Xarxa Feminista PV

Charla con Yolanda Domínguez

Viernes 14 de febrero de 2014

“Es más sensible quien hace crítica social que quien pinta flores”

Yolanda Domínguez ideó una iniciativa para que las mujeres ‘registren’ sus cuerpos

El proyecto simbólico surgió para protestar contra la reforma de la ley del aborto

María R. Sahuquillo Madrid 12 FEB 2014 El País

Las imágenes de su última obra visual circulan ya por decenas en la Red. Fotografías y vídeos que muestran a grupos de mujeres que alzan una solicitud impresa para inscribir sus cuerpos en el Registro Mercantil, como un bien de su propiedad. Desde el principio aparenta ser una escena poco casual. Pero no se trata de una forma de reivindicación a secas. Yolanda Domínguez, su creadora, explica que la simbólica acción, ideada para protestar contra la reforma de la ley del aborto, buscaba crear una determinada imagen en la retina del espectador: la de aquellas mujeres registrando sus cuerpos. Domínguez (Madrid, 1977) es artista visual y se dedica a eso: prepara acciones colectivas o genera situaciones inquietantes con las que busca impactar al espectador e implicarle en la propuesta. “Son actividades de denuncia social. El arte es un espacio perfecto de denuncia. Y para hablar de lo que no se puede hablar”, incide.

Y en este caso, Domínguez —que introduce en muchas de sus acciones la temática de género y la crítica hacia los estereotipos que encorsetan a la mujer— ideó esa acción para representar la reconquista de las mujeres de su propio cuerpo: "Hace mucho que nuestro cuerpo no nos pertenece. Pero esto ya es la gota que colma el vaso. El anteproyecto de ley del aborto restringe la capacidad de las mujeres de decidir sobre nuestro cuerpo y nuestra maternidad".

Habla de su arte como una forma de crítica social arrebujada en el sofá de un café cerca de su casa, en el barrio de Chueca. "La tarta de zanahoria tiene fama", aconseja con una sonrisa. Estudió Bellas Artes, con un corto paso previo por Empresariales. Ese no era su sitio. Tampoco se sentía cómoda con sus primeras obras. O más bien con lo que suponían. Comenzó pintando cuadros. “Y no los vendía mal. La gente me los compraba para sus salones. Alguna vez incluso me preguntaron si podía variar los colores... ¡Eso no era crear, era decorar! No me servía para comunicar", explica. "Los artistas somos seres sensibles y tiene más sensibilidad alguien que hace crítica social que quien se dedica a pintar flores. Y lo siento por Murakami", se ríe.

Trató de buscar lenguajes artísticos en los que se sintiera a gusto. Así, empezó con el arte de acción. Y a difundir sus creaciones, sobre todo, en la Red. "Quiero llegar a todo el mundo. Mi fotografía es para que otros las hagan, o para que circule por las redes. Me encanta el carácter colectivo del arte; antes eran actos sociales, pero el capitalismo lo ha enclaustrado. Entras en una galería y parece que te tienes que santiguar. A mí me gusta generar experiencias porque ya tenemos muchos objetos".

Algunas de esas acciones visuales o livings, que buscan la participación además de una crítica original, han tenido mucho éxito. Como Poses, en 2011, cuando situó a mujeres en posturas extrañas en la calle para parodiar las imágenes poco naturales de las modelos. Los vídeos de esas escenas —ejemplo: una mujer paralizada con un bolso en la cabeza— se han reproducido más de 800.000 veces en YouTube. "¡Lo mejor es que todavía me siguen llegando versiones caseras de Poses de todo el mundo!", se ríe.

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