ENTREVISTA | Vanesa Eguíluz, Sanfermines en Igualdad

“La masa hace que aparezcan actitudes casi de jungla, amparadas en el todo vale”

La integrante de Amedna y de Sanfermines en Igualdad, Vanesa Eguíluz, repasa las actuaciones realizadas este año para prevenir las agresiones sexistas en las fiestas y reconoce que aún queda trabajo por delante.

“Las imágenes de 2013 fueron un toque de atención a las instituciones: vieron que había que atajar esta forma de vivir la fiesta”, apunta.

Garikoitz Montañés 04/07/2015 eldiario.es

Al hablar de agresiones sexistas en sanfermines, cualquiera puede tener en la cabeza “aquellas imágenes”, las tomadas durante el Chupinazo de 2013, con chicas manoseadas por muchos jóvenes en plena plaza del Ayuntamiento de Pamplona. Vanesa Eguíluz (Pamplona, 1980), representante de Amedna (Asociación de Mujeres Empresarias y Directivas de Navarra) las menciona para explicar por qué surgió Sanfermines en Igualdad, una plataforma que agrupa a diversas asociaciones y cargos del Ayuntamiento y que durante los dos últimos años ha planteado acciones para evitar este tipo de situaciones. Ahora el símbolo contra las agresiones sexistas se ha vuelto habitual en el programa festivo pero ¿se pueden evitar estos abusos solo con campañas? ¿Falta concienciación? Eguíluz explica su opinión sobre los pasos realizados y los que quedan por dar.

Las agresiones sexistas se han vuelto en un tema recurrente al hablar de los sanfermines. Ahora, para intentar evitarlas. ¿Se ha logrado aumentar la concienciación sobre este tema?

Hace dos años, aquellas imágenes aparecieron en todos los medios de comunicación, y esto tuvo una repercusión global. Pero no es que este tipo de situaciones no hubieran existido durante los sanfermines, porque siempre las ha habido en mayor o menor intensidad. La diferencia es que ahora había imágenes y la gente comentaba Fíjate lo que está pasando en Pamplona. Pero esto ocurre en las fiestas en las que se mezcla la masa, el alcohol y otro tipo de drogas.

¿Esto es un ejemplo de la impunidad que se siente al ser parte de la masa?

Parece que todo lo cubre. Es cuando aparecen unos comportamientos casi de jungla y depredadores, amparados en el grupo y en el todo vale, pero el alcohol no justifica ningún tipo de violencia. Estamos ante una situación de género y, aunque haya hombres que lo rechazan, también hay quien mira para otro lado. Y hablamos desde los piropos a los comentarios, a que no te dejen en paz… esas pueden ser agresiones sexistas de baja intensidad, pero lo son, porque no permiten a las mujeres estar libremente durante las fiestas.

¿Le preocupa cómo a veces se justifican este tipo de imágenes? Por una sonrisa de una chica, comentarios sobre cómo va vestida…

Lo que, ante todo, es incorrecto es culpabilizar a la víctima y justificar al agresor, diciendo que esto son las fiestas, que ella se levanta la camiseta… El foco debe ponerse en quién ejerce la violencia sexista.

Si ya se conocían este tipo de situaciones y ahora se reacciona por aquellas imágenes en los medios, ¿entonces solo se actúa por imagen?

No. Muchos grupos feministas llevaban trabajando en esto muchísimos años, pero sí que es cierto que las imágenes han dado un toque de atención a las instituciones: han visto que hay que atajar esta forma de vivir la fiesta, que no es buena para la ciudad ni para nadie.

Se ha advertido mucho de los últimos años, desde distintos ámbitos (incluido el propio Consistorio), de cómo a los sanfermines se asocian a una imagen de exceso, y se habla de Pamplona como la ciudad sin ley, entre el 6 y el 14 de julio.

Hay que preguntarse en qué estamos convirtiendo la fiesta, con espacios que no son seguros para las personas. Por eso debemos conseguir esa concienciación y que la ciudadanía se involucre.

Es importante usar símbolos porque así la gente se posiciona, es consciente de que hay un problema y lo hace visible

Ha mencionado la concienciación. El año pasado, por ejemplo, hubo colectivos como Andrea o Mujeres Progresistas de Navarra que echaron en falta que no hubiera habido acciones a lo largo de todo el año, y que las medidas se anunciaran a veinte días de los festejos.

El año pasado fue el primer año y hablamos de un grupo de participación ciudadana, que maneja muchas propuestas. Esta vez creo que sí hemos conseguido trabajar más en la prevención, porque la propia ciudadanía lo reclamaba.

El Ayuntamiento ha anunciado el reparto de banderolas con el símbolo contra las agresiones sexistas. ¿Esta problemática se lucha con símbolos?

Es importante usar símbolos porque así la gente se posiciona, es consciente de que hay un problema y lo hace visible.

También habrá un seguimiento especial de la Policía Municipal para perseguir estos abusos durante el Chupinazo. ¿Una alerta así sirve para cambiar conductas?

Creo que se trata de destinar recursos a lo que es verdaderamente importante, en este caso recursos policiales. Si vemos agresiones, hay que atajarlas. Es verdad que pueden seguir produciéndose, pero al menos tendrán su respuesta. Y quien agrede no quedará impune. Así que, probablemente, al año siguiente habrá menos.

Una de las medidas novedosas que se ha anunciado, tras la reclamación del colectivo Lunes Lilas, es que la fachada consistorial se iluminará de morado durante la noche del 7 de julio, para así recordar a Nagore Laffage [este día 5 también se ha anunciado una concentración en la plaza del Castillo]. ¿Qué le parece la iniciativa?

La memoria de Nagore Laffage no ha tenido la repercusión que debería haber tenido, porque quizá solo fue así en Navarra. Por eso, recordar lo que sucedió me parece importante.