sencilla. "La Red que las trató las reutiliza con una alternativa de vida. Algo que el sistema no les brinda de forma sencilla", concluye la abogada.

Sigue a Beatriz Lucas en Twitter: @beitalucas

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