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EL FEMINISMO NECESARIO: ¿CAMBIOS Y REFORMAS O UNA NUEVA CONTRARREFORMA? por Arantza Campos Rubio

Lunes 23 de abril de 2012

EArantza Campos Rubio. Profesora de la Facultad de Derecho de la UPV/EHU

14 de abril de 2012

Estábamos convencidas de que para alcanzar la igualdad nos faltaban mucho camino por recorrer, leyes existentes que modificar y/o desarrollar y otras muchas nuevas por hacer. Estábamos absortas en esas tareas cuando nos hemos encontrado una vez más con la cruda realidad. No pensábamos que tan pronto y tan rápido íbamos a asistir al desmantelamiento de lo poco que a lo largo de muchos años nos ha costado tanto conseguir.

Dicen que son reformas, que son por nuestro bien, pero más de una pensamos que todas sus propuestas legales constituyen una enmienda a la totalidad. Cuando pensábamos que por fin había llegado el momento de un nuevo contrato social, el de la democracia paritaria, nos encontramos más que con una reforma, en sentido progresista, con una gran contrarreforma. No quiero ser alarmista, sencillamente realista.

Es cierto que no es la primera vez que por estos lares la derecha en el poder se dedica a llevar adelante una contrarreforma, pero nuestra pregunta es ¿hasta dónde va a llegar? ¿Hasta qué año vamos a retroceder? Podríamos sentirnos relativamente tranquilas si fuera una cuestión exclusiva de la derecha pero parece que la izquierda instalada en el poder tampoco se queda atrás. Nuestra sociedad y sus representantes asisten calladamente al desmantelamiento sistemático de todo tipo de organismos de igualdad, al recorte o desaparición sistemática de espacios, recursos…, para la obtención de la igualdad de mujeres y hombres, apenas nos dejan oír la protesta enérgica del movimiento feminista. Estamos en un momento crítico, todos los feminismos (social, político, académico, institucional…) deberíamos plantearnos la siguiente cuestión ¿Cuál es la forma más adecuada de actuación para poder construir un muro de contención ante la sustracción y pérdida de derechos que estamos viviendo las mujeres?

Veamos qué está pasando con los derechos políticos de las mujeres y los pequeños avances que introducían las leyes de igualdad aprobadas hasta el momento para mejorar la presencia de éstas en los órganos de representación política. ¡Las cifras no pueden ser más decepcionantes! No sólo es que la paridad no sea una realidad, sino lo que es peor, parece que lograr una representación paritaria fuera un capricho intrascendente propio de otras épocas. Pero yo me pregunto: ¿cómo vamos a lograr que en la agenda política estén presentes los intereses de las mujeres si las mujeres no estamos en los lugares donde se toman las decisiones? ¿Quiénes están liderando las propuestas de contrarreforma legislativa que restringen los derechos de las mujeres?

Retroceder a 1985

Si nos fijamos en los derechos sexuales y reproductivos la cosa está peor si cabe. El nuevo Gobierno no ha tardado mucho en anunciar sus nuevas iniciativas de contrarreforma legislativa. En esta materia y sin esperar a que el Tribunal Constitucional se pronuncie sobre la cuestión de inconstitucionalidad que su partido promovió contra la LO 2/2010, aprobada por el anterior legislativo, el nuevo ministro de Justicia anuncia la “reforma” del delito de aborto con consentimiento de la mujer. El ministro aspira volver a la situación en la que nos encontrábamos en 1985, quiere convertir en criminales a aquellas mujeres que decidan no llevar adelante su embarazo y a las personas profesionales que les ayuden en su pretensión. La contrarreforma que supone volver a 1985, tal y como plantea el ministro, además de una hipocresía, supone uno de los ataques más relevantes a la libertad de las mujeres gestantes a no ser madres. ¿Qué es lo que pretende el ministro? No creo que el bien de las mujeres, ni la defensa de sus derechos, me temo que lo que pretende con esta iniciativa de contrarreforma es satisfacer a los sectores más integristas de una institución antidemocrática y sexista comola Iglesia católica, que como bien sabemos excluye y prohíbe expresamente la presencia de mujeres en todos sus órganos y puestos de representación y decisión.

Por otra parte y en lo que se refiere al derecho de las mujeres a vivir una vida sin violencia, estábamos logrando que el Estado y su Gobierno lo introdujera en su agenda de prioridades, y ¿qué nos encontramos en la actualidad?. En esta cuestión no quiero referirme al grave recorte de recursos materiales y humanos que se está produciendo en otras comunidades autónomas con gobiernos poco sensibles a la igualdad de mujeres y hombres y que ponen en cuestión la propia existencia de dicho derecho.

Todo para las mujeres pero sin las mujeres

En esta ocasión quiero referirme a lo que nos ha enseñado y lo que debemos aprender de lo que recientemente acaba de suceder en nuestra propia comunidad autónoma. Me refiero a la presentación y posterior suspensión por parte del GV del proyecto de Ley de Atención y Recuperación Integral de las Víctimas de la Violencia contra las Mujeres[1]. Los gobiernos no deberían regirse sólo por máximas que limitan la participación política de la ciudadanía, máximas tales como todo para las mujeres pero sin las mujeres. La demanda de la ciudadanía en general y de las mujeres en particular de participar en la vida democrática de más formas que concurriendo a las urnas cada cuatro años, nos ha enseñado en esta ocasión que el adecuado tratamiento legal de la violencia contra las mujeres y su derecho a vivir sin violencia machista requiere de un debate público, ágil, participativo, de muchos sectores de la sociedad entre los que se encuentran las organizaciones de mujeres y el MF que llevan trabajando muchos años en esta problemática y que tienen mucho que aportar a la redacción de una ley de esa trascendencia para todas las mujeres.

Y para terminar, hay que señalar que la reciente contrarreforma laboral y los recortes presupuestarios de todo tipo en prestaciones sociales además de ahondar en la desigualdad de mujeres y hombres ponen también en cuestión el derecho de las mujeres a una maternidad libre y responsable y la igualdad de oportunidades en el derecho al acceso a un puesto de trabajo remunerado. Si aumenta el desempleo, si bajan los salarios, si los servicios públicos desaparecen, si no se apoya a las familias ¿quién se atreverá a tener hijos? ¿quién va a realizar todo ese trabajo necesario y no pagado? Algunos responsables políticos conservadores señalan la “buena dirección”, y ésta ni tan siquiera es la que señala la conciliación de la vida laboral y familiar de las mujeres en vez de la corresponsabilidad de mujeres y hombres en el cuidado de las criaturas y, por lo tanto, de iguales derechos y permisos laborales de maternidad-paternidad, sino que ya directamente afirman que la “buena dirección” es la vuelta de las mujeres al hogar para dedicarse al cuidado de la prole. Eso sí, con coste 0 para los mercados y para los Estados. Esperemos que por lo menos tenga algún coste político y social.


[1] Este proyecto de Ley se sometió a audiencia pública en octubre de 2011 bajo el nombre de Anteproyecto de Ley de Prevención de la Violencia Machista contra las Mujeres y de Atención y Recuperación Integral de sus Víctimas.

Fte. Emakunde

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