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El Gobierno desprecia los permisos de paternidad en sus presupuestos

Lunes 14 de septiembre de 2015

Berta Cao 30-08-2015 cuartopoder

La propuesta de Presupuestos Generales del Estado para 2016 presentada por el gobierno de Mariano Rajoy ha dejado para una ocasión mejor el cumplimiento del compromiso recogido en la Disposición Adicional Décimo Primera de la L.O. 3/2007 para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres (Ley de Igualdad), y en la Ley 9/2009, de 6 de octubre, de ampliación de la duración del permiso de paternidad en los casos de nacimiento, adopción o acogida.

Lo denuncia Comisiones Obreras. Un año más, y llevamos desde 2010, las cuatro semanas previstas en la Ley de Igualdad quedan en suspenso, y los padres (el otro progenitor, en todo caso) continúan con sus escasos 13 días de permiso por paternidad. Lo denuncian también las organizaciones de mujeres que componen la plataforma Impacto de Género Ya, que un año más -y van ocho- presentan su informe del impacto de género de los PGE16 en el que desglosan las partidas y los recortes presupuestarios en todo lo relacionado con la igualdad y la lucha contra la violencia de género, que no se van a llevar muchos fondos de los PGE16, exactamente el 0,0103% del total.

Sobre la postergada ampliación del permiso de paternidad, el informe tiene también propuestas, una vez que señalan que en el debate presupuestario, Antonio Beteta, secretario de Estado de Administraciones Públicas, anunció una enésima medida electoralista dirigida al funcionariado: que a las funcionarias del Estado se les sumará a partir de 2016 un permiso retribuido de la semana 37 a la 40 de gestación. La Plataforma Impacto de Género Ya propone que “el coste de esas 4 semanas se aplique a la ampliación general del permiso de paternidad, por ser una medida que contribuye más a la igualdad entre todas las trabajadoras y entre madres y padres.”

Y es que para el gobierno del Partido Popular, la paternidad no es prioridad, salvo si hablamos de la regulación de la custodia compartida no optativa. Es decir, aquella situación en la que no habiendo acuerdo entre ambos progenitores, el juez o la jueza decide que la custodia (no confundir con la patria potestad) la ejerzan conjuntamente, y que significa que los menores residen por tiempos con cada uno de sus progenitores.

La custodia compartida es reclamada, en discurso, por muchos padres que demandan derechos de paternidad, pero a los que no se escucha reivindicar el derecho a las cuatro semanas por nacimiento. Tampoco parece que los padres se vuelquen mucho en el cuidado, según se desprende de los datos sobre excedencias por cuidado de menores. De las 31.435 excedencias por este motivo tramitadas en 2104, el 6% fueron tomadas por hombres –el 94% por mujeres–. Mismo camino lleva 2015, con un 8% de las permisos sin sueldo tramitados por trabajadores, lo que viene a reflejar que la responsabilidad del cuidado de hijos e hijas recae en las madres, incluso cuando éstas tienen un empleo. Si no se comparte la responsabilidad del cuidado, ¿cómo se va a compartir la atención permanente que requiere la custodia compartida?

La necesidad de transformar la dinámica asignada en los roles de género y que los derechos para la atención y el cuidado de menores sean individuales es el origen de la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles por Nacimiento o Adopción (PPiiNA), que promueve una reforma legislativa que “establezca que los permisos por nacimiento y/o adopción deben concederse a cada progenitor/a de tal manera que sean intransferibles, de igual duración, con la misma parte obligatoria y pagados al 100%”, y que “especifique el calendario necesario para aumentar progresivamente el permiso de los padres (o del “otro/a progenitor/a”) hasta llegar en un plazo razonable a la igualdad, empezando por establecer de inmediato las seis semanas obligatorias para los padres (es la parte obligatoria que ya tienen las madres)”. Desde PPiiNA, y en aras de la igualdad entre mujeres y hombres, organizaciones feministas, vecinales, sindicales, entre otras, junto con mujeres y hombres a título individual plantean el derecho a la maternidad y a la paternidad entendida como la misma función, que requiere tiempo para su ejercicio, que exige el mismo reconocimiento social y, por tanto, los mismos derechos para ambos progenitores. Nada que ver con la custodia compartida. El compromiso activo desde el nacimiento o la adopción no a partir de una separación (o divorcio).

Sin embargo, la sociedad está poco motivada en reconocer, y en ejercer, un nuevo rol paternal. La maternidad está tan infravalorada que pareciera que los hombres bajaran escalones en la pirámide del prestigio social, como si fuera menos ‘masculino’, menos ‘macho’. Y es que no se entiende, quizás, que los hombres utilicen su tiempo para cuidar, para mimar, para educar, para atender, en lugar de dedicarlo a producir. El valor de lo económico frente al valor de la persona, el valor del cuidado.

La mayoría de los hombres reclaman ese nuevo papel muy bajito, sin que se escuche mucho su voz, no vaya a ser. No sé qué pensará de esto Alejandro Nieto, ese joven elegido guapo oficial, esto es, Míster España, que no podrá concurrir al concurso internacional por ser padre. El reglamento español señala que es requisito imprescindible no tener hijos (reconocidos). Ya si entramos en la cosa de la situación familiar del muchacho, el asunto no mejora. Atiende y cuida, ejerciendo su paternidad (qué bueno sería para la Marca España exportar una paternidad responsable) a su hijo, además enfermo, de año y medio.

Esto con las chicas guapas pasó en 2007. Mis Cantabria denunció a la organización (privada) de mises. El caso corrió por los medios de comunicación, y algo de ruido se hizo. Ángela Bustillo, que así se llama, retiró la denuncia cuando la organización cambió las bases del concurso permitiendo la participación de mujeres embarazadas o con descendencia. El caso de este chaval, entre el verano y que es por ser padre, no ha tenido ni eco, ni apoyo, ni gracia.

Y sí, es discriminación, aunque Nieto no lo sepa, o no quiera saberlo; aunque se mire para otro lado; aunque nos desagraden este tipo de certámenes, que reflejan unos valores…

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