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Entrevista a la directora de cine Lur Olaizola

Sábado 19 de noviembre de 2022

“Creo que a Yoyes no solo la mataron por traidora, sino por ser mujer” Lur Olaizola recibe una retrospectiva en el FICX y presenta El tercer cuaderno, protagonizado por Ana Torrent, regreso a los diarios de la ex militante asesinada por ETA

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Lur Olaizola. Foto de David Aguilar Sánchez.

Víctor Guillot 15 noviembre 2022 Nortes

Lur Olaizola aterriza en la 60ª edición del FICX con una retrospectiva integrada por tres cortometrajes: Xulia, Zerua Blu y El tercer cuaderno. En su último trabajo, Ana Torrent vuelve a dar voz a María Dolores González Catarain, alias Yoyes, a través de sus diarios, después de que la actriz hubiera interpretado a la militante de ETA, asesinada tras su abandono de la organización terrorista, en la película dirigida por Helena Taberna. Olaizola acumula una intensa experiencia en la gestión cultural. Ha trabajado como artista visual y productora cultural en Nueva York, donde colaboró con la productora Horns & Tails y coordinó, entre otros, el festival Architecture & Design Film Festival. Trabajó en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona como documentalista audiovisual y montadora, y actualmente coordina los programas audiovisuales en Tabakalera – Centro Internacional de Cultura Con-temporánea- Y Punto de Vista.

El tercer cuaderno es un corto valiente que retoma la figura de Yoyes, devolviéndonos a una mujer que ha vivido una vida a contracorriente, bien cuando militaba en las filas de ETA, bien cuando expresó su arrepentimiento, tras su exilio en México.

Yoyes, desde su ventana ha sido un libro que siempre ha estado en casa de mis padres. Creo que la primera vez que lo leí tenía 16 o 17 años y fue una lectura que me marcó mucho porque, de alguna manera, encontré en sus palabras una voz a contracorriente que generaba o tenía muchas dudas, que era autocrítica, que nunca daba nada por hecho. Formulaba preguntas que conseguían que ella misma cambiara de opinión para poder cambiar la realidad. Esa lectura se me ha quedado muy grabada y cuando abordé el proyecto de Yoyes y regresé a sus diarios, comprendí que esa voz única que encontré durante aquella primera lectura, continuaba presente. Además, aquellas palabras nos ofrecían la oportunidad de acercarnos a la mujer que fue. En muchas ocasiones, sucede que en ese tipo de figuras que se consideran traidoras o heroínas, se pierde su figura personal. Con la revisión, quise hacer el retrato personal de una mujer que ha muerto, recuperada a través de sus palabras

¿Una mujer en permanente construcción o perfectamente construida y resistente a los embates de unos como de otros?

En construcción permanente. De hecho, hay algo que me resulta fascinante de sus años en México y es que ella, en cada lectura o visionado de una película, anotaba en su diario sus impresiones. Durante esos años ves una evolución intelectual brutal que va desde Simone de Beavoir, pasando por Collontai, Margarite Duras, hasta Ulrique Meinholf o una película de Pasolini y esa evolución se constata en la propia escritura del diario y en una autocrítica constante. Durante su militancia en ETA ella se cuestiona el papel del feminismo y el lugar que ocupa o no la mujer en esa militancia.

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Lur Olaizola. Foto de David Aguilar Sánchez.

¿Cómo se plantea la militancia de la mujer en una organización terrorista?

La mujer estaba totalmente apartada de la militancia activa en los años 60 y 70 en ETA. No era ninguna prioridad y ni siquiera tuvo un lugar igualado al del hombre en este tipo de organizaciones. En cualquier organización clandestina y en ETA particularmente, siempre se cuenta cómo todos los hombres querían tener a una mujer en su piso. Al final, las mujeres eran quienes les cocinaban, les cuidaban. Esto lo cuenta Yoyes al comienzo de sus diarios: era muy difícil ser una mujer en igualdad.

Tengo la impresión de que hay una revisión de la mujer en ese contexto, no tanto del papel de la mujer en ETA pero si en tanto organización clandestina, con el PCE. Se habla de mujeres cuidadoras y no sé hasta qué punto ese concepto pretende rehabilitar un estatus que enmascara una subordinación respecto del hombre o, si realmente, lo eran.

Creo que realmente lo eran, aunque yo no he investigado ese tema. En la película de Yoyes de Helena Taberna del año 2000 hay una escena donde los hombres querían que hubiera una mujer en sus pisos para que hicieran esos cuidados. En la historia particular de Yoyes, más de una persona me dijo que no sólo la habían matado por traidora, sino por ser mujer. Dicho de otra manera, si la traición la hubiera cometido un hombre que deja la organización y se va al exilio, es muy probable que no hubiera sido asesinado. De ahí la importancia de que fuera un mujer. No hay muchos más asesinatos a traidores. Supongo que no se puede demostrar y que solo es una teoría pero a mí no me chirría demasiado. Hay un extracto en el diario de Yoyes, cuando necesita que la dejen en paz, donde afirma que ETA es un marido al que la mujer ha dejado, pero que mientras el resto no se entere, intentará mantener la mentira. Es como un hombre maltratador.

Pero todos los arrepentidos de ETA sufrieron el asedio o el acoso de la organización.

Te refieres a Yoyes como arrepentida pero yo no diría que fuese una arrepentida. Ella no habla de arrepentimiento en sus diarios. Es muy crítica con la organización y hay un momento en el que se decide a abandonar la organización pero lo hace sin arrepentimiento.

Abordas el cine político de una manera muy distinta a como se ha hecho anteriormente. Pienso en el hiperdramatismo y la falsa equidistancia de Patria o el sentido de thriller de otros largometrajes que alteran la realidad o por lo menos la adulteran. ¿Ese distanciamiento respecto al resto de la cinematografía española ha sido deliberada?

Has mencionado Patria. Uno de sus errores es justamente construir personajes que son clichés, que dividen a los personajes en malos y buenos.

Buenos y malos pero en Patria se vendió que todos eran buenos y malos a la vez.

Cierto. Se ha vendido así. Si vives en Euskal Herría te das cuenta de que la realidad no era así. Es fascinante como el cine español ha abordado el terrorismo. Hay películas que son terribles. Bastante malas porque intentan hacer el retrato de una realidad a través de clichés y experiencias muy radicales que, cuando vives allí, sabes que no fueron así. Para mí, los diarios de Yoyes eran fundamentales porque cuando los lees puedes conocer la mujer que ella fue. Ni una heroína, ni una traidora que se escapa del maniqueísmo al que nos han acostumbrado a ver en el cine

¿Qué aporta Ana Torrent a este cortometraje?

Para mí era fundamental trabajar con ella porque en el año 2000 interpretó a Yoyes en la película de Elena Taberna. Me da la impresión de que cuando a la gente le mencionas el nombre de Yoyes, inmediatamente le viene el rostro de Ana Torren.

Es completamente cierto.

Me hacía muchísima ilusión trabajar con ella porque Ana Torrent es el rostro del cine español desde El espíritu de la Colmena, pasando por Cria Cuervos o Tesis. Tiene estas dos justifiicaciones.

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Lur Olaizola. Foto de David Aguilar Sánchez.

Cambiando de plano, eres programadora de Tabakalera y de Punto de Vista. ¿Qué ha significado volver a construir públicos después de la pandemia cuando se han abandonado las salas de cine?

Es uno de los retos más grandes que tenemos como programadoras. La situación es grave. Ha habido un descenso del 30% de público en las salas. En la pandemia estábamos a 0. Eso significa que hemos recuperado el 70% y que hay un cambio de paradigma. Desde una institución pública como Tabakalera, tengo la responsabilidad de construir nuevos públicos pero debe ser afrontado como un momento en el que experimentemos diferentes formas de programar para poder recuperar a esas personas que antes acudían a las salas de cine. Yo no creo que las salas de cine vayan a cerrar y creo que pensarlo es negativo tanto para el proceso como para los años que vienen. Tener cierto optimismo dentro de la gravedad de la situación es importante para poder abordarla y creo que tenemos que trabajar un poco entre todas para recuperar espectadores.

Qué estrategias estáis abordando.

En Donosti hay muchas universidades pero no ves a la gente de 20 a 25 años en las salas de cine. Una opción para atraer a la gente joven a las salas es ofreciendo créditos universitarios. Otra fórmula es programando sesiones para escuelas. Si quieres construir un público del futuro hay que fomentar ese tipo de programas que acostumbre al espectador a ir al cine desde pequeños.

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