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Entrevista a Okky Madarasi, escritora y periodista

Viernes 8 de mayo de 2015

"Muchas mujeres indonesias son feministas sin saberlo"

Musulmana, feminista y crítica con el poder y con el gobierno, la escritora Okky Madasari habla para Números Rojos sobre la situación política y social de Indonesia. A través de sus novelas, Madasari escribe sobre la injusticia y la libertad, y lo hace desde la vivencia de sus mujeres protagonistas, a las que dota de voz en un país que durante mucho tiempo guardó silencio.

Texto: Maite Garrido Courel. Foto: Okkymadasari.net Números Rojos 06-05-2015

En un espacio virtual entre París y Yakarta, Okky Madasari (Java, 1984) periodista y escritora, habla con Números Rojos sobre sus novelas y la realidad que por ellas transita. La dictadura de Suharto; la lucha oculta de las mujeres, la corrupción o la persecución de la comunidad Ahmadía -por la que ganó el premio literario más prestigioso de Indonesia-. Para la autora, escribir y leer es la forma de luchar contra el statu quo.

En tu primer libro, The Years of the Voiceless (Entrok), muestras la vida de dos generaciones de mujeres viviendo bajo la dictadura de Suharto: el abuso de poder contra los campesinos por parte de los militares, la matanza a miembros del PKI, etc. ¿Se puede hablar hoy con libertad de estos temas en Indonesia?

Tras la caída del general Suharto en 1998, los militares, que tuvieron un poder omnipresente en todo el archipiélago, ahora han sido relegados. Fueron muy impopulares en la era post-Suharto y han sido culpables de muchas matanzas en el pasado. Creo que el final de la guerra fría y el proceso de globalización han ayudado a que se alce la libertad de expresión en Indonesia. El hecho de que Gramedia, la editorial más grande del país, conocida por ser muy cautelosa con los libros que critican a las autoridades, estuviera dispuesta a imprimir y a distribuir Entrok en 2010, demuestra el actual nivel de libertad en Indonesia. Sin embargo, aún tenemos libros que están prohibidos y todavía existen leyes que permiten controlar y censurar libros. Hay todavía una regulación que prohíbe divulgar y promocionar ideas marxistas y comunistas en el país.

Llama la atención el choque de creencias entre las dos mujeres protagonistas. ¿Sigue existiendo esa confrontación?

El culto a los ancestros en Java está vivo en Indonesia. Sin embargo, no está reconocido por el Estado, que lo único que reconoce son las religiones mayoritarias como el islam, protestantismo, catolicismo, hinduismo y budismo. Todavía podemos ver y sentir la tensión y algunas veces el conflicto entre alguna organización militar islámica que lanza ataques a esas minorías religiosas.

El personaje de Marni, con su lucha inicial por conseguir un sujetador (entrok en idioma indonesio), es una metáfora que representa la libertad y la autonomía, ¿podría ser una feminista sin siquiera saberlo?

Sí, lo creo; no, lo sé. Muchas mujeres indonesias son en realidad las únicas que mantienen a sus familias. No hace falta que sepan el término feminista, sino que ellas son feministas en el verdadero sentido de la palabra. En Indonesia existe un movimiento feminista fuerte, pero en la ciudad, gracias a la mejora de la educación entre las mujeres. Sin embargo, en las áreas rurales todavía están luchando por liberarse de la dominación y violencia de los hombres.

Denuncias varios temas espinosos en tus novelas como la corrupción gubernamental. Como escritora y periodista, ¿has sentido alguna vez amenazada tu libertad de expresión?

No, porque la conciencia de la mayoría de gente de que la corrupción es mala y es una enfermedad que tiene que ser combatida está aumentando. Así que aquellos que realmente luchan contra ella me han apoyado.

¿Cuál fue la reacción institucional cuando escribiste en The outcast sobre un tema tan controvertido como la represión y persecución a la comunidad Ahmadía?

Los grupos militares islámicos están enfadados pero aún no han hecho ningún movimiento en contra del libro mientras que algunos ahmadíes se han ofendido por retratar a una ahmadí secular como el personaje de Maryam y por describirlos como un grupo exclusivo.

Sabrás que en occidente no tenemos muy buena imagen del islamismo.

Alrededor del 90% de los indonesios somos musulmanes, pero somos diferentes de los de Oriente Medio o Pakistán. La mayoría aquí son moderados y creen en el sistema secular. Nosotros condenamos la violencia. Sin embargo, esta mayoría moderada tiende a quedarse en silencio dejando que unos pocos fanáticos hablen, aparentemente en representación de la mayoría. Creo que el desafío es persuadir a los musulmanes moderados para que hablen, desacreditando lo que sea que estén diciendo o haciendo los grupos radicales.

¿Qué opinas de cómo el islamismo trata a las mujeres?

La mayoría de musulmanes, especialmente las mujeres, están luchando ferozmente contra la poligamia, por ejemplo. Recientemente, uno de los clérigos más admirados ha sido abandonado por sus fieles al tomar a otra mujer como su segunda esposa. Todavía están muy discriminadas y es difícil, pero cada vez tienen más derechos y más voz para luchar contra esta discriminación.

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