Xarxa Feminista PV

El camelo de la maternidad subrogada

Viernes 30 de diciembre de 2016

En un mundo en el que todo se compra y se vende, el cuerpo de la mujer no es la última frontera, siempre ha sido la primera.

Zuriñe creativekatarsis 22-12-2016

MI VIENTRE NO SE ALQUILA

Javi es una buena persona. Nunca ha maltratado a nadie, siempre en su vida ha jugado según las reglas y cumplido las leyes. Es un buen hijo, un buen hermano, una buena pareja para sus parejas, un trabajador honrado y responsable. Quizá alguna multa de tráfico y una discusión en un bar, nadie somos perfectos.

Ha gozado siempre de buena salud hasta hace un año. Sus riñones empezaron a fallarle por causa de una enfermedad autoinmune. No se cogió a tiempo, por lo que ya está en diálisis y en lista de espera para un trasplante, sus riñones ya son irrecuperables.

Toda su familia se ha hecho las pruebas, pero ninguno es compatible, solo le queda esperar que aparezca algún donante o se genere una cadena de donaciones en la que pueda participar algún familiar. El tiempo va pasando y se ve ya cada día enganchado a la máquina de diálisis, sin vida y cada vez con menos esperanza, mientras todo su cuerpo se va deteriorando.

Al principio solo por curiosidad, empieza a hacer búsquedas en internet de países donde es posible comprar órganos, incluso donde los trasplantan. A medida que pasan los meses se convierte en una obsesión, su vida está en juego y ahí fuera hay mucha gente dispuesta a vender un riñón que en realidad no necesita, por un buen dinero que podría arreglarle la vida

Contacta con una gente en un país que no especificaremos, por 50.000 € le ofrecen el trasplante, a esa cifra solo habría que sumarle el viaje. Decide contarle a su familia lo que ha averiguado, puede conseguir el dinero y todavía está en condiciones de hacer el viaje, aunque pronto no lo estará. Su familia está desesperada por él y es incapaz de oponerse a la idea.

Decide hacerlo, le encuentran un “donante” compatible, viaja y le realizan el trasplante con éxito. A la vuelta, tiene que visitar a sus médicos para que le receten la medicación que seguirá permitiendo que su cuerpo no rechace el nuevo riñón, y estos, al darse cuenta de lo sucedido, no tienen otra opción más que denunciarle por tráfico de órganos. Se enfrenta a un mínimo de 6 años de cárcel, aunque considera que ha valido la pena por salvar su vida.

Toda esta historia es ficticia, Javi no existe, pero en España y en todo el mundo hay muchas personas que se enfrentan a ella y están luchando por su vida. El derecho a la vida es el primero y fundamental, aquel del que parten todos los demás, pero la mayoría de la gente tenemos bastante claro que no está por encima del derecho a la vida de otras personas.

Nuestro país es ejemplar en donación de órganos. Por el número de donantes y por la legislación al respecto. La compra venta y el tráfico están duramente penados. En vida únicamente pueden donar familiares cercanos y/o por causas exclusivamente altruistas sin que haya dinero de por medio y de forma anónima, o basado en este mismo concepto, se realizan cadenas de donaciones en las que ese familiar cercano dona a otra a persona y a cambio tú recibes un órgano compatible de otro familiar de otra persona enferma.

En 2015, 3.874 personas fallecieron en la Unión Europea esperando un trasplante.

Es decir, en la Unión Europea en general y muy especialmente en España, parece que tenemos bastante claro que la donación altruista es el camino, y que el derecho a la vida de una persona enferma no está por encima del de ninguna otra, ni con él se puede justificar o amparar la explotación de otros seres humanos.

Sin embargo, este concepto tan claro y de consenso general parece saltar por los aires cuando hablamos de tener hijos biológicos.

¿Desde cuándo el derecho a tener hijos biológicos es un derecho absoluto, equiparable al derecho a la vida, y puede pasar por encima de los derechos de las mujeres? Se entiende, espero, que no hablo de las mujeres que pueden tenerlos ellas mismas o con tecnologías (como la fecundación in vitro o la inseminación artificial) que no suponen ninguna merma de los derechos de otras personas. Hablo de hombres solos o en pareja, o de mujeres que no pueden por la razón que sea vivir un embarazo. Lamento que sea así y entiendo los anhelos de esas personas, pero eso no cambia la naturaleza ética ni jurídica del proceso de “alquilar un vientre”.

Las mujeres no somos vientres, somos seres humanos, y un embarazo es un proceso de 9 meses que supone un riesgo para la salud, cambios muy importantes físicos y psicológicos, y que puede dejar secuelas.

Se habla de altruismo, algo que automáticamente se asocia a las mujeres en general, que debemos serlo, siempre generosas y haciendo cosas por los demás. Además de ser un concepto machista de la mujer, que nos insta a “olvidarnos de nosotras mismas” para ser las cuidadoras, donadoras, etc. En Reino Unido está regulada la maternidad subrogada, pero únicamente de forma altruista, sin ningún intercambio ni compensación económicos (salvo gastos médicos) y se controla de forma muy estricta. ¿Resultado?: un mínimo de “donaciones” muy vigiladas judicialmente que no cubre ni un pequeño porcentaje de la “demanda”.

¿Cuál es la realidad entonces, si no hay millones de mujeres en el mundo desesperadas por gestar los hijos de otrxs altruistamente? Pagar. La misma mágica solución para todo que propone el capitalismo en el que vivimos inmersos. Y, por supuesto, de esta opción se excluyen ya de entrada todas las personas que no tengan un nivel económico suficiente. Ya empieza a no ser tan universal este derecho.

Para los que sí pueden pagar, hay diferentes opciones en función de su nivel económico y de exigencia: desde recurrir a auténticas granjas de mujeres en la India hasta encontrar una mujer a la carta en Estados Unidos a la que le puedas imponer lo que puede o no comer durante su embarazo, o si puede tener sexo. En ambos casos la parte del león del dinero invertido se la llevan las empresas que se dedican a esto, a poner en contacto a futuros padres con mujeres dispuestas y solventar los problemas legales. Son estas empresas las que patrocinan congresos sobre el tema, y las que están presionando más a los gobiernos como el de España para que se regule. Argumentan que a más países donde se lleve a cabo, más se abaratarán los costes. ¡Genial! Lógica capitalista sin tacha: a mayor número de explotadas, menos coste para el explotador.

Curiosamente, uno de los últimos países en incorporarse a esta carrera tan altruista ha sido Grecia. Es todo un detalle que tu gobierno te permita ganarte la vida pariendo los hijos de otros, cuando la crisis aprieta y te deja tirada.

Muchos se llenan la boca hablando de Estados Unidos, como si aquello fuera Jauja y las mujeres que hacen esto fueran millonarias concienciadas que no pueden soportar las injusticias. No, son mujeres de clase baja o media baja que financian así la universidad de sus propios hijos o el tratamiento médico de algún familiar en un país en el que hay que pagar por todo. Sí, lo hacen por dinero. Y los padres “alquiladores” pueden obligarla a abortar si el feto tiene malformaciones que no desean, y desentenderse de su hijo biológico ya nacido si no está sano.

Pero los medios no nos cuentan esto. Solo nos hablan de los maravillosos hijos de Ricky Martin, de Miguel Bosé, de Jaime Cantizano, de la baronesa Thyssen … ¿Lo quieres, lo puedes pagar? Lo tienes.

Otro tema que se quiere regular, el más urgente, es la filiación legal de esos niños gestados por vientre de alquiler en otros países, como hijos legales en España. Entiendo el problema, pero si lo hacemos, estaremos de facto dando legalidad a la maternidad subrogada, aunque no se lleve a cabo en España. Y el mensaje será: protegemos a las mujeres españolas, pero podéis ir a explotar mujeres a otros países donde os dejen.

Sé que es duro, pero creo firmemente que el único camino es la adopción, y esa es la vía en la que hay que presionar, aquí y en el extranjero, para modernizar ese proceso y no convertirlo en un calvario para niños y futuros padres, y garantizando que cualquier persona, sola o en pareja, heterosexual u homosexual, tenga los mismos derechos.

El Parlamento Europeo ya dictaminó el año pasado que “la maternidad subrogada atenta contra los derechos de la mujer”, y afortunadamente, muchas asociaciones LGTBI europeas lo celebraron.

Como mujer feminista y de izquierdas, no encuentro ninguna razón para legalizar lo que es, de facto, una explotación capitalista de mujeres desfavorecidas.

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