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El derecho al aborto La nueva ley no dispara los abortos

Domingo 18 de diciembre de 2011

Las interrupciones del embarazo crecen un 1,3% desde que es un derecho - La tasa aumenta más en mujeres mayores de 25 que en menores

MARÍA R. SAHUQUILLO - Madrid

EL PAÍS - Sociedad - 14-12-2011

Pese a los augurios de los sectores más críticos, la nueva ley del aborto no ha incrementado el número de interrupciones voluntarias del embarazo. En 2010 se realizaron 113.031 intervenciones, un 1,3% más que en 2009. Sin embargo, a pesar de esa ligera subida -1.550 abortos más- la cifra sigue siendo menor a la de 2008. Así, la tendencia a la baja registrada por primera vez en 2009, cuando se practicaron un 3,7% de abortos menos que el ejercicio anterior, se mantiene. Como en años anteriores, la gran mayoría de las intervenciones (el 88,44%) se realizaron antes de la semana 12 de gestación. La Ley de Salud Sexual y Reproductiva -en vigor desde el 5 de julio de 2010-, que permite a la mujer abortar sin dar explicaciones hasta la semana 14, no ha alterado apenas las cifras. De hecho, el informe hecho público ayer por el Ministerio de Sanidad, el primero que recoge los datos de la incidencia de la nueva norma, revela que en el segundo semestre del año (el periodo en el que la ley ya estaba en marcha) se registraron casi 4.000 intervenciones menos que en la primera parte del ejercicio. Es decir, 54.546 de julio a septiembre frente a las 58.486 realizadas de enero a julio.

Las cifras de 2010 son para Leire Pajín, "una buena noticia". A pesar del ligero repunte, la titular de Sanidad destacó que con la ley de plazos la tendencia a la baja registrada en 2009 permanece estable. Algo que echa por tierra las predicciones de los críticos previas a la aprobación de la norma, que 25 años después de su despenalización en España consagra el aborto como un derecho de la mujer. Entonces, organizaciones conservadoras como el Foro Español de la Familia o Derecho a Vivir vaticinaron que la cifra de las mujeres que abortan se dispararía con la opción de hacerlo sin tener que alegar supuestos.

La nueva regulación, sin embargo, es en cierta manera más restrictiva que la anterior. Hasta julio de 2010, el aborto estaba prohibido en España salvo en tres casos: violación (hasta la semana 12), malformaciones del feto (hasta la 22) o riesgo físico o psíquico para la salud de la madre, un supuesto que permitía abortar sin plazo, y al que recurrían más del 90% de las mujeres.

Para las clínicas que practican abortos, el ligero repunte no supone un fracaso de la ley de plazos. "Obedece fundamentalmente a la normalización del aborto no regularizado, aquel que realizaba la propia mujer fuera del canal sanitario y con el consiguiente riesgo para su salud", considera Santiago Barambio, presidente de la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo, que agrupa a una treintena de centros en toda España. Este médico cifra esos casos en alrededor de un millar al año, y se refiere por ejemplo a métodos como el Cytotec, un protector gástrico que algunas mujeres (sobre todo extranjeras y sin medios) utilizaban porque entre sus efectos secundarios se encontraba el riesgo de aborto.

El informe de Sanidad, que reúne los datos de las comunidades autónomas, no ofrece sin embargo respuestas -no se ha modificado para ello el tradicional cuestionario que recoge la información- a uno de los puntos más polémicos de la ley, el que permite a las mujeres de 16 y 17 años abortar sin decirlo en casa. La norma otorga a este grupo de edad el derecho a decidir -sin permiso paterno, como exigía la regulación anterior- si interrumpen su embarazo. Deben, eso sí, informar a sus padres de esa determinación, siempre y cuando hacerlo no les suponga un conflicto. Las cifras del ministerio no aclaran cuántas de las 4.424 chicas de 16 y 17 años que abortaron en 2010, se acogieron a esa posibilidad de no contarlo.

Las clínicas que practican abortos, sin embargo, sostienen que las que alegan conflicto familiar son menos de un 5%. "La mayoría son chicas que explican que si se lo dijeran a sus padres sufrirían presiones para continuar con el embarazo, también hablan de problemas de violencia familiar, de desarraigo o de cuestiones religiosas", expone Luisa Torres, trabajadora social de la Clínica Dator. El patrón, dice, se repite en los cuatro centros asociados a Dator en toda España.

Lo que sí queda claro con los datos de Sanidad es que la opción que tienen estas mujeres con la nueva ley no ha variado apenas las cifras. En 2009, las menores de 16 y 17 años que abortaron representaban el 3,8% del total. En 2010 fueron el 3,9%.

Así, lejos de los presagios del Partido Popular -que prefirió ayer no valorar estas cifras-, entre otros, las menores que abortan solas no son mayoría. Esta opción ha incomodado mucho desde el principio al partido liderado por Mariano Rajoy, que ha manifestado su intención de modificarlo aunque no ha concretado cómo. De hecho, el de las menores es uno de los artículos -también el que permite el aborto libre hasta la semana 14- de la ley que el PP ha recurrido al Tribunal Constitucional. Un dictamen que aún se espera.

En la radiografía que se extrae de los datos de las comunidades tampoco se registra variación significativa por grupos de edad. Desciende ligeramente el aborto entre las menores de 25 años; entre las mayores de esa edad -incluso entre las de más de 40-, sin embargo, aumenta. Un ejemplo: la tasa de abortos fue en 2009 de 16,02 por cada mil mujeres de 25 a 30 años, frente a la tasa de 16,34 de 2010. Un escenario que, según Sanidad, se debe al mayor acceso a métodos anticonceptivos entre las jóvenes.

Por comunidades se repite el patrón de años anteriores: Cataluña, Madrid, Murcia y Baleares presentan las tasas más elevadas de intervenciones. Ceuta y Melilla, Galicia, Extremadura y Castilla y León las más bajas.

El aborto se sigue quedando en la privada. Pese a que una de las intenciones de la nueva ley era que, en la medida de lo posible, se realizara en centros públicos, el 98,16% de las intervenciones se realizaron el año pasado en centros privados concertados. Un porcentaje mayor incluso que en 2009, cuando fue el 97,97% las realizadas en el canal privado. El cambio, eso sí, reside en que desde julio de 2010 la prestación se financia a cargo de la sanidad pública.

"No puedo contárselo a mi familia"

Rosa es morena y bajita. Y mientras se encoge para contar su historia parece aún más menuda. Tiene 17 años y está embarazada de 12 semanas. Explica que ha tomado la decisión de abortar. Sin embargo, lo hará sola. "No puedo contárselo a mi familia, seguro que intentarían convencerme de que no lo hiciera; y yo no puedo ser madre ahora, quiero seguir estudiando", lamenta.

Rosa, que llegó desde Ecuador hace nueve años, tiene miedo, además, de que sus padres la manden de vuelta a su país de origen. "Mi abuela sigue viviendo allí, también dos de mis hermanos. No quiero irme de España", asegura abriendo mucho los ojos.

Esta joven se acogerá al artículo de la nueva ley del aborto que desde hace 18 meses permite a las chicas de 16 y 17 años abortar sin contárselo a su familia si hacerlo les crea un conflicto grave. Sostiene que decirlo en casa no es una opción. "Ya hay problemas entre mis padres, y esto lo empeoraría. Además, la situación económica es mala", afirma. El padre de Rosa trabaja en un bar. Su madre también tenía un empleo como camarera pero lo perdió hace meses.

La historia de Rosa es muy similar a la de Laura (nombre supuesto). Esta española -también de 17 años- ha acudido con su novio a una clínica de abortos de Madrid para pedir información sobre la interrupción del embarazo. Está encinta de nueve semanas. Tampoco ella contará en casa que va a abortar. "Mis padres son bastante religiosos y no lo comprenderían", asegura. Relata que la trabajadora social que la ha atendido le ha explicado que todo sería más fácil si llegara acompañada de sus padres, si tuviese una red familiar de apoyo. Sin embargo, asegura que decirlo significaría tener que seguir adelante con el embarazo. "Eso o pelearme con ellos para abortar", mantiene. Como en el resto de las menores que deciden abortar sin decirlo en casa, será ahora el psicólogo de la clínica quien determine si tiene la suficiente madurez para hacerlo sola.

Crece un 83% la venta de la píldora del día siguiente

El aumento de la dispensación del anticonceptivo de urgencia en boticas equivale a la caída en los ambulatorios

M. R. S. - Madrid

EL PAÍS - Sociedad - 14-12-2011

El uso de la anticoncepción de emergencia se ha consolidado en España. La venta sin receta de la píldora del día siguiente se incrementó un 83% en 2010, el primer año completo en que las mujeres pudieron adquirirla de forma libre en las farmacias. En 2009, la dispensación de este fármaco que impide la ovulación también subió (un 43%), según los datos de la consultora IMS a los que ha que tenido acceso EL PAÍS. Sin embargo, ese aumento se registró fundamentalmente desde el mes de octubre, fecha en la que entró en vigor el decreto que liberalizaba su venta en boticas. En septiembre de 2009 se vendieron 26.000 unidades de la poscoital frente a las 46.000 que las farmacias dispensaron el mes siguiente. Gran parte del incremento en las ventas de este fármaco se corresponde, según los expertos, con el descenso de su dispensación en hospitales y centros de planificación familiar. Y es que, desde que se decretó su despacho sin receta, las mujeres ya no tienen que acudir al canal sanitario para obtenerla. "Antes, las mujeres tenían muchísimas dificultades para conseguir la píldora del día siguiente, encontrábamos que en ocasiones tenían que peregrinar por varios centros para lograr que se la prescribieran", asegura Isabel Serrano, ginecóloga y presidenta de la Federación de Planificación Familiar Estatal (FPFE).

Esta ginecóloga explica que en ocasiones esas dificultades se correspondían con la negativa de los profesionales a recetar este método, que debe ser utilizado en las 72 horas siguientes a la relación de riesgo. También con la dificultad de las mujeres del ámbito rural o de las ciudades pequeñas para encontrar un ambulatorio o un hospital donde conseguir la receta. Hasta 2009, dice, solo los centros de planificación de Andalucía, Cantabria, y del Ayuntamiento de Madrid dispensaban gratis este método para prevenir embarazos no deseados.

Serrano sostiene que las cifras de IMS -que recopilan las de las tres principales marcas de este producto-, están lejos de mostrar un abuso de la poscoital. Una teoría que se corresponde con los datos que revela un reciente estudio de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), del que se desprende que solo el 0,4% de las mujeres de 14 a 50 años tomó este fármaco más de una vez en un año. "Lo que ha ocurrido, es que el acceso al fármaco se ha normalizado por fin", diagnostica.

Precisamente, terminar con las barreras que vetaban que algunas mujeres pudieran tomar esta píldora fue uno de los motivos que en 2009 alegó Trinidad Jiménez, entonces ministra de Sanidad, para decretar su venta sin receta en farmacias. Una medida polémica que sigue encontrando resistencias. Hace un año, el Senado aprobó una moción en la que instaba al Gobierno a que volviera al sistema de prescripción anterior. La iniciativa, que reclamaba que este fármaco solo pudiera venderse con receta médica, contó con el voto del Partido Popular y Convergencia i Unió.

La propuesta, sin embargo, no prosperó y la dispensación libre continúa. María Báez, responsable de producto de IMS -la consultora de referencia del sector farmacéutico-, cree que a pesar de que el aumento es grande, las cifras que se barajan no son inquietantes. "Muestra de ello es que, en lo que llevamos de 2011, las ventas apenas han aumentado un 7%; eso supone que el uso de este fármaco se ha estabilizado", analiza.

A estos factores que explican el aumento de las ventas se suma otro muy relevante. "Cada vez son más las mujeres que lo conocen y que están informadas de que pueden comprarlo sin receta", considera Justa Montero, experta en salud sexual y reproductiva. Montero, que lleva 25 años asesorando a jóvenes sobre planificación familiar, explica que el debate que se generó en torno a este fármaco cuando se anunció su venta libre ayudó a que muchos lo conocieran. Ejemplo de ello son las inmigrantes, un colectivo que por desconocimiento no empezó a usarlo hasta hace poco.

Ya el año pasado, los expertos del Ministerio de Sanidad atribuyeron parte del descenso en el número de abortos (en 2009 bajó por primera vez desde que se registran los datos) a venta libre de la poscoital. Serrano, sin embargo, cree que esa explicación es demasiado aventurada. "Cada día hay más gente que pide este fármaco, pero eso no quiere decir que vaya a haber un descenso en los abortos", asegura.

Para ello, matiza Montero, son imprescindibles otras políticas. "No se puede descuidar la parte verdaderamente importante: la promoción y el acceso a otros métodos anticonceptivos regulares. Tampoco la información y la educación sexual. Algo que últimamente se ha dejado de lado y sin lo que las cifras de embarazos no deseados no mejorará", zanja.

La única vía es la prevención

JAVIER MARTÍNEZ SALMEÁN

EL PAÍS - Sociedad - 14-12-2011

Los datos aportados por el Ministerio de Sanidad, referentes al número total de abortos en 2010, reflejan un incremento del 1,3% respecto al año 2009. Esta cifra debe tranquilizar a los que auguraban a la Ley de Salud Sexual y Reproductiva de julio de 2010 una mayor facilidad para la interrupción del embarazo; y como consecuencia, un incremento de los abortos. La tendencia del número de estas intervenciones reflejaba una nítida línea ascendente que afortunadamente bajó en 2009, y que se estabiliza en 2010. Los datos de este último año nos permiten observar que en el primer semestre, antes de la entrada en vigor de la norma, el porcentaje de abortos fue un 8% mayor. La interrupción voluntaria del embarazo está normalizada en Europa desde los años setenta con diferentes leyes de plazo similares a la norma vigente en España desde julio de 2010. Los diferentes Gobiernos europeos, a pesar de las alternancias de color político, no han modificado en absoluto la filosofía de la norma: en un primer trimestre la mujer decide; en el segundo esa determinación esta tutelada por los expertos ante patologías materno-fetales; y en el tercer trimestre, en el que ya hay viabilidad del recién nacido, la decisión ya no corresponde a la mujer, esos casos excepcionales están fuera de su autonomía.

En una sociedad como la nuestra, que acepta la sexualidad con naturalidad, el número de abortos está relacionado con la accesibilidad de métodos anticonceptivos. Por eso, el camino para reducir el número de interrupciones del embarazo no pasa por restringir la ley que permite acceder a esta prestación. Tampoco en recuperar la caduca norma de 1985, que a pesar de ser teóricamente estricta permitía el aborto con la hipocresía que caracteriza en ocasiones a nuestro país. Muestra de ello es que con esa antigua regulación, el 97% de las interrupciones se realizaban bajo la alegación de grave riesgo psíquico para la embarazada, con el agravante de que ese supuesto no tenía límite de edad gestacional, y que podía realizarse por encima de la viabilidad fetal. Tras la aprobación de la ley de plazos, en 2010, el 96% de los abortos se practican por decisión de la mujer y dentro de las 14 semanas de gestación.

La única vía para disminuir el número de abortos, debe incidir en reducir el número de embarazos no deseados. Algo que viene determinado por un cambio de hábitos en la sexualidad y en la utilización de métodos anticonceptivos fiables. En algunos casos, como el preservativo, la solución incluye proporcionar información para que se utilice bien. Por eso, el camino, según los expertos, pasa por potenciar la educación sexual en colegios y universidades.

Desde el laicismo reconocido en la Constitución española, no debemos permitir que se modifique la Ley de Salud Sexual y Reproductiva de 2010. A pesar de los malos augurios que se han sucedido en estos 18 meses, su aplicación ha transcurrido con normalidad. En su historia y desde esta fecha, las mujeres en las 14 primeras semanas de gestación han podido decidir en toda su trascendencia y sin tutelas qué hacer ante un embarazo no deseado.

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